Fue un debate largo y en general tranquilo.
Las conclusiones del debate a MinDefensa más allá de que tiene los votos y le tocó pedir perdón
Foto: Prensa Cámara
El primer debate de moción de censura contra el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, duró 11 horas en la plenaria de la Cámara, incluyendo unas 3 horas del Ministro y 19 citantes, y terminó con Trujillo pidiendo perdón en reacción a una decisión que sacó durante el debate el Tribunal de Bogotá, haciendo la salvedad de que ya lo había hecho.
El debate fue tranquilo excepto cuando el conservador cesarense Ape Cuello señaló a los citantes de ser cómplices de los delitos de las extintas Farc, como pueden leer, junto con los demás detalles, en nuestro tuiterazo en vivo.
Lo que sigue es que la plenaria de la Cámara votará la moción el martes y si no pasa nada extraordinario Trujillo saldrá adelante, aunque en paralelo arranca otra moción en el Senado.
Más allá de eso, estas son las cosas que quedaron claras:
Se mostró de nuevo el poder de una tutela
El debate quedó enmarcado por un proceso judicial: la tutela que falló hace dos semanas la Sala Civil de la Corte Suprema, que obligó entre otras cosas a Trujillo a pedir disculpas por los abusos de fuerza de los uniformados, y especialmente del Esmad en las manifestaciones del paro nacional del año pasado.
Primero, en la primera intervención de las 11 horas Ángela María Robledo dijo que Trujillo fue arrogante y negligente porque, a su juicio, no había acatado el fallo.
Luego, fue el primer tema de la intervención del Ministro después de su saludo y su defensa a su jefe, Iván Duque: alegó que sí lo había cumplido a pesar de que fue evidente que no lo acató lealmente, como explicamos en su momento.
Después de que varios intervinientes mencionaron esa discusión, llegó uno de los momentos cumbre: casi al final del debate Robledo contó que el Tribunal Superior de Bogotá zanjó la discusión pues determinó que Trujillo no había cumplido esa orden de la tutela “en forma estricta” y le dio un día para hacerlo.
Y al cierre del debate, con otra intervención de Trujillo, dijo que reiteraba el perdón genérico que ya había pedido (y que para el Tribunal no cumplía estrictamente con la orden de la tutela) pero incluyó una frase nueva: exactamente la que está resaltada en el auto del Tribunal y que dice que también lo pide:
“por los excesos de la fuerza pública en especial, aquéllos cometidos por los Escuadrones Móviles Antidisturbios de la Policía Nacional– ESMAD- durante las protestas desarrolladas en el país a partir del 21 de noviembre de 2019".
Nadie se mete con la fuerza pública
Desde que arrancó el debate los citantes aclararon que este no era contra los uniformados sino contra el Ministro. De hecho así arrancó Ángela María Robledo, la primera citante en intervenir; y Luis Alberto Albán, de Farc, incluso criticó que en el Capitolio estuviera la cúpula militar porque el debate no era contra ellos; y David Racero, de Decentes dijo que nunca dijeron que la fuerza pública “sea mala”.
Sin embargo, algunos de los defensores del Ministro argumentaron que esto era un ataque a la fuerza pública y que buscaba estigmatizarla. Por ejemplo, el representante uribista por Bogotá, Juan Manuel Daza, dijo “dijeron mentiras con tal de deslegitimar el trabajo de nuestros héroes", y el conservador cesarense Ape Cuello dijo que los citantes estaban estigmatizando “a la mejor policía de América”.
El picante lo puso la paz
El presidente del directorio conservador, el cesarense Ape Cuello, intervino hacia las 5:15 de la tarde desde fuera del Capitolio, cuando habían pasado ya más de 6 horas de debate tranquilo e incluso aburrido. Eso lo cambió él al referirse a las Farc y la confesión del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, recordando que él estudio en la Universidad Sergio Arboleda, de la que Gómez fue fundador.
Cuello no se limitó a lamentar su muerte sino que pasó a meter en el mismo saco a todos los citantes: “yo me pregunto si son todos ustedes, citantes a este debate, cómplices también, cobardes asesinos, de Álvaro Gómez Hurtado”. También los tildó de “anarquistas”, “de haber cambiado las armas por los megáfonos” y de “llevar el terrorismo a las calles”, entre otras cosas.
Esto llevó a que recibiera varias réplicas en la que algunos, como María José Pizarro, le pidieron respeto, y algunos lo atacaron de vuelta, como la representante verde por Bogotá Katherine Miranda, que le recordó que fue investigado por parapolítica, o el polista Jorge Gómez Gallego, que se refirió a su hermano Manuel (condenado por haber entregado notarías para asegurar la reelección de Álvaro Uribe, como su Superintendente de Notariado).
A la oposición le cuesta organizarse
“No nos pusimos de acuerdo para dividirnos los temas del debate”, le dijo a La Silla una fuente de los citantes fuera de los micrófonos, para no meterse en líos; otra dijo “es que la oposición es un desorden”.
Eso fue evidente porque las 19 intervenciones no estaban hiladas u organizadas.
Por eso, varios repitieron argumentos como que Trujillo no acató la tutela de la Corte Suprema que le ordenó pedir perdón o que la fuerza pública cometió abusos en las protestas del mes pasado; porque algunos como la representante verde por Bogotá, Katherine Miranda recordaron errores del anterior Ministro, Guillermo Botero, cuando no era el citado; y porque mientras Inti Asprilla dijo que el debate era por la muerte de Dilan Cruz, David Racero se refirió a los malos resultados en seguridad que mostramos ayer en La Silla.
Además, solo 2 de los 19 citantes, la verde Juanita Gobertus y David Racero de Los Decentes, sustentaron sus críticas con cifras o documentos.
Trujillo no inflama pasiones
Aunque varios citantes como el verde Mauricio Toro repitieron que Trujillo es un “Ministro candidato”, y a pesar de que muy seguramente tratará de ser candidato del uribismo a la presidencia, su tono fue suave y arrancó diciendo que le alegra la moción como un acto democrático.
Durante casi todas las tres horas de su intervención se centró en defender su gestión, dijo que el hurto, el secuestro y las hectáreas de coca han disminuido, aunque no mencionó que la cantidad de cocaína exportada aumentó ni respondió a todos los datos de Goebertus y Racero.
Incluso los citantes reconocieron su respuesta, como cuando el liberal Juan Carlos Losada dijo “respondió con altura y con respeto”.
La contracara de eso es que un candidato que no mueve emociones la tiene más difícil en una encuesta o consulta interna de un partido, y es probable que Trujillo termine compitiendo por la nominación uribista con otros interesados.
Se reiteró que no hay votos para tumbar a Trujillo
Antes del debate ni los liberales ni Cambio Radical habían anunciado formalmente si iban a apoyar o no la moción, aunque, como explicamos hace una semana, es improbable que votaran contra Trujillo.
Y eso quedó claro porque los cuatro que hablaron de Cambio (los charistas Modesto Aguilera, César Lorduy y José Amar, y José Luis Pinedo) lo defendieron, mientras dos liberales fueron ambiguos (Carlos Ardila de Putumayo y el nortesantandereano Alejandro Carlos Chacón), la isleña Elizabeth Jay Pang lo defendió, y solo el bogotano Juan Carlos Losada, quien era citante a título personal, pidió abiertamente su renuncia y citó la carta que escribió el expresidente César Gaviria contra el Ministro.
El Presidente de la Cámara demostró independencia
El conservador Germán Blanco fue meticuloso en que el tiempo para todos fuera el mismo y evitar problemas que pudieran golpear a los citantes, como cuando intervino para compensar que una música se superpuso a la intervención de David Racero en la señal de televisión (no de Youtube).
De hecho, los citantes no solo no lo criticaron de estar a favor del Ministro, a pesar de que su bancada fue la primera en apoyar públicamente a Holmes Trujillo, e incluso lo elogiaron algunos de los citantes como María José Pizarro o Juan Carlos Losada.
De entrada citó el debate de moción mucho más rápido que Arturo Char en el Senado, algo que agradeció la oposición.
Es usual que un presidente gobiernista choque con la oposición porque rara vez pone de primero en el orden del día sus proyectos o les hace “jugaditas” como la del uribista Ernesto Macías al sacar al presidente Iván Duque de una instalación del Congreso para que no estuviera presente cuando debía replicar la oposición.