Lo que dejaron las presidenciales en Bogotá y Cundinamarca

Silla Cachaca

Gustavo Petro, Enrique Peñalosa, Jorge Rey e Iván Duque

Peñalosa podrá continuar con el metro elevado, la centroizquierda arranca fortalecida para la Alcaldía y la Sabana de Bogotá empezó a dar muestras de ruptura con los partidos tradicionales.

Terminado el año electoral, estas son tres grandes conclusiones sobre lo que dejó este proceso para Bogotá y Cundinamarca.

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Peñalosa salva su agenda, pero no se libra de Petro

La elección de Iván Duque implica que el alcalde Enrique Peñalosa podrá continuar con su proyecto de metro elevado sin que el nuevo Presidente meta mano, al contrario de lo que pretendía Petro: no girarle recursos al Distrito para insistir en que Alcalde continuara con el proyecto de metro subterráneo suspendido en 2015 por petición del propio Peñalosa.

Eso, y las tres troncales de Transmilenio por las avenidas 68, Boyacá y Cali, cuya financiación de la Nación está ligada a la del metro, era lo que estaba en juego para Bogotá en estas elecciones, como contamos en La Silla Cachaca, era lo que estaba en juego para los planes de movilidad de Peñalosa en estas elecciones, y con Duque se garantiza que continúen.

De ahí la satisfacción del Alcalde y su equipo con los resultados del domingo:

Sobre todo, Peñalosa contará con un gobierno con el que probablemente podrá coordinar fluidamente otros temas, como el incremento de pie de fuerza de la Policía, que está en manos de Duque.

Con Petro esa coordinación seguramente hubiera sido muy difícil porque son enemigos políticos y tienen visiones muy distintas sobre la ciudad.

Lo que sí puede ocurrir es que Petro use el hecho político de haber ganado en Bogotá con 1,8 millones de votos para legitimar aún más su oposición a la agenda de Peñalosa, y que su voz sirva para catalizar más movilizaciones, ya no sólo en contra del Transmilenio por la Séptima, por ejemplo, sino en contra del metro elevado y de la urbanización dentro de la Reserva Van der Hammen, que es otro punto en el que él pretendía meterse como Presidente.

Será un ruido político que moleste a Peñalosa hasta el final de su mandato, más allá de que éste le ponga atención.

 
2

La centroizquierda arranca mejor posicionada que la centroderecha para la Alcaldía

Los buenos resultados de la centroizquierda en las legislativas y presidenciales dejan a los futuros candidatos a la Alcaldía de Bogotá de ese espectro político con un capital importante para explotar el año entrante.

Hubo al menos tres hechos políticos relevantes: la victoria de Petro en segunda vuelta por 13 puntos sobre Duque; el 1-2 que hicieron Fajardo y Petro en primera; y los 930 mil votos que sacaron en conjunto los verdes, los decentes y el Polo para Senado en Bogotá (el doble del Centro Democrático, cinco veces más que Cambio Radical y seis veces lo que sacó el liberalismo).

Es muy probable que la Coalición Colombia (Alianza Verde y Polo) presente candidato propio, y desde el año pasado suenan los nombres de Antonio Navarro y Claudia López, de los verdes. Del Polo aún no suena nadie.

El domingo, por otra parte, cuando Petro anunció que no se lanzará de nuevo a la Alcaldía, sus seguidores corearon el nombre de su fórmula vicepresidencial, Ángela María Robledo, para que ella se lance. Algunos otros mencionaron al concejal de Progresistas Hollman Morris.

Lo que está por verse es si la Coalición Colombia (Coco) hará una alianza con el petrismo, pues al menos en las presidenciales eso no ocurrió, con el argumento de que eran un proyecto de centro y no se se identificaban con las ideas de la izquierda de Petro. Además, por las diferencias ideológicas de Sergio Fajardo y políticas de Jorge Robledo con el exalcalde de izquierda.

Sin embargo, la muestra de que eso puede ocurrir para la Alcaldía es que Claudia López, la otra líder de la Coco, sí respaldó a Petro en segunda vuelta, y él podría retribuir ese gesto en 2019 porque sabe que así la puede ayudar a ganar y porque en caso de que eso ocurra fortalecería su candidatura presidencial para 2022.

La derecha, por su parte, se debilitó.

Aunque el Centro Democrático sacó la primera votación para la Cámara en Bogotá y la segunda para Senado, Duque quedó de tercero en primera vuelta y perdió en segunda.

La U desaparecerá de la Cámara en Bogotá, el Partido Liberal pasó de tres a una curul y Cambio Radical sólo obtuvo dos de las cuatro a las que le apuntaba.

Los posibles aspirantes de este espectro ideológico, como Francisco Santos y Diego Molano, del Centro Democrático, o David Luna y Carlos Fernando Galán, que son de centroderecha y es posible que si se lanzan lo hagan por firmas, tendrán la tarea de quitarle votantes de centro a la centroizquierda para hacer viables sus candidaturas.

 
3

En Cundinamarca, el voto alternativo comienza a colarse por la Sabana

Aunque Duque ganó en Cundinamarca, algo que era previsible, Gustavo Petro también puede celebrar: ganó en 10 municipios en la segunda vuelta, reteniendo la mayoría de los 14 municipios en los que había ganado el voto alternativo (Fajardo o Petro) en primera, todos estos de la Sabana de Bogotá.

Repitió victoria en Pasca (obtuvo un 54,7% de los votos), Soacha (57,2%) y Cabrera (64,4%).

De los 12 municipios donde ganó Fajardo en la primera vuelta, Petro ganó en la mitad: Funza (48,8%), Mosquera (48,8%), Suesca (53,7%), Sopó (56,3%), Tocancipá (57%) y Zipaquirá (61,6%).

En promedio, en esos municipios Petro le sacó 14 puntos a Duque. Eso contrasta con que en los otros seis municipios en los que ganó Fajardo en primera vuelta (La Calera, Madrid, Facatativá, Cajicá, Chía y Ubaté) y en segunda lo hizo el candidato uribista, éste le sacó a Petro, en promedio, 8 puntos. Es decir: la diferencia tendió a ser más amplia en los municipios en los que remontó Petro que en los que remontó Duque.

La victoria en Funza y Mosquera, aunque fue estrecha (apenas le sacó 3,4 puntos porcentuales a Duque en ambos municipios) es particularmente simbólica porque son municipios donde la maquinaria del gobernador Jorge Rey es particularmente fuerte. De hecho, Rey nació en Funza, mientras Mosquera es el municipios de Nicolás García, el exalcalde que salió del gabinete de Rey para dirigir la campaña de Vargas Lleras en Cundinamarca y que luego volcó a ese grupo político para que se moviera por Duque.

Petro, además, le arrebató a Duque el municipio de Gachancipá con el 48,6% de los votos, sacándole una estrecha diferencia del 3,1%.

En todos esos municipios donde ganó, sacó 127.815 votos, que equivale al 28,2% de lo que sacó en todo el departamento. Es decir: allí sacó casi 3 de cada 10 votos.

Aunque las dos campañas lograron convencer a los votantes de Fajardo, el hecho de que en la mitad de los municipios donde ganó Fajardo hubieran quedado en manos de Petro y no se hubieran volteado en segunda vuelta a Duque muestra una tendencia al fortalecimiento de los sectores menos tradicionales en la Sabana.

El comportamiento de ese voto opinión, a su vez, se parece al de Bogotá, donde Fajardo y Petro ganaron en primera y segunda, respectivamente.

El reto para los partidos de oposición del nuevo gobierno será consolidar este crecimiento de cara a las elecciones regionales del 2019, en las que las maquinarias de partidos como Cambio Radical y La U prenden motores con mucha más fuerza que la que mostraron en estas elecciones de carácter nacional.

 
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