La desmovilización del jefe de la disidencia del frente 14 de las Farc muestra que los guerrilleros que se le rebelaron al proceso de paz pueden terminar acorralados.
Lo que muestra la entrega de alias ‘Mojoso’
La entrega la semana pasada de ‘alias Mojoso’, el comandante de la disidencia del Frente 14 de las Farc, muestra que los guerrilleros que se le rebelaron al proceso de paz y se mueven por las regiones históricas de las Farc pueden terminar acorralados. También que si el Gobierno quiere acabar con las disidencias, tiene que empezar por ganarse a las comunidades donde hay coca.
La entrega
Por ahora, lo que se sabe de la entrega de Carlos Carvajal, alias ´Mojoso’, es que un helicóptero del Ejército lo recogió en Cartagena del Chairá el viernes pasado y que es el primer disidente de las Farc desde que se hizo el acuerdo en entrar al programa de Atención Humanitaria para Desmovilizados del Gobierno, que coordina el ministerio de Defensa.
Eso básicamente significa que ‘Mojoso’ va a permanecer durante unos tres meses (es el tiempo que calcula la inteligencia militar para conseguir la mayor cantidad de datos) en una guarnición militar en la que le harán extensos interrogatorios sobre su historia en la guerrilla, los hombres y mujeres que comandó desde que se declaró en disidencia en diciembre del año pasado y toda la información que pueda ayudar a conocer mejor por dentro a las Farc.
Luego de eso, entra como cualquier otro guerrillero del Eln o del Epl que hoy se desmovilice, a la ruta de la Agencia Nacional para la Reintegración, ACR y si tiene que responder por algún delito, lo hará ante un juez ordinario y no ante la Jurisdicción Especial de Paz.
Las razones por las que se entregó son inciertas.
La versión de El Tiempo es que a raíz de los ataques de las Farc a sus guerrilleros, él se quedó solo con ocho hombres y no logró contactar a la facción del frente 1ro de las Farc para unirseles.
Pero eso no lo ha confirmado el Ejército.
La Silla intentó verificar con dos fuentes (una del Mecanismo de Monitoreo y Verificación de Caquetá y la fuente conocedora de la región que vive en Florencia) cuantos guerrilleros puede llegar a tener la disidencia del 14 sin contar a Mojoso. El del Mecanismo nos dijo que el estimado es que máximo unas veinte personas estaban con el disidente. La otra fuente nos habló de sesenta.
Lo que muestra
Sea cual sea la razón por la que lo hizo, la entrega de ‘Mojoso’ muestra varias cosas.
La primera es que las Farc están concentradas en aplacar a las ruedas sueltas del proceso, y el Ejército también.
Mojoso estaba acorralado desde principios de este año porque las Farc lo venían persiguiendo desde que se apartó del proceso. Como para ese entonces los guerrilleros del Bloque Sur estaban en camino a concentrarse en las zonas veredales, la fuente de Florencia nos dijo que a través de un grupo de “milicianos élite”, las Farc siguió persiguiendo a las disidencias.
Además, también lo venían siguiendo las tropas de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega del Ejército, que viene intensificando sus operaciones en Caquetá, Meta y Guaviare, para perseguir no solo a la disidencia de Mojoso, sino también la de los frentes Primero, Séptimo y Cuarenta, según dijo el general Jorge Humberto Jerez, comandante de la unidad militar.
El 20 de enero, la Defensoría del Pueblo de Caquetá sacó un comunicado en el que alertaban que miembros de la columna móvil Teófilo Forero de las Farc estaban persiguiendo a los guerrilleros de la disidencia del frente 14, liderado por Mojoso, en ocho veredas de San Vicente del Caguán y cuatro de Cartagena del Chairá.
Concretamente, la Defensoría tenía información de que hombres de la Teófilo atacaron una finca de la vereda Tailandia en San Vicente del Caguán en la que estaba Mojoso, cuatro hombres más de la disidencia y una mujer que fue la única que murió. Los demás se escaparon.
Desde ese episodio, ni la Defensoría ni el Mecanismo de Monitoreo y Verificación de Caquetá volvieron a recibir denuncias.
“La información que conseguimos en ese momento aparte de los ataques era que Mojoso y su frente estaban amenazando a la gente en esas veredas. Desde entonces, nosotros sacamos el comunicado y el tema se calmó. No volvimos a recibir denuncias”, dijo a La Silla Jesús Prado, jefe de prensa de la Defensoría de Caquetá.
Lo segundo que muestra su entrega es que para disidencias como la del Frente 1ro que está entre Caquetá, Guaviare y Vaupés, departamentos de presencia histórica de las Farc donde la guerrilla tiene base social e informantes regados, no pueden sobrevivir solo a punta de extorsiones. Necesitan del oxígeno de la coca.
Una fuente conocedora de Caquetá dijo a La Silla que él ha hablado con ganaderos de Cartagena del Chairá que dicen que la disidencia de Mojoso les siguió cobrando vacuna.
Su talón de Aquiles era que no era el que coordinaba el negocio de la coca en el frente 14 a diferencia de Gentil Duarte, que hoy comanda la disidencia del Frente 1ro o de Jhon 40. El negocio de la coca del Bloque Sur, al que pertenecía el Frente 14, la manejaba alias ‘Orlando Porcelana’, que está en una zona de concentración.
Así que sin tener mayor información sobre el negocio de la coca, ‘Mojoso’ se dedicó a extorsionar.
Prueba de eso es que, como lo mostramos,San Vicente del Caguán es uno de los municipios donde más ha subido la extorsión y cuando hicimos esa historia en enero, las fuentes en terreno le atribuían esa alza precisamente a la disidencia del 14.
Y lo tercero que muestra la entrega de Mojoso es que si el Gobierno quiere combatir las disidencias que quedan, lo primero que tiene que hacer, como le decía a La Silla la fuente de Caquetá “es ganarse a los cocaleros. Ellos son finalmente los que deciden si protegen o no a las disidencias”.
Los cocaleros son una de las bases sociales tradicionales de las Farc y si el Gobierno logra cerrar acuerdos de sustitución voluntaria con ellos en las regiones, no solo se reduciría el número de hectáreas cultivadas (que están disparadas y según la más reciente cifra de la Oficina de Política Nacional para el control de drogas de Estados Unidos alcanzó la cifra récord de 188 mil hectáreas).
También se le acabaría parte del oxígeno a las disidencias.
Por ejemplo, si el Gobierno logra acuerdos de sustitución voluntaria en lugares como Caquetá, Guaviare o Vaupés, los cocaleros no van a tener un incentivo para venderle la hoja de coca a las disidencias. Pero si en cambio el Gobierno llega a erradicar a la fuerza, sin llegar a ningún acuerdo, los cultivadores tendrían el incentivo contrario: venderle la hoja de coca a las disidencias.
“Para quitarle el oxígeno a las disidencias, el Estado tendría que tener una estrategia integral que no tenga como única apuesta arrancar las matas de coca”, dijo a La Silla Juan Carlos Garzón, experto en drogas de la Fundación Ideas para la Paz.
O sea que con la solución al tema de la coca mataría dos pájaros de un tiro. Solo que es el tiro más difícil.