El episodio dejó en evidencia varias cosas sobre el talante del Alcalde de Bucaramanga para gobernar y lo puso en la mira de entes de control ad portas de que inicie un año electoral.
Lo que revela el ataque de ira de Rodolfo Hernández contra el concejal
El alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, ayer mojó prensa por darle una cachetada al concejal John Claro de la ASI, quien en medio de una discusión le pidió explicaciones por negocios de su pasado y la figuración de sus hijos en ellos.
Aunque horas después el mandatario reconoció que su reacción fue errónea y le pidió disculpas al concejal, lo sucedido no sólo reveló varias cosas sobre su talante para gobernar, sino que lo puso en la mira de entes de control justo cuando está a punto de arrancar un año electoral.
Esto es lo que muestra el episodio.
Hernádez no lidia con sus propios fantasmas
El detonante de la furia de Hernández contra el concejal John Claro es una historia de vieja data que tiene que ver con los negocios que sostenía antes de entrar a la arena política.
Específicamente se relaciona con su participación como accionista y directivo con la empresa Entorno Verde SAS, que hace 6 años fue una de las más opcionadas para convertirse en la nueva operadora del nuevo relleno sanitario de Bucaramanga, tras el cierre que fue decretado por un juez del actual y que hoy funciona bajo la figura de urgencia manifiesta.
En medio de la discusión, el Concejal lo que le cuestiona a Hernández es su participación en esa sociedad, que fue denunciada en 2012 por Manolo Azuero, quien hoy es el jefe de Gobernanza de su administración, en su columna de Vanguardia Liberal.
Para ese entonces y hasta 2015, según los registros que están en la Cámara de Comercio de Bucaramanga, en esa empresa fueron accionistas simultáneamente Hernández y otros dos poderosos sobre los que pesan varias sombras en Santander.
El primero es el controvertido excongresista del viejo PIN, Fredy Anaya, quien en las legislativas pasadas eligió con el aval liberal en la curul a su esposa Nubia López. El segundo es el también controvertido empresario Reinaldo Bohórquez, quien tiene una de sus empresas -Rediba- en medio de líos con la Fiscalía por irregularidades en el manejo del relleno sanitario de Barrancabermeja.
Esa sociedad era clave para el entramado político del momento en Bucaramanga porque, tal y como lo denunció Azuero ese año, tanto Hernández como Anaya apoyaron la campaña del entonces alcalde Lucho Bohórquez.
En esa empresa Rodolfo Hernández fue gerente suplente y miembro principal de su junta directiva. Además, uno de sus hijos, Rodolfo José Hernández, fue suplente en la junta.
Su participación, que fue del 10 por ciento, se dio a través de Valores Inmobiliarios HG, empresa que lleva el mismo nombre de la constructora del Alcalde y que es de su propiedad.
Aunque en las actas que están registradas en la Cámara no aparece el momento exacto en el que las empresas de Hernández dejan de figurar, La Silla encontró que por lo menos su participación se mantuvo hasta los primeros meses de 2016, es decir, cuando ya era Alcalde. Luego su porcentaje aparece en manos de Construvicol, empresa de obra pública que también es de propiedad de Reinaldo Bohórquez.
Es decir, el Concejal no le cuestionó a Rodolfo Hernández nada que no fuera cierto, contrario a lo que dijo el Alcalde en medios cuando explicó el por qué de la agresión, y que también replicó en su página de Facebook oficial, en la que señaló que el corporado había “levantando injurias sobre hechos sin ninguna prueba”.
Tiene doble rasero
La conversación sube de tono cuando el Concejal le cuestiona a Hernández que uno de sus hijos integró la junta directiva de Entorno Verde.
A raíz de esa afirmación es que el Alcalde lanza varios insultos, dice que la afirmación es mentirosa y pide que le muestren una “sentencia” sobre las actuaciones de su hijo.
La reacción es muy diciente por tres razones.
La primera porque Rodolfo Hernández, a través de su programa semanal ‘Hable con el Alcalde’ en Facebook, ha acusado en varias ocasiones a diferentes políticos locales de cometer delitos y le ha tocado rectificar por falta de pruebas.
La segunda porque incluso en esa grabación también acusó al concejal de “patrocinar la politiquería y la corrupción”, y sobre eso no presentó pruebas; e incluso en lo que escribió en Facebook para defenderse también aseguró que tenía pruebas de esa afirmación pero no las mostró.
Y la tercera porque aunque desde hace un año estalló el escándalo por el fallido negocio de las basuras con una empresa llamada Vitalogic no ha salido a dar mayores explicaciones.
Eso, pese a que Luis Carlos Hernández, otro de sus hijos, apareció firmando un acuerdo de distribución de la comisión de éxito de ese negocio con la firma a la que se lo iban a adjudicar; y a que su esposa, Socorro Oliveros, ha sido salpicada por presuntamente hacer parte del negocio.
Esto último también es muy diciente en sí mismo porque, por lo que salió a decir en medios, Hernández lo que entendió fue que el concejal le estaba reprochando ese episodio, y por su reacción lo que dejó ver es que no va a responder todas las preguntas que siguen abiertas.
Así que lo que queda claro con su salida, es que el Alcalde opera con doble rasero cuando se trata de enfrentar las denuncias de presunta corrupción que lo salpican.
El comodín no se le agota
Aunque el video que se hizo viral tiene 3 minutos, la grabación completa de la visita del Concejal a la Alcaldía es de 10.
En los primeros cuatro John Claro le reprocha a Hernández lo que él considera un intento de “coaccionar” su voto en la moción de censura que en estos momentos le tramita la bancada de oposición en el Concejo a la Secretaria de Hacienda por el cobro irregular de un impuesto en la ciudad.
Eso porque a través de su programa en Facebook, Hernández le dijo a Claro que si votaba positiva la moción entendería eso como su alianza con la oposición, que es liderada por el liberalismo, partido que eligió a su antecesor Lucho Bohórquez, hoy asegurado por su presunta responsabilidad en hechos de corrupción.
Aunque en la primera parte del video el Concejal le responde que va a votar atendiendo a lo que él considera “la verdad” sobre las actuaciones de la funcionaria, la respuesta de Hernández le dio fue que era un “sinvergüenza” que estaba “con la politiquería”.
Como ha contado La Silla, ese discurso ha sido el comodín del Alcalde desde que se posesionó para responder en todos los debates en los que se le cuestiona por alguna de sus salidas.
Así ha respondido sobre los atrasos en la ejecución de varias de sus promesas claves, los cuestionamientos a su gestión, y también ha sido su bandera para defender a su Secretaria de Hacienda, quien es su funcionaria estrella y terminó en medio del juicio político del Concejo por cobrar irregularmente un impuesto y no haber devuelto el dinero de lo que recaudó a los contribuyentes.
Por ejemplo, en La W aseguró que “ellos están dolidos porque yo no los dejo robar... Ellos son una mafia... Me dejaron $310 mil millones en cuentas por pagar”, argumentos que, aunque en lo que tienen que ver con las cifras son ciertos, no tocan el fondo del debate sobre la actuación de su funcionaria.
Incluso volvió a traer el argumento a colación cuando le preguntaron si todos los concejales de Bucaramanga eran corruptos, a propósito de las afirmaciones contra Claro, quien no hace parte de la coalición de la oposición, fue uno de los que denunció irregularidades en la administración de Lucho Bohórquez, y a quien le reconoció que no le había pedido puestos en la primera parte del video de la visita.
“La politiquería en Colombia tiene secuestrado al país”, dijo en La W ante esa pregunta.
Por lo que al final evadió el fondo del debate debido a que ni sustentó sus afirmaciones, ni habló del por qué su Secretaria abrió la puerta a un juicio político, ni de sus negocios y la figuración de sus hijos en esa junta.
El teflón le sigue funcionando, pero le dio una nueva munición a la oposición
En los casi tres años que completa de mandato, Rodolfo Hernández ha demostrado que su imagen tiene teflón.
A pesar de los bajos indicadores en la ejecución de sus proyectos claves, o de que su familia terminó metida en un escándalo de corrupción por un contrato que él quería adjudicar, su imagen no se ha visto afectada.
En la última medición de Gallup, se mantuvo en el top de los mandatarios con más favorabilidad al alcanzar 73 por ciento. Esa cifra la ha mantenido relativamente estable durante la mayoría de su mandato.
El golpe al concejal tampoco le afectó la imagen, por lo menos a juzgar por las reacciones en redes sociales.
Al cierre de esta historia había 2.857 comentarios en el post de Facebook en el que su equipo subió el video y la gran mayoría eran de respaldo.
Sin embargo, con el episodio sí le dio nueva munición a la bancada de oposición en el Concejo, que como ha contado La Silla, se ha convertido en el palo en la rueda en el trámite de varios proyectos de acuerdo.
Así que seguramente este será un episodio que utilizarán en adelante para hacerle contrapeso.
Se puso en manos de la Procuraduría en periodo electoral
Dentro de los planes de Claro está instaurar una queja en la Procuraduría para que determine si con la agresión Hernández incurrió en una falta.
Como en este caso hay un video que prueba que sí existió y Hernández no solo lo reconoció, sino que dijo que se había excedido, abrió directamente la puerta a una sanción.
Según le dijeron a La Silla dos abogados expertos en derecho disciplinario, esa falta es considerada como “grave” dentro del Código Disciplinario y tiene una sanción máxima de suspensión en el cargo de un año.
Así que en caso de que la Procuraduría decida sancionarlo, lo haría justo en un año electoral y cuando parte de la expectativa en Bucaramanga está dada en cómo se va a mover políticamente.
Eso tendría dos posibles efectos: que le represente una baja en imagen que golpearía a su potencial heredero (aún no lo ha definido), o que lo victimice y le dé la fuerza electoral suficiente para elegir a un sucesor sobre sus hombros.
Cualquiera que resulte, lo que por ahora queda claro es que Hernández se puso en manos de un ente de control como nunca antes en la recta final de su periodo.