Ayer decenas de miles de personas marcharon contra la explotación minera a gran escala en el páramo. Estas son las cuatro grandes conclusiones que dejó la movilización.
Lo que reveló la marcha por Santurbán
Ayer decenas de miles de personas marcharon en Bucaramanga por la protección del páramo de Santurbán y en contra del proyecto de la minera árabe Minesa, con el que planea extraer durante los próximos 25 años nueve millones de onzas de oro en inmediaciones de ese ecosistema, que es el que surte de agua a 2 millones de habitantes de los dos santanderes.
La movilización coincidió con la redelimitación del páramo que tiene que hacer el Ministerio de Ambiente por orden de la Corte Constitucional, y con el trámite de la licencia ambiental que está pidiendo la minera ante la Anla para que le dé luz verde al proyecto.
Además, se dio dos semanas después de que se filtraran videos de una de las reuniones de personal de la minera, en la que su presidente Santiago Urdinola, dejó en evidencia que las relaciones con la comunidad dentro y fuera del área de influencia del páramo no están dentro de sus prioridades.
Estas son las cuatro conclusiones que deja la movilización.
La defensa de Santurbán sigue tan viva como hace nueve años
Una de las principales preguntas en la previa de la marcha era si la de ayer sería capaz de igualar a la que en 2017 movilizó alrededor de 50 mil personas en contra de la explotación minera en inmediaciones del páramo de Santurbán.
Si bien no hay cifras precisas de cuántas personas marcharon ayer, los cálculos coinciden en que la cantidad de gente que asistió fue superior en varios miles a la de hace año y medio.
Como contamos en nuestro twittezaro, aunque había dos puntos de salida formales -la puerta del Sol y la Universidad Industrial de Santander-, en varios momentos del trayecto, que culminaba en la plaza cívica Luis Carlos Galán Sarmiento, se sumaron diferentes grupos.
El río de gente ocupó al menos 20 cuadras cuando todos los grupos se unieron y paralizó un sector de Bucaramanga completamente por las poco más de dos horas que duró la marcha.
Que eso sucediera es muy diciente porque la agenda de la defensa de Santurbán ya completa nueve años, y aunque ha pasado por varias etapas (la intención de la canadiense Greystar, de Aux y ahora de Minesa), no se ha menguado la oposición a la extracción minera a gran escala en ese páramo.
Aunque en esta última etapa el impulso de la iniciativa ha venido en buena parte del alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, quien se convirtió en una de las caras de la oposición a Minesa, dado que diferentes colectivos que no son ambientalistas, empresarios y hasta iglesias cristianas se sumaron, quedó claro que la oposición es orgánica y realmente nace de los ciudadanos.
Eso de paso mostró que la presión que genera la protección del páramo es tanta que varios de los gobernantes actuales, aún cuando se han mantenido aislados del activismo contra Minesa, emitieron al menos un pronunciamiento a favor de la marcha.
Mientras que el gobernador de Santander, Didier Tavera, declaró tarde cívica en su administración -al igual que en Bucaramanga- ; Jhon Abiud Ramírez, alcalde de Girón, invitó en redes sociales a la movilización; y Danny Ramírez, alcalde de Piedecuesta, envió comitiva.
Varios candidatos estrenaron la bandera de la defensa de Santurbán justo en la previa electoral
Como esta marcha coincidió con la campaña local, uno de los retos que tenía era no convertirse en la plataforma política de ningún sector.
Como contamos en el twitterazo, candidatos y precandidatos de todas las vertientes políticas salieron a marchar y varios lo hicieron con comitivas.
Si bien, algunos han sido activos en la defensa del páramo desde hace varios años como los candidatos a la Gobernación Leonidas Gómez y Emiro Arias, y los aspirantes a la Alcaldía de Bucaramanga: Carlos Sotomonte, Sergio Muñoz, Sergio Prada, Ludwing Mantilla, Jorge Flórez y Fabián Oviedo, otros estrenaron la bandera en la previa electoral.
Por ejemplo, encontramos en la marcha a la diputada Ángela Hernández, famosa por sus declaraciones homofóbicas y hoy precandidata a la Alcaldía de Floridablanca, quien esta vez salió a caminar con su avanzada pese a que en 2017 firmó una carta contra la marcha de ese año por considerar que estaba politizada.
También asistió Jaime Andrés Beltrán, quien viene del Partido Liberal y hoy está recogiendo firmas para buscar la Alcaldía de Bucaramanga, y quien en 2015 habló en el Concejo a favor de la minería responsable en Santurbán, así como contra del uso político de las marchas ambientalistas.
Claudia López, precandidata a la Alcaldía de Bucaramanga que está recogiendo firmas, también salió a caminar, pese que hasta ahora no se había pronunciado sobre Santurbán salvo por un video que publicó el jueves en Twitter, y encima durante la movilización grabó un video en el que habló de su eventual gobierno.
Miguel Ángel Sánchez, secretario del Partido Liberal y quien entró a la baraja de precandidatos de ese partido hace dos semanas con el impulso del exalcalde Fernando Vargas, sancionado por irregularidades en contratación, también llegó hasta la ciudad a marchar y hasta ahora en sus redes sociales no se había pronunciado sobre el páramo.
En todo caso, y aún cuando avanzadas de diferentes colores hicieron parte de la marcha, al final el mensaje no se politizó.
En cambio, lo que sí mostró la concurrida asistencia de polítcos es que la defensa del páramo y en esa medida la oposición al proyecto de Minesa, será clave en las elecciones de octubre para captar el voto de opinión, algo que también ocurrió en las presidenciales y legislativas del año pasado.
Rodolfo Hernández escogió a Duque de interlocutor
Aunque el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, no llegó a la marcha porque estaba en Bogotá en reuniones con el Ministerio de Vivienda, sí fue emitido un fragmento del video de la intervención que hizo el lunes en su programa de Facebook Live.
Esa pieza es clave porque en ella escogió de interlocutor al Presidente Iván Duque, a quien aunque ya le había dicho en público que no permitiera la explotación minera a gran escala en Santurbán, no le había pedido formalmente que asumiera una posición sobre el proyecto de Minesa desde la campaña presidencial.
En ese entonces, Hernández le envió una carta tanto a Duque como a Gustavo Petro pidiendo que dijeran si en sus eventuales gobiernos permitirán la intervención del páramo.
La presión que hizo fue tanta, que en ese entonces el ahora Presidente envió un video a pocos días de la segunda vuelta diciendo que protegería ese ecosistema.
Así que con la repetición de las palabras de Hernández en una plaza pública con varias decenas de miles de personas lo que queda claro es que el Alcalde usará la misma estrategia.
Idea que reforzó con el anuncio de que si la Anla le entrega la licencia a Minesa presionaría hasta en la Corte Penal Internacional y en la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que la tumben bajo el argumento de que el agua es un derecho universal.
Que le funcione la estrategia no es claro porque fuera de la coyuntura electoral, Duque está en una posición en la que negociar no le interesa, y, por ejemplo ayer, mientras la marcha se realizaba, el Presidente asistía a la clausura del Congreso Nacional de Minería y le daba un espaldarazo a la industria.
“Colombia no para y este sector será fundamental para la transformación del país”, dijo en su discurso.
Además, porque aún si Hernández decidiera ir a cortes internacionales el camino no solo sería lento sino que tendría muchas posibilidades de ser infructuoso.
Por ejemplo, en la CPI tendría que argumentar un delito y por lo menos en principio otorgar una licencia no lo es, y en la Cidh dependería de la declaración de derechos y que en esa corte se considere que en efecto hay una violación que amerite su intervención.
Sin embargo, con esa salida Hernández sí le mete presión a Duque en el frente ambiental, donde, en todo caso, ya está enfrentando una lluvia de críticas porque en su plan de desarrollo le abrió formalmente la puerta al fracking.
La salida de Hernández, de paso, también muestra que escogió hablarle a la capital, que es donde está al interlocutor que le interesa a Minesa, según las filtraciones de la reunión privada del presidente de la compañía, Santiago Urdinola, con su personal.
Los videos sí le pasaron factura a Minesa
Como lo anticipó La Silla, la filtración de los videos de la reunión privada del personal de Minesa, se convirtieron en munición para los opositores a su megaproyecto.
Tanto Manolo Azuero, jefe de gobernanza de la Alcaldía de Bucaramanga y mano derecha de Rodolfo Hernández, como Luis Jesús Gamboa, vicepresidente del sindicato del Acueducto, quienes fueron los únicos dos que hablaron, hicieron referencia a ellos directamente en sus discursos en tarima.
Por un lado, Azuero arrancó su intervención hablando de que con los videos, en los que Santiago Urdinola, presidente de Minesa, dice que la opinión del proyecto que le importa a la compañía está en Bogotá y que la estrategia para contrarrestar las críticas estaba en atribuirlas a intereses electorales y económicos de privados.
“El presidente de Minesa ya dejó claro que están dispuestos a todo, a la trampa”, dijo apenas inició. “Bucaramanga ya le dejó claro a Colombia que no se deja vender por unos cuantos pesos de regalías, aquí señor Presidente de Minesa… no estamos buscando ni votos ni contratos”.
Similar fue lo que habló Gamboa: “Los videos que se filtraron donde se estableció la estrategia comunicativa queda claro que no les importa Soto Norte o Bucaramanga, solo la imagen que tengan en Bogotá del proyecto”.
Que eso haya sucedido mostró que, tal y como lo contamos, Minesa se quedó sin la coyuntura electoral para dar el debate de la licencia, y que el discurso del interés por la región quedó diluido.
Ayer Minesa movió un video en el que hablaba de que su interés era proteger el agua y que esa idea iba de la mano con el desarrollo de su proyecto.
Sin embargo, como Urdinola también dijo en uno de los videos filtrados: “es mucho más fácil que nos crean que vamos a dar empleo, a que nos crean que el agua va a estar perfecta”, desde entonces han tenido que lidiar con mayor resistencia a sus campañas proambientales.