Los conservadores buscan su espíritu

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El Partido Conservador sigue buscando su espíritu y la Procuraduría le está ayudando a encontrarlo. 

El Partido Conservador sigue buscando su espíritu y todo indica que lo encontrará en la Procuraduría.

En diciembre, justo después de que Santos decretó la reforma estructural al sector del agro, en la que los conservadores han tenido buena parte de la burocracia, el senador barranquillero Efraín Cepeda anunció que “por unanimidad” se había aprobado que que “el partido entre en diálogos para reingresar a la Unidad Nacional”. Pero dos días después fue rectificado por el Directorio Nacional de su partido, que aclaró que la decisión no estaba tomada y que lo que se había aprobado era la posibilidad de abrir canales de comunicación con el Gobierno sobre varios temas, incluida la paz.

Desde ese momento arrancó una discusión interna –otra más- sobre el destino del Partido y sobre cuál debería ser la estrategia política de los azules para convertirse en una verdadera opción de poder con miras al 2018 y más allá.

La discusión oscila entre dos polos.

El que lidera la ex candidata presidencial Marta Lucía Ramírez, que considera que debe mantenerse en la independencia crítica frente al Gobierno para poder apoyar los temas en los que cree y criticar los que rechaza con el fin de no seguirse desdibujando y quedando ante la opinión pública como el que la apuesta “al mejor postor”.

Y el jalonado por los senadores, que considera que un partido que lideró los dos procesos de paz anteriores –el de Belisario y el de Pastrana- no puede quedarse por fuera de la foto de una paz que ya es irreversible. Y que, dado que la bancada del Partido le ha votado al Gobierno todos sus proyectos, debería aceptar formalmente que pertenece a la Unidad Nacional y no perder la burocracia que le queda.

El segundo bloque, a estas alturas, tiene los votos en el Directorio para definir el destino del partido.

La introspección azul

En diciembre sucedieron varias cosas que marcaron el camino que seguramente se formalizará en las próximas semanas.

A principios del mes, Santos sacó una reforma del Agro, que como contó La Silla, fue diseñada por la secretaria general de Presidencia María Lorena Gutiérrez para arrebatarle el control del sector a los políticos, particularmente a los conservadores que durante décadas han tenido entidades como el Ica, el Incoder y el Banco Agrario como sus fortines políticos.

Aunque el presidente Santos no ha nombrado todavía a las cabezas de las nuevas entidades y falta ver si, como lo tenía pensando Gutiérrez, finalmente se las entrega a técnicos y no a políticos, el golpe para senadores azules como Hernán Andrade (que ha tenido el Incoder como bastión) y Efraín Cepeda (que tiene el Ica) ya se ve venir.

Casi simultáneo a esa reforma, la bancada de senadores convocó al presidente del partido, David Barguil, a una comida donde Samy Meregh para “llamarlo al orden”, como contó uno de los senadores que estuvo allí.

En líneas generales le hicieron saber que ya no era sostenible que él como presidente del partido fuera por un lado mientras que la bancada iba por otra. Dijeron que el enfrentamiento entre los parlamentarios y el directorio tenía que llegar a su fin.

Lo significativo de esa reunión no fue que los senadores santistas insistieran en volver a la Unidad Nacional ya que ellos en el fondo nunca se fueron. Era que los que habían acompañado en campaña a Marta Lucía Ramírez también estuvieran de acuerdo.

Uno de los factores que ha hecho que los del sector de Ramírez estén considerando volver a los brazos presidenciales es que, como dijo a La Silla uno de los que asistió a la reunión de Meregh, “Uribe espantó a la gente”.

El expresidente Uribe, con quien un sector de los azules en un momento soñó con hacer equipo para las regionales de octubre, no acompañó al candidato a gobernador de Samy Meregh en Risaralda. No votó por el cura en el Quindio. No apoyó a Marcos Daniel Pineda en Montería. No respaldó al alcalde de Ape Cuello en Valledupar.

“La gente ya no ve equipo con Uribe y eso nos manda donde Santos”, agregó.

Este año, tras volver de vacaciones, Barguil –que es uno de los que había promovido la independencia del Partido- ha comenzado a construir un consenso con todas las facciones conservadoras. La semana pasada citó para hoy a la bancada de la Cámara para explorar con ellos cuál es su posición frente a la Unidad Nacional. 

El asunto decisorio

El tema de quedarse por fuera de la foto de la paz pesa en el Partido porque hasta ahora habían sido los conservadores los que habían emprendido los procesos anteriores con la guerrilla, e incluso el ex presidente conservador Andrés Pastrana asumió un costo político inmenso por el proceso fallido con las Farc en el Caguán.

Pero lo que al final, lo que tiene prácticamente decidido el péndulo es la Procuraduría.

 

“La Procuraduría es un organismo que ha estado bajo la orientación del Partido Conservador y que mañana quedara marginado de esta entidad sería muy grave”, dijo a La Silla el representante Telésforo Pedraza, posición compartida por otros dos senadores consultados por La Silla.

La silla de la Procuraduría está en juego porque el período de Alejandro Ordóñez vence en el 2017 y Santos tiene la posibilidad de ternar a un candidato. Pero sobre todo, porque hay varias señales de que –como hemos contado- el Consejo de Estado decida en los próximos días tumbarlo.

Si esto sucede, la Procuraduría se convierte en otra ‘carta’ con la que puede jugar Santos para sus movidas políticas.

Lo que se especula en los corrillos del poder –y tiene asustados a los conservadores- es que si terna a su ex superministro Néstor Humberto Martínez para la Fiscalía, podría darle a los liberales en cabeza de los ministros de justicia Yesid Reyes o Fernando Carrillo la Procuraduría y a los conservadores solo les quedaría la silla de Jorge Pretelt en la Corte Constitucional (suponiendo que el Senado lo suspende).

Para los conservadores perder la Procuraduría sería letal no solo por la cantidad de puestos bien pagados que existen allí sino porque tradicionalmente se ha usado este organismo de control para presionar a políticos rivales. Por eso es tan importante que esté un amigo a la cabeza.

Por todo lo anterior, si la votación del directorio fuera hoy la decisión mayoritaria sería volver a la Unidad Nacional.

Una fuente que conoce bien el directorio calcula que de los 19 miembros solo cinco serían partidarios de mantenerse independientes: los dos directoristas municipales, los dos de las juventudes y posiblemente Ángela Ospina que siempre ha abogado por la independencia crítica.

En ese escenario, la gran derrotada sería Marta Lucía Ramírez.  Ella aspira a convertirse en la candidata presidencial del Partido Conservador en el 2018 a través de una alianza con el uribismo pero si el ala santista del Partido recupera su liderazgo esa posibilidad quedaría descartada.

La incógnita ahora es si el Partido Conservador todavía tiene margen de negociación para volver a la Unidad Nacional a cambio de 'algo'.  La esperanza de la mayoría de ellos es que el Presidente los necesite para consolidar la votación que necesita para sacar adelante el plebiscito por la paz.

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