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Sin éxito, la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) intentó ayer volver a tomarse las calles del país, esta vez, para pedir que se les condone la deuda de los estudiantes con el Icetex y que el Gobierno amplíe la inversión en educación en su proyecto de presupuesto para el año entrante. La Mane no logró la convocatoria que deseaba, pero de todas formas puso sobre la mesa nuevamente el tema de la educación. Y La Silla lo escogió para hacer este nuevo ranking de súper poderosos, con el que seguimos armando el mapa del poder en Colombia.

Sin éxito, la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) intentó ayer volver a tomarse las calles del país, esta vez, para pedir que se les condone la deuda de los estudiantes con el Icetex y que el Gobierno amplíe la inversión en educación. La Mane no logró la convocatoria que deseaba, pero de todas formas puso sobre la mesa nuevamente el tema de la educación. Y La Silla lo escogió para hacer este nuevo ranking de súper poderosos, con el que seguimos armando el mapa del poder en Colombia.

Para este top, consultamos con tres exviceministros de Educación, con un asesor de ese ministerio, un exrector de una universidad privada, un exvicerrector de una universidad pública, un secretario de Educación y dos líderes sindicales y les preguntamos por aquellos con la mayor capacidad de incidir en las políticas públicas del sector. Al final, concluimos que no hay un gran súper poder que permita definir un número uno contundente.

En el sector de la educación hay muchos poderes fragmentados y cada uno, desde su orilla, intenta incidir en las políticas públicas sin que ninguno sea mucho más determinante que otro. Pocos consultados nos mencionaron a los estudiantes, y más bien explicaron que ese poder suele ser esporádico como lo demostró hoy la Mane, que en 2011 lideró la derrota de la reforma a la educación, pero hoy no pudo hacer una gran convocatoria.

Quedaron por fuera también la Iglesia Católica, dueña de un número importante de colegios y universidades privadas reconocidas y un poderoso que parecía obvio: Fecode, debido a que su poder está más en sus sindicatos más fuertes que en la directiva de la federación en sí.

Otro punto llamativo es que en la educación básica y media el poder está a la vez más concentrado en el Ministerio, las Secretarías de Educación y los maestros, mientras que en la superior la fuerza estudiantil y sobre todo de las instituciones de educación es mucho más notoria.

Con eso en cuenta, este es nuestro top de superpoderosos:

María Fernanda Campo

Como ministra de Educación, María Fernanda Campo tiene el poder de la iniciativa normativa, que no solo está en definir y presentar proyectos de ley en el Congreso sino de desarrollar todo el sistema de educación vía decretos. Es decir, por muchos actores que se tengan en cuenta o intervengan al final la política pública educativa se concreta desde su despacho. La cartera que maneja administra además los recursos para pagar las nóminas de maestros de poco más de 900 de los mil municipios del país que no están certificados en educación, además de que tiene para el próximo año 1,8 billones de pesos para invertir, que es más que el presupuesto de inversión de todas las universidades públicas. Además, como amiga íntima de María Clemencia de Santos y pareja del presidente del banco de Bogotà (uno de los hombres de confianza de Luis Carlos Sarmiento Angulo), está atornillada en su cargo.

Aunque ese poder la deja en el primer puesto, tiene grandes debilidades. Primero, no lo ha podido utilizar en toda su extensión, como lo recuerda el que no ha logrado sacar adelante una reforma a la educación superior.

Además no tiene mucho margen de maniobra financiero en los 94 entes territoriales que están certificados en educación y que por lo tanto tienen autonomía para manejar sus propios recursos (son los más grandes del país y los que más recursos tienen, como Bogotá, Medellín y Cali), pero Campo sí administra los recursos del resto de municipios del país que son poco más de 900.

Su poder es compartido con otros funcionarios clave, como sus dos viceministros (ayer se posesionó como vice de Educación Básica el ex secretario de Educación de Cartagena Julio Alandete, en reemplazo de la también cartagenera Roxana Segovia) o la directora del Icfes, Margarita Peña, quien está en ese cargo desde 2006 y conoce el sector por dentro (fue secretaria de Educación de Bogotá, viceministra y dirigió una ONG, Corpoeducación). Como Campo no había trabajado en el sector antes de ser nombrada Ministra, su dependencia es mayor que la de los antecesores que sí venían de él, pero por su cargo es la de la última palabra.

 

Alberto Uribe Correa

El rector de la Universidad de Antioquia es el más visible de los rectores de las tres grandes universidades públicas (las otras dos son la Nacional y la del Valle), que tienen el poder del presupuesto (entre las tres se quedan con casi el 50 por ciento del presupuesto de todas las universidades públicas) y del prestigio. “Prácticamente tienen poder de veto en las decisiones de educación superior” le dijo a la Silla un antiguo viceministro de Educación Superior.

Uribe lleva tres períodos en como recotr de la Universidad de Antioquia, no se dejó sacar por el gobierno Uribe en 2009 ni por los profesores y estudiantes que lo rechazaron en 2012. En cambio Ignacio Mantilla llegó a la rectoría de la Nacional en 2012 e Iván Ramos, si bien también lleva casi una década en la del Valle, tiene menos influencia porque ese centro tiene un presupuesto de menos de 400 mil millones y unos 35 mil estudiantes, frente a casi 700 mil milllones y más de 40 mil estudiantes de la de Antioquia. No en vano Uribe fue hasta hace poco el representante de las universidades públicas en el Consejo Nacional de Educación Superior (Cesu), que es la instancia en la que se está definiendo el futuro.

Otro rector importante entre las universidades públicas es Luis Enrique Arango, de la Tecnológica de Pereira. Arango lleva trece años en esa rectoría a pesar de su duro pulso con los profesores (que además están liderados por su hermano Gonzalo, quien fue su rival en la más reciente reelección como rector) y con los estudiantes que recientemente pidieron por enésima vez su salida y entraron en paro), es el representante del Sistema Estatal Universitario (SEU), el gremio de las 32 universidades públicas, y es cercano a la ministra Campo

 

Sergio Fajardo

El gobernador de Antioquia tiene el poder de ser el político de alto perfil que más defiende la bandera de la educación y su eslogan es “Antioquia la más educada”’. “Su discurso siempre basado en la educación y la importancia de ésta le dan poder en el área porque es un referente”, le dijo a La Silla uno de los consultados.

La apuesta de Fajardo, que se suma a que Antioquia tiene historia como una de las regiones más educadas del país, llevó a que ese fuera el segundo departamento en tener cobertura total en el plan de lectura y escritura "Leer es mi cuento" (después de Cesar) . Para eso la secretaría de educación tiene para 2013 más de 900 mil millones de pesos para invertir, que es la mitad de lo que tiene el Ministerio de Educación para casi todo el país y el triple de lo que tiene la Rama Judicial.

Todo eso, más la alianza con los empresarios antioqueños representados en Proantioquia y el que su apuesta por la educación venga desde su alcaldía de Medellín (cuando su Plan de Desarrollo se llamó “Medellín, la más educada”), han convertido a su modelo en Antioquia en un referente a la hora de implementar modelos pedagógicos y de tomar decisiones de inversión, especialmente en la educación básica y media.

Además, fue el representante de los gobernadores en el Ocad de ciencia y tecnología hasta hace pocas semanas, y por esa vía era el vocero de los departamentos en la definición del destino de la plata de regalías para ciencia y tecnología, que son claves en la educación superior.

Sus decisiones sólo afectan a Antioquia pero la imagen de Fajardo es nacional, lo que le da -además del poder de las decisiones y la ejecución en su departamento- el poder de ser un referente en todo el país.

 

Óscar Sánchez

El de Bogotá es el secretario de Educación del país que más recursos tiene a cargo (3,3 billones de pesos anuales). Que Bogotá esté certificada en educación y pueda manejar autónomamente sus recursos significa no sólo que es la Secretaría la que le paga a los maestros de la ciudad, sino que -en cabeza de Sánchez- la entidad también decide la política educativa local en infraestructura, alimentación, cobertura, calidad y formación. Es decir que el de Sánchez es el poder de la implementación de las políticas con gran margen de maniobra en la capital.

El caso no es exclusivo de Sánchez, pues también los secretarios de Educación de Medellín, Antioquia, Cali, Valle, Barranquilla y Atlántico manejan autónomamente sus recursos y la implementación de sus políticas por manejar entes certificados. Pero de los 32 departamentos y más de mil municipios, solo 94 están certificados en educación.

 

Alberto Espinosa

Empresarios por la Educación tiene una junta directiva con algunos de los principales empresarios del país, quienes crearon esta iniciativa para generar condiciones de equidad en la educación pública, y Alberto Espinosa, el vicepresidente de esa junta, es seguramente el más representantivo de ellos.

Por ejemplo, financian programas de bilingüismo o de formación de rectores líderes. Su poder es el poder del acceso y la asesoría a quienes toman las decisiones sobre las políticas públicas educativas. Dos de los consultados nos dijeron que esta fundación, que no ocupa ningún lugar formal en el Ministerio de Educación, es constantemente consultada por la Ministra y también por el Secretario de Educación de Bogotá.

Parte de ese poder se debe al dinero que aportan a la educación a través de diferentes proyectos, pero también al perfil que le dan al tema. De hecho Espinosa dejó los negocios hace algunos años para dedicarse a trabajar por la educación y, con su red de contactos en el empresariado, ha ayudado a subir el perfil del tema entre varios de los adinerados.

Un caso similar es el del constructor Pedro Gómez Barrero quien, a través de la Fundación Compartir, ha impulsado las buenas prácticas pedagógicas con el Premio Compartir al maestro.

 

Moisés Wasserman

El ex rector de la Universidad Nacional tiene el poder de la experiencia y de la concertación. En su paso por esa rectoría, en la que estuvo entre 2006 y 2012, cuando declinó buscar un tercer período, Wasserman no solo manejó el poder que tiene el rector de la principal universidad del país sino que logró sentar a estudiantes, trabajadores, profesores y rectores de otras universidades en la misma mesa para concertar decisiones como por ejemplo la frustrada reforma a la educación.  Esa capacidad sigue siendo valorada por otros poderosos del sector.

Como presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Nucleares sigue siendo una voz escuchada entre los académicos y a través de su columna en El Tiempo tiene una voz reconocida públicamente, y como miembro de la junta directiva del Iesalc (el Instituto Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe) mantiene conexiones con el resto de la región.

Por eso, aunque dejó la rectoría el año pasado, Wasserman mantiene su capacidad de incidir. Es buscado como consejero por rectores hasta funcionarios, que reconocen que él es “una de las cabezas más pensantes del sector”, como dijo uno de los consultados.

 

Hans-Peter Knudsen (y los demás rectores de las universidades privadas de élite)

Los rectores de las universidades privadas de alto nivel son tan consultados por quienes toman als decisiones como los de las tres grandes públicas. Ellas son esencialmente el Rosario, los Andes, la Javeriana, la del Norte y Eafit (y hasta la muerte de Fernando Hinestrosa el Externado, que aunque salió de esa lista, posiblemente regrese pronto).

De estos rectores el que quizás es más visible actualmente es Hans-Peter Knudsen, del Rosario. Este administrador lleva tres períodos como rector y más de diez años al frente de la universidad (más que la mayoría de estos otros rectores). Y es cercano a Santos, quien, por ejemplo, lo nombró en la Comisión Nacional de Competitividad y en la Comisión Nacional de Planeación y asistió a su más reciente posesión.

 

Cecilia María Vélez

La ex ministra de Educación seguramente habría encabezado este top hace unos años. Fue ministra de Educación durante los ocho años del gobierno Uribe, entre 2002 y 2010, y atornillada en ese cargo dejó las líneas generales de lo que hoy es la Educación. De hecho, el equipo con el que duró más de un año María Fernanda Campo en el ministerio venía de tiempos de Vélez, al igual que la reforma a la educación superior que modificó Campo por una más radical (y que casi le cuesta el puesto) en 2011. Es decir, ese poder se mantuvo hasta bien entrado este gobierno.

Vélez llegó a la educación en 1998, cuando Enrique Peñalosa la nombró secretaria de Educación, y estuvo en ese cargo hasta que se fue al ministerio, después de que Antanas Mockus la mantuvo allí. Vélez le metió el acelerador a la cooperación de los privados en la educación con los colegios en concesión; creó indicadores e impuso exigencias en asuntos como reducir la deserción escolar, aumentar la vigilancia a los centros educativos y, sobre todo, aumentar la cobertura. Todos esos son componentes de la política educativa que venía de la Comisión de Sabios de los años noventa pero que ella llevó al Ministerio y que aún hoy son centrales en la política de Campo.

Si hoy ya no tiene tanto poder, el año y medio que lleva como rectora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano han permitido que siga vigente en el sector y que siga siendo consultada por muchos de sus colegas, pues conoce el Ministerio por dentro y tiene en la cabeza sus reglas de juego básicas. Por eso, Vélez es el poder de la experiencia.

 

Los educadores de Adida y la Ade

La Asociación Distrital de Educadores (ADE) de Bogotá y la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida) son los sindicatos de educadores más grandes del país, ambos afiliados a Fecode. Su poder es el poder de la movilización, la capacidad de parar buena parte de la actividad educativa en su respectiva área de influencia. Por ejemplo, ADE tiene afiliados de 31 mil maestros que hay en Bogotá a 26 mil, que atienden los llamamientos a las protestas casi en su totalidad, según nos contó uno de los consultados.

De hecho, el poder de estos dos sindicatos sobrepasa la educación: ambas tienen gente en el comité ejecutivo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor central sindical del país. Por Ade está Alberto Vanegas, de la línea “clasista” del sindicalismo y cercano al Polo y por Adida dos, Ligia Inés Alzate y María Rosalba Gómez, de la línea democrática y más cercana a Progresistas. Tener tres de los 21 integrantes del principal órgano de la central obrera más grande del país robustece el poder de movilización de estos dos sindicatos.

 

Carlos Hernando Forero

El secretario general de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascun) es el poder de la continuidad. Actualmente es el director encargado de la asociación, que aunque en ocasiones tiene poca presencia (y por eso no está más arriba en el top), cuando logra poner de acuerdo a los dos tipos de universidades se convierte en un gran poderoso en la educación superior (y por eso alcanza a entrar). Y Forero lleva más de una década siendo el poder silencioso en Ascun.

Mientras los diferentes presidentes que se rotan el cargo y que sufren el desgaste natural de un gremio que tiene que manejar intereses que en muchas ocasiones son contrapuestos, Forero se ha convertido en el corazón de la organización. Según uno de los consultados “aunque no es tan visible como los directores, él es el eje de Ascun”.

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