“Colombia le está dando un ejemplo al mundo con los inmigrantes”

“Colombia le está dando un ejemplo al mundo con los inmigrantes”

Ilustración: Fiorella Ferroni

La semana pasada, el presidente Iván Duque ordenó abrir gradualmente la frontera con Venezuela.  Aunque Nicolás Maduro mantiene cerrados los pasos formales, es probable que en los próximos meses llegue una nueva ola de migración a Colombia. Con ellos también nuevos brotes de xenofobia.

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“Colombia le está dando un ejemplo al mundo con los inmigrantes”

Lo que demuestran todas las encuestas es que mes a mes aumenta el rechazo a la llegada de más venezolanos porque existe la idea de que los migrantes les quitan los empleos a los colombianos, aumentan la delincuencia y en general, son una carga para el país. Pero los datos demuestran otra cosa.

Así lo explica Dany Bahar en nuestro nuevo episodio del podcast “El Futuro del Futuro”, patrocinado por Sura.

Bahar es miembro senior del programa de Economía Global y Desarrollo del Instituto Brookings de Washington, e investigador en el Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard.   

Nieto de inmigrantes judíos que llegaron a Venezuela en la Segunda Guerra Mundial, y él mismo migrante dos veces, a Israel y a Estados Unidos, habla en este episodio sobre cómo será el futuro de la migración y su impacto en los países receptores. 

Bahar centra su investigación académica en la migración como un activo económico, y profundiza en el impacto de la tecnología y el conocimiento en los procesos migratorios.  Esta es la entrevista editada para mayor claridad. Si lo prefieren oír, aquí pueden escuchar la conversación. Los invitamos a suscribirse al podcast.

La Silla Vacía: Normalmente se entiende la migración como algo negativo, como una carga para los países que reciben migrantes. Usted ve la migración, por el contrario, como un activo para los países receptores, como algo que hace crecer a los países. ¿Por qué? 

Dany Bahar: Empíricamente, con investigación rigurosa, vemos que los inmigrantes son un motor del crecimiento económico para el país donde llegan, incluso para el país de donde vienen. Y esto lo vemos desde el punto de vista de la creación de trabajos. Los inmigrantes crean compañías y empresas a una tasa mayor que los locales. Y eso se explica simplemente porque los inmigrantes son personas que de por sí toman riesgos.

Migrar es un riesgo y eso es lo que hace el buen emprendedor: toma riesgos más y más grandes.

Eso lo vemos en los datos. Los inmigrantes ayudan al comercio internacional y a los flujos de inversiones, pues transfieren las tecnologías y el conocimiento de un lugar a otro y eso genera más productividad.

Desde diferentes ángulos, los inmigrantes ayudan a las comunidades donde llegan. Para eso solo hacía falta salirse un poco del ángulo de los mercados laborales, y pensar un poco en grande y ver todas las diferentes dinámicas y dimensiones en las que los inmigrantes juegan un rol.

L.S.V.: Existe la percepción de que la migración, o la llegada de muchos migrantes, dispara los índices de inseguridad. Con datos usted muestra que en realidad no es así. Cuéntenos un poco más al respecto.

D.B.: Hay varias investigaciones que muestran que hay una brecha bastante grande entre las percepciones y la realidad.

Lo que vimos en un estudio en particular para el caso de Colombia donde hay mucha discusión al respecto, inclusive algunos servidores públicos de alto rango en las ciudades más importantes de Colombia han acusado directamente, sin mucha evidencia, a los venezolanos como los encargados del aumento en el crimen.

Y en un estudio que hicimos —que de hecho lo hicimos para varios países de la región, no solamente para Colombia— mostramos que los venezolanos cometen crímenes a tasas menores de su proporción en la población.

Es decir, sí, hay venezolanos cometiendo crímenes y esto es incorrecto y no justificable, pero es una tasa mucho menor a lo que esperaría uno.  ¿A qué me refiero con esto? Si los venezolanos hoy en día son el 3 por ciento de la población colombiana, menos del 3 por ciento de los crímenes están siendo cometidos por venezolanos.

Hay variación sobre esto en sí: hay algunas ciudades donde hay más crímenes, o hay menos crímenes cometidos por venezolanos.

Pero otra cosa que conseguimos, que es consistente con la investigación más rigurosa, es que en los lugares donde hay mayores tendencias de crímenes cometidas por los inmigrantes, son lugares donde los inmigrantes tienen un rezago importante desde el punto de vista de integración laboral.

Es decir, donde la tasa de desempleo de los inmigrantes es mucho mayor que la tasa de desempleo del resto de los residentes de esa ciudad, o de ese departamento.

Y esto va hacia una investigación de un economista muy talentoso, Paolo Pinotti, que muestra de manera rigurosa que uno de los aspectos que reduce drásticamente la tendencia de un inmigrante a cometer crímenes es cuando tiene acceso a los mercados laborales.

L.S.V.: Lo cual suena completamente intuitivo. ¿La regularización, por ejemplo, de los inmigrantes venezolanos que se hizo en Colombia, debería ayudar también a reducir aún más esos índices de inseguridad asociados a migrantes?

D.B.: Totalmente. La solución más efectiva es ayudarlos a integrarse a los mercados laborales.

En el caso de Colombia hay un par de trabajos interesantes. Una es una investigación de Brian Knight, un profesor de la Universidad de Brown con Ana María Tribín, una de las economistas más talentosas de Colombia, donde muestran que, de hecho, en las ciudades donde ha habido un alza en los crímenes después del ingreso de los venezolanos se explica mayoritariamente en crímenes donde las víctimas son venezolanos.

En ese ámbito tenemos un estudio muy preliminar con Ana Maria Ibáñez, Sandra Rozo y yo. Vemos, por ejemplo, que después de la regularización hay un aumento en los reportes de crímenes por venezolanos y sobre todo por venezolanas.

Es decir, manteniendo el total de crímenes constante, vemos que las venezolanas posiblemente se sienten empoderadas después de haber tenido esa regularización, cuando se trata de crímenes sobre todo de violencia doméstica o crímenes sexuales, y se sienten más empoderadas de ir a la policía y reportar que han sido víctimas de un crimen. Un tema que es sumamente esencial cuando pensamos en derechos humanos.

L.S.V.: Otro aspecto fascinante de lo que usted cuenta es sobre la difusión del conocimiento de los migrantes. De cómo están, desproporcionadamente, detrás de muchas patentes de inventos, pero en general de cómo transfieren conocimiento y tecnología de un país a otro. En Colombia es muy evidente con los migrantes europeos que llegaron alrededor de la Segunda Guerra Mundial, pero ¿esto también aplica a los migrantes más pobres como los que están llegando a Colombia en este momento?

D.B.: La respuesta es aburrida: necesitamos más investigación para entenderlo. Sin embargo, puedo dar un par de reacciones.

Los trabajadores se complementan los unos a los otros. Y creo que una de las cosas que vimos durante la pandemia —que nos queda muy claro para el futuro— es la importancia de estos trabajadores fundamentales.

Y entender que para que un ingeniero haga su trabajo, necesita tener un trabajador fundamental que lo asista de alguna manera, que complemente su trabajo. E igual para un médico, igual para para un abogado. Los trabajadores se complementen los unos a los otros.

Más allá de las percepciones, está documentado que de hecho los venezolanos llegando a Colombia son en promedio más jóvenes que la fuerza laboral colombiana, y en promedio, levemente más educados. Entonces creo que es un potencial importante también cuando pensamos desde no solamente los trabajadores fundamentales, sino también trabajadores que puedan integrarse en los mercados formales, en ocupaciones un poco más complejas.

L.S.V.:  ¿Cómo no sustituye un venezolano recién llegado al trabajador que sólo tiene bachillerato en Cúcuta y en cambio lo complementa?

D.B.: Hay ciertos niveles de complementariedad y sustitución entre trabajadores.

Pero creo que el punto más válido para recalcar ahí, y es que nosotros tendemos a pensar la economía y los trabajos como una torta que no cambia de tamaño, y que si viene alguien y se come un pedazo, entonces ese pedazo no se lo puede comer más nadie. En la realidad no es así.

Cuando tenemos un flujo de inmigrantes alto, o de trabajadores fundamentales, también ocurre que estos trabajadores comen, compran ropa, se visten y consumen. Y algunos de ellos crean trabajos. Tal vez a muy poca escala. Pero también son emprendedores.

No estoy hablando de compañías de tecnología, pero tal vez montan un punto de venta de cualquier producto en su localidad.

A donde quiero llegar con esto es que los inmigrantes también traen incentivos en la economía, que generan crecimiento y más oferta de trabajo, no solamente demanda de trabajo.

Entonces no necesariamente el resultado final es que un inmigrante que es trabajador fundamental sustituye a un colombiano que es trabajador fundamental, sino que al final el equilibrio es tal que la economía necesita quizás nuevos trabajos. Mientras más crece la economía, eventualmente se consiguen trabajos para estas personas.

L.S.V.: Entonces puede ser que nosotros en ese momento estemos viendo el tema de la migración como un problema adicional a los que ya tenemos, pero que en el mediano plazo comencemos a ver los resultados positivos de esa migración. Eso fue lo que usted vio en Yugoslavia, o lo que pasó en Dinamarca, y en otros países que estudió. De pronto es como una cuestión de ver este proceso más en el mediano plazo.

D.B.: Absolutamente. Los inmigrantes pueden ser o una carga o una oportunidad, dependiendo las políticas públicas que estén al alcance y que se implementen.

El flujo de migrantes no solamente trae nuevos trabajadores, también trae nuevos consumidores, y el consumo genera crecimiento económico.

Nuevos consumidores también generan impuestos, que también se reinvierten en la comunidad. Entonces, al final no estamos hablando de una torta con diez trabajos, y esos diez trabajos tienen que alcanzar a todo el mundo que esté en esa localidad, ya sean colombianos o venezolanos.

Estamos dando una torta que crece con el tiempo y se generan más trabajos, y eso es lo que vemos. Y no es lo que vemos al final, en el mediano y largo plazo, porque al final a la gran mayoría de estudios les ha sido imposible determinar que los colombianos se ven afectados en sus indicadores laborales con el flujo de los venezolanos.

L.S.V.: ¿No se han perdido trabajos, ni han bajado los salarios por cuenta de los venezolanos?

D.B.: No se han perdido trabajos, ni salarios por cuenta de venezolanos. Y si lo han hecho, ha sido de manera muy marginal, que no es económicamente significativo.

Hay un tema súper importante que creo hay que entender. Y es recordar que en los lugares donde hay más flujo de venezolanos, los inmigrantes se concentran más en esas zonas fronterizas, y son lugares que también históricamente dependían altamente del comercio con Venezuela.

Recordemos que acá hay dos cosas pasando al mismo tiempo. Una es el flujo de emigrantes de Venezuela, que es lo que vemos en la calle, obviamente. Y el otro es el colapso de la economía venezolana, que es inclusive un fenómeno mucho mayor.

Cayó el 70 por ciento, si no más, en los últimos 5 años. Es decir, muchos de los comercios y trabajos que dependían del comercio con Venezuela, en Cúcuta o en La Guajira, o en toda Colombia, se ven afectados por este golpe económico. Y es muy difícil en estos estudios diferenciar entre los dos efectos.

Por eso hay que ser muy cuidadoso con algunos estudios que sí consiguen alguna caída en los sueldos, o un aumento del desempleo. Porque puede bien ser, y es mi impresión, de que están basados en el golpe económico que recibió Venezuela, donde en algunos casos el comercio colombiano se vio severamente afectado.

L.S.V.: Hablemos del futuro. La tasa de emigración en el mundo se ha mantenido más o menos estable, aunque el número de migrantes ha aumentado de 75 millones en los años, a casi 250 millones hoy. ¿Usted cree que en la próxima década se va a mantener esta tendencia? 

D.B.: Como buen economista, voy a dar la respuesta que nadie quiere: depende. Depende de muchas cosas.

¿Por qué? Porque hay muchos estudios que se han hecho, por ejemplo, el de un colega que recomiendo, Michael Clemens, que muestra algo contraintuitivo y que lo veo hacia el futuro.

Por ejemplo, él ha mostrado, en el caso de la inmigración de Centroamérica hacia Estados Unidos, que el argumento de inversión en Centroamérica no resuelve la migración de esos países al Norte.

Los gobiernos norteamericanos hablan de que ellos quieren invertir en Centroamérica para que esos lugares vean más prosperidad, y la gente decida irse menos. Pero la evidencia lo que se ha encontrado es que los países que son pobres, mientras van creciendo económicamente, las tasas de emigración aumentan.

Y eso es simplemente intuitivo, de hecho, una vez que lo piensas, porque cuando hay más prosperidad y la gente tiene acceso a más recursos, tal vez tienen algunos ahorros y algún capital bajo el hombro que les permite tomar la decisión de migrar.

Si no tienes nada de ahorros, y no tienes ni siquiera cómo pagar un tiquete, no puedes migrar. Es un proceso caro. Pero eso puede cambiar si tu comunidad progresa un poco, y tus ingresos aumentan.

Lo que vemos es una “U” invertida en el mundo; mientras los países pobres van creciendo, vemos más emigrantes, gente que busca otras oportunidades. Y después, cuando los países se vuelven de clase media y más ricos, esa curva vuelve a bajar de nuevo. Es decir, la gente decide quedarse.

Puede ser que veamos un incremento importante en la inmigración, o la emigración, dependiendo de si vemos desde el país de origen o el país de destino.

Por ejemplo, con países de África, o algunos países de América Latina, o algunos países de Asia. Todo depende del nivel de desarrollo que tienen hoy en día, y sus prospectos para crecer.

L.S.V.: Y sobre las razones para migrar, si hoy mucha gente emigra por razones económicas, ¿cree que en el futuro, para dar un ejemplo, el cambio climático se puede volver un factor de migración?

D.B.: Absolutamente, quería mencionar eso. Tenemos un grupo de emigrantes, que tal vez nos llaman emigrantes económicos. No sé si ese término es el mejor, pero sí son inmigrantes que deciden emigrar.

Y tenemos otros inmigrantes que no tienen otra opción, son forzados, son desplazados, son forzados a emigrar, que generalmente los llamamos refugiados.

Pero como tú bien mencionas, hay una preocupación muy importante y hay algo de evidencia bien sólida de que esto puede ser un factor que también genere flujos migratorios en el futuro no muy lejano.

L.S.V.: ¿Usted prevé que el mundo va a estar más abierto a recibir migraciones, o que por el contrario, como hemos visto con esta pandemia, con las barreras biosanitarias se va a cerrar aún más? Y qué actitudes, por ejemplo, como las de Trump, nacionalistas o xenófobas, son las que vamos a ver en el futuro.

D.B.: Quisiera responderte que sí, que ojalá veamos más flujos migratorios. Hoy en día los inmigrantes, o sea las personas que viven en un país diferente al que nacen, son aproximadamente 3.5 por ciento de la población mundial. Es un número que se ha mantenido básicamente igual en las últimas décadas.

Cuando lo comparas con otros flujos internacionales —por ejemplo, comercio o inversión— esos flujos han aumentado dramáticamente, pero los flujos de personas o de fuerza laboral y de movilidad humana, han sido bastante constantes.

Es importante mencionar que eso significa que si yo te pregunto cuál es la característica número uno que nos ayuda a predecir si una persona tiene altos ingresos o bajos ingresos es el lugar donde vive.

Para el 97 por ciento de la población mundial, si tú naciste en un lugar pobre, en un país pobre, lo más probable es que hoy en día seas pobre. Si naciste en un país rico, lo más probable es que seas rico, o de clase media alta.

Y esto lo traigo a colación porque los economistas siempre hablan de la importancia de que los recursos se muevan libremente para poder llegar a un nivel de prosperidad más alto.

Irónicamente, el recurso más importante que tiene la humanidad, somos nosotros, los humanos, que somos el trabajo, que somos las habilidades, estamos severamente limitados geográficamente, y eso nos limita a todos de llegar al lugar donde podemos alcanzar nuestro mejor potencial.

Todo esto para decirte que hay cálculos que ha hecho también Michael Clemens, que mencionamos anteriormente, que si nosotros viviésemos en un mundo donde las fronteras fueran abiertas, gozaríamos de un aumento de trillones de dólares en su producto interno bruto. Trillones, o sea, miles de miles de millones de dólares. Es algo que nos permitiría vivir bastante mejor a todos.

L.S.V.: ¿Por qué se daría eso?

D.B.: Porque la economía funciona así. De manera tal que puede ser que haya una empresa en Missouri, Estados Unidos, una empresa en Bordeaux, Francia, que hace vino, que el tipo de trabajadores que necesite, que puede contratar, y el talento que tiene a su alcance, son los trabajadores locales.

Pero el talento no le pertenece a ningún lugar. El talento está en todas partes del mundo. Y si estas compañías pudieran realmente conseguir el mejor talento para el trabajo específico que necesitan, es bastante probable que ese talento no esté en el círculo de cinco kilómetros a la redonda de la firma, sino que esté quizás en otro país. Esa optimización entre conseguir el empleado y el empleador perfecto, se beneficiaría muchísimo de un mundo donde no hay restricciones a la movilidad laboral.

Y ese "match" perfecto entre un empleador o un empleado genera riqueza para el mundo, porque permite a esa empresa y a ese trabajador aportar más, ganar más, producir más.

Y todos nos beneficiamos por eso, porque esa producción es más productiva, es decir, cuesta menos. Si estamos hablando de una vinícola en Bordeaux, puede ser que alguna persona en Senegal sea el mejor gerente para esa vinícola.

Entonces tal vez tú y yo podríamos tomar ese vino hoy en día por ocho dólares la botella, en vez de diez dólares. Si uno va sumando esos dos dólares, y dos dólares de toda la producción del mundo, eso podría generar trillones de dólares.

Volviendo a tu pregunta original de qué prevemos y si estas tendencias que hemos visto, sobre todo entre líderes políticos, van a permitir movernos más hacia ese mundo que estamos describiendo, no soy sumamente optimista.

Como bien mencionaste, hay muchas tendencias de políticos nacionalistas que la vemos en todas partes del mundo, lamentablemente nacionalistas, populistas o extremistas de cualquier lado, donde siguen usando —a veces con un discurso muy incendiario y muy peligroso— a los inmigrantes de ser los culpables de muchas cosas sin evidencia.

Y ahí es donde los economistas necesitamos ser mucho más efectivos en traducir nuestra investigación a la narrativa pública, y entender que realmente los inmigrantes son una oportunidad inmensa para la prosperidad. Y no lo contrario, que repiten muchos discursos xenófobos sin evidencia.

L.S.V.: ¿Qué tipo de cosas pueden hacer los países para atraer inmigrantes y conocimiento?. Canadá, por ejemplo, ha sido un laboratorio interesante del cual países como Colombia podrían aprender.

D.B.: Es una buena pregunta y hay ejemplos de eso, quizás no tan adelantados, quizás no tan estructurados, pero hay muchos países que, por ejemplo, tienen ministerios de la emigración. Que tienen incluso ministerios de la diáspora, para interactuar más con su diáspora.

Colombia, por ejemplo, tiene una diáspora enorme. Hay muchos colombianos en el mundo de los cuales el país se podría beneficiar, con una interacción más cercana.

Entonces no solamente se trata de atraer inmigrantes, sino también de interactuar con tu misma diáspora. Y yo creo que ahí no tenemos la respuesta perfecta de cómo tiene que ser el rol para atraer más inmigrantes.

Países como Canadá y Australia usan un sistema de puntos donde gente que tenga ciertas capacidades, o ciertos niveles de estudio y credenciales, pueden acceder relativamente fácil a una visa para vivir allá. Estados Unidos tiene un modelo un poco diferente, que es un modelo más por demanda.

Es decir, si hay una compañía que te quiere contratar, entonces en teoría puedes conseguir una visa. A pesar de que hay tantas dificultades porque el número de visas son limitadas.

Yo creo que la respuesta está un poco en el medio, no en un híbrido para no tratar de reinventar la rueda. Cómo hacer para permitir a las empresas a conseguir el mejor talento, que puedan conseguir en otros países, darles un acceso a que puedan traer a esa persona y al mismo tiempo tratar de integrar personas.

Aunque no necesariamente tengan ya un contacto con una empresa, sino personas que uno piensa que puedan contribuir; no solamente estamos hablando de ingenieros y doctores, pueden ser también trabajadores fundamentales.

Hoy las personas se pueden meter a la página del del BLS (Bureau of Labor Statistics) en Estados Unidos —el ente gubernamental que hace todas las estadísticas de los mercados laborales en los siguientes diez años—, y buscar la tabla que muestra las ocupaciones que en los siguientes diez años van a crecer más.

Y ahí vemos, volviendo un poco a lo que hablábamos antes, que las ocupaciones que más van a estar en demanda no son solamente médicos, ingenieros y abogados, sino también conductores de taxis o uber, o cocineros, o personas que limpian, o personas que ayudan, que asisten al médico.

Es una oportunidad enorme para Estados Unidos, porque generalmente muchas de esas ocupaciones son tomadas por inmigrantes y están complementando al trabajador americano para que tenga un mejor trabajo.

Yo creo que cuando hablamos de abrir las puertas a ciertos tipos de migrantes, es muy importante tener en cuenta que a veces lo que el país necesita también son estos trabajadores fundamentales. Es realmente la percepción lo que nos lleva a rechazarlos, pero son una clave importantísima en el crecimiento del país.

L.S.V.: Usted se ganó la rifa que hace Estados Unidos para conseguir la visa. ¿Siente que emigrar ha valido la pena?

D.B.: Yo he inmigrado a dos países, y vengo de una familia de inmigrantes. Mis abuelos fueron refugiados de la Segunda Guerra Mundial, sobrevivientes del Holocausto que llegaron a Venezuela, que los recibió con las puertas abiertas.

De hecho, Venezuela es uno de los pocos países que recibían inmigrantes en ese momento, en los años 40, inmigrantes judíos sobre todo. Soy de segunda generación, mis abuelos crecieron y nacieron en Venezuela, y fueron venezolanos, aportaron mucho al país.

Yo decidí emigrar a Israel, y de ahí a Estados Unidos para continuar con mis estudios. He hecho este paso un par de veces, y creo que indudablemente mi propia experiencia, y mi pasado, es lo que me llevan un poco a estudiar este tema.

Pero migrar es difícil.

Es difícil para mucha gente. Esa percepción que los inmigrantes quizás vienen para tratar de aprovecharse de alguna circunstancia, o para beneficiarse de un sistema público de beneficio, no es así. Creo que ese es un discurso muy alejado de la realidad, y yo he tenido mucha suerte, he sido tremendamente afortunado, porque las cosas han salido bien.

Como dices, gané esta lotería de la residencia permanente en Estados Unidos. Mi experiencia hubiese sido completamente otra si yo no tuviese acceso a un estatus regular migratorio.

Y entonces creo que es un punto válido a recalcar, que si la preocupación de muchos es que en Estados Unidos hay una cantidad enorme de inmigrantes indocumentados que no contribuyen suficiente a la sociedad —cosa que no es cierto— entonces la solución es darles un estatus regular migratorio para que contribuyan más.

Es la solución más obvia del mundo. Por cierto, Colombia le está dando un ejemplo al mundo. Me parece que en eso hay que aplaudirle al gobierno, a la administración colombiana. A la de ahora y a la anterior, pues el presidente saliente, Santos, fue el primero que creó la primera regularización masiva, de aproximadamente 250 mil venezolanos.

Y hoy en día el gobierno actual del presidente Duque ha extendido esta medida para dar un estatus regular migratorio de diez años a los venezolanos. Los ciudadanos colombianos en este punto se pueden sentir muy orgullosos de que realmente le están dando un ejemplo al mundo.

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