El principal promotor de la revocatoria del Alcalde de Bucaramanga se ha presentado como un decepcionado del Alcalde, a quien le ayudó a recoger firmas durante su campaña. La Silla encontró que tiene más vínculos con la política de los que ha reconocido.
Óscar Iván Díaz: más que un mero ciudadano del común
Óscar Iván Díaz, líder de la revocatoria contra Rodolfo Hernández. Foto: Canal TRO.
El principal promotor de la revocatoria del Alcalde de Bucaramanga se ha presentado como un ciudadano decepcionado con Rodolfo Hernández, a quien le ayudó a recoger firmas durante su campaña. La Silla encontró que Óscar Iván Díaz Vega tiene más vínculos con la política de los que ha reconocido desde que empezó a figurar en medios.
El primer acercamiento del que La Silla encontró registro, se dio en las elecciones de 2011 cuando apareció en la lista de Afrovides al Concejo de Girón, donde ha vivido gran parte de su vida. En ese entonces, este joven de 32 años obtuvo solo 45 votos y se quemó.
Díaz le dijo a La Silla que terminó inscrito para “rellenar esa lista” porque era “amigo de unos profesores y rectores” que le habían pedido el favor. Sin embargo, en los registros más antiguos de su cuenta de Facebook tiene mensajes de apoyo a su candidatura y de hecho tiene simpatizantes que se refieren a él como “concejal”.
Dos políticos de Girón que conocen a Díaz y que saben cómo se mueve políticamente, le contaron a La Silla que para ese entonces sí hizo campaña y que por eso fue que obtuvo los 45 votos en el conteo final.
“A usted nadie le regala un voto. La familia de él no es de acá. Para tener más de 10 hay que hacer campaña”, le dijo a La Silla uno de esos políticos. Díaz Vega nació en Aguazul, Casanare.
Más adelante el nombre de Óscar Iván Díaz se hizo conocido en el Centro Democrático. Con ese partido empezó a colaborar desde 2013, cuando arrancó todo el proceso de recolección de firmas para la inscripción de las listas al Congreso y la candidatura presidencial de Óscar Iván Zuluaga.
“Según las referencias que nos dieron, él venía de haber apoyado de alguna manera al senador Mauricio Aguilar y por eso hacía parte de un programa que estaba promoviendo en ese entonces la Secretaría de Desarrollo”, le dijo a La Silla una fuente del Centro Democrático que conoció de primera mano todo el proceso.
La Silla no logró comprobar que Díaz tuviera alguna relación con el senador Mauricio Aguilar, y hermano del entonces gobernador de Santander, Richard Aguilar; sin embargo, lo que sí estableció fue que Díaz sí trabajó en Integrar, un programa impulsado por la Secretaría de Desarrollo del departamento para atender a población vulnerable durante el período de Aguilar.
En ese programa también trabajó Jairo Antonio Rojas Gámez, quien figura como socio de la Fundación Niños y Jóvenes por Santander, Fundanijosan. Esa organización que Óscar Iván Díaz registró en la Cámara de Comercio de Bucaramanga en octubre de 2013, también en sociedad con Wilfredo Mejía Neira (candidato en 2015 al Concejo de Girón por Cambio Radical), es la misma con la que están impulsando la revocatoria de Hernández.
En el proceso con el Centro Democrático, Díaz ganó recordación porque era bueno vigilando y coordinando la recolección de firmas.
“Eso hay que reconocérselo, ese papel lo hacía bien, evitaba que la gente hiciera planas y por eso fácilmente se dio a conocer”, le dijo a La Silla un directivo de ese partido. “Eso sí, todo se le pagó, hasta el último peso. Recuerdo muy bien que él decía que todo valía y cobraba cada cosa que hacía en el partido”.
Sin embargo, y según cuatro fuentes más que conocieron la recolección de firmas del uribismo, Díaz empezó a tener roces con los directivos del Centro Democrático por temas de plata. “Como todo lo cobraba y quería sacar ventaja, las relaciones se empezaron a deteriorar”, le contó a La Silla una de esas fuentes.
Aunque para ese entonces las relaciones con el Centro Democrático no estaban del todo bien, en 2014, cuando el uribismo se estaba organizando como partido, intentó convertirse en el líder de juventudes de Santander. Pero no lo logró. La Silla conoció una carta en la que jóvenes uribistas le pidieron a la Dirección Nacional que interviniera para que no lo impusieran como líder, debido a que, entre otras, era muy “conflictivo” y a que en la época de campaña había tenido varios problemas con diferentes miembros del partido.
“Eso fue por personas que no están de acuerdo con el liderazgo natural que uno ejerce”, dijo Díaz sobre ese episodio.
Sin ese cargo pero con la militancia activa en el Centro Democrático, dos exdirectivos del partido le contaron a La Silla que para las elecciones de 2015 pidió el aval para lanzarse al Concejo de Girón.
“Él quería un cargo grande desde el inicio pero no lo dejamos. Lo que le dijimos fue vaya y muestre en las urnas su capacidad electoral, esos cargos están reservados para los que tienen votos”, relató una de esas fuentes.
Las firmas de Hernández y la campaña
Con la experiencia de las firmas que había recogido en el Centro Democrático, Díaz se presentó en la campaña de Rodolfo Hernández para recoger firmas.
La propuesta la hizo a través de Fundanijosan, que desde 2014 se había hecho conocida entre los miembros del Centro Democrático, algunos de los cuales le compraban bonos para hacer obras sociales y a la que uno de los militantes, según le contó a La Silla, le pagaba "$2 millones para desarmar rings de boxeo".
Al igual que con el Centro Democrático, donde el hoy alcalde Díaz cobró por la recolección de firmas. Según los reportes de la campaña, primero le pagaron $800 por cada firma pero luego le aumentaron a $1.200 “porque se veía entusiasmado”.
“Hubo dos modalidades de recolección de firmas en Bucaramanga, una fue por cada persona que si alguien llegaba se verificaban las firmas y se le pagaba, y otra fue por una fundación, fue la de Óscar Díaz. A él se le pagaron todos sus servicios”, le dijo a La Silla Matilde Muñoz, quien fue una de las encargadas de dirigir ese proceso en la campaña de Hernández.
Según ha reconocido el mismo Díaz, le pagaron el equivalente a las 32.098 firmas que recogió con su equipo para la campaña de Hernández.
Para las locales de 2015, Díaz también hizo toda la logística para la recolección de firmas de un candidato a la Alcaldía en Socorro -municipio del sur de Santander-, a quien también le validaron la candidatura.
“Con la fundación ofrecemos asesoría electoral y eso fue lo que hicimos también en Socorro”, le dijo Díaz a La Silla sobre su labor. “Yo sí recogí las firmas con Rodolfo porque creía en él, pero todo tocaba pagarlo obviamente. Mi fundación se quedó con muy poquito”.
Tras haber participado en la recolección de firmas de Hernández y del candidato del Socorro, Díaz lanzó su candidatura al Concejo de Girón por el Centro Democrático.
Aunque le negó a La Silla que hubiera hecho campaña y sobre su inscripción dijo, al igual que sobre su candidatura de 2011, que fue “para rellenar la lista”, dos políticos de Girón del Centro Democrático dieron una versión muy diferente.
“En Girón hay varios barrios creados por HG (constructora de Rodolfo Hernández) y entonces él decía que Rodolfo Hernández le iba a ayudar a través de su constructora a conseguir votos”, le contó a La Silla un político de Girón que conoció la campaña de Díaz de primera mano. “Él no salía de Prados de Cataluña, Portal Campestre y Puerto Madero, que son barrios que construyó HG, y donde construyó una cancha sintética, todos le decíamos que debía hacer campaña en otros lados. Él se mantuvo en que sacaba por lo menos dos mil votos solo ahí y mire lo que pasó”.
El 25 de octubre de 2015 Óscar Iván Díaz Vega solo obtuvo 76 votos y quedó en el onceavo lugar de 17 posibles.
Después de quemarse le ofrecieron la vicepresidencia del directorio del Centro Democrático en Girón pero no la aceptó y en los primeros meses de 2016 renunció a su militancia.
“Que niegue que él es un político es una gran mentira. En el Centro Democrático lo reconocemos como tal, que no nos llevemos bien con él es otra cosa”, le dijo a La Silla un directivo del uribismo en Santander.
El comité y su tinte rojo
Con la segunda quemada consecutiva, y sin militancia en el uribismo, Díaz desapareció del espectro político en Bucaramanga y su área metropolitana, hasta que en agosto empezó a figurar en medios como vocero del proceso de revocatoria que en enero de 2017 iniciaría contra Hernández.
Díaz no votó en Bucaramanga sino en Girón, municipio en el que fue candidato al candidato al Concejo; aún así se echó al hombro la propuesta de revocar a Hernández.
La principal consigna de Hernández en campaña ha sido su talón de Aquiles: las 40 mil cartas que repartió a pocos días de las elecciones en los barrios más pobres de Bucaramanga, en las que aunque no prometió casas explícitamente sí habló de la creación de un plan de vivienda que denominó los ‘20 mil hogares felices’.
Según Díaz, esas cartas engañaron a los electores porque los votantes apoyaron la candidatura esperanzados en que en los siguientes cuatro años les entregarían una casa, y lo que en verdad recibirán será la capacidad de comprar un lote a precios por debajo del mercado para construir su propia vivienda.
“Lo que él hizo fue pasar por encima de la buena voluntad del elector. La gente creyó en las casas, eso que va a hacer no es lo que prometió. Eso se llama fraude al sufragante”, le dijo a La Silla Díaz.
Cuando inició con todo el proceso, a través de medios locales el alcalde salió a decir que aunque respetaba el derecho de Díaz de promover la revocatoria y no le temía, también creía que estaba apalancada en que su Administración no le entregó un contrato a Fundanijosan.
Díaz ha negado que eso sea cierto y ha dicho que esas declaraciones de Hernández son para distraer la atención; sin embargo, La Silla conoció una propuesta que entregó este año Fundanijosan a la Alcaldía de Bucaramanga para cofinanciar un proyecto para la “innovación e impulso sociambiental para la implementación de cultura al uso de las bolsas plásticas oxobiodegradables en el área metropolitana de Bucaramanga”.
Además de Hernández, dos funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social de Bucaramanga le dijeron a La Silla que quien entregó la propuesta fue Díaz. Y que le explicaron que no había dinero para ese tipo de proyectos y menos porque para esa fecha no tenían aprobado el Plan de Desarrollo.
Cuando Díaz conoció el documento no negó que hubiera salido de su fundación, o que la firma que aparece al final no fuera la de él. En su lugar indicó: “nunca se envió esa propuesta, alguien la tomó y la radicó sin autorización”.
Más allá de ese episodio, hay otro punto que empezó moverse desde que se inscribió el comité de la revocatoria el 2 de enero con el nombre ‘Yo firmo por Bucaramanga’, que es el que le ha puesto más tinte político a esa iniciativa.
Si bien tanto los concejales liberales -que integran y lideran la bancada de oposición a Rodolfo Hernández- como el senador rojo Horacio Serpa, han salido a decir en medios que no están con la revocatoria, La Silla revisó y encontró que seis de los ocho integrantes del comité (Pedro Murallas, Luis Hervín Rodríguez, Alberto Flórez, Juan Carlos Ortiz, Jesús Rey Almeida y Ana Milena Granados) le hicieron campaña a Carlos Ibáñez, el candidato liberal a la Alcaldía que derrotó Hernández en 2015.
De los dos restantes, La Silla encontró que uno -Luis Javier Correra- es militante del Polo y se adhirió al comité por la pelea de los sindicatos contra Hernández; de la otra -Nelly María Pajón- no encontramos registros.
Antes del 20 de enero la Registraduría deberá entregarle a este Comité las planillas para que empiece a recoger las 24 mil firmas que necesita, para lo que tendrá seis meses. El tiempo dirá si lo logran y si la baja en las encuestas de Hernández (quien pasó de tener 81 a 54 puntos de aprobación según la última medición de Gallup) les ayuda.
En todo caso, si bien hay dudas sobre si el líder promotor de la revocatoria es un admirador decepcionado con el Alcalde, lo que sí está claro es que es un profesional en la recolección de firmas.