El militar activo de más alto grado que ha estado en la mesa de negociaciones de La Habana, y quien va a ocupar un cargo clave para el posconflicto, es papá de otro funcionario clave para el proceso.
Padre e hijo en La Habana
El militar activo de más alto grado que ha estado en la mesa de negociaciones de La Habana, y quien va a ocupar un cargo clave para el posconflicto, es papá de otro funcionario clave para el proceso.
Como se contó el lunes, el general Javier Flórez Aristizábal pasó de ser jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares (el segundo cargo más importante de un general, solo detrás del Comandante de las Fuerzas Militares) a liderar la subcomisión técnica para asesorar a los negociadores del Gobierno en temas de desmovilización, dejación de armas y reintegración.
En esa función Flórez va a jugar un papel clave, por ejemplo, para ayudar a los negociadores a definir qué armas deben dejar las Farc (y evitar que, como pasó en algunos casos con los paras, entreguen armas viejas y escondan las nuevas).
Y su hijo Javier Flórez Henao también tiene un papel fundamental, pero en el temas de drogas. Es el director del Programa de Cultivos Ilícitos, la columna vertebral (y el 80 por ciento del presupuesto) del Programa de Consolidación, y el encargado de la sustitución de cultivos en las zonas donde ya no hay conflicto.
Ese programa es clave para las conversaciones de La Habana pues maneja dos programas cruciales para la ejecución de los eventuales acuerdos: el de desarrollo alternativo y, en una buena parte, el de desarrollo rural en las zonas bajo influencia de la guerrilla.