Sin Barguil el conservatismo queda tan roto como antes, aunque se note menos

Imagen

Presidente del Partido Conservador, David Barguil.

En dos meses David Barguil dejará de ser el vocero del Partido Conservador. Nadie sabe quién lo puede reemplazar, por la división interna.

El representante cordobés David Barguil dejará la presidencia del directorio conservador en agosto, después de dos años de ser el vocero de los azules. Deja un partido que da la apariencia de estar más unido que cuando llegó, pues el directorio viene tomando decisiones gruesas por unanimidad, pero que sigue teniendo en el corazón una profunda ruptura entre congresistas santistas y no congresistas antisantistas.

Esa división se nota en varios hechos, más o menos visibles, de las últimas semanas.

1

Acto legislativo para la paz: no, pero sí

La semana pasada varios medios como Semana, Caracol o El Espectador anunciaron que el Partido Conservador había condicionado su apoyo al Acto Legislativo para la Paz, impulsado por el gobierno de Juan Manuel Santos. Sin embargo, al día siguiente sus congresistas votaron a favor de ese proyecto.

 

En realidad, los tres congresistas azules que votaron (Juan Carlos García de Risaralda, Pedrito Pereira de Bolívar y Heriberto Sanabria del Valle, pues los otros tres azules de la comisión estaban ausentes) cumplieron exactamente con lo que había acordado la junta de parlamentarios: presentar una proposición en el debate.

Lo que ocurrió es que era igual a una que había presentado previamente la representante verde Angélica Lozano, y que por lo tanto se votó primero. En esa votación los tres azules acompañaron a Lozano, pero fueron derrotados, y pidieron que su proposición quedara como constancia, para no repetir innecesariamente una votación que iba a quedar igual.

Es decir, los congresistas sí hicieron lo que había acordado la bancada pero fueron derrotados.

Pero, al hacerlo, dejaron al desnudo que la posición del partido en realidad no era condicionar su apoyo al acto legislativo, que era la impresión que había quedado, sino apoyarlo con una modificación que no era indispensable.

La aparente contradicción se debe a que los congresistas son cercanos al gobierno, por lo que votan a favor sus proyectos en el Congreso mientras el partido mantiene un discurso distante a Santos.

 
2

Representación en el gobierno: sí, pero no

Los conservadores tienen representación burocrática pero no la reconocen totalmente como propia. Y no se quejaron de que se redujera en los cambios recientes de Juan Manuel Santos.

Con las nuevas entidades del agro los azules han perdido el manejo que tenían del sector. Manejaban el ICA y el Incoder . Ahora que éstas fueron reemplazadas por nuevas entidades, Santos le ha dado dos a los liberales que se han quedado ya con una de las nuevas entidades del agro, la Agencia Nacional de Tierras y con Finagro y el Banco Agrario; y La U con otra, la Agencia de Desarrollo Rural, en cabeza de Carlos Eduardo Géchem.

 

En principio, los azules mantienen dos ministerios, el de Hacienda con Mauricio Cárdenas y el de Minas con Germán Arce, y algunas entidades ma´s pequeñas, como el Ipse en cabeza del antioqueño Gerardo Cañas Jiménez.

Pero esos cargos difícilmente satisfacen al Partido: los ministros no vienen directamente de la bancada parlamentaria, Arce no era conocido por los congresistas hasta hace dos meses y tiene un perfil más técnico que político y Cárdenas, el más poderoso y visible entre los dos, no solo le ha dado juego a los azules sino también a La U.

Además, según dos congresistas azules, entre ellos sienten que Cárdenas ha llenado los cargos con personas más de su confianza que cuotas del partido, y para demostrarlo citan el caso de Arce y del presidente de Coljuegos, Juan B Pérez.

A pesar de eso, los azules no se han quejado: por el lado antisantista, porque sienten que no deberían tener representación de entrada, y por eso no dijeron nada frente a los cambios; en la otra orilla, los congresistas siguen interesados en mostrarse cercanos al Gobierno y a los ministros azules.

 
3

Habrá convención, pero quién sabe

Después de varios meses con el asunto entre el tintero, el miércoles pasado el directorio azul decidió que va a hacer una convención nacional del partido para elegir un nuevo directorio, pues el actual tiene varios miembros elegidos popularmente ya hace 8 años. Esa convención es clave también con miras a las elecciones de 2018, pues en ella se podría discutir si habrá candidato propio y cómo se va a elegir.

El directorio también decidió que habrá convenciones departamentales para elegir los de los departamentos y municipios, pues a los actuales se les venció el período hace meses.

Esas decisiones se tomaron por unanimidad, con derrotas de los dos lados: los congresistas lograron que los directorios sean elegidos por convenciones donde ellos tienen mucho poder y no por consulta popular, y los antisantistas que se haga una convención nacional centralizada y presencial, lo que le quita a los congresistas el poder que tendría de haberse acogido su propuesta de hacerla vía skype, pues así habrían podido manejar a sus huestes en cada departamento.

Sin embargo, esa unanimidad no es prueba de que la división ya no exista, y por eso la decisión de la semana pasada dejó varias cosas en el aire.

Primero, todavía no se sabe si las convenciones departamentales se harán antes o después de la nacional, una decisión que es clave porque en las primeras los congresistas tienen la sartén por el mango, y por eso si se hacen primero llegan reforzados a la convención nacional.

Segundo, aún no es claro si la convención nacional se hará en Bogotá o en otra ciudad. Y de dónde se haga depende en buena medida qué convencionistas podrán asistir (entre los que irán están concejales y ex concejales, diputados y ex diputados, congresistas y ex congresistas y todo tipo de “ex” como ex ministros o ex magistrados)y, por lo tanto, qué ala va a tener la mayoría.

 
4

No hay nombres para reemplazar a Barguil

Uno de los rasgos de la presidencia de Barguil fue su intención de mantener la unidad del partido y, para eso, no ser ni santista ni antisantista. Eso, que se manifiesta en decisiones como la de marzo, cuando declaró que el partido no entraba a la Unidad Nacional (como se había especulado) pero sí apoya a Santos en temas de paz, le costó roces con los dos lados.

Del lado antisantista, le reprochan cosas como haberse reunido con las cabezas de los partidos de la Unidad Nacional y con el presidente Santos, o de supuestamente haber planteado la posibilidad del ingreso a la Unidad Nacional a fines del año pasado.

El caso más claro de esos choques fue con el senador boyacense Jorge Hernán Pedraza, quien en una reunión de parlamentarios y directivas hace aproximadamente un mes, le dijo al representante cordobés que ha convertido al partido azul en el del ex presidente liberal César Gaviria, suegro de Barguil. Aunque esa posición no necesariamente es comapritda por todos los congresistas, sí muestra el desgaste que ha sufido Barguil.

Del lado santista, a Barguil le han cobrado que él no les ha conseguido cargos ni contratos en el Gobierno y que, según algunos, se la ha jugado más por sus proyectos propios (como la firmatón contra Electricaribe o sus proyectos de ley) que por el partido.

Todo eso muestra que el equilibrismo de Barguil no es fácil y tiene costos, y por eso no es fácil saber quién lo puede reemplazar justo para el período preelectoral, cuando son particularmente importantes para los políticos decisiones que dependen del partido, como el manejo de la plata que le da el Estado para funcionar o la estrategia publicitaria previa a las elecciones.

Una opción es que la convención decida cambiar el modelo de directorio por una jefatura única, pero de ocho fuentes que consultó La Silla solo una vio viable esa opción. Y, en ese caso con la condición de que el jefe único sea el ex presidente Andrés Pastrana, con la idea de que él está fuera del juego político y tiene el peso de ser ex presidente.

De hecho, cuatro de las otras fuentes también dijeron que la única opción de un jefe único sería Pastrana, pero que no hay ninguna posibilidad de que acepte.

Por una parte, porque está enfocado en una agenda internacional, y por otra, porque creen que un opositor tan grande al proceso de La Habana tendrá resistencias entre los congresistas que sí apoyan el proceso, e incluso que son santistas.

Por eso, es más probable que se mantenga un directorio como el actual, pero en ese caso tampoco es claro quién lo integraría (la convención elegiría a la mayoría de sus integrantes) y menos quién de esos miembros podría ser un presidente.

Además, según los estatutos del partido, el actual directorio va a terminar su período entre julio y agosto. En ese cambio, saldría Barguil.

Quedarían fijo ocho congresistas (los representantes a la Cámara son Inés López, del Atlántico; Alvaro López Gil, del Valle; Ciro Rodriguez, de Norte de Santander; y Luis Fernando Urrego, de Caquetá; y los senadores Efraín Cepeda, Yamina Pestana, Olga Suárez Mira y Myriam Paredes), más los miembros que elija la convención.

Con todos esos cambios en juego, siete fuentes conservadoras aseguran que no ven quién podría convertirse en presidente del directorio sin que se sintiera que una de las dos alas ganó. Otra fuente dijo que se estaba abriendo paso el nombre del senador Juan Manuel Corzo como figura de equilibrio, pero al preguntarle le dijo a La Silla que no sabía siquiera de esa posibilidad.

 
5

Las dudas del candidato para 2018

Aunque todas las fuentes con las que habló La Silla (cinco congresistas y tres miembros del directorio que no son congresistas) explicaron que el partido está decidido a tener candidato propio en 2018, son divergentes las motivaciones para tenerlo, el mecanismo para elegirlo y el nombre de quién podría ser.

Sobre el tapete están, para todos, los nombres del procurador Alejandro Ordóñez y la ex candidata presidencia Marta Lucía Ramírez, como potenciales candidatos azules. Sin embargo, varias de las fuentes ven posible que cualquiera de ellos o incluso los dos decidan lanzarse por fuera del partido, como forma de arrastrar más votos.

Todas las fuentes ven al tercero que ha sonado, el del ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, fuera de combate porque según ellas, la mala situación económica y la reforma tributaria que se vienen seguramente van a golpear su popularidad, sigue sin ser muy conocido y sus buenas relaciones con algunos congresistas se deben más a su cargo que a un liderazgo propio.

Al lado de ellos se han lanzado dos nombres: el ex gobernador del Valle Ubeimar Delgado se lanzó y el representante Heriberto Sanabria, del mismo departamento, lanzó públicamente a Barguil hace dos semanas.

Sin embargo, las fuentes ven esos dos anuncios más como movidas para impulsar esos dos movimientos, rivales en la política local, que como verdaderas intenciones políticas (aunque el nombre de Barguil se ha venido dicutiendo previamente entre varios representantes y no solo Sanabria).

Frente a ese panorama en el que no se sabe qué precandidatos llegarán finalmente, tampoco es claro cómo se elegirían. En 2014 una convención abierta sorprendió a los congresistas que querían apoyar la reelección de Santos, pues Marta Lucía Ramírez había hecho un trabajo intenso con las bases y salió elegida. Por ese precedente no es fácil que ese escenario se repita.

En cambio, una consulta popular gana fuerza, pues según las fuentes permitiría mostrar a un partido fuerte. El problema es que es mucho más costosa que una convención y que si no están Ramírez ni Ordóñez, podría terminar recogiendo pocos votos y convirtiéndose entonces en una derrota para el partido.

Tomar esas decisiones va a ser más difícil porque el objetivo no es el mismo para todos.

Para los congresistas tener un candidato es clave porque los jalona en las legislativas y, si el candidato no pasa a segunda vuelta, les da otro activo para negociar su apoyo a los candidatos que sí pasen.

En cambio, para varios antisantistas tener un candidato como Ramírez y Ordóñez es una alternativa para volver al poder con banderas propias, o por lo menos la posibilidad de posicionar al partido ante la opinión pública como una alternativa de centro derecha que se diferencia de Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe.

 
Compartir
0