Instalado el nuevo Congreso y cerrados los acuerdos entre los partidos sobre el número de sillas que cada uno tendrá en las distintas comisiones, el pulso de los congresistas dentro de sus colectividades por estos días es por quién llega a qué comisión a ocupar esos asientos. Una de las más peleadas en la coalición de Gobierno es la Comisión Tercera, que es la de la plata.
Todos quieren con la Comisión Tercera
Instalado el nuevo Congreso y cerrados los acuerdos entre los partidos sobre el número de sillas que cada uno tendrá en las distintas comisiones, el pulso de los congresistas dentro de sus colectividades por estos días es por quién llega a qué comisión a ocupar esos asientos. Una de las más peleadas en la coalición de Gobierno es la Comisión Tercera, que es la de la plata.
Tradicionalmente, las lupas se posan en las comisiones primera de Senado y Cámara, en donde se tramitan todas las reformas constitucionales y leyes estatutarias, entre otras, y siempre se ha dicho que por ahí pasan los congresistas presidenciables y los más mediáticos. Pero aunque sobre esa también hay pulsos internos en los partidos, la mayor congestión se presenta en el caso de la tercera de Senado.
Al menos eso pasa en La U, el partido mayoritario del presidente Juan Manuel Santos, en donde tienen seis postulantes para ocupar un cupo en esa comisión.
La colectividad tiene derecho a tres asientos en esa célula, pero dos ya son fijos de Bernardo ‘ el Ñoño’ Elías (por haber sido la segunda votación de La U y porque viene de estar ahí) y Germán Hoyos (por venir de esa comisión).
El tercer cupo se lo disputan Andrés García Zuccardi (quien heredó la curul de su mamá, la exsenadora Piedad Zuccardi, en juicio por parapolítica), Sandra Villadiego, José Alfredo Gnecco (del clan Gnecco del Cesar), Ángel Custodio Cabrera, Miguel Amín y Eduardo Pulgar (quien heredó la curul de su ex pareja Karime Motta).
Todos excepto Pulgar y García Zuccardi, que se estrenan en el Congreso, subieron de la Cámara al Senado, y todos han solicitado formalmente al partido entrar a esa Comisión.
Aunque los criterios de las colectividades para elegir en esos casos son el número de votos y la antiguedad, cada uno ha esgrimido su mejor argumento.
La Silla supo que Pulgar y García Zuccardi argumentan que se lo merecen porque ambos heredaron curules de congresistas que estaban en esa comisión. Gnecco y Amín dicen que el cupo es suyo porque vienen de las comisiones económicas de la Cámara (Gnecco de la 3 y Amín de la 4).
Un compromisario de la coalición santista le explicó a La Silla que, en el caso de Pulgar y García, “el argumento es absurdo porque no existe un derecho de familia a estar en una comisión”, y que seguramente el puesto será para Gnecco, que no sólo tiene antiguedad en el Congreso sino que es la quinta votación de La U con 97 mil votos. Aunque si el criterio fuera técnico, Ángel Custodio Cabrera es más experto en temas económicos. La última palabra en el caso de La U la tiene el jefe de esa colectividad, Sergio Díaz-Granados.
A García Zuccardi lo empezó a mover para esa comisión desde hace ya varias semanas, como lo contó La Silla, su padre, el exsenador Juan José García Romeroquien fue condenado por corrupción y antes le había heredado la misma curul a su esposa Piedad Zuccardi.
Dos fuentes conocedoras de La U le dijeron a La Silla que aunque el novato senador insistió hasta anoche, es muy probable que él termine en la Comisión Sexta. “Como nadie cede y no hay para todos, muchos no van a quedar contentos”, dijo una de esas fuentes.
El interés no es exclusivo de La U. La Silla supo que una de las exigencias de Cambio Radical en la negociación de los asientos en las comisiones, fue que de sus nueve senadores cuatro fueran a las comisiones económicas (la tercera y la cuarta).
Aunque ahí sí lo resolvieron rápido: para la tercera irán Antonio Guerra y Bernabé Celis (que ya estaban ahí en el periodo pasado) y en la cuarta quedaron Juan Carlos Restrepo (que también ya estaba) y Arturo Char.
¿Por qué la Tercera?
Dos anécdotas más evidencian lo apetecida que es la Comisión Tercera: el representante Yahir Acuña, hombre clave para la reelección desde Sucre, pidió a la coalición santista (y le concedieron) mantener su asiento en la Comisión de Acusación (que no es de las constitucionales permanentes) y además pasar de la Segunda a la Tercera.
También, el Ñoño Elías declinó ser presidente del Senado el tercer año del Congreso y entre sus argumentos para hacerlo, además de bajarle a la pelea que había en La U por esa dignidad, está que a cambio le exigían irse de la Comisión Tercera a la Segunda. Todos los que van a ser elegidos presidentes de la Cámara o de Senado en compensación deben irse a la Comisión Segunda, que tramita temas de seguridad y relaciones internacionales y es la que menos interés despierta en algunos congresistas.
¿Por qué todos quieren con la Tercera? Porque es la encargada de tramitar la reforma tributaria, el Plan de Desarrollo, el Presupuesto General de la Nación y las estampillas que son tan codiciadas por los alcaldes. Sus congresistas ayudan a construir y tienen toda la información del presupuesto nacional. Pueden adicionar y modificar rubros y saben de primera mano a qué entidades exactamente irá la plata. De esa manera, tienen claro en dónde pueden hacer la gestión de recursos para invertir en sus regiones. Además, tienen comunicación constante con el Ministro de Hacienda. En resumen, esta comisión es clave para los llamados cupos indicativos o mermelada.
La mermelada ha sido defendida por el presidente Juan Manuel Santos diciendo que no es más que inversión regional que puede ser sugerida por los congresistas. Sin embargo, como lo reveló La Silla en una investigación, hay casos de legisladores que compran y venden sus cupos indicativos y que, según fuentes conocedoras, redireccionan los contratos que se financian con esos cupos a contratistas cercanos que les pagan una comisión por esa vuelta.
Más que la Comisión Cuarta, que también es económica y sesiona en conjunto con la Tercera para discutir el Plan de Desarrollo y el presupuesto, la Tercera es una comisión pechichona porque en ella se tramitan todo el resto de iniciativas de carácter económico, incluyendo las reformas tributarias. Eso significa no sólo que conocen las iniciativas primero, sino que escogen a los ponentes.
En la Cuarta de Cámara se radica el presupuesto, sí, pero sus otras misiones son discutir temas de control fiscal, patentes y marcas y el control de calidad y precios.
Por la Tercera, en cambio, “tiene que pasar todo lo que tenga que ver con plata”, como le explicó a La Silla una fuente que ha estado en esa célula.
“Esta es la comisión más importante del Congreso en donde están los congresistas más pesados. Los que están ahí saben en dónde está la plata primero que todo el mundo y en dónde se pueden presentar proyectos de inversión regional. Uno sabe que instituto que no tenga plata no se le presentan proyectos”, agregó la misma fuente.
“Los congresistas que están ahí tienen varias ventajas: hablan todo el tiempo con el Ministro de Hacienda, pero además negocian todo antes de que los proyectos lleguen a plenaria. Por eso no es gratuito que grandes electores estén y quieran seguir ahí”, dijo por aparte a La Silla un senador que no ha estado en esa célula legislativa.
En ese sentido, los dos senadores más votados de La U (y dos de los que recibieron más mermelada, según la denuncia uribista basada supuestamente en los archivos sacados del 'computador de Palacio'), están justamente ahí en las comisiones económicas: Musa Besaile en la cuarta y Ñoño Elías en la tercera.
Esta semana se sabrá exactamente quiénes quedaron y quiénes no en este espacio reservado para los más votados del Congreso. Por las manos de los elegidos pasarán nada menos que todos los acuerdos que se pacten para hacer la paz en La Habana y tengan que ver con recursos.