Uribe abre el abanico en Bogotá para forjar un candidato viable

Silla Cachaca

Paloma Valencia, Diego Molano, Samuel Hoyos, Daniel Palacios y Ángela Garzón.

Ante la falta de precandidatos fuertes del uribismo a la Alcaldía, el expresidente busca que más caras suenen desde ya para que el elegido llegue fortalecido a la consulta que harán sectores de derecha.

El impulso que el expresidente Álvaro Uribe le dio a la senadora Paloma Valencia y al representante Samuel Hoyos para que sean precandidatos a la Alcaldía de Bogotá, fue una manera de lanzar un globo con el mensaje de que quiere un ramillete de aspirantes más diverso, y que el Centro Democrático debe arrancar rápido su campaña con el fin de hacer viable al elegido de cara a la consulta que harán los sectores de derecha para definir candidato único.

Hasta ahora los precandidatos del uribismo a la Alcaldía de Bogotá son los concejales Ángela Garzón y Diego Molano, que esperaban arrancar este mes, en conjunto, una serie de foros para dar a conocer sus propuestas.

Se esperaba que se les sumara su colega Daniel Palacios, Presidente del Concejo, al que dentro del uribismo en la ciudad le ven intenciones de lanzarse y viene haciendo unos encuentros en las localidades para que comerciantes y líderes barriales planteen inquietudes sobre seguridad; son encuentros a nombre del Concejo, pero en los que él es protagonista porque el resto de concejales prácticamente no va. La Silla Cachaca le escribió y lo llamó para preguntarle si finalmente aspirará, pero no respondió.

El caso es que Uribe se encargó de ampliar el abanico con su llamado a Paloma Valencia y a Samuel Hoyos. Ambos dijeron que lo pensarán, pero ninguno ha confirmado (además deben resolver si jurídicamente es viable, pues hay interpretaciones encontradas sobre si están habilitados o debieron renunciar a finales de octubre y ya se les hizo tarde).

Aunque fuera un globo, en todo caso la salida del expresidente no fue gratuita.

Su anuncio lo hizo al día siguiente de publicada la encuesta de Guarumo y Ecoanalítica en la que los concejales Garzón y Molano marcaron, respectivamente, 2,8 y 4,2 por ciento, muy por debajo de Claudia López, que punteó con 21,7 por ciento a  pesar de que no ha anunciado que se lanza.

Todavía es muy temprano afirmar que están perdidos, pero esa medición sí mostró que es mucho el camino que tienen por recorrer para, al menos, ser reconocidos en una parte importante de la opinión y volverse competitivos.

De hecho, el portal uribista Los Irreverentes, cuyas opiniones sirven para tantear cómo un sector del uribismo más radical percibe las movidas del Centro Democrático, dijo que a pesar de que la bancada de concejales es buena, “ninguno de los actuales cabildantes tiene el peso específico ni la capacidad política” para competir por la Alcaldía.

A eso se suma que, como le dijo Molano a La Silla Cachaca, desde hace meses Uribe había pedido que fueran varios precandidatos, y como hasta la semana pasada sólo estaban los dos concejales y pronto iniciarían sus foros, el expresidente lanzó más nombres, que a su vez representan otros sectores del uribismo.

Y es que mientras Garzón y Molano se definen, y son vistos por otros uribistas, como de centro (tal cual lo hizo Iván Duque en su momento), Paloma Valencia y Samuel Hoyos están más a la derecha.

Él proviene del sector conservador de la casa de Álvaro Gómez Hurtado y puede atraer votantes godos (fue la segunda votación más alta del partido a la Cámara, con 40 mil votos), mientras ella ha mostrado ser una voz vehemente en el Senado que, aunque no tiene una relación política estrecha con Bogotá (aquí sacó 8 mil de sus 30 mil votos) es muy mediática y posiblemente Uribe la haya pensado para contrarrestar la figura de Claudia López, nos dijo otra fuente uribista.

De hecho, luego de que Uribe lanzó su nombre como posible precandidata, aceptó que a pesar de sus diferencias con López, tienen similitudes de estilo.

Además de ampliar el abanico de candidatos, lo que hizo Uribe fue poner de una vez en la agenda la apuesta de su partido por Bogotá para el año entrante, con la idea de, como en las presidenciales, arrancar antes que el resto para coger ventaja.

Eso es importante porque la centroizquierda llegará a esas elecciones con un impulso fuerte gracias a los buenos resultados que obtuvo este año en Bogotá (‘Los Decentes’ de Petro obtuvieron dos curules en la Cámara, Fajardo ganó en primera vuelta y Petro en segunda, y la consulta anticorrupción, impulsada sobre todo por los verdes, el Polo y Colombia Humana, arrasó en la ciudad).

Pero sobre todo, el impulso de Uribe desde ya a la campaña del Centro Democrático es importante para que ese partido tenga un chance dentro de la consulta que planea hacer la derecha para definir un candidato único.

“Uribe es muy hábil. Esta es la repetición de una fórmula que ya aplicamos en las presidenciales. Creemos que Duque le ganó en la consulta a Marta Lucía Ramírez y a Alejandro Ordóñez en buena parte porque tenía un terreno ganado con la campaña que había hecho antes para definir al candidato del partido frente a Paloma Valencia, Rafael Nieto, María del Rosario Guerra, Carlos Holmes”, le dijo a La Cachaca un representante uribista que pidió no ser citado.

Y agregó: “Nos estamos adelantando seis meses y eso es invaluable porque podemos llegar con la fuerza suficiente para derrotar a Miguel Uribe y todos los otros que se metan en la consulta”.

Las demás fuerzas que se meterían en esa puja aún no definen su estrategia. Cambio Radical, el Partido Conservador y los liberales ni siquiera tienen precandidatos. Y todo indica que el exsecretario de Gobierno Miguel Uribe sí se lanzará por firmas, pero en todo caso no ha hecho oficial su aspiración.

El uribismo quiere empezar a moverse desde ya, aunque lo primero que tiene que definir es si logra ampliar el ramillete de aspirantes, como pide Uribe.

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