Vargas se juega el control de Cambio en Bogotá

Silla Cachaca

Germán Vargas Lleras.

Su intención de cerrar la lista al Concejo, a pesar de la oposición de los concejales, es un nuevo intento por mantener el control del partido luego de su debacle en las presidenciales.

La intención que tiene el exvicepresidente Germán Vargas Lleras de cerrar la lista de Cambio Radical al Concejo de Bogotá, la ciudad donde creció políticamente, comienza a convertirse en otro capítulo de su intento por mantener el control del partido después de su debacle en las elecciones presidenciales de 2018.

Esto porque la mayoría de concejales no está de acuerdo y cree que sería un suicidio para el partido y un riesgo tan grande para ellos, que de cumplirse la intención de Vargas podrían enviar candidatos suyos a otros partidos con la idea de reelegirse en cuerpo ajeno. Es decir: que sus votos no se irían para Cambio.

Entre esta y la otra semana la bancada se reunirá con Vargas para discutir el tema, que por ahora es una mostrada de dientes del líder máximo de ese partido, y el que tiene el poder de decir a quién avalar, que puede marcar la relación de él con su partido en Bogotá, como ya pasa en el Congreso.

 

De la tensión con Peñalosa a la idea de mantener un partido leal

La relación entre Vargas Lleras y la bancada de Cambio Radical en el Concejo comenzó a tensionarse, al menos públicamente, desde noviembre del año pasado, cuando él les pidió a sus nueve concejales que votaran no al proyecto de valorización que el alcalde Enrique Peñalosa había presentado, pero seis votaron que sí y fueron claves para que pasara.

Para esa época ya había indicios de que el exvicepresidente, tras su estruendosa derrota en las elecciones, había comenzado a perder el poder de dar la última palabra en las decisiones de su partido. Se notaba en el Congreso y ahora en Bogotá.

Para el caso de la capital, incluso, él y la bancada al Concejo no se han reunido desde entonces. Y mientras él mantenía desde su columna en El Tiempo críticas duras contra Peñalosa, hace unas semanas comenzó a esparcirse el rumor de que pretende cerrar la lista para afectar a los que habían aprobado la valorización: Julio César Acosta, Rolando González, César García, Juan Felipe Grillo, Pedro Julián López, Jorge Lozada y José David Castellanos (estos dos últimos no se verían afectados porque no aspiran a la reelección).

“Uno creería que él puede estar molesto porque nos ve muy peñalosistas”, nos dijo uno de ellos que pidió que no lo citáramos.

Cerrar la lista los afectaría porque Vargas decidiría el puesto que ocuparía cada uno. Y como entre más lejos al primer lugar, más difícil la tienen, para los concejales no es negocio quedar muy lejos así tengan muchos votos, pues todos prevén que Cambio pierda curules por su apoyo al impopular alcalde Peñalosa y en medio del crecimiento que trae desde el año pasado la centroizquierda de Petro y los verdes.

Después de hablar con cinco fuentes del partido, La Silla Cachaca confirmó ayer que Vargas sí ha dicho en reuniones, al menos dos veces, que quiere cerrar la lista. Y que les ha enviado a los concejales ese mensaje con su hermano, Enrique Vargas Lleras (que es directivo de Cambio Radical) y con el Secretario General del partido, Germán Córdoba, que es el que está firmando los avales. Cuando contactamos a este último, nos dijo que no hablaría del tema.

Lo que no pudimos confirmar de primera mano es la razón exacta para que Vargas quiera cerrar la lista.

Aunque castigar el voto por la valorización es una versión que ha venido escuchando La Silla Cachaca desde hace unas semanas, se trata de la suposición de algunos concejales, pero eso es lo que ellos quieren corroborar en la reunión que le pidieron para los próximos días.

Además, hay una interpretación que va más allá y nos la contaron, por aparte, un político del partido y una fuente que ha estado al tanto de la discusión. Según ellos, después de unas presidenciales en las que Vargas se consagró como el candidato de la clase política tradicional y de la maquinaria sin que eso le sirviera para ganar y, en cambio, lo dejó como aliado de políticos cuestionados, su apuesta en Bogotá sería por otro tipo de candidatos que muevan más opinión y que por ahí derecho le garanticen lealtad.

“Si cierra la lista y pone buenos nombres que muevan opinión, Vargas puede lograr algo en Bogotá”, nos dijo el político. “Aunque ha sido hermético, no descarte que esté pensando que es mejor tener unos pocos concejales propios y demostrar que sigue teniendo el control, a apostarle a tener hartos sin tener ese control garantizado”.

Esto último nos lo dijo un concejal según el cual ya son varias las ocasiones en las que a Vargas le han escuchado que no está dispuesto a ser un subordinado y que, así pierda curules, “depurar es ganar”.

Vargas ya marcó un precedente en 2013, antes de la inscripción de listas a la Cámara para las elecciones al Congreso de 2014. Concejales, ediles y varios candidatos a la Cámara pedían abrir la lista para apoyar cada uno a sus candidatos, cada uno con maquinaria propia. Sin embargo, Vargas se la jugó por cerrarla y mantener como cabeza de lista a Rodrigo Lara, que al final fue el único elegido. Eso le valió que varios aspirantes se salieran, pero mantuvo su decisión.

En ese momento tenía una apuesta clara de opinión como Lara, pero para las locales de este año eso no pinta fácil.

El límite de Vargas y los dientes de los concejales

Vargas tiene un problema si cierra la lista: no es claro a quién pondría para que jale los votos a punta de opinión.

De hecho, ni siquiera dejando la lista abierta es claro quién podría encabezar la lista al Concejo, un lugar para el que los partidos suelen buscar a alguien que mueva opinión más que maquinaria.

Se rumoró por unos días que podría ser su hija Clemencia, alejada hasta ahora de la política, pero eso parece descartado y tampoco suenan otros nombres con perfiles de ese corte para que cumplan esa función.

Otro candidato para eso sería el concejal Roberto Hinestrosa, que no depende de la maquinaria y ya encabezó la lista en 2015. Al menos entre los concejales no genera resistencia.

Pero, en términos generales, Vargas “no tiene a quién meter. Por eso yo que creo que quiere poner a sufrir a los concejales”, nos dijo un político de Cambio.

Sea cual sea la intención, los concejales sí pueden tener un as bajo la manga, como contó CM& la semana pasada: poner a familiares a competir en otros partidos como el Centro Democrático para que sus estructuras se vayan para allá y les garanticen a ellos mantener poder con una curul, así sea en cuerpo ajeno, así Cambio se vaya al traste.

Dos de ellos: Rolando González, que supuestamente lanzaría a su hermano, y Julio César Acosta, que supuestamente lanzaría a su esposa, nos dijeron que no son más que rumores para debilitar el partido y descartaron que eso vaya a ocurrir.

Sin embargo, un concejal que nos habló fuera de micrófono nos dijo que si Vargas cierra la lista, “seguramente los concejales no se van a quedar quietos”, con lo que dejó abierta esa posibilidad.

Lo que se definirá en la reunión de los próximos días, a menos de tres semanas de que se cierren las inscripciones de listas, es si Vargas se da la pela de que su partido se merme para seguir manteniendo el control, o si deja abierta la lista, negociando con los concejales, a pesar de que ya la suya no seguirá siendo la última palabra, como pasa con su bancada en el Congreso.

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