Con los alcaldes controlando, la reapertura de Duque se desacelera

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Presidente Iván Duque, durante su programa de ayer. Foto: Presidencia de la República.

La decisión del Presidente de que los mandatarios locales definan cuáles empresas abren y cuáles no hará que la construcción empiece de a poco esta semana y que la manufactura tenga que esperar más.

 

Con las medidas para abrir los sectores de la construcción y la manufactura, hoy comienza una nueva extensión de la cuarentena nacional por la propagación del coronavirus. Y aunque hace una semana el presidente Iván Duque dio a entender que la reapertura arrancaría de una, al dejar en manos de los alcaldes los controles y la potestad de definir las empresas que abren en realidad ésta será más gradual.  

La facultad se las dio el mismo Duque en el decreto de ampliación del confinamiento que sacó el viernes en la noche, y varios ya comenzaron a usarla dejando claro que habrá una gradualidad tal que a la construcción todavía le quedan unos días para entrar de lleno y la manufactura, en algunas ciudades como Bogotá y Cartagena, es posible que ni siquiera comience a operar de aquí al 11 de mayo, cuando termina este periodo.

Esto era previsible desde el lunes pasado, cuando Duque anunció la reapertura, pero no haberlo comunicado de manera clara, su demora en sacar el decreto y el reclamo de varios alcaldes y sectores políticos, encabezados por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, armaron un revuelo y una confusión que sólo se vino a aclarar en las últimas horas.

De la idea de reapertura total a la de gradualidad

El lunes pasado, cuando Duque anunció que la cuarentena se extendería desde hoy y hasta el 11 de mayo con el regreso a sus labores de la construcción y de la industria manufacturera, él no dijo que los alcaldes serían los protagonistas de esa movida.

De hecho, en su programa de las 6 de la tarde, dijo ese día: “Hay lineamientos puntuales para ellos (construcción y manufactura) y nosotros estaremos haciendo esa evaluación de aquí al 11 de mayo”.

Sin embargo, su vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, sí dijo en ese mismo programa que la reapertura de esos dos sectores “no quiere decir que automáticamente salen, sino que hay que verificar. Por eso es tan importante el trabajo con los alcaldes. Empresa que no cumpla el protocolo es una empresa que no puede salir, no importa que no esté en un sector autorizado” (pero esto, por ejemplo, no quedó en el comunicado de prensa de Presidencia sobre la extensión de la cuarentena).

En todo caso, eso iba en línea con lo que un día antes había anticipado La Silla Vacía: que dentro de la preparación que estaba haciendo el Gobierno para reabrir la construcción, tenía planeado dejarle el trabajo de verificación de protocolos a las alcaldías.

Sin embargo, la alcaldesa Claudia López dejó en el aire un halo de incertidumbre sobre cuáles iban a ser en detalle los procedimientos de la reapertura, pues un día después del anuncio de Duque dijo que en Bogotá ambos sectores no podían salir al tiempo porque la Alcaldía no tendría cómo verificar en una semana los protocolos de todas las obras y empresas que retomarían sus labores.

Se quejó, en particular, de que el anuncio sobre la manufactura Duque no se lo había dado a conocer antes, por lo que no habían comenzado a trabajar con los representantes de ese sector, a diferencia de lo que ya había hecho con la construcción, con cuyos representantes ya llevaban dos semanas trabajando en los requisitos que debían cumplir, no sólo en protocolos de bioseguridad sino de movilidad: cuántos empleados tenía cada obra y cómo se movilizaban de la casa al trabajo y viceversa, con el fin de planear la operación de Transmilenio para no saturar el sistema.

Esa queja, por tratarse de Bogotá, la ciudad que más trabajadores mueve (entre esos dos sectores suman 700 mil), la que que desde un principio ha sido el foco de contagio (hasta ayer había 2.245 de los 5.379 casos confirmados), y por provenir de Claudia López, que desde el alto perfil que le da su cargo se ha convertido desde el comienzo de la emergencia en la contraparte más visible de Duque, generó un revuelo nacional por la forma como se estaba pensando la reapertura y le puso presión al Gobierno sobre las consecuencias negativas de sacar a mucha más gente.

López sumó aliados en su causa de exigir una reapertura gradual, por medio de una carta a Duque que además de ella firmaron alcaldes que tuvieron aval de su partido, Alianza Verde, como Jorge Iván Ospina (Cali), Carlos Mario Marín (Manizales), Luis Antonio Ruiz (Florencia), Jairo Yáñez (Cúcuta), Felipe Harmán (Villavicencio), Juan Carlos López (Popayán) y Alejandro Fúneme (Tunja); los gobernadores Ramiro Barragán (Boyacá) y Carlos Caicedo (Magdalena), así como alcaldes de otras 19 ciudades no capitales y los congresistas de la bancada verde en el Congreso.

Hasta el viernes en la noche, cuando el Gobierno publicó el decreto de extensión de la cuarentena, se conoció en detalle cómo era que pretendía manejar la reapertura, y ahí quedó claro que el control, efectivamente, lo tendrían los alcaldes.

Ya lo había venido ambientando en medios, pues por ejemplo el ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, dijo esa mañana que el Gobierno daba lineamientos generales pero “los alcaldes tendrían la llave de la gradualidad”, y Duque se preocupó esa noche por hacer énfasis en esa idea durante su programa.

Y de hecho el sábado, ese espacio lo compartió con los alcaldes de Medellín, Daniel Quintero; de Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas; de Montería, Carlos Ordosgoitia y Trinidad (Casanare, Jesús Monroy); y ayer con los gobernadores de Sucre, Héctor Olimpo Espinosa; del Meta, Juan Guillermo Zuluaga; del Quindío, Roberto Jairo Jaramillo, y de Cundinamarca, Nicolás García.

Eso significará, a la larga, que así en un primer anuncio haya quedado en el aire la idea de que desde hoy comenzaría en forma la primera parte de la reactivación económica en la que ha insistido Duque para que el coronavirus no le pegue tan fuerte al país, la cosa será a un ritmo lento que, de hecho, dependerá de cada ciudad.

Y políticamente muchos lo podrán interpretar como un triunfo de los alcaldes sobre Duque. Al menos, Claudia López así lo dio a entender anoche, cuando en un trino le agradeció al Presidente por “haber tenido en cuenta nuestras propuestas”, algo que ya había hecho ella cuando Duque decidió extender la cuarentena desde el 13 de abril y no aplicar desde ese momento el que el llamó el “aislamiento inteligente”, que es precisamente lo que pretende comenzar a aplicar desde la etapa que comienza hoy.

Las movidas de los alcaldes

Bogotá es la muestra más clara de cómo la potestad a los alcaldes de hacer el control sobre las empresas redunda en una desaceleración de los planes que inicialmente anunció Duque.

Allí Claudia López anunció anoche que, precisamente por la facultades que le dio el Presidente, hoy no arrancará a trabajar ninguna obra de construcción ni ninguna empresa manufacturera en Bogotá, ya que primero deberán registrar la información sobre el cumplimiento de los protocolos en una página web que pusieron al aire con ese fin.

Y agregó que los trabajadores de las obras de construcción privadas, en todo caso, sólo podrán entrar a las 10 de la mañana para que no coincidan en el transporte público con los trabajadores de los otros 36 sectores que ya hay en la calle desde un comienzo, como salud, abastecimiento y domicilios.

En Medellín, Daniel Quintero hará algo similar, y por ejemplo agregó entre sus medidas de control que la empresa que presente al menos dos trabajadores contagiados será cerrada.

Lo propio hizo Juan Carlos Cárdenas en Bucaramanga (que hizo énfasis en que el registro que haga una empresa de los protocolos no significa que de inmediato queda habilitada, pues la Alcaldía debe verificar).

En Barranquilla, el secretario de Gobierno, Clemente Fajardo, nos dijo anoche que no cree que hoy salgan muchas empresas a operar porque la Alcaldía apenas dio a conocer los protocolos ayer en la tarde. En todo caso, aclaró que los controles empezarán hoy “empresa que no cumpla se cierra. La multa es de más de 10 mil millones de pesos".

El alcalde Jaime Pumarejo también anunció que no todos los empleados de todas los sectores podrán comenzar a trabajar al mismo tiempo, para poder controlar los flujos de pasajeros en transporte público.

Y en Cali Jorge Iván Ospina dijo que quienes vayan a trabajar necesitarán el “pasaporte sanitario digital”, que es el permiso que se les da cuando sus empresas cumplen los requisitos.

Esos controles son los que marcan la gradualidad con la que comenzará la reapertura de la construcción y la manufactura, con la particularidad de que este último puede demorarse aún más, teniendo en cuenta que con él no se tenía trabajo adelantado.

En Cartagena, el alcalde William Dau ya dijo que para hoy ese sector no abrirá; Cárdenas en Bucaramanga dijo que será desde el 4 de mayo, y Claudia López dijo que será por poco, en tres semanas, lo que se sale de cualquier plan de Duque si se tiene en cuenta que eso implica no comenzar antes del 11 de mayo.

Así, los alcaldes siguen ganando protagonismo y control en medio del manejo nacional de la pandemia. Un protagonismo que han tenido (y reclamado) desde un comienzo, cuando antes de la cuarentena decretaron una ola de toques de queda y de medidas de restricción de la movilidad sin consultarlo con Duque.

Duque llamó al orden y exigió coordinación, aunque ha dejado ver grietas, como en este último episodio, en el que él anunció la reapertura pero ellos apenas se están engranando a su medida a última hora.

De hecho, ayer el ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, se reunió con alcaldes y gobernadores y posteriormente sacó una resolución en la que aclaró que, además de los protocolos del Ministerio de Salud, los alcaldes podrán sacar más instructivos de bioseguridad para las empresas, que deberán cumplir antes de comenzar a operar.

En todo caso, que ellos mantengan y ganen más protagonismo los hace correr, al tiempo, con una responsabilidad mayor en caso de que tras la apertura gradual de la economía también se dispare el contagio. Porque, como ha contado La Silla, no tienen todo el sistema de salud listo en sus regiones para afrontar el pico más duro.

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