El empresario y mentor del Presidente, Luigi Echeverri, ha puesto temas en la agenda, es escuchado y ha podido impulsar su visión sobre cómo debería reaccionar el empresariado frente a la izquierda. Pero eso tiene sus matices.
El poder de Luigi: ni tan grande como dicen, ni tan pequeño como él asegura
Luigi y Duque, el día de la victoria de la Presidencia en 2018. Una de las últimas fotos de ambos juntos públicamente.
Luigi Echeverri, empresario uribista, mentor y voz asesora del presidente Iván Duque, ha tenido que ver con dos comunicaciones públicas de los últimos días que refuerzan su imagen de ser un superpoderoso del actual Gobierno y entre los empresarios.
La primera, una carta del sector empresarial en respaldo al Gobierno que, sin mencionar al senador Gustavo Petro, rechazó los llamados de éste a la desobediencia civil y además respaldó de forma “irrestricta e incondicional” la legitimidad del Presidente. La segunda, un comunicado directo de Echeverri -que fue gerente de la campaña de Duque- en el que se aparta de la financiación del Centro Democrático ese año 2018 de presidenciales, a propósito de los cuestionamientos recientes a ese partido en ese aspecto.
La Silla Vacía consultó con 16 fuentes, entre empresarios, políticos uribistas y funcionarios del gabinete, y encontró que el poder real que tiene tanto en círculos empresariales como en la Casa de Nariño no es ni tan grande como muchos le atribuyen, ni tan pequeño como él quiere mostrar.
Luigi y "el partido político de los empresarios"
En círculos empresariales, Echeverri evidencia su poder e influencia en lo concerniente al Gobierno Duque impulsando apoyo para el Presidente. Pero con matices porque no todo el mundo le copia.
En diversos escenarios, Luigi, quien, por decisión de Duque hace parte de las juntas directivas de Ecopetrol y la Cámara de Comercio de Bogotá, tal y como lo hacía su padre, el fallecido empresario uribista Fabio Echeverri; ha promovido que las empresas salgan públicamente a rodear el Presidente.
Por ejemplo, el año pasado promovió una reunión en la Cámara de Comercio de Bogotá (cuya junta directiva preside), en la que ante 500 empresarios impulsó la idea de apoyar al Gobierno y la etiqueta en redes #estamoscontigopresidente.
Y apenas la semana pasada empezó a mover, con otros empresarios antioqueños, la carta en change.org de apoyo incondicional a Duque, tras el llamado de Petro a desconocer la legitimidad del Presidente, argumentando que le robaron las elecciones con ayuda del cuestionado ganadero asesinado Ñeñe Hernández.
Al cierre de esta nota, esa carta ya tenía ocho mil firmas.
Dos directivos gremiales nos contaron por aparte (y a condición de no publicar sus nombres) que dos empresarios cercanos a Echeverri llamaron a directores de gremios en los que están afiliados pidiéndoles que se pronunciaran de manera contundente en contra de Petro, o al menos defendiendo el Presidente.
Eso llevó a un debate al interior del Consejo Gremial y de la Andi sobre si hacer un pronunciamiento y cómo.
Finalmente, tanto la Andi como el Consejo Gremial terminaron enviando comunicados de respaldo a las instituciones: la primera rechazando específicamente “las propuestas encaminadas a desconocer la ley”; y el segundo apoyando puntualmente la gestión del presidente Iván Duque durante la pandemia e invitando a todos los actores políticos a trabajar juntos.
En el pronunciamiento de la Andi, pesó la carta de Echeverri y el llamado de sus amigos, pero el comunicado no fue un apoyo explícito al presidente Duque, como la versión promovida por el amigo del Presidente.
De acuerdo con tres directivos gremiales y un empresario con los que hablamos, a Luigi algunos empresarios le copian y otros no tanto, e incluso puede molestar: “Luigi molesta a mucha gente porque es la versión guerrerista en extremo de ‘el castrochavismo se está tomando el poder’”, nos dijo uno de ellos.
Por lo que esta influencia informal en la tras escena de los empresarios que ejerce Luigi no siempre es efectiva.
Su posición, sin embargo, es bien conocida porque él mismo la ha hecho pública. En varias columnas publicadas a finales de 2018 (como esta) Echeverri dijo que el Gobierno de Juan Manuel Santos fue nefasto para el país, insinuó que la izquierda quiere acabar con las empresas y por eso rechaza que algunos gremios se hayan alineado con el santismo y apoyado el proceso de paz.
Para el mentor de Duque, el empresariado tiene que jugar un rol más activo, pronunciarse más en contra de lo que considera que es una verdadera amenaza para el país, pues al igual que el sector más duro del uribismo, considera que si llegara a ganar un líder de izquierda como Gustavo Petro Colombia se volverá Venezuela.
“Él cree que existe el partido político de los empresarios”, nos dijo un líder gremial de manera extraoficial.
Él cree que existe el partido político de los empresarios
Su visión la plasmó así en una de sus columnas publicadas: “No dejemos más al país al garete, en manos de presidentes de gremios que fueron muñecos en la vitrina gobiernista de Cuba. No dejemos más al presidente solo y a las juntas directivas de los gremios en manos de la mentalidad inmediatista de quienes solo responden por un balance y administran nómina con plata ajena”, escribió.
Según el mismo líder gremial que nos habló, Echeverri quiere ocupar el rol de poder que ocupaba su padre, quien fue presidente de la Andi por 17 años, y no solo hizo el papel de mentor de Álvaro Uribe Vélez, cuando fue Presidente, sino que influía en las discusiones gremiales y empresariales.
Pero ese mismo liderazgo en el sector empresarial y en los gremios no lo tiene Luigi, como ha quedado evidenciado.
Donde sí ejerce una influencia directa, como es apenas natural, es en los cargos en los que el Presidente lo asignó: la presidencia de las juntas directivas Cámara de Comercio de Bogotá y de Ecopetrol, dos sillas que ocupó su padre.
Pero en estos roles, según nos contaron dos fuentes de Ecopetrol y una de la Cámara de Comercio de Bogotá, su visión política no se siente tanto. Aunque, encontramos las que podrían ser algunas excepciones a esta versión.
La primera es la de la reunión de empresarios de la Cámara de Comercio que mencionamos antes.
La segunda tiene que ver con la renuncia del exvicepresidente de Desarrollo Sostenible y Ambiental de Ecopetrol, Aníbal Fernández de Soto, quien fue viceministro de Defensa y viceministro de Desarrollo Rural del Gobierno Santos.
De su salida hay dos versiones: una que Luigi Echeverri lo hizo echar porque era santista y por apoyar el Acuerdo de Paz; y otra que Fernández de Soto se fue porque se sintió muy presionado por personas cercanas al Gobierno que lo criticaban públicamente, entre ellas el propio expresidente Uribe.
Le consultamos a Fernandez de Soto y nos dijo que no quería referirse a ese tema, pero la simple versión refuerza la imagen de poder de Echeverri.
Aunque no encontramos mayor evidencia de que Luigi promueva su ideología política en esas juntas, hay un sello que sí quiere implantar en su camino en el empresariado, pero también en el que sigue en Palacio.
Es el de la transformación tecnológica.
De acuerdo con el presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá, Nicolás Uribe, Echeverri conoce a fondo y orienta los temas de transformación tecnológica de la entidad y en temas de gobierno corporativo; mientras que en Ecopetrol nos dijeron que ha impulsado el negocio de energías renovables y el uso de tecnología e inteligencia artificial para hacer más eficiente la operación en campos.
En el alto Gobierno, donde se mueve como contrapoder del Centro Democrático, el partido del Presidente, también se siente así.
El contrapoder del Centro Democrático
El comunicado de Luigi Echeverri de hace unos días en el que se aparta de las cuentas de campaña del Centro Democrático (a propósito de la polémica por la donación a esa colectividad de una empresa en la que es mayor accionista el venezolano Oswaldo Cisneros, como reveló La Silla Vacía) no fue sorpresa dentro del partido.
La razón: entre Echeverri y el CD siempre ha existido una distancia y hasta desconfianza.
El mentor del Presidente es visto dentro del partido del Presidente como un contrapoder y es señalado de ser uno de los factores por los cuales hay distancia entre un sector de la colectividad, el del uribismo más ‘purasangre’, y la Casa de Nariño.
Eso contrasta con el hecho de que, en cualquier caso, Echeverri tiene un estrecho vínculo de aprecio con Álvaro Uribe.
Duque es exactamente la casa Luigi
Podría decirse que Luigi Echeverri, de hecho, es a Duque, lo que su papá, Fabio Echeverri, era para Uribe en su Presidencia.
Aunque con algunos matices, como por ejemplo que Luigi no tiene oficina en Palacio, mientras Fabio sí la tenía.
Según ocho fuentes del partido, entre congresistas y otros militantes, existe la percepción de que Luigi Echeverri no cree en la clase política y no los tiene en cuenta, como Duque hizo al inicio de su Gobierno al preferir tecnócratas para cargos clave, por encima de miembros del CD.
“El Presidente es Presidente por sus cualidades y porque fue candidato del partido. Que lo perciban así Luigi y el Presidente no lo sé, no sé si lo ven de esa manera”, nos dijo en referencia a la distancia el militante uribista y exviceministro Rafael Nieto.
La relación sigue siendo la misma que hubo en campaña: distancia total, no habla con los directivos y con congresistas que vienen de la política tradicional; pero mantiene la amistad y el respeto por el jefe único del partido: Uribe.
Esa desconfianza se notó en toda la campaña de Duque. “Él siempre decía 'manejen allá sus cosas que yo acá manejo las nuestras' en referencia al partido y la campaña. Nos cerró mucho”, nos dijo un Senador con acceso a Palacio. Otro fue más allá y nos contó que “a Nubia (Stella Martínez, directora del CD) no la puede ver. A los políticos los considera de otro costal”.
El celo de Echeverri se veía en los detalles más mínimos. El congresista valluno, Christian Garcés, nos contó que, en plena precampaña en Cali, Luigi mandó cancelar un evento público con invitados que pagaban su almuerzo porque “no había libros de campaña abiertos aún”; y otra vez, cuando Garcés invitó a Duque a cenar con su familia, el gerente le pidió un listado de asistentes, so pena de que no fuera el entonces candidato a la comida. “Entendí que era para protegerlo y por eso accedimos”, nos dijo.
Alejarse de la clase política es un 'sello' con el que Duque llegó al Gobierno, con un gabinete inicial de corte más técnico que político, pero del que se ha venido desprendiendo como hemos contado, por la necesidad y la estrategia que eligió ahora de armar coalición con otras colectividades para poder tener gobernabilidad.
Esa podría ser una muestra de que la influencia y preferencia de Luigi de no acercarse demasiado a "los políticos" no está ya tan fuerte como al comienzo, cuando, como contamos, la base uribista y los ‘purasangres’ sintieron que los desplazaron y criticaron que Duque que mantenga funcionarios del Gobierno Santos.
Además, en el Congreso, la bancada uribista cree que la debacle en las regionales de 2019 y las dos últimas legislaturas fue por esa distancia.
“Del uribismo solo hay dos en el gabinete: el Ministro de Defensa, la Ministra del Interior. Duque es exactamente la casa Luigi, pero Duque no es brusco en sus formas. Tiene excelentes formas y nos ignora completamente. El partido le sirve cuando puede y esa comunicación es con María Paula Correa”, nos dijo un militante uribista dateado y amigo de Echeverri.
Como sea, a amigos y cercanos el empresario ha dicho que es “un mito” que sea un poderoso en Palacio y con las decisiones del Presidente.
Actualmente Luigi sigue siendo un aliado y defensor de Duque, a quien éste le consulta temas clave como el manejo económico de la pandemia, nombramientos y movidas de gabinete. Hablan al menos dos veces al mes. Incluso, un senador amigo del Primer Mandatario nos contó que Luigi suele ser el que le hace antesala a los funcionarios que van a salir del Gobierno.
Aunque el gabinete no le copia todo a Luigi y la situación es más compleja.
Nunca quiso puestos, pero quiere poder
Tres ministros y un alto exfuncionario nos confirmaron, por aparte, que Echeverri los llama y les manda mensajes por whatsapp. Muy pocas veces, nos dijeron, pide favores. Era común en prepandemia que en reuniones con la secretaria jurídica González o con la jefe de gabinete, María Paula Correa, Luigi estuviera allí.
“Mandaba mensajes de reflexiones generales, de la vida, del crecimiento proyectado, pero nada de injerencia, mandaba guevonadas de artículos que le parecían interesantes, proyecciones. Nunca me tocó pararlo porque sentí que mandaba guevonadas”, nos dijo el exalto funcionario.
Sin embargo, según esos tres miembros de gabinete y otro de Palacio, poco o nada le copian de sus ideas. “El mico sabe a qué palo trepa”, nos dijo uno, en referencia a que como no tiene cercanía con él, no le tiene confianza.
Como hemos contado, antes de la pandemia Echeverri era un habitual visitante en Palacio. Además, fue clave en los primeros meses dentro de la conformación de esa estructura de Palacio: fue su jefe del empalme (con el ministro Alberto Carrasquilla) y en al menos dos cargos puso gente aliada y amiga de él.
Una fue la hoy exministra TIC, Sylvia Constaín, con quien comparte su pasión por la tecnología y el big data; y la otra es la actual secretaria jurídica, Clara María González, su excompañera de junta en la fundación Primero Colombia. “Cuando va a Palacio se reúne por horas con ella; cita a ministros y a algunos funcionarios a esa oficina y allí se reúne con ellos”, nos dijo un funcionario de Palacio que lo sabe de primera mano.
La comunicación a hoy en día sigue, pero más que todo virtual.
“Él no quería ser funcionario, pero sí tener acceso y poder. El mito en sí mismo le daba poder. Ser el que está detrás, inspira respeto y a veces miedo”, nos dijo un exalto funcionario del Gobierno que trabajó cerca a Echeverri.
Su hija, la publicista Rafaela Echeverri, fue asesora de la Presidencia en 2018 para diseñar los logos del Gobierno que están en todas las páginas de oficinas de las entidades del gabinete; y su otro hijo, Emanuel, es el responsable de revisar los movimientos de las redes sociales en relación con el Presidente y responde directamente a los consejeros Hassan Nassar y Víctor Muñoz, otro experto en data.
Emanuel es contratista de la hoy famosa Dubrand SAS que recibió un contrato a dedo de la Presidencia este año por 3.500 millones de pesos y que desde hace 10 años ha hecho eventos con el uribismo, alcaldías locales de Bogotá y a varios ministerios del anterior Gobierno. Echeverri los conoció tras una entrevista que tuvo con su representante legal Pedro ‘Pipo’ Sarmiento, antes de arrancar la campaña.
Más allá del CD, en esta reportería, el nombre de Echeverri salió a relucir en dos casos, uno pasado y uno reciente, de roces entre el Presidente y miembros de su Gobierno.
El primero, tras la salida del secretario General, Jorge Mario Eastman, del cargo a la embajada del Vaticano, la cual, según dos exfuncionarios de Palacio, tuvo que ver con las diferencias entre el hoy diplomático y el empresario. “Duque le hacía comentarios a él (Eastman) sobre cosas que Luigi decía de su trabajo”, nos dijo una fuente que lo sabe de primera mano.
Cercanos a Echeverri nos negaron que esa salida tuviera que ver con una influencia del empresario.
El otro caso, más reciente, tiene que ver con el renunciado embajador en Estados Unidos, Francisco ‘Pacho’ Santos. Como contamos, como segunda a esa Embajada llegó la internacionalista Mariana Pacheco, quien, de acuerdo con el círculo de Santos, fue puesta como un contrapeso al diplomático, por petición de Duque y Echeverri, de quien es cercana por haber sido lobbysta de Postobón.
Tanto en el Gobierno como en su cruzada empresarial, Luigi ha puesto temas en la agenda, desde su obsesión por la tecnología hasta su visión sobre el rol que deben tener los empresarios frente a la izquierda, pero su poder real en ambos escenarios tiene matices.