Durante los últimos 20 años el ahora senador uribista John Harold Suárez ha acumulado poder en su ciudad natal y busca mandar por cuarta vez. Una muestra de políticos uribistas dueños de su propio aparato de poder.
En Buga se pone a prueba la maquinaria uribista
John Harold Suárez (segundo a la derecha) con su candidata Melissa Urdinola (centro) y dirigentes uribistas en Buga.
John Harold Suárez es uno de los senadores del Centro Democrático que rompió la tradición uribista de ganar a punta de voto de opinión de derecha y la imagen de su máximo líder, Álvaro Uribe. Entró al Senado raspando con poco más de 27 mil votos, pero venció a varios ‘purasangre’ como el coronel (r) Alfonso Plazas Vega o la twittera y hoy cónsul, Claudia Bustamante, debido al poder que ha acumulado en el centro del Valle, principalmente en su ciudad, Buga.
Allí, ya fue alcalde dos veces (en 2004 y en 2011), pasó por cuatro partidos (Polo, La U, Aico y Liberal), dejó heredero en 2015 vía Julián Latorre y este año los tres principales candidatos a la Alcaldía tienen nexos directos con él.
Según nos dijeron trece fuentes en la ciudad, Suárez tiene una maquinaria apalancada por un ‘ejército’ de contratistas en la Alcaldía y entidades descentralizadas como el Acueducto, aliados en sectores judiciales y educativos y hasta ruidos de incidencia en la Registraduría, como denunciaron sus opositores en 2015.
Si gana por cuarta vez (la segunda en cuerpo ajeno) será la muestra de que en el Centro Democrático aterrizó maquinaria de la política tradicional, que Uribe usualmente rechaza en campaña.
La estrategia del uribismo con Suárez (donde aterrizó, tras intentar llegar al liberalismo) es lograr crecer en una región donde solo hasta el año pasado comenzaron a mostrar fuerza.
“Tiene un trabajo que ayudó a la lista (al Senado) y que nos ayudará en la consolidación del Partido en la región. Él tiene un perfil que le habla a un grupo al cual normalmente el uribismo no le llega”, nos dijo su compañero de Senado, Gabriel Velasco.
No la tendrá fácil porque la baronesa electoral del Valle y La U, la gobernadora Dilian Francisca Toro se le quiere 'meter al rancho'.
Un reinado del Polo al Uribismo en 20 años
Los ocho políticos, dos empresarios y tres concejales con los que hablamos en Buga coinciden en decirnos, por aparte, que sobre el poder de Suárez hay tres variables repetidas: rosca, traiciones a aliados y contratos.
“Ojalá pudiera tener todos los súper poderes que me aducen”, nos dijo Suárez.
Arrancó lejos del uribismo, por el Polo.
Suárez, un educador con maestría en servicios deportivos, fue taxista, mensajero y profesor, de ahí su cercanía con el magisterio y que sea “bueno hablándole a la clase popular”, como nos dijo un funcionario público que asegura no ser de su cuerda.
Llegó a lo público en los noventas en la junta del Instituto municipal de Deporte de Buga (Imder). Un carcelazo por una tutela cuando también hacía parte de la junta directiva de la empresa municipal de servicios públicos del municipio lo impulsó para la Alcaldía que ganaría después.
En la campaña de 2003 “se victimizó con eso (el carcelazo) y le sirvió”, nos dijo un político local y en el mismo sentido nos hablaron dos políticos más. Avalado por el Polo le ganó al entonces barón electoral de la época, Camilo Arturo Montenegro.
”No tengo los súper poderes que me aducen”
En esa época ya era cercano al entonces gobernador Angelino Garzón, hoy uribista. Ambos impulsaron los acueductos rurales en Buga y “Suárez se la metió toda a ese programa”, reconoce un exconcejal opositor.
Quería dejar heredero en la Alcaldía en 2007. Primero, vía el exgerente de su campaña Fredy Libreros (que ganó), de quien se alejó; y llegó a donde Francined Cano Ramírez, de La U.
Siendo ya un poder ascendente y tras aterrizar en La U, Suárez intentó su primer salto al Congreso, vía la Cámara, pero se bajó para apoyar la candidatura de Cano Ramírez, quien se quemó.
Suárez vuelveó a la Alcaldía en 2011 con 21 mil votos en una alianza entre Aico y La U.
La relación con los Cano terminó por acusaciones mutuas de traición.
Francined Cano Brito -padre del excandidato y hoy aspirante a la Alcaldía de Buga- nos dijo que Suárez “da su palabra frente a la Senadora (Dilian Francisca Toro, jefe de La U desde entonces)” de que apoyaría en 2015 a su hijo. Suárez dijo que la pelea fue porque Francined hijo prometió apoyarlo a la Alcaldía “y se lanzó a hacerme competencia y cuando vio que yo iba ganando, Dilian lo bajó”.
Más allá de la pelea, fue entonces que Suárez comenzó a construir su reinado.
Primero en infraestructura: logró que el Concejo le aprobara casi 13 mil millones de pesos para construir una ciudadela educativa y deportiva, en la que hay un patinódromo, piscina olímpica y demás escenarios deportivos, inaugurados en 2015.
Con esa plata hubo un ruido porque, según un concepto de la Contraloría en 2016, Suárez movió parte de ese dinero para otros proyectos sin aparente permiso del Concejo, sino por decreto.
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Aunque encontraron “un presunto prevaricato” y posibles “hallazgos con incidencia administrativa y penal”, no hubo investigación.
Lo mismo pasó con las siete denuncias que el abogado y expersonero Jesús Azcárate, y su grupo de veeduría ciudadana, le han puesto por presuntos malos manejos.
Dos concejales y un excabildante coinciden en asegurar, por aparte, que Suárez tiene aliados en sectores judiciales.
Ponen como ejemplo al presidente de la Sala de Familia del Tribunal de Buga, Juan Ramón Pérez, quien fue su Secretario de Hacienda en 2004; al magistrado Donal Dix, expresidente del Tribunal de Buga, hoy en la Corte Suprema; o a su candidata actual a la Alcaldía, Melissa Urdinola, quien fue subdirectora en la Contraloría de Cali.
“Un magistrado de un tribunal me dijo alguna vez que en el Tribunal lo querían mucho porque se ha portado bien con ellos, haciendo obras internamente”, nos contó un político local para resumir la incidencia de Suárez allá.
También tendría injerencia en la Cámara de Comercio, que es particularmente importante en el centro del Valle porque recoge a otros siete municipios (Ginebra, Guacarí, Restrepo, Calima El Darién, Yotoco, San Pedro y El Cerrito).
”En el tribunal lo quieren porque se ha portado bien con ellos”
El presidente de la junta directiva de la Cámara es el empresario Julián Fernández, quien está en la junta desde 2012 -llegó cuando Suárez era alcalde y como suplente - y a quien un colega nos referenció como “del movimiento de Suárez”, lo mismo los dos delegados del Gobierno, Edgardo Sánchez y Fredy Ramírez.
“He trabajado 25 años en Buga ¿cómo no va a tener la gente un concepto positivo mío?, yo creo que es más generosidad de la gente”, nos dijo Suárez, al negar que tenga incidencia en el sector judicial y gremial.
Con ese poder, Suárez dejó heredero en la Alcaldía en 2015 a Julián Latorre, quien ganó con 17 mil votos (4 mil menos de los que Suárez tuvo en cuerpo propio), en una alianza entre el partido Aico y el Centro Democrático.
Príncipe heredero
El poder del Senador en la alcaldía de Buga es tal que su esposa, la abogada con maestría Beatriz Vélez, es la jefe de control interno de la entidad; a su vez, la compañera del Alcalde, la abogada Lina Valencia, trabaja en la UTL del Senador, como revelamos el año pasado.
En esta administración quedó claro que los contratistas hacen parte de la maquinaria.
Aunque nunca ha tenido una mayoría holgada en el Concejo (lo apoyan 9 concejales de 17), Latorre les ha dado cuotas, sobre todo en Aguas de Buga, entidad señalada por las fuentes como un ‘fortín’ de Suárez desde que puso al director, Gustavo Jaramillo en 2012.
Para 2017, familiares de nueve concejales de la ciudad estaban trabajando en esa entidad, según indicó un informe de la Contraloría .
Hace apenas un par de meses esos ruidos llegaron al Congreso, vía la senadora Aída Avella, quien denunció en una plenaria que en Buga “los contratos están diseñados para que la coima se lleve hasta el 50 por ciento a quien les dieron contrato y deben entregarlo al intermediario que se los consiguió”.
Un intento de mantener esa maquinaria a flote habría ocurrido esta semana, cuando Latorre quiso pasar un proyecto en el Concejo para darle más recursos a la administración. Pero, como los concejales creían que usarían la plata para mantener aceitada la maquinaria de contratistas, lo archivaron.
Pero otras veces la maquinaria sí funciona, según los opositores a Suárez.
“Hay denuncias en la Procuraduría porque en 2017 la Alcaldía contrató mil personas -en un municipio de 114 mil habitantes- entre 2017-2018 para las elecciones al senado de John Harold”, denunció el concejal Gabriel Fontal, uno de los más visibles opositores en la ciudad.
”Contrataron desde 2017 mil contratistas para poner votos”
(El otro es el periodista William Solano quien, tras amenazas contra su vida a inicios de este año, señaló a Suárez, Latorre y su grupo de presiones a su trabajo, como contamos)
Con Alcaldía y maquinaria de su lado, Suárez tuvo éxito en su segundo intento llegar al Congreso, esta vez directamente al Senado y vía el Centro Democrático, donde creían que iba a obtener más votación.
Un concejal hoy opositor nos dijo que dentro del grupo los cálculos eran de casi 21 mil votos en Buga, pero “las maquinarias le fallaron”, como ocurrió el año pasado en todo el país. Sacó 12.500 votos.
Pero eso sirve pues todo indica que en estas regionales la lógica clientelista seguirá siendo fuerte.
Pero tiene a súperpoderosos haciéndole frente.
El dueño del reino vs. la baronesa
De los siete candidatos a la Alcaldía de Buga, los tres más fuertes, según las fuentes consultadas, tienen nexos directos con el senador Suárez.
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Melissa Urdinola, su candidata. Fue elegida por el mismo Suárez para tener el aval del Centro Democrático, el liberalismo y Aico. Fue secretaria de Gobierno en su primer mandato y personera en el segundo, además de subdirectora en la Contraloría de Cali.
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Julián Rojas, exaliado de su pupilo Latorre. Fue secretario de Tránsito de Latorre, tres veces alcalde encargado durante ese tiempo y director administrativo. Por estar en este último cargo la Procuraduría le abrió una investigación a él, Latorre y otros seis funcionarios por el programa PAE. Agrupa a los partidos La U, Mira, Colombia Justa, Mais, Colombia Renaciente, Cambio Radical y Verdes.
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Andrés Moncayo, hizo parte de la coalición aliada a Latorre y estaba en la ‘lista de espera’ para suceder al mandatario con la bendición de Suárez, pero éste eligió a Urdinola. Esta avalado por la ASI y su fuerte gubernamental estaría en Aguas de Buga, donde según las fuentes tiene contratistas aliados. Su esposa, Claudia Meneses (hermana del mayor (r) Juan Carlos Meneses, condenado a 27 años por nexos con paras y uno de los principales testigos del caso de Los Doce Apóstoles), es la directora administrativa de esa entidad.
“No tenemos diferencias. Ellos han decidido probar suerte, pero tenlo por seguro, todos tenemos correlación”, nos dijo Suárez.
Es por eso que en otras dos campañas de esta ciudad nos dijeron, por aparte, que Suárez va a ganar con cara y “con dos sellos”.
Pero La U quiere ese reinado.
Al principio querían al exalcalde Fredy Libreros, pero como fue condenado por corrupción, aterrizaron donde Rojas, quien ya tiene el apoyo de siete partidos y apalancó su campaña recogiendo 38 mil firmas. Por eso, el candidato en su discurso se aleja de la sombra que tiene de Suárez y Latorre.
Así las cosas, a solo seis semanas de las elecciones, Buga será un termómetro para probar si la maquinaria uribista hace su debut en las locales. Y si Suárez mantiene su reinado, ahora desde el uribismo.