La puja para escoger el candidato conservador a la Gobernación de Risaralda demuestra que el senador Samy Merheg no está bien parado.
Los godos se le empiezan a rebelar a Merheg
Foto tomada del portal periodicoeleje.com
El panorama de los conservadores en Risaralda no pinta tan bien como hace cuatro años, cuando lograron poner Gobernador, hacer alianzas para elegir el alcalde de Pereira, y ganar las otras dos alcaldías más importantes del departamento: Dosquebradas y Santa Rosa de Cabal, por cuenta de su jefe político Samy Merheg.
Prueba de eso es que a pocas semanas de que se defina el método para escoger el candidato a la Gobernación, en las bases conservadoras hay descontento con el Senador y se vive una puja para que su precandidato, Francisco Valencia, no sea impuesto.
Son varias las razones de ese distanciamiento con Merheg: los escándalos de corrupción que le cayeron el año pasado a los mandatarios que él apoyó; la queja de que solo se aparece en la región en época electoral; y el regreso de su hermano Habib, que es más lo que le quita que lo que le pone al partido.
Las tres cartas azules para el 2019
Diego Naranjo, Álvaro Arias y Francisco Valencia son los tres nombres azules que desde el año pasado suenan para la Gobernación del bastión Merheg, como contamos en esta historia.
Naranjo empezó a tantear su precandidatura desde enero del 2018 cuando renunció a la secretaría de Desarrollo Agropecuario de la Gobernación para apoyar las campañas de Merheg y del representante Juan Carlos Rivera al Congreso.
Es el candidato más cercano al actual gobernador Sigifredo Salazar, apoyó su campaña en el 2014 y fue de los primeros nombrados en su gabinete. Desde que renunció está haciendo campaña.
Arias, por su parte, comenzó a hacer campaña oficialmente en septiembre cuando renunció a la presidencia del directorio departamental. Es conservador de vieja data y fue secretario de Desarrollo Social en la gobernación del conservador Víctor Manuel Tamayo.
El representante Juan Carlos Rivera, quien tomó la dirección del partido desde que Arias renunció, le dijo a La Silla Paisa que es el precandidato con quien más simpatiza.
Valencia se postuló desde junio del año pasado cuando renunció a la gerencia de Aguas y Aguas de Pereira -como cuota de Merheg en la administración de Juan Pablo Gallo- para proponer su nombre. Viene del sector privado pero hizo campaña para el Senador y el Representante en las últimas dos elecciones.
Valencia también gerenció la campaña de Sigifredo Salazar a la gobernación e hizo parte del equipo del liberal Gallo a la alcaldía. Es el precandidato cantado de Merheg.
Que cada uno cuente con un apoyo diferente dentro de la dirigencia conservadora, es apenas una muestra de las diferencias dentro del partido.
La molestia goda con su gamonal
El sentir de por lo menos parte de las bases conservadoras, según cinco fuentes del partido en Risaralda, es que por su trayectoria Naranjo y Arias representan más al Partido, mientras que Valencia es la ficha que quiere imponer Merheg.
Naranjo fue alcalde de Belén de Umbría (de 2001 al 2003) y representante a la Cámara (de 2006 a 2014) y Arias es conocido por su recorrido en las administraciones hace más de diez años y como dirigente del directorio en el departamento.
Pero según Valencia él representa la cara de un nuevo conservatismo y siente que lo han recibido en los directorios municipales con “afecto y esperanza”. Uno de esos apoyos, por ejemplo, es el del concejal de Pereira Alejandro de la Cruz, de la cuerda de Merheg.
Con todo eso, hasta noviembre los candidatos y sus militantes estaban esperando la decisión del directorio a ver cómo iban a escoger candidato.
Pero Merheg se adelantó y quebró el florero de Llorente.
El primero de diciembre, en la sede del directorio en Pereira, presentó a Valencia como su candidato a la Gobernación, y a Carlos Maya, el candidato del alcalde Gallo, como su llave a la Alcaldía.
Eso cayó como balde de agua fría para los otros dos precandidatos y para otros conservadores que sintieron que Merheg les estaba imponiendo candidato.
“Lo que hizo Samy fue un desacierto y no corresponde con las directrices del partido”, nos dijo una de las fuentes que nos pidió no citarla para no generar roces en el proceso de elección.
“Yo mismo le manifesté mi molestia (por la reunión), pero Samy, como siempre, guarda un silencio profundo y largo”, expresó Naranjo, el precandidato que más ha demostrado su inconformismo.
Hasta el representante Rivera, llave de Merheg en el Congreso, reconoció que ese hecho causó incomodidades por dentro. “Debió hacerlo en otro lugar”, explicó, aunque le aclaró a La Silla Paisa que su relación con Merheg no está rota.
Las molestias con el Senador ya se venían sintiendo desde la campaña presidencial cuando, según el expresidente del directorio departamental, Alexander Osorio, la casa Merheg no quiso apoyar a Marta Lucía Ramírez sino que se fue con Germán Vargas en primera vuelta, y en segunda se quedó quieto.
“El malestar se percibe en el ambiente, lo que se va notando es que cuando hay diferencia en hacer política, hay muchos inconvenientes”, nos dijo otra fuente que hace parte de los conservadores independientes, un sector del partido que quiere alejarse de la casa Merheg.
Además, los godos sienten que Merheg solo va a la región cuando hay elecciones.
“Si Merheg estuviera presente en los municipios no habría pasado lo que pasó en Dosquebradas (El escándalo de corrupción que tiene en la cárcel al alcalde)”, le dijo a La Silla una fuente que ha trabajado con el Senador. “Por eso, la gente está reclamando que el nuevo jefe conservador no sea Samy, sino Sigifredo Salazar”, añadió.
Los escándalos de corrupción del año pasado, como contamos, también le juegan en contra, ya que en ninguno de los casos el Senador ha tomado partido ni ha dado declaraciones, cosa que también critican las bases del partido.
A eso se le suma el retorno de su hermano mayor y quien le heredó la curul, el parapolítico Habib Merheg, pues ha generado más bulla que apoyos en el partido en torno a su clan.
Primero, porque hasta ahora, según nuestras fuentes, no ha movido un dedo para hacer política (aparte de una reunión en su casa con políticos y amigos cercanos) y segundo, porque los conservadores de siempre no lo respetan como líder de Partido.
Con todo eso, se siente la tensión interna para la elección del candidato godo, y se espera que a finales de enero el Partido defina el método para elegirlo.
Merheg arranca perdiendo esa puja, que apenas va a empezar en forma; de quién gane depende si pueden sumar alianzas que son clave para mantener la Gobernación.
Nadie quiere con Merheg
Dos políticos conservadores y un congresista uribista le dijeron por aparte a La Silla que el Centro Democrático -la fuerza electoral más cotizada de las elecciones del año pasado en el departamento- haría alianza con los godos para la Gobernación siempre y cuando el candidato no fuera el de Merheg.
Eso porque quieren destronarlo como el gran barón electoral de Risaralda y porque los escándalos de corrupción en Dosquebradas, Santa Rosa de Cabal y Pereira por parte de cuotas suyas son un lastre en una época en la que el discurso anticorrupción está de moda.
“Estamos con una parte de los conservadores, con los independientes, con quienes apoyaron a Iván Duque”, aclaró Alejandro Corrales, el senador uribista.
En una posición similar el diputado de La U, Juan Carlos Rivera, precandidato a la alcaldía de Pereira, le dijo a La Silla Paisa que su intención es convocar una gran coalición con los otros nombres que salgan de Cambio Radical, Centro Democrático, independientes y hasta del sector de la izquierda. “Menos con los Merheg”, aclaró.
“Nosotros le hemos dicho a Álvaro Arias y a Diego Naranjo que se separen del partido y se vayan con nosotros por firmas”, le contó el exgobernador conservador Víctor Manuel Tamayo a la Silla, quien creó el movimiento Nuevo Conservatismo en diciembre para separarse de la casa Merheg.
Por eso las bases conservadores están a la expectativa de que el candidato se escoja en democracia para evitar las rupturas que creen que habría si Merheg se impone.
Así, de capa caída, arranca el clan Merheg el año electoral en el que se juega su permanencia en el trono.