El senador uribista Ernesto Macías termina su año de presidente del Senado sin mayores resultados para el Gobierno de su partido y con su liderazgo minado en su departamento.
Macías está en la mala hasta en el Huila
Ernesto Macías, presidente del Senado.
Además del golpe que significó el hundimiento de las objeciones del presidente Iván Duque a la ley estatutaria de Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, que buscó mantener a capa y espada desde la Presidencia del Congreso, el senador uribista Ernesto Macías tiene encima otros reveses políticos que le impidieron consolidar un liderazgo en el Congreso, y en el Sur del país, donde es el único senador del Centro Democrático.
Eso está llevando a que el uribista purasangre Álvaro Hernán Prada, que fue su fórmula en el Huila, esté prendiendo motores para pelearle su curul en el Senado en las elecciones de 2022, y también inicidió en que el Congreso no sacara adelante cambios en asuntos en los que hay consenso que se necesitan mejoras, como la administración de la justicia.
Si en el Congreso le llovió...
Cuando dio su polémico discurso en la posesión del presidente Duque en la Plaza de Bolívar el 7 de agosto del año pasado, aparte de criticar (con algunas mentiras) al gobierno saliente de Juan Manuel Santos, el senador Macías se comprometió a dar su “grano de arena para la recuperación de la dignidad y la imagen del Congreso de la República” y para “tramitar las grandes reformas del Presidente Duque”.
Pero va a terminar su periodo con una disputa entre bancadas que critican su forma de manejar las plenarias, los debates y de impulsar proyectos que favorecen al gobierno.
La queja central de la mayoría de los siete congresistas de distintos partidos con los que habló La Silla para esta historia es que antes que ser el Presidente del Senado, que debe dar garantías y generar un ambiente de debate, Macías antepuso su condición de miembro de la bancada de Gobierno.
Eso se vio sobre todo con el proyecto de ley estatutaria de la JEP, que inicialmente tardó en enviarle al Presidente para su firma por “fallas de la impresora”.
Luego de las objeciones que Duque le hizo a la ley, Macías buscó por todos los medios demorar su trámite en el Senado para ver si el uribismo lograba un acuerdo para al menos pasar dos de las seis (extradición y colados en las listas).
No solo buscó tumbar lo que decidieron sus pares de la Cámara con una tutela que al final no le aceptaron, sino que en el Senado le apostó a dilatar el debate.
Lo hizo, como mostramos, al intentar evitar que senadores de oposición como Iván Cepeda votaran alegando que han debido declararse impedidos, lo que desató una feria de recusaciones de lado y lado que no dejó avanzar el debate. Además, no puso las objeciones en el orden del día.
Debido a que no hubo decisión en el Senado sobre Objeciones a “estatutaria JEP”, porque no obtuvo los votos requeridos, se enviará el expediente del Proyecto de ley a la Corte Constitucional. pic.twitter.com/OxZ07S05jf
— Ernesto Macías Tovar (@ernestomaciast) 3 de mayo de 2019
Esa novela terminó en la discusión de si eran suficientes los 47 votos que la bancada pro acuerdo decía que bastaban para hundirlas o si debían ser 48, como argumentaba el uribismo y que Macías defendió hasta el final. La Corte Constitucional dijo la semana pasada que la mayoría eran 47, le ordenó a Duque sancionar la ley estatutaria y dejó mal parado a Macías.
“Fue evidente que se dedicó a polarizar, a incendiar, por mantener las indulgencias que se ganó con Uribe y Duque”, nos comentó un expresidente del Senado que apoyó a Duque en campaña.
Para el novel senador Jonathan Tamayo ‘Manguito’, que está en la ASI y dio el triple salto mortal porque ahora está con el uribismo, es al contrario. "Ha sido muy bueno, le da la palabra a todos. No se le puede echar la culpa a Macías de que las cosas no pasen cuando este país está tan polarizado", nos dijo.
"A mí me parece que ha sido garante de todos los partidos, pues siempre les da la palabra a todos. El problema es que no sabe cómo manejar el Congreso por su inexperiencia, dilata todo, se equivoca al convocar", le dijo a La Silla un senador de Cambio Radical.
Esa inexperiencia contrastó con lo curtido que se veía el presidente liberal de la Cámara Alejandro Carlos Chacón, quien pasó de ser gobiernista con Santos a ser independiente con Duque.
Esa doble condición le dio capacidad para alinear gente dentro y fuera de su propia bancada, de tenerlos a todos contentos, de saber qué peleas cazar y, en palabras de dos congresistas, de tener claro cuándo tiene que tensar o aflojar la pita.
Por ejemplo, Chacón tramitó la moción de censura al ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, como lo pidió la oposición y cuando Macías no quiso hacerlo, pero también quedó bien con el Gobierno porque agilizó el trámite del Plan de Desarrollo.
En contraste, y ya sea por su falta de experiencia o porque puso por encima los intereses del Gobierno, el manejo de Macías en el Senado no le ha dado resultados a Duque.
Por ejemplo, por las demoras con las objeciones la Comisión Primera no pudo debatir las reformas a la justicia y a la política, lo que llevó a que se hundieran. Ese mismo retraso impidió que la plenaria del Senado debatiera el Plan de Desarrollo, por lo que tuvieron que acoger el texto de Cámara tal como venía, uno de los argumentos que lo tiene en vilo en la Corte Constitucional.
Tampoco logró que los debates fueran ágiles, algo que depende en buena medida del Presidente que define el orden del día, convoca las sesiones y da y quita la palabra.
La semana pasada, por ejemplo, permitió gastar tres plenarias votando únicamente impedimentos de la ley TIC, que es una de las grandes apuestas del Gobierno y a la que le queda cada vez menos tiempo.
Tampoco fueron equitativos los debates para dos congresistas de oposición. “Lo que pasó en el debate sobre Odebrecht, en el que al final no dejó hablar a la oposición fue inaceptable, eso mostró que no conoce el reglamento del Congreso", nos dijo Aída Avella, que está en los Decentes.
Todo eso afectó el funcionamiento de un Congreso que tenía el reto no solo de manejar una relación diferente con el Gobierno sino de definir para dónde iban iniciativas transformadoras que finalmente se hundieron, por lo que el país se quedó sin ajustes que para muchos son necesarios.
Ese manejo posiblemente influyó en que no pudiera cumplir su promesa de mejorar la imagen del Congreso.
Según la Gallup Poll de mayo el 70 por ciento de los encuestados tiene una imagen negativa del Congreso, tal como la que tenía hace un año.
Ese desgaste también se le está viendo en su tierra.
En Huila no le escampa...
Aunque la agenda de su segundo periodo en el Senado ha estado marcada por la Presidencia del Congreso, Macías está encargado de liderar las apuestas electorales del uribismo en el Sur del país.
Para eso ha puesto en carrera a sus aliados políticos.
Para la Gobernación del Huila logró que le dieran el aval al piscicultor Manuel Macías, que representa un sector económico y político que lo ha apoyado con votos y le ha puesto plata para financiar sus campañas.
Y a la Alcaldía de Neiva está impulsando a la arquitecta Cielo Ortiz, con quien comparte una amistad de varios años.
Pero ese respaldo el senador Macías no lo ha logrado conseguir en todas las bases del uribismo regional, empezando por la de su compañero y fórmula a la Cámara, el representante Álvaro Hernán Prada.
Mientras Macías se la ha jugado con ellos, Prada ha mantenido una postura reservada como marcando distancia.
La semana pasada dijo que si las campañas de Macías y Ortiz no tenían ‘viabilidad política’, había que replantear y mirar la posibilidad de hacer alianzas con otros partidos que les garanticen ‘vocación de poder’.
Esas declaraciones le dan peso a los ruidos que hay de que está apoyando por debajo de cuerda a otros candidatos que están fuera del uribismo.
Como contamos, hace dos meses el representante Prada se comprometió a conseguir con el gobierno Duque unos subsidios para sacar adelante un proyecto de vivienda del precandidato a la Alcaldía de Neiva, Gorky Muñoz, que es la carta de un salpicón entre liberales, Cambio Radical y gente de La U.
Aparte de eso, gente que integra su unidad de trabajo legislativo como el empresario Bernardo Pujana ya están jugados con la campaña a la Gobernación del conservador Carlos Ramiro Chávarro.
La distancia que le ha marcado Prada a Macías también está apuntando a las elecciones de Congreso 2022, porque el representante ya cantó en medios locales que quiere dar el salto a Senado.
“Él (Ernesto Macías) decía en campaña que no iba a aspirar más pero si toma una decisión diferente pues bienvenida la competencia, así la militancia puede sentir que hay otra opción para llegar al Senado”, comentó Prada en Huila Stéreo.
Con esa amenaza electoral, Macías no enfrenta su imagen en el Congreso sino una pelea en su casa.