Hoy el partido definirá cuál será su estrategia para sus primeras elecciones (sin curules gratis) después de dejar las armas.
Sin muchos votos y con temor, Farc apuesta a las alianzas en 2019
Hoy la Farc tendrá su primera ‘comisión electoral nacional’ en Melgar para definir cuál será la estrategia para sus primeras elecciones regionales después de dejar las armas.
A diferencia de las legislativas de 2018, en las que iban en coche porque tenían diez curules aseguradas gracias al Acuerdo de paz, estas elecciones de alcaldes, gobernadores, concejales y diputados tendrán que ganárselas a voto limpio. Por eso es que serán el verdadero termómetro para medir qué tanto su pasado poder en armas se traduce en votos y poder regional.
El mapa que les dejaron las elecciones pasadas pinta bien difícil.
Sin seguridad, mejor aliarse
En varias regiones el partido cree que lanzar candidatos es exponerlos a que los maten, como está pasando con los líderes sociales (mataron 164 el año pasado y van 8 en 2019) y con sus propios militantes (van más de 80 desde que firmaron el Acuerdo).
Eso pasa, por ejemplo, en Nariño, un bastión de la izquierda, donde Yuliana Sucre, miembro del partido, nos dijo que si bien han hablado de lanzar listas al Concejo y tener al menos dos curules, nada está definido, en parte por las condiciones de seguridad para hacer campaña.
“Los asesinatos de líderes nos dan una idea de lo que va a suceder. No hay garantías para el Partido para hacer campaña como otros lo pueden hacer libremente”, nos dijo.
Es una preocupación que también comparten los sectores afines a la Farc en Cauca, el departamento con más asesinatos de líderes sociales el año pasado.
“No es el momento de lanzar candidatos propios ahora en 2019. Es mejor en coaliciones, en parte por miedo a la estigmatización, pero sobre todo a la muerte. Hay una sensación de que no hay seguridad para la campaña”, nos dijo el diputado Jhonatan Patiño, de Marcha Patriótica, afín al Partido Farc.
En Antioquia pasa lo mismo. El exguerrillero Jesús Mario Arenas, conocido como Marcos Urbano, quien coordina el partido en el Área Metropolitana de Medellín, le dijo a La Silla que no harán campaña hasta que el Gobierno no les de garantías de seguridad, pues por la guerra en el Bajo Cauca y el Norte de Antioquia y el asesinato de líderes, se sienten en peligro.
El temor también tiene que ver con que en algunas regiones las disidencias no solo hacen que la gente crea que la Farc no ha dejado las armas, sino que los tienen amenazados si hacen trabajo político con sus bases.
Así pasa en Arauca, donde la Farc está mirando cómo entrar en la campaña, porque, como lo contó La Silla, las disidencias que empezaron a operar en la zona declararon objetivo militar a todo el partido.
Por ejemplo, Alfonso López, quien fuera el comandante del Frente 10 (el que se concentró allá), salió de Filipinas, la zona en la que se concentraron los exguerrilleros en Arauca, y está en Bogotá.
Lo mismo pasa en Putumayo. Allí, donde opera la disidencia del Frente 48, el que mandaba la parada política era Ramiro Durán y ya no está en la región porque vive en el Huila y desde entonces no hay un líder visible que aglutine el trabajo del partido. Además, varios de los miembros del partido también han recibido amenazas de la disidencia.
Pero la decisión de irse con otros movimientos también tiene otras razones.
Según la senadora Victoria Sandino, conocida al interior del partido como ‘la madrina’ del Caribe, por ser de la región y porque entre los senadores se lo asignaron, estamos estudiando crear convergencias porque creemos que se están cerrando nuestras opciones de participación -la reforma política se aprobó con cambios y se hundieron las circunscripciones especiales-, crece la inseguridad en los territorios con el asesinato de líderes sociales y no tenemos los suficientes recursos para lanzar candidatos propios en cada región”, nos aseguró.
Con todo eso a cuestas, más Iván Márquez diciendo en un video que fue un error dejar las armas sin antes haber pactado la reincorporación económica, la apuesta del naciente partido en todas las regiones será unirse con otros partidos y movimientos, no necesariamente de la oposición, de acuerdo a las dinámicas políticas particulares de cada departamento y municipio.
Las alianzas
Aparte de Joaquín Gómez, ex miembro del secretariado, quien, como contó La Silla Caribe, viene cocinando su aspiración a la Gobernación de La Guajira desde hace más de un año; y de Fabián Ramírez, quien, como contó La Silla Sur, se quiere lanzar a la alcaldía de Cartagena del Chairá en Caquetá; no hay más casos de candidatos farianos sonando.
En municipios pequeños la idea sí es llevar candidatos propios en listas a concejos, como pasa en Segovia y Yondó en Antioquia; Cantagallo, San Pablo, Santa Rosa del Sur, Montecristo y Achí, en el sur de Bolívar; Sabana de Torres y Barrancabermeja en Santander o Manaure, en Cesar; que es en donde está ubicada la antigua zona veredal, quieren poner lista propia a Concejo.
Pero el grueso de su estrategia es concretar alianzas para cargos grandes, como alcaldías y gobernaciones, con los mismos partidos y movimientos que apoyaron la ‘Colombia Humana’ de Petro a la Presidencia y a la Consulta Anticorrupción. Es decir, un sector del Polo, un sector Verde y la Unión Patriótica.
Solo en el Magdalena Medio encontramos la excepción: allí, según nos dijo el excandidato a la Cámara de la lista de Farc en Santander, Miguel Cifuentes, el plan está en hacer alianzas con partidos tradicionales en Cantagallo y San Pablo, en el sur de Bolívar, y Yondó en Antioquia. Hasta ahora han tenido reuniones con Cambio Radical, conservadores y liberales.
En algunas regiones esas alianzas todavía no se han concretado.
Por ejemplo en Bogotá, tanto el senador Carlos Antonio Lozada como el excandidato a la Cámara David Flórez le dijeron a La Silla, cada uno por aparte, que la idea es no es tener candidato propio sino respaldar al que definan “los sectores alternativos”, que saldría de una consulta entre los verdes, el Polo y uno o varios candidatos del petrismo, pero no se han sentado con nadie de esos partidos aún.
Dados los resultados electorales del año pasado, la decisión de no lanzar candidato en Bogotá no sólo es por falta de plata o por la seguridad, sino principalmente por no contar con mucha fuerza allí.
En Norte de Santander, donde tienen uno de sus nichos electorales en el Catatumbo, aunque quieren alianzas para los cargos más grandes del departamento, no han llegado a acuerdos.
En otras zonas ya están más cocinadas.
Por ejemplo en Valle, único departamento del Pacífico donde ya se midieron en las urnas (sacaron 6 mil votos a la Cámara), el director de la Farc, Santiago Cepeda, nos dijo que la semana pasada hubo una reunión con 130 delegados de estos partidos y la Farc para planear la estrategia, principalmente en zonas donde tienen base social como Cali, Palmira, Buga, Tuluá, Jamundí, Pradera, Cerrito, Guacarí y Sevilla, donde concentrarán su trabajo político de acá a octubre.
En Huila, según nos contó una fuente del partido y lo verificamos con otra de afuera pero cercana a sus militantes, la Farc ya se ha sentado con Raúl Rivera, el exsecretario de cultura de la alcaldía de Neiva y que suena para ser el candidato del petrismo en ese departamento.
Sin embargo, lograr que esas alianzas pasen del dicho al hecho va a ser difícil porque adentro de estos partidos les tienen resistencia.
Un caso que lo muestra muy bien es Antioquia, donde dos líderes del partido nos dijeron que hay preacuerdos con partidos políticos alternativos, pero el representante Verde León Fredy Muñoz nos dijo que “estamos pensando en una Coalición Colombia más amplia, con Colombia Humana, Mais, UP, pero sin la Farc”, enfatizó. Muñoz explicó que es un asunto de pragmatismo electoral porque el logo de la exguerrilla no les suma.
Esa es la misma situación que ya se vio en las presidenciales, en donde ningún candidato recibió el respaldo público de la exguerrilla, a pesar de que ellos se la jugaron por Petro.
Todas esas particularidades de cada región serán las que tendrán que definir en la cumbre de este fin de semana. Lo claro es que a pesar de que estas elecciones son las que más les importan a la Farc desde que se convirtieron en partido, la tienen cuesta arriba para sacar más votos de lo que sacaron en las legislativas.
Las regionales suelen ser la cuota inicial de las legislativas y presidenciales. Por ello, si a la Farc no les va bien esta vez, no acumularán fuerza electoral suficiente para 2022, cuando les faltarán cuatro años para perder su personería jurídica por falta de votos, según lo estipulado en el Acuerdo y ver aún más nublado su futuro político.