El principio del fin de La U de Santos

Silla Pacífico

La U debería tener una asamblea en los próximos meses para elegir a su nuevo director. En la última, Santos envió duros mensajes contra Álvaro Uribe. Foto: Presidencia.

En la "disidencia costeña" de La U cocinan proyecto de transfuguismo y le muestran dientes a iniciativas que van por fast-track. U es de Uribe, dice Senadora. Así agoniza la coalición santista.

El Partido de La U es hoy una liga de caciques con muchos votos, pero reventada, sin ideología clara ni jefe único ni candidatos presidenciales fuertes. Nació para apoyar a Álvaro Uribe y permaneció para elegir y reelegir a Juan Manuel Santos en nombre de la paz. Con la era santista en su ocaso, su destino parece ser una desbandada o la disolución y el regreso de buena parte de su poderosa maquinaria a los brazos del uribismo.

Al menos eso evidencia el proyecto de ley que para autorizar el transfuguismo están cocinando en una de las alas en las que hoy se divide la colectividad más grande de la coalición de Gobierno, precisamente para poder irse y jugar sin líos de doble militancia en las presidenciales de 2018.

Esa ala es la de la llamada “disidencia costeña” de La U que, como contamos hace unos meses en La Silla, armaron siete de los 20 senadores del partido, todos costeños y de gruesa votación, para apostar a la Presidencia y mostrarse fuertes ante el Gobierno y sus colegas para temas burocráticos.

Ellos son José Alfredo Gnecco, Miguel Amín, Eduardo Pulgar, Sandra Villadiego y los ñoños: Bernardo ‘el Ñoño’ Elías y Musa Besaile, los dos congresistas más votados del santismo. Su grupo aparte lo ha impulsado y liderado el senador y copresidente de la colectividad, Armando Benedetti, en cuya oficina del Congreso justamente plantearon hace poco la iniciativa que les permitiría cambiar de partido político por una sola vez.

”Con la U se escribe Uribe”

Sandra Villadiego, senadora La U

Dos personas que estuvieron en esa reunión nos aseguraron por separado que lo hicieron pensando en salirse de La U para poder respaldar sin problema a un aspirante presidencial distinto a los precandidatos de La U, el senador Roy Barreras y el exministro Juan Carlos Pinzón, cuya debilidad electoral reconoció hasta el propio Santos hace poco en una cena de la bancada en casa de Roy.

(En la última Gallup, Pinzón obtuvo 22 por ciento de imagen favorable -muy por debajo de Clara López, Sergio Fajardo y Humberto de la Calle, que la encabezaron- y Roy Barreras ni siquiera fue consultado).

Esas mismas fuentes coincidieron al agregar que varios dijeron que ese aspirante distinto podría ser la carta que ponga Uribe en el Centro Democrático, aunque eso no está muy claro en el caso de Gnecco (cuyo clan cesarense votará por Germán Vargas Lleras) y en el de Benedetti (quien está peleado de frente con el uribismo).

 

Aunque consultamos a varios de esos congresistas para confirmar esos y otros detalles, por ahora la única que dice ‘esta boca es mía’ es la senadora Villadiego, quien detalló a La Silla Caribe que el proyecto de transfuguismo lo está diseñando su oficina y será presentado el próximo 20 de julio, cuando arranque un nuevo año legislativo.

Villadiego argumenta que no se trata simplemente de acomodar a La U y que la iniciativa es necesaria en la coyuntura del nacimiento del partido que resulte del desarme de las Farc, pues en ese nuevo escenario probablemente en otras colectividades habrá interés de cambiarse de camiseta.

No obstante, su intención de ingresar al uribismo parece tan clara que cuando le preguntamos por la eventual ida de algunos caciques de La U hacia el Centro Democrático, respondió: “Con la U se escribe Uribe”.

Eso no es mentira. La U la creó Juan Manuel Santos para respaldar la reelección de Uribe en 2006 y casi todos los políticos allí han sido uribistas y tienen línea con el expresidente.

Evidencia de ello es que en plenaria es común ver conversaciones informales entre Uribe, y por ejemplo, los ñoños o Eduardo Pulgar (quien es su compañero de comisión) hablando entre risas de hacer política juntos.

“En mamadera de gallo, Uribe dice cosas como ‘vénganse para acá, los necesito, ustedes son mis hijos, Santos no le cumple a nadie’ y se ríe, puras cosas informales y con amabilidad”, nos contó una fuente que lo ha visto.

La movida de la disidencia costeña (en la que también están otros tres senadores de distintas regiones: Milton Rodríguez, Jimmy Chamorro y Ángel Custodio Cabrera, sobre quienes no pudimos confirmar si se saldrían del partido) no sólo se debe a la falta de un candidato con peso en las encuestas, sino también a la consabida molestia de La U por los puestos, que hace poco se reflejó en la votación de uno de los proyectos de los acuerdos de paz.

Las mostradas de dientes

La llamada disidencia costeña de La U le mostró los dientes a Santos con nada menos que el proyecto de las circunscripciones especiales para que regiones que no han tenido representación en el Congreso se puedan ganar 16 curules.

Sucedió el pasado 20 de junio, cuando la plenaria del Senado discutía esa iniciativa.

”En mamadera de gallo, Uribe nos dice que nos vayamos con él”

senador La U

Ese día el quórum era escaso, en parte porque muchos senadores ya tenían vuelos planeados y sobre todo porque los congresistas no estaban convencidos de votar la iniciativa tal y como estaba.

Por ejemplo, Jimmy Chamorro, de La U, Viviane Morales, del liberalismo, y los uribistas, proponían que los partidos políticos pudieran participar en esas circunscripciones (algo que iría contra el espíritu del Acuerdo).

Al ver que el Gobierno no tenía las mayorías para que el proyecto fuera aprobado tal y como venía, el senador vargasllerista Germán Varón pidió el aplazamiento del debate. Y ahí, el recién posesionado nuevo ministro del Interior, Guillermo Rivera, pactó con la coalición solo votar el informe de ponencia (que abre el debate para aprobar el proyecto) y que el articulado completo se vote después del 20 de julio.

Al final, las bancadas de Cambio Radical y los liberales, afines a Santos, votaron esa proposición. Pero de La U faltaron 10 senadores (todos parte del grupo de los disidentes costeños), algo que no había pasado en los últimos tres años con proyectos del Gobierno.

(En La U votaron Maritza Martínez, José David Name, Roy Barreras, Armando Benedetti, Jimmy Chamorro, Jorge Gechem, Roosevelt Rodríguez, Germán Hoyos, Manuel Enríquez Rosero y Manuel Guillermo Mora).

El desconcierto fue tal que, desde el liberalismo, el senador Luis Fernando Velasco trinó advirtiendo que las circunscripciones ese día estaban en riesgo.

”(El ausentismo en Plenaria) fue la primera gran parada de La U al Gobierno”

senador La U

“Esa fue la primera gran parada de los senadores de La U al Gobierno”, nos dijo un Senador de ese partido que estuvo presente en la votación.

Otro momento en que la molestia en La U se tradujo en la falta de votos ocurrió dos meses atrás con la aprobación del Estatuto de Oposición en la plenaria de la Cámara.

Allí, los representantes de ese partido se ausentaron dos veces de las votaciones finales y el entonces ministro del Interior, Juan Fernando Cristo tuvo que ir hasta sus oficinas para pedirles que votaran. La pataleta se resolvió con una reunión posterior en la Casa de Nariño.

La molestia es por falta de cuotas en el Gobierno. “Somos el partido más grande y todo se lo dan a Vargas Lleras”, nos dijo un Senador, en referencia a los dos ministerios (Vivienda y Ambiente) que tienen como cabezas a miembros de Cambio Radical.

“A nosotros todo el mundo nos da palo por ser amigos del Gobierno, pero el Gobierno ya ni nos mira porque se las va mejor con el liberalismo y Cambio Radical. Vargas Lleras nos da palo a donde va”, agregó por su lado otro legislador de esa colectividad.  

Como hemos contado, La U tiene cuotas políticas en dos entidades territoriales con gran presupuesto de inversión, el Sena y el DPS, además el Fondo Nacional del Ahorro, cuyos dos últimos directores tienen lazos con ese partido.

El partido de Unidad Nacional, La U, nació oficialmente el 31 de agosto de 2005, en un evento social auspiciado por Óscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos, quienes después serían los ministros de Hacienda y Defensa de Álvaro Uribe, respectivamente. Arrancó con 16 senadores y 27 representantes, la mayoría expulsados del Partido Liberal por votar la reelección presidencial en 2004. A él llegaron Zuluaga, Gina Parody, Luis Guillermo Vélez, Dilian Francisca Toro, el clan Gnecco, Fuad Char, José David Name, Piedad Zuccardi, Mauricio Pimiento, Aurelio Iragorri H, entre otros. Aunque en la última convención de La U, en 2015, el ya presidente Santos, a través del libro La Verdadera historia de La U, dijo que el partido no se formó en torno a la figura de Uribe, en septiembre de 2005, El Tiempo recogía unas palabras de Santos en las que decía que querían ser percibidos “como el partido de la U: de la unión, de la universalidad, de Uribe”. En sus primeras elecciones al Congreso, en 2006, La U consiguió 1 millón 500 mil votos y 48 congresistas; en 2010 ya tenían 2 millones 700 mil votos (la más alta hasta ahora) y obtuvieron 76 congresistas; en 2014 la votación bajó a 2 millones 263 mil votos y actualmente tienen 57 congresistas

Como La U es la bancada más grande de la coalición de Gobierno (20 senadores y 37 representantes), su apoyo es clave para que los proyectos pasen y como mostramos, esos votos han sido fundamentales en la aprobación del primer paquete del semestre que terminó el 20 de junio.

Con el proyecto de transfuguismo en el horno, más las molestias de los congresistas, el escenario de la aprobación de los proyectos del Fast Track a partir del 20 de julio no se ve alentador, al punto que el propio Santos reconoció la semana pasada en Blu Radio que “la unidad nacional comienza a resquebrajarse (...) mantener la coalición será difícil”.

Ese resquebrajamiento, al menos dentro de La U, ha tenido como factor clave de división a Armando Benedetti.

El factor Benedetti

La U está rota entre la disidencia costeña y un grupo de senadores que ha sido más cercano al actual presidente del Congreso: Mauricio Lizcano de La U.

En ambos bandos hoy reconocen que buena parte del fraccionamiento en el que quedaron ha tenido que ver con unas movidas del copresidente del partido, Armando Benedetti, con quien Lizcano tiene una fuerte rivalidad política.

Desde 2014 vienen de pelea. Primero fue por la presidencia del Senado que ese año y el 2016 le correspondía a La U. El año pasado, Benedetti acusó directamente a Lizcano de querer congraciarse con Cambio Radical para que La U apoyara la candidatura presidencial de Germán Vargas Lleras. Ahora este año, el tono de la pelea ha sido en torno a la aspiración presidencial de La U: mientras Lizcano apoya al exministro Juan Carlos Pinzón, Benedetti desde el año pasado ha venido promoviendo una consulta interpartidista con el liberalismo, pero dentro de la colectividad no tiene a un candidato fuerte, más allá de Roy Barreras.

Alrededor de Lizcano se formó el llamado “grupo de los siete”, que votaban en bloque y hacían contrapeso al poder que acumuló Benedetti desde la dirección de La U, entre ellos los senadores Maritza Martínez, Manuel Enríquez Rosero y Manuel Guillermo Mora.

En ese grupo se quejan por el manejo que la presidencia de Benedetti le da al partido.

“No llama a reuniones, nos enteramos de cosas por otros lados”, nos dijo una congresista. “Quiere ser director del partido hasta marzo para negociar los votos”, agregó por su parte el representante John Jairo Cárdenas.

”En la próxima asamblea me voy de la dirección”

Armando Benedetti, La U

De unos días para acá el disgusto incluye también a los propios aliados de Benedetti en la disidencia costeña.

Allí, un Senador y una persona cercana a otro congresista nos contaron, cada uno por su lado, que en ese grupo no cayó nada bien enterarse de que, luego de la reunión en la que tocaron el tema del proyecto del transfuguismo y de Uribe, Benedetti haya ido a Palacio a contarlo.

“Además, él es el que casi siempre propone todo. Nos dijo que si nos vamos (para donde Uribe) lo llevemos a él y le hagamos puente porque allá no lo quieren”, añadió el Senador con el que hablamos al respecto.

Llamamos a Benedetti para preguntarle por esta versión, pero la negó.

Una persona cercana al senador nos dijo que él desde hace varias semanas está aburrido con el trato en Palacio. “Que Palacio se encargue ahora (de conseguir los votos)”, le escuchó esa persona decir a Benedetti antes de salir a vacaciones.

Tanto en el lado de Lizcano como en el lado de los costeños varios quieren que ese congresista deje la Presidencia.

La idea que ha ido creciendo entre los representantes, que lidera el nariñense Berner Zambrano, es que el partido convoque a una asamblea en septiembre y allí elijan a un director nuevo que se dedique a armar las listas para los aspirantes al Congreso para marzo de 2018.

”la unidad nacional comienza a resquebrajarse, mantener la coalición será difícil”

Juan Manuel Santos

Benedetti nos dijo que él no está buscando atornillarse en el puesto.

“Estoy esperando la próxima asamblea para irme, para que haya un director único, porque no puedo aspirar al Senado otra vez siendo director”, nos dijo.

En cuanto a 2018, la propuesta que ha hecho pública oficialmente Benedetti es que La U no lleve candidato y sus votos (alrededor de 2 millones) vayan en primera vuelta al eventual aspirante de la coalición por la paz, con el objetivo de atajar al uribismo (cuyo potencial electoral en La U y en el Centro Democrático calculan en 2 millones y medio para primera vuelta).

A esa idea no le caminan los que apoyan la candidatura de Pinzón, como nos dijo el representante Cárdenas: “Eso es para que no haya candidato y al final se vayan con Uribe”, dijo, evidenciando el mar de especulaciones que divide a la disidencia costeña y a los que están con Lizcano y Pinzón.

El fracaso de Santos

El proyecto de transfuguismo, el ausentismo de los congresistas en leyes claves para el Gobierno y la reventada interna son un gran fracaso político para Santos, cuya unidad nacional agoniza desunida e incapaz de poner un candidato único para 2018, en momentos en que el único objetivo del Presidente es que Uribe no vuelva a la Casa de Nariño.

Si bien que en un año preelectoral alguien quiera mover un proyecto de transfuguismo no es ninguna sorpresa (además casi siempre se hunden o ni siquiera se presentan), la diferencia ahora es que la idea comienza a sonar desde el corazón electoral del partido que reeligió al Presidente.

Y no tanto porque los senadores se quieran lanzar ellos mismos con otros avales, sino principalmente porque ante la ausencia de una carta fuerte están contemplando nada menos que irse con el principal opositor de ese Primer Mandatario.

Lo peor para Santos es que, aunque como Presidente tendrá en sus manos el poder de las cuotas políticas hasta el última día de su mandato, ya no es claro si la mermelada le seguirá sirviendo para poner a marchar su coalición, pues si se las quita a los que quieran irse puede poner en riesgo la aprobación de los proyectos de la paz.

Este escenario parece ser el epílogo de la historia de la Unidad Nacional de Santos, y de su principal partido, tal y como se conoció hasta ahora.

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