El eje de la discusión son las dos últimas alcaldías. Duque cabalga sobre la obra del Alcalde. Petro se queda solo en la insistencia por el metro subterráneo. Fajardo perdió una oportunidad.
Cinco conclusiones del debate presidencial sobre Bogotá
Los debates presidenciales regionales llegaron anoche a Bogotá con el que organizó Canal Capital y al que faltó Sergio Fajardo porque nos había aceptado la entrevista en Hora20 antes de la invitación de Canal Capital. Estas son cinco conclusiones.
Hoy, el eje del debate sobre la ciudad son los gobiernos de Petro y Peñalosa
Los candidatos hablaron de la ciudad, en buena medida, a partir de sus posiciones sobre esas dos alcaldías.
Hasta ahora había sido notorio que ellos, excepto Iván Duque, intentaran posicionarse marcando distancia del muy impopular Enrique Peñalosa.
En el debate, Petro mantuvo esa narrativa de manera sistemática, y se le sumó, aunque sin tanta insistencia, Humberto de la Calle, que volvió sobre sus críticas al proyecto de Peñalosa en la Van der Hammen e incluso recordó la polémica tala de árboles de esta semana en el Parque el Virrey.
La Alcaldía de Petro, a su vez, se posicionó como el principal foco de críticas de Duque y Vargas Lleras, que no la bajaron de haber sido un desgreño y catastrófica, en una táctica que tiene sentido en tanto ambos tienen a Petro como su opuesto y esa es la obra que Petro tiene para mostrar y defender.
Lo llamativo de ese debate es que mientras ellos dos le cobran su escasa ejecución en infraestructura, como troncales de Transmilenio y construcción de colegios nuevos, Petro tiene como ases las cifras de la mejora en indicadores sociales como la pobreza multidimensional y la mejora en la calidad de la educación en colegios públicos, por ejemplo.
Los que más aprovecharon el debate fueron Vargas y Petro
Bogotá es clave para ambos porque tienen obra o proyectos que defender. El exalcalde, porque gobernó la ciudad y aprovechó cada que pudo para resaltar lo que hizo en su administración, sobre todo en materia social. El exvicepresidente porque cuando manejó la infraestructura del país impulsó proyectos grandes como los que pretenden descongestionar el acceso y salida de Bogotá (en los que Peñalosa no ha avanzado como a él le gustaría).
El intercambio entre ambos (que tienen visiones de ciudad muy diferentes) fue constante y en algún momento Duque y De la Calle parecieron quedar en un segundo plano.
El exjefe negociador, además, trató de meter temas nacionales en los que se mueve con más soltura, como cuando a la pregunta sobre seguridad se refirió a la necesidad de culminar con éxito la transición hacia el fin del conflicto. O cuando tuvo la oportunidad de hacer una pregunta a Iván Duque y la hizo sobre el aborto, buscando más la oportunidad de mostrar su posición liberal al respecto que su conocimiento sobre los temas de la ciudad.
Además, en dos ocasiones en las que De la Calle tuvo la oportunidad de hacer réplicas y hablar más sobre Bogotá, no lo hizo.
Duque llegó con los números de la ciudad en la cabeza y se centró en la necesidad de ayudar al Alcalde a culminar lo que hay empezado, pero aunque buscó a Petro para controvertirle sobre su Alcaldía, no logró el mismo protagonismo que con esa misma táctica logró Vargas, además porque Petro centró más sus respuestas en Vargas (a quien le resaltó que avaló a Peñalosa) que en Duque, con quien tiene divergencias en temas más nacionales.
Petro está solo en la insistencia por el metro subterráneo (y hace una propuesta imposible de cumplir)
Mientras Vargas, Duque y De la Calle anunciaron que si ganan garantizarán la construcción del metro elevado, Gustavo Petro reiteró que el 8 de agosto, un día después de su posesión, abrirá la licitación del metro subterráneo a partir de los estudios que él dejó en 2015.
Como el proyecto de metro elevado que adelanta Peñalosa está en trámite, Petro advirtió que como la Nación aporta el 70 por ciento de lo que cuesta la obra, tiene la sartén por el mango para no girar esa plata.
Esa es una alarma que se le prende a Peñalosa para que acelere el proyecto lo más que pueda de aquí a que se defina si Petro gana la Presidencia, pues entre más avance es más costoso técnica y políticamente después detener todo.
De hecho, ayer el presidente Juan Manuel Santos contribuyó a poner ese acelerador, al anunciar que la Nación autorizó tres créditos, que suman 7,8 billones de pesos, para asegurar aún más la plata para comenzar el metro elevado.
Peñalosa tiene en contra que aunque anunció la licitación para finales de este año -después de que se posesione el nuevo presidente- no es claro si podrá cumplir, dado que los estudios más avanzados para abrir la licitación aún siguen en trámite.
Por eso, en caso de que Petro gane la Presidencia sí podría torpedear el metro elevado sin que se haya abierto la licitación para construirlo.
Pero eso no implica que, como él dice, pueda arrancar la licitación del subterráneo el 8 de agosto porque ya tiene todo listo. Eso es imposible dadas las actuales circunstancias.
Esa seguramente es una fecha simbólica para significar que lo hará lo más pronto posible después de posesionarse, pero en todo caso no sería tan pronto ni tan fácil como él plantea.
Los estudios del subterráneo que dejó, aunque eran los más avanzados hasta ese momento, prevén en su plan de costos invertir 211.500 millones de pesos adicionales para estudios y diseños faltantes.
Además, el metro subterráneo no ha surtido unas etapas que ya pasó el elevado y que son necesarias para que pueda salir a licitación. Por ejemplo, no ha pasado por el Confis ni hay un Conpes que lo declare de importancia estratégica (algo que podría acelerar Petro como Presidente), y el Concejo de Bogotá no ha aprobado las vigencias futuras para financiar un metro de ese tipo. Que eso ocurra sería un complique en un concejo de mayoría peñalosista.
Y, sobre todo, Petro debería contar con el aval de Peñalosa para que se monte en un proyecto en el que nunca ha creído, algo que es políticamente imposible.
Por eso, el metro subterráneo no vería la luz tan rápido al final del túnel, y Petro corre el riesgo de que lo que promete para ya, se enrede en trámites.
Duque le compite el voto “peñalosista” a Vargas
Luego de la seguidilla de críticas que le lanzó Vargas a Peñalosa en las últimas semanas por considerar que va muy lento en la ejecución, anoche agregó que “es un pésimo comunicador”. Al tiempo, sin embargo, resaltó que como Presidente respaldará la agenda del Alcalde en metro, vivienda, seguridad, río Bogotá y Transmilenio.
Es decir: se mantiene del lado de Peñalosa, a quien al fin y al cabo decidió avalar por medio de Cambio Radical. Con eso corre el riesgo de que en las urnas le cobren su respaldo a un gobernante tan impopular, pero puede atraer a un “voto continuista” de la agenda peñalosista que sí crean en la necesidad de continuar lo que se está haciendo en Bogotá.
Perseguir el voto que mueva el Alcalde era lógico después de haberlo avalado en 2015, sobre todo porque de Peñalosa se esperaba que a punta de ejecución tuviera cautivada a la ciudadanía para esta época.
Pero Iván Duque también ratificó anoche que no le teme a que lo relacionen con Peñalosa, y su agenda para Bogotá también fue de continuidad (y por lo mismo muy similar a la de Vargas); con eso, queda inscrito dentro del mismo espectro en el que el exvicepresidente busca los votos en la ciudad, al menos en su relación con Peñalosa.
Fajardo perdió una oportunidad
Sergio Fajardo, el candidato de la Coalición Colombia, no fue al debate porque se le cruzaba con la entrevista que a esa misma hora tenía en Hora 20 y a la que La Silla Vacía, Hora20 y Red+ lo habíamos invitado antes que Canal Capital. "Y yo cumplo mi palabra", dijo en Hora20.
De la campaña le pidieron a Canal Capital que fuera la fórmula vicepresidencial Claudia López en su lugar, y del Canal les dijeron que no porque querían oír las propuestas de los candidatos (que en la práctica son las mismas9.
Sin embargo, como su ausencia tiene una carga simbólica, en las redes le dieron muy duro y lo acusaron de querer evadir el debate.
Sobretodo porque ha hablado en medios muy poco sobre Bogotá, una plaza a la que su campaña le está metiendo la ficha porque le puede dar el impulso principal para llegar a la segunda vuelta, más si se tiene en cuenta que no es profeta en su tierra, Antioquia.
Y aunque en Hora 20 cuestionó a Peñalosa y al proyecto de Transmilenio por la Séptima, el debate también le hubiera permitido marcar más diferencias con Petro, a quien desde hace semanas tiene como blanco de críticas con la idea de arrebatarle el segundo lugar.