El internet está cambiando la manera de hacer política

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Varios movimientos sociales han aprovechando las posibilidades tecnológicas que ofrece internet y otras recientes tecnologías para ubicarse en el centro de la disputa por el poder.

La revolución producida por la masificación de las TIC ha posibilitado que millones de personas accedan a nuevos y variados mecanismos de información y comunicación que antes no existían o su uso era restringido. Esta democratización de las TIC permitió que muchas personas no solo tuvieran acceso a la información, sino también a su producción y distribución a un bajo costo y gran escala.

En este contexto, vale la pena preguntarse: ¿de qué manera se relacionan la política y las nuevas tecnologías para instalarse en el escenario de una nueva cultura? ¿Y cómo las condiciones creadas a partir de esta relación permiten que organizaciones de la sociedad civil utilicen las nuevas tecnologías de comunicación e información para hacerse visibles de otras maneras y en otros escenarios?

Enmarcados en las sociedades modernas, el control ha sido típicamente manejado por el Estado.

De acuerdo con Jürgen Habermas en "La inclusión del otro. Estudios de teoría política", el control o descontrol de las acciones que hoy reconfiguran el concepto de poder en la globalización del tráfico económico de las comunicaciones, la producción y transferencia de tecnologías, las nuevas formas de violencia, el surgimiento de nuevos espacios para la lucha no controlados, la reivindicación de las diferencias como origen de nuevas formas de organización y de financiamiento —entre otras— marcan un nuevo tipo de relaciones que plantean la urgente revisión de los tradicionales conceptos de soberanía, hegemonía, identidad y territorialidad, pues los sobrepasan.

De esta manera obligan a una reorganización formal de lo político y, por ende, a una nueva interpretación del papel del Estado-nación como institución central del ámbito de regulación, control y monopolio de la fuerza. Ignorar esta necesidad de reorganización del Estado produciría el surgimiento y fortalecimiento de competencias políticas de acción a niveles supranacionales y también subnacionales.

Según Luis Garay, las TIC son las líneas que trazan los mapas del mercado global que, a su vez, instauran pautas de consumo, producción y empleo. Pero también facilitan espacios y herramientas tecnológicas a actores no estatales (legales e ilegales) que persiguen un nuevo orden político y social, conectados en redes globales que les permite un diálogo sostenido.

Esta es una primera condición que favorece la emergencia de organizaciones de la sociedad civil en el ciberespacio como una alternativa de organización política al Estado tradicional. Además de estas condiciones de interconexión, el internet se ha transformado en un factor clave de la dinámica política: el control de la información. Entonces, se hace posible hablar de internet como una fuente dinamizadora de la organización y de la acción política, en tanto permite el traslado del foco de poder de una forma de organización a otra, dependiendo de las condiciones de acceso y uso de la tecnología del que sea capaz un actor determinado.

La relación entre política y nuevas tecnologías está también atravesada por el concepto de participación. En este factor también es posible la subversión del poder, cuando el sistema democrático exige nuevas y ágiles formas de participación, mientras que los partidos y el Estado mismo como institución continúan manteniendo estructuras jerarquizadas verticalmente, distantes en eficacia y cercanía a los cambios generados en el sector privado (empresarial) en red.

La apertura a un novedoso canal de comunicación como internet, que posibilita la expresión de todas las voces que accedan a él, hizo que muchos actores sociales que se encontraban marginados de los medios de comunicación dieran —según Gianni Vattimo en su libro "La sociedad transparente"— "un paso inicial en su proceso de emancipación con respecto al discurso unitario y el reconocimiento de la diferencia en los discursos como mecanismos de identificación".

Esta recreación discursiva ha sido adoptada por varios movimientos sociales —que aprovechando en gran medida las posibilidades tecnológicas que ofrece el internet y otras recientes tecnologías— buscan ubicarse en el seno de la disputa por el poder, con resultados muy positivos en cuanto a democratización e inclusión individual y colectiva, pues abre nuevas y variadas formas de participación directa o indirecta real frente a las ofertas de los organismos estatales tradicionales. Esto, sin embargo, no quiere decir que estemos ad portas del declive del Estado como estructura marco de la organización política.

Las transformaciones políticas contemporáneas están estrechamente ligadas a la emergencia y flujo de los espacios en redes globales que usan la tecnología desde dos perspectivas: una como herramienta y otra como parte de un complejo proceso cultural, expresión de una sociedad contemporánea inequitativa y desigual. Este es uno de los aspectos que reevalúa, no solo el ámbito democrático de internet, sino también sus posibilidades como herramienta privilegiada para la revitalización del sistema democrático y la reconfiguración de lo político “en la medida en que, aunque se pueden subvertir los aparatos tradicionales de poder, el acceso a la red requiere de una plataforma tecnológica específica y, más importante aún, exige la formación y adaptación de unos saberes y competencias específicos para usarla y apropiarla”, según Gisela García y Liliana Paredes en "Uso y apropiación de las nuevas tecnologías por la subversión el caso de las Farc-EP".

Dentro del cuerpo de oportunidades que presenta la actividad política virtual, Evan Potter destaca la horizontalización presente en el ciberespacio, ya que ha posibilitado la creación de redes y el flujo ininterrumpido de ideas y capitales entre Gobiernos, corporaciones y organizaciones no gubernamentales. Otra oportunidad la representa la multidireccionalidad, referida a las múltiples vías de comunicación que han desjerarquizado el proceso de la información. En este mismo sentido, el sostenido avance de las tecnologías asociadas a las comunicaciones ha posibilitado la digitalización y almacenaje de todo tipo de contenidos de imagen, audio y video, lo que disminuye los costos de transmisión de los mismos.

En este marco, las interacciones entre personas, grupos e instituciones se han multiplicado debido a las facilidades de conectividad, lo que dificulta cada vez más el control sobre la distribución de la información. Un efecto práctico de esta situación ha sido la emergencia de una nueva sociedad civil que, utilizando las tecnologías de la información, ha creado una red virtual de alcance global en la que se encuentran distintos movimientos locales con una amplia agenda de reivindicaciones sociales, ambientales, étnicas y económicas, entre otras.   

Por último, Cliffort Geertz afirma que en las sociedades posmaterialistas los ciudadanos encuentran cada vez mayor oferta de temas político-ideológicos y causas sociales, ambientales, territoriales y étnicas en las que invertir su tiempo y recursos. Al sentirse identificados con ciertas temáticas, la gente trabaja unida, desarrolla un sentimiento de pertenencia y construye comunidades virtuales de diverso alcance (local, regional, nacional y global).


Esta columna es un resumen del Documento de Trabajo UNCaribe No 38. Corta introducción a la relación entre las TIC y la política.

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*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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