Guerra comercial: China-EE.UU. y sus efectos colaterales
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El pasado viernes 10 de mayo, a medianoche, se volvieron efectivas las nuevas tarifas impuestas por parte del gobierno de Estados Unidos a una canasta de 200 mil millones de dólares de bienes importados desde China.
La tarifa de importación de dichos productos aumentó de 10 por ciento a 25 por ciento, en el último capítulo de la guerra comercial entre los dos países.
Esta novela comenzó el año pasado cuando en cumplimiento de sus promesas de campaña, Trump anuncio una serie de incrementos a los aranceles de paneles solares y máquinas lavarropas producidos en China, efectivos desde febrero de 2018. Lo que comenzó como un aumento de tarifas aislado se ha convertido en una verdadera guerra comercial. De continuar, dicho enfrentamiento comercial podría comprometer el crecimiento económico global.
La mayoría de analistas coinciden en vaticinar que en los próximos meses Estados Unidos y China alcanzaran un acuerdo comercial.
La próxima reunión del G20 en Japón el 28 y 29 de junio podría ser el momento de sensatez. No obstante, la mayoría de analistas económicas no anticipamos ni la velocidad, ni el alcance, del aumento de tarifas por parte de Estados Unidos.
Trump es sin lugar a dudas una caja de sorpresas.
La guerra comercial ha tenido un efecto moderado sobre la economía mundial hasta el momento. Pero la incertidumbre asociada con la posibilidad de mayores tarifas, retaliaciones y un escalamiento ya ha tenido un impacto negativo en los mercados financieros mundiales.
Debido a este aumento de incertidumbre, muchos inversionistas han buscado refugio en los activos de menor riesgo como los tesoros americanos. Las monedas y activos de países emergentes han perdido valor como resultado de este aumento en la incertidumbre.
Si Trump decide imponer una tarifa de 25 por ciento sobre el resto de los productos importados de China, que son de aproximadamente 300 mil millones de dólares, la tasa de crecimiento de China se vería afectada en 1.5 puntos porcentuales en 2019, mientras la economía de Estados Unidos crecería 0.22 puntos porcentuales menos como resultado de los mayores precios de productos importados.
Por su parte, la economía mundial tendría un menor crecimiento en 1.8 puntos porcentuales.
Estos estimativos son relativamente optimistas en la medida que no cuantifican el efecto de una retaliación adicional por parte de China y el negativo impacto sobre la confianza de inversionistas y consumidores. Adicionalmente, la canasta de productos chinos que podrían verse afectados por un aumento adicional de tarifas, es en su mayoría de bienes de consumo final, lo que tendría un efecto importante sobre los precios que pagan los consumidores estadounidenses.
Un aumento de la inflación en Estados Unidos llevaría a la Reserva Federal a incrementar sus tasas de interés, afectando los flujos de capital con destino a los países emergentes.
Las mayores tarifas ya aplicadas a los productos chinos importados desde Estados Unidos han tenido un efecto importante en precios.
Como muestra el trabajo de Fajgelbaum et al. (2018), los productores chinos han trasladado en casi su totalidad el aumento de aranceles a los precios de sus bienes exportados. No obstante este traslado de precios ha tenido un efecto moderado en los precios de los bienes finales hasta el momento, debido a que la mayoría de bienes afectados ha sido bienes intermedios y de capital.
De ahí el temor que una escalada en la tensión comercial no solo lleve a trasladar el aumento de precios de los bienes intermedios a finales, sino que impacte directamente los bienes de consumo importados desde la China.
Efectos colaterales para Colombia
La guerra comercial ya ha tenido un impacto negativo en nuestra economía en la medida que ha aumentado la aversión al riesgo de los inversionistas en los mercados financieros, lo que ha generado una devaluación del peso y una mayor volatilidad en los mercados locales.
El efecto colateral podría ser aún peor si la tensión comercial se escala.
El crecimiento de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, se vería comprometido si la tensión comercial se intensifica, con lo cual podríamos tener un aumento de nuestro déficit comercial vía menores precios de hidrocarburos y/o desaceleración de exportaciones no tradicionales.
Adicionalmente, una escalada de aranceles tendría un efecto inflacionario en la canasta de consumo en los Estados Unidos, y nos veríamos enfrentados a un aumento de tasas de interés por parte de la Reserva Federal, lo cual tendría un efecto negativo sobre el peso, los activos locales, y el costo de financiamiento del Gobierno y de sector privado.
Finalmente, una escalada de la guerra comercial puede tener otros efectos colaterales asociados a un menor crecimiento en el continente Europeo, una posible devaluación de la moneda china, entre otros efectos de contagio, lo que pondría a los mercados financieros en un modo de baja tolerancia al riesgo.
Algunos sectores y gremios de nuestro país han leído la noticia de mayor protección en Estados Unidos con optimismo argumentando que mayores tarifas a los productos chinos abrirían el espacio para algunos productos locales, como es el caso de los textiles.
Esta lectura es incompleta en la medida que, si bien los mayores aranceles a los productos chinos pueden hacer nuestros productos más atractivos, una eventual devaluación de la moneda china y una desaceleración de la economía mundial tendría el efecto opuesto.
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Referencias
Fajgelbaum, P. D., Goldberg, P. K., Kennedy, P. J., & Khandelwal, A. K. (2019). The Return to Protectionism (No. w25638). National Bureau of Economic Research.
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