La adaptación del emprendedor venezolano en el mercado paisa

Silla Pacífico

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Aquel emprendedor recién llegado a Antioquia debe enfrentarse a una realidad de un mercado altamente competitivo, con una gran oferta y un período de recuperación del capital muy distinto a la dinámica en la que venían acostumbrados en Venezuela.

Para nadie es un secreto que el éxodo migratorio proveniente de Venezuela ha impactado fuertemente en todos los sectores de la sociedad colombiana. Un fenómeno que se ha visibilizado ante la opinión pública como aquel que ha traído más dolencias que beneficios en el país cafetero, sin embargo se deja pasar por alto un grupo de personas invisibles ante unos medios de comunicación que seducen al ciudadano de a pie, sumergiéndolos en una matriz de opinión que generaliza y engloba a todo un éxodo como una entidad, con un mismo patrón de comportamiento en Colombia. Hablamos de aquel venezolano emprendedor que arriba al territorio colombiano, y en especial a la capital antioqueña, con una idea de negocio y un capital económico disponible para invertir, o aquel que se reinventa durante el proceso.

Este grupo de venezolanos, que se caracterizó por predominar en las primeras oleadas migratorias, sigue arribando a Medellín  en una menor proporción, pero todavía representan un porcentaje que se debe considerar. A pesar de que muchos de estos no atraviesan las mismas dificultades de subsistencia que un venezolano promedio, se ven enfrentados ante una realidad antioqueña que le dificulta el camino al logro de sus proyectos, y a la vez les golpea el bolsillo.  

Se han constituido desde pequeños y medianos negocios hasta grandes proyectos que han pasado desapercibidos para la opinión pública; personas que han invertido capital económico ya sea que llegaron a Medellín con una idea de negocios clara, o aquellos que se reinventaron de su oficio o profesión inicial la cual ejercieron toda su vida y se adentraron en otros sectores productivos. Sea cual sea el caso, a través de sus iniciativas ponen a disposición sus recursos económicos, sus conocimientos y experiencias a la sociedad antioqueña; esto no es poca cosa, sin duda una generación de potencialidades y de crecimiento económico que ha permeado en la ciudad, y no se le ha dado la importancia que merece.

Desde restaurantes hasta salones de belleza, empresas textileras y Coworkings, son algunos de los emprendimientos que hemos podido observar en la ciudad, y que con el pasar de los meses los vemos asentarse en distintas comunas de Medellín.

Sin embargo, no todos lo han ejecutado con éxito, algunos se han quedado en el camino por distintas razones que analizaremos a continuación.

La primera barrera a la que se enfrentan es la del desconocimiento. Aquellos que venían acostumbrados a una dinámica más “flexible” en Venezuela producto de un sistema que ha permeado el cohecho en la realización de los trámites administrativos en las entidades gubernamentales. Luego llegan a la capital antioqueña la cual cuenta con un sistema con sus procedimientos rigurosos y detallados con respecto a los mecanismos para la constitución de una empresa y todas las entidades que engloban la generación de esta misma. El alcance del sector en el que se van a desenvolver, y grado de protección que se brinda con dicha constitución, son algunas de las cosas que deben afrontar aquellos que aterrizan con una idea de negocios u otros que tienen determinado tiempo en la ciudad, y se han tenido que reinventar de su oficio o profesión que ejercían en Venezuela, y durante el proceso de creación se han encontrado con las mismas barreras.

La falta de asesoramiento con respecto a la realización de los trámites legales y administrativos, así como la ausencia de un estudio de mercado, son factores que predominan en gran parte de dichos emprendedores quienes,  irónicamente,  por ahorrarse el  pago de un experto en la materia terminan gastando más dinero del debido e invirtiendo más tiempo del necesario, o incluso, pasando  malos ratos en la ejecución de dicho proyecto debido al desconocimiento de la realización de los tramites, o en el peor de lo casos, el cierre del negocio producto de la falta de manejo en un mercado tan competitivo como lo es el paisa.

Un comportamiento que se debe destacar, y que ha sido el mal de muchos emprendedores, es la falta de adaptación a un mercado muy distinto al venezolano. Aquel que acostumbró a dichos empresarios a una recuperación del capital en un corto plazo manejando unas ganancias netas exorbitantes, es decir la “plata rápida” producto de una crisis económica que no da espera, sumergida en la casi nula confianza en el bolívar, y una hiperinflación que liquida el ahorro. Esto hace que su adaptación en un mercado competitivo en todos los sectores productivos como lo es el paisa, donde las ganancias no están al mismo nivel y en el que periodo de recuperación del capital o Payback es más lento, ocasiona que aquellos que poseen recursos económicos pueden aguantarlo sin embargo el que no lo posea está destinado a la quiebra.

Para el venezolano es un reto complejo el emprender en esta ciudad, ya sea desde una PYME hasta una empresa grande; sin embargo, se deben fortalecer los mecanismos de asesoramiento, acompañamiento y financiamiento para aquellos que están aportando su grano de arena en el crecimiento económico de la ciudad. Una Medellín que se está abriendo al mundo, y a la que le falta trecho por recorrer para potencializar las ideas innovadoras proveniente de la comunidad migrante venezolana. Una tarea pendiente que tenemos todos los que hacemos vida en la capital Antioqueña.

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*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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