La Guerra y la Paz en la Era de la Post-verdad; tareas para el 2020
Ernesto Macías, presidente del Senado.
Humanizarnos es un proceso imperfecto y complejo que fluye constantemente. Este proceso surge de la relación entre la introspección y el diálogo. La primera nos permite hacer consciencia de nuestra existencia, mientras que el segundo nos permite ver nuestra interdependencia. Entre la introspección y el diálogo navegamos nuestra existencia, sorteando los abismos de nuestros soliloquios y los carnavales de nuestra socialización.
La guerra y la paz emergen en los intersticios de nuestras ambigüedades. La primera, cuando los soliloquios justifican la destrucción de otros en defensa de los carnavales propios. La segunda, cuando carnavales y soliloquios coexisten gracias a la creatividad dinámica e inestable que emerge de la simbiosis entre introspección y diálogo. La paz, como diría Hermann Hesse, “no es ni un estado original paradisiaco, ni una forma de coexistencia por consentimiento mutuo.”
La guerra en Colombia (y en el mundo) continúa; la tecnología altera las estrategias y cambia las tácticas, pero la esencia es la misma. La guerra en la era de la post-verdad empieza con tweets que se convierten en tendencia en las redes sociales, continúa con ataques militares en terreno y termina con el asesinato indiscriminado de civiles en cualquier parte; en todas partes. Las hordas de seguidores alientan carnavales ególatras que crean fortalezas infranqueables alrededor de sus soliloquios. En la era de la post-verdad la guerra nace en el espacio virtual de las redes sociales, pero los muertos reales son centenares de líderes sociales.
La paz tampoco es la misma en la era de la post-verdad. Las invitaciones a repensar nuestros modelos de socialización y nuestras relaciones con el medio ambiente han dejado de ser marginales, hoy polulan en las redes sociales y terminan en carnavales en las calles de Colombia, Latinoamérica, y el mundo. La paz nace en el espacio virtual y poliniza las mentes de millones de personas haciendo posibles nuevos diálogos y nutriendo procesos profundos de introspección para seguir en el imperfecto, complejo, e inevitable proceso de seguir humanizándonos.
El 2020 empieza con malos presagios. La primera guerra global en la era de la post-verdad parece estar en ciernes. Pero la hermosa tarea de quienes creemos en la humanidad es seguir dialogando y repensando nuestra individualidad y sociabilidad para que este año fluya la construcción de un mundo pacífico que pueda irse consolidando durante la próxima década.
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