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La nueva ciudadanía
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La movilización de los últimos días en Colombia, demuestra una vez más que la democracia cambió y no hay marcha atrás. No sólo la democracia cambió. Colombia cambió. La ciudadanía está activa, especialmente la juventud, una generación vibrante, con ambiciones, una fuerza imparable que reclama cambio.
Está claro que bajo las nuevas reglas del mundo digital, se elige en elecciones, pero no se firma un cheque en blanco por cuatro años a un gobernante. Más bien, se busca un diálogo constante y se da una veeduría que se ejerce desde la ciudadanía en espacios on-line como las redes sociales, las plataformas de peticiones y de propuestas, como off-line, en talleres y mesas de concertación y diálogo. Se cree que la participación ha disminuido, pero más bien, ha tomado nuevas formas.
La ciudadanía de hoy, cuenta con herramientas tecnológicas que permiten organizarse y coordinar acciones de movilización e incidencia a velocidades y escalas antes impensables. El reto de los Gobiernos es saber escuchar, dar información suficiente, efectiva y a tiempo, y ante todo, entender que es necesario subir al bus a la ciudadanía, para poder darle forma, sostenibilidad y escala a las apuestas más importantes de un Gobierno. La participación, aprovechada y canalizada adecuadamente por lo público, permite crear soluciones de mayor calidad y valor social.
Por todo lo anterior, el gran diálogo nacional al que ha llamado el Gobierno de Iván Duque, necesita ser participativo, abierto e incluyente. Donde la mayor cantidad de personas puedan sumarse con sus expresiones y propuestas y aportar de manera directa en el seguimiento a la concertación y conciliación de esas propuestas frente a las acciones y políticas públicas.
Teniendo en cuenta la polarización y la desconfianza que existe entre varios sectores de la población misma, y de la ciudadanía con el Gobierno y partidos políticos tradicionales, así como la crisis de la representación, un factor que es clave para el éxito del proceso de diálogo nacional, es convocar y facilitar este ejercicio desde actores y espacios más neutrales de la sociedad.
Es por esto que el rol de las universidades del país, y de las organizaciones de sociedad civil, tendiendo puentes, es clave en un momento donde necesitamos facilitar y mediar la participación para llegar a acuerdos amplios como país.
Adicional a esto, y dada la violencia y miedo que se ha presentado en eventos relacionados con las propuestas masivas y pacíficas, es clave, el monitoreo y análisis de las situaciones que puedan estar limitando el pleno ejercicio del derecho a la protesta y a la participación ciudadana, entendiendo la seguridad como la primera garantía clave para un diálogo nacional efectivo. Desde Movilizatorio y Kitum, hemos creado #MonitorCiudadano, una plataforma para reportar hechos relacionados con la movilización que estamos viviendo https://monitor.kitum.org.
Desde la ciudadanía y las organizaciones sociales, nos estamos preparando para llevar causas y propuestas al Diálogo Nacional, en los temas que más nos están doliendo: el asesinato de líderes sociales, las garantías para la participación, el futuro de los acuerdos de paz, el acceso a la educación de calidad, el medio ambiente y la sostenibilidad ambiental, entre otros. La verdadera clave del proceso de diálogo, para darle oxígeno a la ciudadanía, es que haya una disposición real del Gobierno no sólo a escuchar, sino realmente a incluir en sus políticas los sentires ciudadanos.
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Esteban Giraldo González
*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.
