Las mujeres en la Primera Línea
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Estamos cumpliendo un mes de paro nacional. Una parte considerable del país ha salido a las calles a manifestar su descontento por las inequidades sociales y las acciones del Gobierno. Las mujeres no han sido la excepción y son unos de los sectores sociales más activos en estas jornadas de manifestación.
En este paro, que se ha organizado de una manera tan espontánea y que no parece responder a liderazgos político-electorales específicos, hay muchas primeras líneas y personas que están poniéndole el pecho a esta situación, incluyendo a mujeres y adolescentes. Casi todas ellas salen en cuidado de la vida: en ollas comunitarias, misiones médicas, primeras líneas de mamás, abogadas apoyando la defensa de manifestantes judicializadas, esquemas feministas de seguridad o simplemente abriendo las puertas de sus casas para que las personas puedan resguardarse de las balas.
Esta situación me ha hecho pensar que las mujeres siempre han estado en la primera línea resolviendo las situaciones complejas producto de esta desigualdad, que es muy antigua. Pero quizá la desigualdad encuentra en este paro nacional su respuesta social más intensa de la historia reciente de Colombia.
¿Quiénes han sido las que han rebuscado la alimentación de sus hijos/as? ¿Quiénes han hecho filas por horas buscando cupos en colegios oficiales? ¿Quiénes han gestionado la salud de su familia en medio de un sistema que, en la teoría, funciona desde la solidaridad, pero que en la práctica obedece a las dinámicas del mercado? Las mujeres, en sus diferentes roles, han estado afrontando todos estos aspectos como una suerte de primera línea que ha respondido a los efectos de las desigualdades y protegido la vida en medio de la precariedad y de la presencia selectiva del Estado (una presencia que, en muchas regiones, y hoy en los barrios de muchas ciudades, se limita a lo policivo y lo militar).
En efecto, las mujeres han sido históricamente esa primera línea que ha recibido los efectos más duros de un sistema social y económico desigual contra el que muchas personas se manifiestan en las calles. 21 % de las mujeres con jefatura de hogar en Colombia estaban bajo la línea de pobreza en 2018, y esto aumentó a un 35 % en 2020.
En este momento, cuando estamos en medio de un paro nacional, nuevamente las mujeres siguen en la primera línea, recibiendo también los impactos de la respuesta policiva y estatal que se ve reflejada en los 22 casos de violencias sexuales que reporta la ONG Temblores durante este primer mes de movilización social.
Este paro debe atender también esa deuda histórica con quienes han cuidado la vida en medio de la precariedad y, porqué no, reconocer por fin que las labores de cuidado son trabajo, que aportan a la sociedad y deben ser reconocidas.
El Paro Nacional debe incluir en todas sus expresiones a las mujeres. De lo contrario, una de las bases centrales de la desigualdad que vivimos, que es la distribución inequitativa de las tareas de cuidado, permanecerá impidiendo un cambio estructural.
@alejandracollag
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