Lecciones del pasado para los líderes de hoy
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En un mundo cada vez más competitivo en dónde la mayoría de nosotros hace parte de alguna estructura organizacional, es interesante encontrar lecciones dadas por algunos personajes históricos como políticos y militares, que en sus roles de líder, nos pueden aportar a nuestro ámbito empresarial.
Estimado lector, esta vez me gustaría compartir con usted dos puntos importantes de la sabiduría antigua de cientos de años, para que pueda estar a su servicio y le sea aplicable en su entorno.
Rodearse bien
Un líder es tan sabio cómo se lo permitan quienes lo rodean. Sus altos consejeros pueden estar conformados por aduladores traicioneros o por personas leales y comprometidas con la causa.
La conformación de estos acompañantes es vital porque es una decisión que da mucho que decir y que su buena conformación es fundamental para lograr los objetivos propuestos. Ha separado a líderes que han tenido éxito de los que no, ya que el fracaso siempre puede estar a un mal consejo de distancia.
Lo podemos ver en nuestros gobiernos, en dónde los dirigentes se pueden rodear de personas cuestionadas, incompetentes y sin credibilidad, o, se pueden rodear de personas con valores, intelectuales y que sean capaces de ejecutar lo propuesto.
A mí se me ocurren varios ejemplos de estos casos en nuestro departamento y me imagino que a usted también, sin embargo, hablaremos de política local en otra oportunidad.
En fin, vale la pena revisar lo que decía Nicolás Maquiavelo en su tratado “El Príncipe”.
El príncipe debe rodearse de aquellos que sumen a su reputación: el equipo de trabajo debe estar formado por personas con imagen positiva, con la capacidad de demostrar prudencia y capacidad.
El príncipe debe rodearse de aquellos que anteponen su interés al personal: importante que el equipo de trabajo busque el bien común y no el bien individual.
Evitar rodearse de aduladores: implica que su equipo de trabajo tenga la certeza de que no evitarán hablar con la verdad, esto es vital para construir la confianza y tomar mejores decisiones, asesorándose siempre que sea posible, de los más capacitados.
Primeros entre iguales
Para mí, Alejandro Magno y Cayo Julio Cesar han sido los líderes militares y políticos más importantes de nuestra historia.
El primero, famoso por empezar a unificar y consolidar un imperio, mediante golpes políticos y militares cuando solo tenía dieciocho años, retomando el liderazgo de su patria y cumpliendo el sueño de su padre de convertirse en un imperio “sostenible” y derrotar a su rival de toda la vida.
El segundo, Cayo Julio Cesar, romano célebre por haber sido un animal político desde joven y ganarse una posición de poder mediante sus propios medios, que al final, tristemente llevó a sus aduladores a asesinarle.
Estos dos personajes coincidieron en algo que hoy en día es indispensable para todos los líderes: la humildad y empatía.
Se dice que Alejandro Magno acostumbraba a comer solo cuando el último de sus hombres lo había hecho, y se dice que Julio Cesar estiraba su carpa sobre el suelo junto a ellos. En la batalla, estaban ambos en primera línea y corrían los mismos peligros, como cualquier mortal.
La lección, consiste en que, dependiendo de las circunstancias, los líderes deben ser capaces de demostrar su superioridad mientras se paran hombro a hombro con su equipo y pueden demostrar que un líder no es sólo aquel que tiene el control por su posición o cuna, sino por su habilidad y su inquebrantable capacidad para dar ejemplo.
Siendo primeros entre iguales, por así decirlo.
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