Parrillero hombre ¿controlando vidas o vías?
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Cali es una las ciudades colombianas que más ha sufrido la violencia urbana en los últimos años. La escalada de crimen producida por el narcotráfico a principios de los 90 le dio el indecoroso título de ser una de las ciudades más violentas del mundo e interpuso la percepción de inseguridad que aún hoy se mantiene.
Como se observa en la Gráfica de abajo desde 1987 su tasa de homicidio creció aceleradamente, llegando a tener más de 122 muertes por 100 mil habitantes en 1994, situación que obligó a sus mandatarios a tomar medidas extremas para disminuir las muertes violentas que azotaban la ciudad.
Gráfica 1. Tasa de homicidios en Cali.
1983 -2018
Fuente: Elaboración propia, datos procesados por Observatorio de Seguridad de Cali.
Entre estas medidas en 1995, conociendo que el 53.2 por ciento del total de los delitos que se cometían en Cali se efectuaban por parte de delincuentes utilizando motocicleta con acompañante hombre, la Alcaldía decretó “restricción al parrillero hombre”, prohibiendo que hombres mayores a 14 años circularan en moto por la ciudad las 24 horas del día.
Con esto se facultó a la Policía para identificar más fácilmente a potenciales sicarios en las calles y de esta manera hacer controles para aprendeherlos. La reducción en el número de homicidios los años siguientes a la implementación de este decreto hizo que las autoridades continuaran con esta medida, sin embargo produjo un efecto perverso en el imaginario caleño: toda moto con dos hombres es sinónimo de peligro y sus pasajeros son criminales.
La evidencia muestra que esta restricción ha sido intermitente y variable en el tiempo, además que la disponibilidad datos se queda corta para probar sus efectos.
De 1995 a 2002 la medida se ejecutó sin interrupciones y con las mismas condiciones que el decreto original, mientras que de 2002 a 2007 fue discontinua (por días) y de 2008 a 2018 se implementó continuamente por medio de renovaciones semestrales aunque con variaciones, ya que durante algunos periodos la edad máxima de circulación de un pasajero masculino fue de 12 años, y su justificación cambio desde ser una medida cautelar para preservar el orden público a ser una medida preventiva de seguridad vial.
Por parte de los datos, solo desde 2004 se incluyó la variable agresor en moto en la base de datos de homicidios del Observatorio de Seguridad de la Alcaldía.
Gráfica 2. Tasa de motorización motos particulares Cali.
2000-2017
Fuente: Observatorio de Movilidad Sostenible Cali
Además de ser discontinua y variable en el tiempo, esta medida ha tenido un inconveniente que la ha hecho difícil de implementar, el aumento exponencial de motos en la ciudad.
Como se observa en la Gráfica 2, la tasa de motos particulares por 1.000 habitantes aumentó un 211 por ciento de 2000 a 2017, pasando de tener 55.462 a 211.538 motos registradas, dificultando la realización de controles e imposición de sanciones por parte de las autoridades. Esto ha generado cierta laxitud en la norma que hoy se experimenta en diferentes sectores de la ciudad, principalmente en los barrios de ladera y el oriente.
¿Qué implicaciones ha tenido la restricción en la ciudad?
Debido a la intermitencia de la medida y la poca disponibilidad de datos es difícil calcular sus efectos reales, sin embargo se ha realizado algunos estudios para verificarla.
En 2016 el Instituto Cisalva de la Universidad del Valle evaluó la medida entre 2002 y 2015 a través de un análisis de series de tiempo encontrando que “hubo una reducción del 16 por ciento en los homicidios perpetrados en moto, lo que se traduce en una disminución de 46 homicidios en promedio por año cuyo agresor se transportaba en motocicleta”.
Además, encontraron resultados positivos en la disminución de la accidentalidad, evidenciando que “las restricciones del parrillero en la mortalidad por homicidio se traducen en menos lesiones personales no fatales y menos efectos en eventos de tránsito”.
Sin embargo, no tuvieron en cuenta aspectos como la discontinuidad de la restricción en el tiempo, sus variaciones normativas o poca capacidad de implementación en toda la ciudad.
Analizando el comportamiento de esta medida en los últimos años, según aproximaciones realizadas por el Observatorio de Seguridad de la Secretaría de Seguridad de la Alcaldía de Cali, se evidencia que el uso de motos en homicidios ha aumentado.
Como se observa en la Gráfica 3, la proporción de homicidios cometidos en motos aumentó desde 2016, explicado principalmente por el aumento de pasajeros motociclistas.
Gráfica 3. Porcentaje de homicidios por agresor en moto, pasajero y conductor
2014 – 2018
Fuente: Elaboración propia con datos procesados del Observatorio de Seguridad.
¿Cuál es el impacto del parrillero hombre en hurtos?
Como se observa en la Gráfica 4, el 59 por ciento de los hurtos denunciados entre enero 1 y abril 30 de 2019 se cometieron por agresores a pie, el 27 por ciento en moto y el 14 por ciento restante en otros medios de transporte. De los hurtos cometidos en moto la tercera parte se hizo por parte de pasajeros, tanto hombres como mujeres. Destacándose un aumento del 25 por ciento el último año, pasando de 443 denuncias en 2018 a 552 en 2019.
Gráfica 4. Distribución de hurtos personas según medio de transporte del agresor.
Enero 1 -Abril 30. 2019
Fuente: Elaboración propia. Datos procesados de denuncias de hurtos Fiscalía
Según la última encuesta origen-destino de Cali el 17,8 por ciento de los caleños usa moto como su principal medio de transporte ¿Eso quiere decir que aproximadamente la quinta parte de los caleños son potenciales criminales? No.
El uso sostenido de esta medida en el tiempo ha estigmatizado el parrillero hombre en la ciudad, volviéndolo un potencial homicida o ladrón en el imaginario caleño, pero la evidencia muestra que la mayor parte de estos delitos no son cometidos por pasajeros en moto.
¿Qué acciones se deben hacer entonces?
Sin lugar a duda, el impacto de la medida en el corto plazo fue efectivo al brindarle herramientas a las autoridades para hacer controles que disminuyeran el homicidio en la ciudad. Sin embargo, con el paso del tiempo, el aumento desproporcional del uso de motos y el limitado pie de fuerza en la ciudad, se perdió su efectividad dada la poca capacidad de aplicar controles en todo el territorio y al cambio del modus operandi de los criminales, a tal punto que en los últimos años aumentó el número de pasajeros agresores en hurtos y homicidios, con un agravante mayor, se asoció a las motos en general como dinamizadoras de inseguridad.
El comportamiento de los ciudadanos es variable en el tiempo, lograr la sostenibilidad de políticas públicas es difícil si las condiciones cambian, y no se analizan con datos y evidencia sus impactos.
Por tanto, traer al debate la restricción al parrillero hombre es bueno, ya que la ciudad, a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, sigue siendo una de las más violentas de Colombia y el mundo y no es justo asociar a todos los motociclistas como los culpables.
Sin embargo, se debe pensar un par de cosas al respecto, ¿esta restricción obedece a criterios de orden público o movilidad?, ¿qué delitos busca impactar, en qué horarios y dónde? ¿existe la capacidad para implementar esta medida en toda la ciudad o sectorizadamente, ¿Qué efectos producirá sobre la percepción de inseguridad ciudadana?
Para prevenir el delito se pueden implementar cuatro medidas: (i) desarrollo social que aumente las oportunidades y aleja a niños y jóvenes de la delincuencia, (ii) medidas de control y prevención del delito, (iii) reintegración social y (iv) prevención situacional.
La restricción de parrillero hombre se encaminan a brindar herramientas que aumenten el control por parte de las autoridades, sin embargo estas no deben ser generalizadas sino más bien focalizadas en territorios específicos, lugares donde se identifiquen rutas de ingreso o escape de potenciales ladrones u homicidas, con horarios y días determinados que ayuden a detener el delito.
De lo contrario su implementación será imposible ya que no se disponen de los recursos suficientes para controlarlo en todo el territorio y será una norma escrita sobre el papel sin un real impacto.
Por otro lado, dado que la restricción a parrillero hombre genera externalidades sobre la movilidad, es conveniente preguntarse ¿cuál es el modelo de movilidad que le apuesta Cali a largo plazo y el rol de este decreto en él?
Resulta contradictorio que en mayo de 2019 la Alcaldía de Cali decretara el Plan Integral de movilidad urbana PIMU, cuyo objetivo es “fomentar un modelo de movilidad multi-modal e inter-modal que, con base en criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica, otorgue a los modos de transporte público optimizados y no motorizados (peatón y bicicleta) prioridad sobre el transporte privado, fomente la seguridad vial y garantice la accesibilidad a todos los grupos poblacionales; buscando con ello la mejora de la calidad de vida de los habitantes del Municipio de Santiago de Cali”, y tres después se desmontara este decreto sin haberse revisado sus impactos, principalmente el número de usuarios del sistema de transporte masivo que disminuirían al usar la moto como pasajeros o el aumento del moto taxismo.
Es deber del Alcalde sentar un norte en sus medidas y políticas, articular los diferentes planes y proyectos de una manera coherente y armónica, pero en esta ocasión se evidenció una gran desarticulación entre sus dependencias y políticas.
Finalmente, y debido a la presión de medios y políticos (en plena campaña electoral) la Alcaldía reversó el desmonte del decreto de parrillero hombre, perdiéndose la oportunidad de reorientar una política necesaria en este momento para disminuir los crímenes de la ciudad, pero con poca efectividad e implementación debido a sus características, enfoques e imaginarios auto generados.
En el mediano y largo plazo la ciudad debe tener un debate serio, técnico, alejado de la política y el amarillismo que permita utilizar este tipo de herramientas de una mejor manera, maximizando su impacto, sin detrimento de la percepción de seguridad. Sin embargo deberá seguir los principios del modelo de movilidad adoptado por la ciudadanía, que constituyen una apuesta de largo plazo para el progreso y desarrollo social de la ciudad que tanto se necesita, y el Alcalde como líder de la ciudad, deberá articular los diferentes políticas y planes para cumplirlo.
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