Vicky vs. Hassan: cazador cazado

Html

WhatsApp Image 2020-02-15 at 12.56.43 PM.jpeg

Demostrando que el alumno supera al maestro, Hassan enfrentó un tema que, por causa del incidente, pasó a un segundo plano.

Así terminó la entrevista que Vicky Dávila le hizo a Hassan Nassar, alto consejero de comunicaciones de palacio y vocero del Presidente:

Demostrando que el alumno supera al maestro, Hassan enfrentó un tema que, por causa del incidente, pasó a un segundo plano: el uso del avión presidencial para que la familia del Presidente Iván Duque fuese a celebrar el cumpleaños de su hija en un parque temático en Armenia.

La entrevista de Vicky Dávila a Hassan Nassar es un ejemplo que utilizaremos muchos consultores en comunicación para dar un ejemplo de cómo funciona el viejo y conocido juego del gato y el ratón en este tipo de entrevistas al comparecer ante medios de comunicación.

En comunicación política, el juego del periodista consiste en buscar por todos los medios y artilugios lograr que el entrevistado le conteste lo que quiere, respuesta que en el 90 por ciento de los casos, ya sabe, conoce o al menos intuye.

Al otro lado del ring, el entrevistado tiene la obligación de hacerle el quite a la emboscada; muchas veces consciente de hacia dónde lo quieren llevar, su misión es salirse de las cuerdas y no dejarse apabullar por el entrevistador.

El periodista debe insistir por todos los caminos, conseguir ese único objetivo; debe focalizarse, no perder de vista a su presa y el entrevistado debe distraer, evadirse, variar el foco.

El entrevistador embiste y el entrevistado debe lanzar el capote, hacer que cada embestida llegue al trapo rojo y no a su humanidad.

En el caso que analizamos, Vicky Davila, una experta y aguzada cazadora, empezó a jugar el juego de todos los días: ir a por su víctima. Ella va lento, de menos a más, con preguntas fáciles al principio, inofensivas si se quiere, empieza a llevar a su presa a la emboscada: convertir la piñata de Panaca en un festín para la galería que se conecta a su programa, ganar clicks, subir el rating, atizar el show para satisfacer al público que aplaude cuando el cazador atrapa a su presa.

Con lo que no contaba Vicky era con que Hassan Nassar no era una presa cualquiera; Hassan se formó en el oficio en la misma mesa que compartió con Vicky, de ella aprendió el viejo y conocido truco del juego del gato y el ratón; ella lo olvidó, se confió, pensó que era una cacería normal, como la de todos los días.

Se equivocó, fue el entrevistado el que tendió la emboscada.

En un momento de la entrevista se invirtieron los papeles; Hassan fingió que se dejaba distraer, empezó a dar respuestas protocolarias: que si las normas de la casa militar, que si los manuales de protección, que si los protocolos de la FAC...

De repente, pasó de entrevistado a entrevistador:

- ¿Vicky, usted tiene esquema de protección de la UNP? sí, pero ...

- ¿Vicky, usted ha llevado a amiguitos de su hijo en el carro oficial cuando va a almorzar al norte de Bogotá? sí, pero...

- ¿Vicky, usted ha montado en el avión presidencial? sí, pero cubriendo un hecho periodístico...

-¿Vicky, su esposo iba en ese vuelo presidencial?

“ .... inepto, patán, lagarto, fracasado, inútil, peludo, tarzán, Archibaldo (¿?) ... usted trinó que Santos no tiene huevas, fui yo la que lo llevó a La FM, cobarde ”.

Esa fue la respuesta que durante minutos le dio Vicky Dávila a su otrora compañero de mesa, al alumno al que llevó a la FM -según lo que supimos en la diatriba que le disparó al jefe de comunicaciones de Palacio-.

Impotente, la experta cazadora se percató de que en la telaraña que otrora enseñó a tejer a su pupilo, era ella la presa y, acaso iracunda consigo misma, explotó paranoica, soltó sus últimos estertores en un bochornoso y eterno insulto sin precedentes en el periodismo colombiano.

Hassan, calmado y satisfecho, conservó la compostura y habiendo digerido a su frustrada cazadora, se retiró victorioso.

Ese es el análisis del episodio desde el punto de vista de estrategia periodística; por tratarse de un hecho inédito en el periodismo de nuestro país, quise indagar sobre las percepciones que de él quedó en la retina del consumidor final.

Empecé midiendo el hecho en un sondeo en Twitter que obtuvo más de cinco mil cien votos y que dejó a Hassan Nassar como el gran triunfador: el noventa y dos por ciento de tuiteros le apoyaron en su actuación dentro de la refriega.

 

Recogiendo impresiones entre expertos en comunicación antes de escribir esta columna, opinadores y columnistas, lo que llamarían “opinión calificada”, encontré que coinciden abrumadoramente en que la salida de foco de Vicky es un exabrupto que le costará muy caro en su carrera y que “no se repondrá” de este episodio porque hizo todo lo que un periodista no puede hacer: ser grosera, perder la compostura, demostrar su parcialidad de manera obvia, “regarse” -como decimos los colombianos-, usar un lenguaje de pelea callejera en contra de su invitado y lo más grave según ese grupo: el efecto negativo que su actuación e imagen le hará a la marca Semana.

Intrigado por el apabullante resultado del sondeo en Twitter y de las impresiones unísonas de los líderes de opinión, decidí hacer un sondeo similar en Facebook; le pedí el favor a una amiga que lo hiciera desde su perfil, buscando que no tuviese un sesgo político e intentando llegar a un público no permeado por opinión experta en comunicaciones o periodismo; la idea era consultar al ciudadano del común:

“En el enfrentamiento público que tuvieron Vicky Dávila y Hassan Nassar, usted está del lado de:”

En Facebook, en una muestra abierta que consultaba al colombiano de a pie, se registraron novecientos veinticinco (925) votos, de los cuales novecientos tres (903) eran favorables a Vicky Dávila y solamente veintidós (22) favorecían a Hassan Nassar.

El resultado fue claramente a la inversa del sondeo de Twitter y el de la “opinión calificada”.

Para seguir adelante con el experimento, le mostré el vídeo a cinco colombianos ajenos al mundo político, comunicacional o de opinión y su conexión fue con Vicky Dávila y no con el consejero de comunicaciones del Palacio de Nariño.

A los puristas que ya preparan baterías para decir que los sondeos de redes no son científicos, les anticipo que no estoy diciendo que ese ejercicio de divertimento y de curiosidad sea un estudio que avale ninguna teoría.

Tengo claro que el método científico es otra cosa y que esos sondeos jamás podrían sustentar tesis como aquellas que afirman que un hongo selvático es la cura contra el cáncer.

Lo que sí puedo decir es que, nunca como ahora, los gobernantes y líderes políticos han estado más desconectados de las realidades de lo que piensa la masa ciudadana porque mientras el poder se alimenta para tomar sus decisiones de la superficialidad de la “opinión calificada” de escritorio y en los TTs de la inmensa minoría que pretende vomitar inteligencia en twitter; el país real, el país de a pie, opina del poder lo que Vicky (mal opina) de un caballero a carta cabal y de un periodista íntegro, como es Hassan Nassar a quien admiro y respeto.

Para cerrar: ¿Será que quienes miden el consumo de clicks y de usuarios únicos de Semana tienen el mismo concepto de marca, que el que tienen los  “puristas” de la opinión calificada, cuando el incidente logra millones de clicks y llega a los millones de colombianos que nunca consumían los contenidos hechos por y para esa minúscula “opinión calificada” de escritorio?

Historias relacionadas

*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

Compartir
0
Preloader
  • Amigo
  • Lector
  • Usuario

Cargando...

Preloader
  • Los periodistas están prendiendo sus computadores
  • Micrófonos encendidos
  • Estamos cargando últimas noticias