Los grandes ganadores burocráticos del remezón en el sector agropecuario son los senadores Roberto Gerlein, Hernán Andrade y Efraín Cepeda. Cada uno de estos tres barones electorales conservadores logró que el presidente Juan Manuel Santos y el Ministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde escogieran a sus recomendados para liderar tres de las instituciones claves del campo, con lo que resulta evidente que el Gobierno prefirió evitar una ruptura con sus aliados políticos más descontentos en vísperas de la temporada electoral.
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Los grandes ganadores burocráticos del remezón en el sector agropecuario son los senadores Roberto Gerlein, Efraín Cepeda y Hernán Andrade. Cada uno de estos tres barones electorales conservadores logró que el presidente Juan Manuel Santos y el Ministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde escogieran a sus recomendados para liderar tres de las instituciones claves del campo, con lo que resulta evidente que el Gobierno prefirió evitar una ruptura con sus aliados políticos más descontentos en vísperas de la temporada electoral.
Con la llegada de Álvaro Navas Patrón al Banco Agrario, de Luis Humberto Martínez al Ica y muy posiblemente de Hernando Ruiz López al Incoder, los caciques azules lograron una influencia en las decisiones del campo que no tenían desde el comienzo del Gobierno de Santos, ya que ni Juan Camilo Restrepo ni Francisco Estupiñán -ex ministros de esa cartera- los tuvieron en cuenta en el manejo del sector.
El gran interrogante es si Lizarralde podrá, con los conservadores contentos pero con tantas caras nuevas en el Ministerio y siendo él también un ministro nuevo, poner en marcha la transformación del campo que venía planeando el ex ministro Juan Camilo Restrepo, que se negoció en La Habana y que se busca comenzar a aterrizar con la creación del viceministerio de desarrollo rural. Y todo esto en momentos en que el paro agrario amenaza con reactivarse y en que el mayor reto del Ministro es aterrizar el Pacto Nacional Agrario que logró conjurarlo la primera vez.
Como contó La Silla, con la salida del ex ministro Estupiñán se produjo un gran remezón en el sector agrario y todos los altos funcionarios del Ministerio y de sus entidades cercanas tuvieron que presentar su carta de renuncia protocolaria. Al final se quedaron pocos: Ricardo Sabogal (Restitución de Tierras), Luis Eduardo Gómez (Finagro) y Juan Lucas Restrepo (Corpoica) fueron ratificados, mientras que salieron Miriam Villegas del Incoder y Teresita Beltrán del Ica.
Esta semana se sumó otra baja sensible: el viceministro Andrés Felipe García -un técnico que venía de liderar desarrollo rural en Planeación Nacional, que encabezó muchos de los diálogos durante el paro y que estaba temporalmente encargado del Incoder- presentó su carta de renuncia. La Silla supo que será reemplazado por el economista nariñense Hernán Román Calderón, que sonó para el Incoder y que viene pedido por Lizarralde personalmente.
Román, cuyo nombre ha sido bien recibido en el sector, ha sido presidente del comité departamental de cafeteros en Nariño, alcanzó a entrar en el sonajero para ser gerente de la Federación de Cafeteros cuando quedó Luis Genaro Muñoz en 2009 y es consultor de temas agrarios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su nombre también cae bien entre los azules, ya que fue precandidato a la Gobernación de Nariño en 2011 y presidente de Telecom a finales del Gobierno de Andrés Pastrana.
A esto se suma que el otro vice, el conservador Aníbal Fernández de Soto, lleva apenas un par de semanas en el cargo ya que la 'pata' de desarrollo rural del Ministerio sólo nació después del paro agrario. Y que, a pesar de que su nombre también ha sido bien recibido, no tiene experiencia en temas propiamente rurales sino más bien -como ex vice de Interior- de diálogo y concertación con las comunidades.
Que los nuevos altos funcionarios de Agricultura sean conservadores no es algo nuevo: al fin y al cabo, el Ministerio ha sido azul desde el Gobierno de Pastrana. Pero desde la llegada de Santos, se le había apostado a funcionarios netamente técnicos y no de origen político, algo que parece haber cambiado ahora que el santismo corre el riesgo de quedar en minoría dentro del Partido Conservador, donde ya se encuentra en un frágil balance de poderes con los sectores más cercanos al uribismo. Y que el candidato presidencial uribista Óscar Iván Zuluaga llega con la tarea expresa de hacer una coalición entre el Uribe Centro Democrático y el conservatismo.
Aunque varias de las nuevas caras que llegan al sector tienen alguna experiencia en él, seis personas que conocen bien el campo le dijeron a La Silla que les preocupa que el sector se politice, algo que no había sucedido en los tres años de Gobierno de Santos.
Y, sobre todo, les preocupa que con la pérdida de tecnocracia y de 'memoria administrativa' se demore mucho poner en marcha los proyectos claves de un sector que paradójicamente es central en los diálogos con las Farc pero que era hasta hace poco uno de los grandes olvidados del Gobierno.
Este jueves se posesionó como gerente del Banco Agrario Álvaro Navas Patrón, un abogado y político sucreño que fue vicecontralor de Sandra Morelli y que entró al Directorio Nacional Conservador en la ampliación de mayo, gracias al apoyo del senador Roberto Gerlein, de quien es cercano.
Aunque dos personas le hablaron bien a La Silla de su paso por la Contraloría, Navas Patrón llega sin experiencia ni en temas financieros ni en el agro al Banco, que es una entidad clave porque es la que se encarga de 'bancarizar' a un sector grande de la población rural que está por fuera del sistema. Y este hecho ya ha generado preocupación entre los gremios del sector, que no ven su perfil como el idóneo para liderar el banco del campo y el sexto mayor -por activos- en el país.
Como contó La Silla, Santos le había ofrecido originalmente el puesto al economista barranquillero Alonso Castellanos -que tiene larga trayectoria en el sector financiero- pero tras una reunión con la bancada azul echó para atrás el nombramiento y postuló al candidato de Gerlein.
Su nombramiento parecía enredado porque pasaron cuatro semanas entre la publicación de su hoja de vida y el decreto presidencial, pero al final asumió el cargo este jueves en reemplazo de Francisco Solano, que estuvo encargado desde que Estupiñán se convirtió en Ministro hace cinco meses. (El decreto fue firmado el lunes aunque sólo fue colgado en la página de Presidencia hasta el miércoles).
El Ica, la entidad que se encarga de los temas sanitarios y fitosanitarios,y que juega un papel fundamental en la implementación de los TLC, tiene como gerente general desde hace un mes a Luis Humberto Martínez Lacouture, un veterinario y administrador agropecuario barranquillero. Tres fuentes le confirmaron a La Silla que es muy cercano al senador conservador y atlanticense Efraín Cepeda.
Martínez ha trabajado en tres ocasiones en la Gobernación del Atlántico, siendo Secretario de Desarrollo Agropecuario de Rodolfo Espinosa Meola a finales de los noventa y Secretario de Desarrollo Económico del conservador Carlos Rodado y del liberal Eduardo Verano de la Rosa (que fue apoyado por el grupo conservador de Cepeda).
Finalmente, todo parece indicar que al Incoder llegará Hernando Ruiz López, un economista huilense que fue Superintendente de Sociedades durante el segundo Gobierno de Álvaro Uribe.
Ruiz tampoco tiene gran experiencia en el sector agrario o en el tema de tierras, aunque hace 20 años fue director general de operaciones del Fondo de Desarrollo Rural Integrado y gerente de la Industrial Cacaotera del Huila (Tolimax). Además fue director nacional de formación profesional en el Sena y director de planeación de la Gobernación del Huila, con el conservador Jaime Lozada.
Su padrino, según le confirmaron cuatro personas a La Silla, es el senador huilense Hernán Andrade, que fue el ponente del referendo para la paz esta semana y que fue clave -como contó La Silla- en lograr tumbar la proposición que le quitó las garantías a la abstención activa en este proyecto.
Este ha sido un cargo difícil de llenar desde la salida de Miriam Villegas, que era considerada la 'cuota campesina' en el Gobierno pero que se volvió una pieza incómoda por las investigaciones que lideró sobre acumulación irregular de tierras en una entidad que es la pieza central de la progresista política de tierras de Santos.
Hasta ahora han sonado varios nombres, sin que al final fueran nombrados: aparte de Román y de Fernández de Soto, también sonaron fuertemente el ex subdirector Hernando Londoño y el ex director de Finagro, César Pardo Villalba, descartado al final por ser liberal.
Si bien el reciente paro agrario volvió a dejar en evidencia el abandono histórico del campo y la ausencia de una política integral para superarlo, en realidad el Gobierno de Santos diseñó varios proyectos que buscaban subsanar sus problemas más apremiantes.
El problema es que casi todos se quedaron en el aire después de esbozados. Hizo falta que le estallara el paro -y que se desplomara la imagen de Santos en las encuestas- para que comenzaran a rodar de nuevo.
El rediseño del Ministerio, que le creó una 'pata' de desarrollo rural, estaba listo desde hace un año pero sólo fue aprobado después del escándalo que generó la reducción en el presupuesto del agro. El censo agropecuario, que se realizó por última vez hace 40 años y que busca generar estadísticas sólidas que permitan diseñar políticas públicas eficaces, llevaba dos años esperando los recursos y sólo revivió hace menos de un mes.
La actualización del catastro rural, fundamental porque un porcentaje altísimo de los campesinos colombianos no tiene tituladas sus tierras y no puede por lo tanto acceder al apoyo del Gobierno, avanza aunque lentamente por la falta de recursos. Igual suerte han tenido los Conpes para mejorar las carreteras terciarias -claves para que los pequeños productores saquen sus productos- y para establecer las reglas de desarrollo de la Altillanura.
Y todo esto a pesar de que la transformación radical del campo y de las condiciones de vida en él son el centro del primer acuerdo con las Farc.
“Es preocupante porque esta nueva orientación pone en duda que haya una política agraria progresista y reformista, como la que el Gobierno defendió en La Habana y acordó con las Farc”, le dijo a La Silla una persona que conoce el sector.
Pero por el momento los ojos de Santos parecen estar más puestos sobre la reelección. Al darle juego a los grandes caciques conservadores, el Presidente seguramente está minimizando el riesgo de una desbandada azul hacia las toldas del uribismo. Queda el interrogante de si realmente eso le ayudará a concretar lo acordado en La Habana, cumplir las promesas con las que levantó el paro y cambiarle la cara al campo.