¿De qué me hablas, viejo? Del punto más bajo del Gobierno, tras caída de MinDefensa

Silla Paisa

Guillermo Botero e Iván Duque.

La salida del Ministro de Defensa, tras ser acusado de autorizar bombardear donde había menores de edad, es el peor golpe que ha recibido el Gobierno Duque.

“¿De qué me hablas, viejo?”, le contestó el presidente Iván Duque a un periodista del periódico El Heraldo, que le preguntó por el bombardeo en Caquetá a un campamento de una disidencia de las Farc en el que había menores de edad y por la moción de censura a su Ministro de Defensa, la noche de este miércoles a la entrada de un evento en Barranquilla.

El periodista Jesús Blanquicet -quien luego denunció agresiones por parte de los escoltas del Presidente- grabó el momento con su celular, lo publicó en su cuenta de twitter y al rato se volvió tendencia nacional el #DeQueMeHablasViejo, justamente en medio de la renuncia del Ministro por el escándalo del bombardeo que mató a siete menores.

Más allá de si lo dijo porque en realidad no sabía de qué le hablaban (cosa que es altamente improbable) o porque no escuchó bien la pregunta como dijo Casa de Nariño luego, o como una forma de manifestar molestia por el cuestionamiento, la respuesta de Duque simboliza uno de los asuntos que más deja claro el episodio del MinDefensa sobre su Gobierno: la desconexión.

Desconexión con la realidad del país o, al menos, con la realidad de lo que sucede en su Administración, que se evidencia al ver a Duque en un video de agosto -horas después del bombardeo- anunciando que ese operativo en el que fue dado de baja el jefe de las disidencias del frente 62 alias Cucho había sido “impecable”.

Al respecto, un exfuncionario del alto Gobierno nos dijo fuera de micrófonos que los resultados de ese tipo de operaciones suelen ser informados en detalle por los militares al Presidente y analizados en todas sus complejidades y bajo confidencialidad, antes de ser anunciados a los medios.

Así es que o Duque no fue informado correctamente. O los militares no sabían que entre los muertos había menores (en rueda de prensa ayer de mañana, el ministro Guillermo Botero aseguró que desconocían su presencia, una versión cuestionable teniendo en cuenta las advertencias que al respecto recibió el Ejército). O algo más pasó que, en cualquier caso, señala eso, una desconexión.

Como el país político sabe, esta denuncia fue presentada el pasado martes por la noche en el debate de moción de censura a Botero por el senador Roy Barreras de La U, quien junto a otros 14 senadores propuso al Senado tumbar al Ministro argumentando que éste ha sido ineficiente para enfrentar los retos de la seguridad, el asesinato de líderes sociales y la crisis de la violencia en el Cauca, entre otros asuntos.

Este procedimiento, contemplado en la Constitución, que nunca ha tenido éxito debido a la estrecha relación que siempre suele haber entre los gobiernos y congresos de turno, en el caso de Botero alcanzó a sumar los votos necesarios para sacarlo en una votación que quedó citada para el próximo miércoles en el Congreso.

Ante ese abismo seguro, y con la presión ciudadana creciendo en redes tras la revelación de lo de los niños, el Ministro optó por irse antes tras acordarlo con Duque, como lo anunció en un comunicado emitido la noche de este miércoles.

La caída de Guillermo Botero es el punto más bajo hasta ahora del Gobierno Duque. El peor golpe recibido por el Presidente en sus primeros 15 meses de mandato.

No sólo porque se trata de un funcionario de alto perfil que sale por presión del Congreso y en parte la opinión pública.

Es que, además, hablamos del jefe de la cartera encargada de la seguridad, que es el corazón del partido de Gobierno, el Centro Democrático, y principal bandera del padrino y jefe político de Duque: el expresidente Álvaro Uribe.

La gestión calificada de desastrosa -y, por lo bajo, al menos cuestionable- de Botero es, en últimas, una falla presidencial frente a uno de los pilares del uribismo que lo eligió.

Aunque Duque lo despide destacando en twitter que con Botero se frenó la tendencia de crecimiento de los cultivos de coca, se dieron golpes a varios cabecillas de bandas criminales y se redujeron algunos índices de violencia, la lista de salidas en falso del Ministro saliente no es corta.

Comenzando por la posibilidad del regreso de los asesinatos de civiles a manos de la Fuerza Pública, llamados ‘falsos positivos’, motivados por una directriz (ya retirada) del Ejército que pedía muertes entre los resultados operativos de los militares, como lo reveló el New York Times en un artículo que le valió un primer intento fallido de moción de censura a Botero en junio pasado. 

O el hecho de que el Ministro hubiera asegurado inicialmente que la muerte del excombatiente de las Farc Dimar Torres, el pasado abril, se debió a un forcejeo con un militar y no a un asesinato, como se supo después.

O los errores de la inteligencia militar al haber incluido fotos con información falsa en un informe que presentó Duque ante la ONU para probar que la dictadura venezolana apoya a la guerrilla del ELN y a la disidencia de las Farc de alias Iván Márquez.

O la vez que Botero sostuvo que había mafias organizadas detrás de la protesta social que motivó bloqueos en la vía Panamericana, un asunto que después negó el Presidente.

O cuando dijo que los robos en el Vichada estaban concentrados en la ropa tendida en cuerdas.

Pese a todo eso, el Ministro se había mantenido precisamente por su cercanía con Uribe que impulsó su llegada al gabinete, como lo habíamos contado, un dato que le suma aún más elementos significativos a su salida por la puerta de atrás.

El alfil uribista de Duque es retirado del tablero de ajedrez, para rematar, principalmente por la movida de una ficha aliada del expresidente Juan Manuel Santos (el adversario político número uno de Uribe) y férreo defensor del Acuerdo de Paz con las Farc al que se ha opuesto el uribismo.

Roy Barreras ratificó en el debate de moción sus ya conocidas habilidades políticas al haber sorprendido al Gobierno con información novedosa, y logrado exponer con claridad su lógica de que si Botero sabía lo de los menores es porque es cómplice y si no lo sabía es porque es un incompetente.

A su empresa para sacar al Ministro se sumaron en el Congreso unas mayorías inéditas, integradas por los partidos de oposición y también por los declarados independientes del Gobierno: Cambio Radical, La U y el Liberal, que anunciaron su respaldo a la moción. 

Y aunque esas tres colectividades sustentaron su posición en las fallas del Ministro, de todas formas hay que decir que, al menos en Cambio Radical, algunos lo hicieron más movidos por su inconformidad con la poca representación burocrática que les han dado desde Palacio.

Así nos lo contó el día del debate un congresista de ese partido.

En cualquier caso, al moverse contra el Gobierno corroboraron que Duque carece totalmente de una coalición oficialista sólida que le de gobernabilidad.

El columnista de La Silla Héctor Riveros opina que justamente esa situación es la que determina este gran golpe.

“Asuntos más graves les han dejado pasar a otros gobiernos sus coaliciones en el Congreso, es que no se puede gobernar sin coalición… O Duque se decide a hacer un pacto político o seguirán cayendo ministros”.

Riveros añadió que a la crisis política hay que sumarle la tensión social que hay en el país, cuyas dimensiones se podrían empezar a ver con el paro nacional convocado para el próximo 21 de noviembre. “Si Duque no hace nada, puede estallar esa olla”.

En un sentido parecido habló un político uribista, bastante cercano a Uribe, quien nos pidió no ser citado con nombre propio.

“Ya es increíble la forma en que este Gobierno está manejando sus relaciones con el Congreso, en todas las democracias se da representación burocrática, eso no es pecado. Duque tendrá que escoger si sigue gobernando con sus amigos del colegio y del BID (en donde el Presidente trabajó) o tendrá consecuencias más serias, que mire que se viene el paro”.

Eso nos dijo la fuente desde la orilla del uribismo, en la que también algunos critican a Duque e incluso hasta lo culpan de la derrota del Centro Democrático en las recientes elecciones regionales.

“Claro, muchos (uribistas) atribuyen al Gobierno lo que pasó en las elecciones, las elecciones se ganan con representación y eso tampoco lo tienen en el partido todos”, agregó el uribista.

Al Primer Mandatario no le faltan los críticos, pues, ni dentro ni fuera de casa. Pocos en la opinión pública lo validan con entusiasmo. Su mandato sigue sin narrativa clara y sostenida. Y todo eso suma impulso a la rodada cuesta abajo que se concretó con lo de Botero (cuyo reemplazo en calidad de encargado será por ahora el general Luis Fernando Navarro, comandante de las Fuerzas Militares). 

Es posible que esta escena lo resuma mejor: 

Martes pasado al finalizar la tarde. Minutos antes de arrancar el debate de moción de censura contra Guillermo Botero. Alguien comenta: “¡Yo no entiendo cómo es que se sigue sosteniendo este Ministro todavía!”. Era un funcionario importante del Gobierno.

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