Dilian soltó el muelle turístico de Buenaventura, pero a medias

Silla Pacífico

La gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, dijo que entregar el muelle era una petición que le hacían cada vez que iba a Buenaventura. Foto tomada de la página Dilian te quiero

El alcalde de Buenaventura anunció a los medios que el muelle turístico ahora sería del municipio, pero realmente la gobernadora mantiene su poder en la nueva sociedad que se lo quedará.

Después de 20 años en manos de la Gobernación del Valle, el muelle turístico de Buenaventura, el lugar por donde sale todo el turismo del Distrito, pasará a manos de la Alcaldía. Esta era una demanda de los bonaverenses desde 2012 que finalmente se cumplirá, pero a medias.

Ahora, la mayor parte del muelle quedará en manos de privados, y el resto, aunque será para la Alcaldía, seguirá bajo la sombrilla de la gobernadora Dilian Francisca Toro. Además, el plan para recuperarlo es incierto, sobre todo en el largo plazo.

El muelle por ahora será administrado por la Sociedad Portuaria de Terminales Marítimos del Pacífico, una alianza público privada, que se armó en tiempo récord la semana pasada, para que además de tener el muelle temporalmente, desplace cualquier competencia y se quede con la concesión que otorga la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) por dos años, según explicó José Pablo Castillo, empresario del puerto que gestionó todo el proceso.  

El tire y afloje

El muelle fue construido en 1997, durante la gobernación de Germán Villegas. En ese momento, la inversión costó 500 millones de pesos y tenía como fin descongestionar la salida de embarcaciones que viajan a los atractivos turísticos de Buenaventura, que incluyen la visita a las islas, playas vecinas, los avistamientos de ballenas y el buceo.

La obra se anunció como una construcción moderna, copiada de países como Japón y Canadá, y con oficinas para arrendar. Actualmente es el único muelle flotante del país y por allí pasan 150 mil turistas al año, se estima que transitan 100 usuarios diarios que viven en las playas del Puerto y otros 250 trabajadores que tienen que cruzar desde la zona continental hasta la megaobra del nuevo Puerto de Aguadulce.  

Desde hace 20 años, el administrador ha sido el Instituto para la investigación y la preservación del patrimonio cultural y natural del Valle (Inciva), entidad de la Gobernación.

Hoy, el muelle opera al 50 por ciento de su capacidad. Inciva lo dejó caer, según cuatro fuentes consultadas por La Silla Pacífico. Esto también quedó registrado en varios reportes de prensa en los medios locales.

El deterioro es tal, que el 2014 el ex alcalde Bartolo Valencia solicitó el cierre del muelle, pues era un peligro para los turistas. La decisión estaba respaldada con los informes del capitán del puerto, Alex Ferro, que hizo varios llamados de atención por la inseguridad y la falta de reparaciones. “De 6 flotadores que tiene, solamente funcionan 2”, afirmó el oficial.

Aun así, produce al año 400 millones de pesos en ganancias, según la gobernadora. Sin embargo, para las cuentas del Distrito produce mil millones, explicó Édison Bioscar Ruiz, asesor de la Alcaldía.

Eso explica en parte el interés por recuperarlo, pues de esa plata el Distrito no recibía nada y los bonaverenses sufrían las consecuencias de su deterioro.

La movida para lograrlo estuvo en cabeza del empresario y abogado del puerto José Pablo Castillo, el ex gerente de campaña de la gobernadora. Desde hace años ha estado metido en algunos megaproyectos en Buenaventura, sobre todo los que tienen que ver con el potencial portuario. Fue uno de los primeros en apostarle al proyecto del Puerto Aguadulce, que promocionó por el mundo para encontrar socios y que finalmente, se concesionó en 2007.

Luego se inventó el malecón turístico que al final se quedó en manos de Findeter y que ha sido duramente criticado, porque las obras no avanzan y ya se han invertido 23 mil millones de pesos. Y tiene bajo la manga otros proyectos marítimos en el Distrito como los puertos multimodales para conectar los terminales terrestres de pasajeros con la llegada de quienes viven en zona rural y llegan en lancha.

Desde el 2012 Castillo se propuso quitarle el muelle a Inciva. En la Alcaldía pasada por poco lo logra: se ganó el respaldo del ex alcalde Valencia, pero lo perdió después de que el ex gobernador Ubeimar Delgado se resistiera a la decisión: "desprenderse del muelle obligaría a buscar otra fuente de financiación para Inciva”. Con esto se refería a que el muelle era el activo que pagaba la nómina del Instituto.

“Cuando ya tenía todo listo, me dijo Wilmar Garcés (director de planeación del puerto) que él no iba a pelear con el gobernador Ubeimar Delgado. No lo recibieron por eso”, le dijo Castillo a La Silla.

Aún así, Castillo no desistió. Como uno de los focos de Toro para alcanzar la Gobernación era Buenaventura, Castillo dice que le propuso ser su gerente de campaña en el Puerto a cambio que le cumpliera la promesa a los bonaverenses de devolver el muelle. Castillo ya tenía una relación con la hoy gobernadora desde antes, cuando le ayudó a aprobar la concesión del Puerto Aguadulce, según dijo durante la campaña y se lo repitió a La Silla.

Finalmente, este mes Castillo logró que la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) ordenara el cambio en la concesión del muelle. Incluso en contra de las pretensiones de Inciva, que dio la pelea para no dejárselo quitar. Desde que empezó la gestión, la entidad presentó dos solicitudes de concesión a la ANI para quedarse con el muelle. Ambas fueron negadas, según afirmó Edison Bioscar Ruiz, asesor del alcalde de Buenaventura.

“La ANI incluso le hizo llegar una comunicación al alcalde de que si no lo entregábamos podía tomar medidas policivas”, dijo la gobernadora a La Silla. Y finalmente, la entrega oficial se hizo ayer.

El problema ahora es que la Alcaldía no está preparada para recibirlo, a pesar de que era una promesa vieja a los bonaverenses. Mucho menos para administrarlo ni hacer las obras de recuperación que se requieren, que cuestan unos 4 mil millones de pesos, según le dijo a La Silla el asesor del alcalde.

Por eso, Castillo, por iniciativa propia, diseñó un plan para recuperar el muelle. El 9 de noviembre, dos días antes del anuncio, madrugó a registrar la Sociedad Portuaria de Terminales Marítimos del Pacífico, que es una alianza público-privada, que además de administrar temporalmente el puerto, puja para quedarse con la concesión por dos años. 

Según él, la idea es que la Alcaldía no sea el dueño completo, porque “sería lo mismo que dejárselo a Inciva”.

Dilian con tres de cinco

Así las cosas, desde ayer el nuevo administrador es la sociedad, que tendrá el muelle mientras se define el trámite la concesión en la ANI. 

La sociedad está compuesta en su mayoría por un socio privado, el grupo On Vacation, que tiene el 75 por ciento de las acciones, según le dijeron a La Silla Marcela Huertas, gerente de InfiValle, el asesor del alcalde y Castillo. Es el participante más fuerte, representado a través de una de sus filiales, la empresa Tour Vacation Hoteles Azul.

On Vacation es un peso pesado del turismo que domina el mercado del turismo popular en Colombia y mueve cerca de 300 mil millones de pesos al año en su cadena de agencias de viajes, transporte y hoteles.

El resto lo tienen la Alcaldía de Buenaventura (20 por ciento) y la Gobernación, a través de InfiValle, que tiene el restante 5 por ciento.

Sin embargo, por ahora, la junta directiva está compuesta en su mayoría por personas cercanas a la gobernadora Dilian Francisca Toro, que tiene tres de los cinco puestos de la junta tal cual fue presentada la concesión ante la ANI para entregar el muelle al Distrito.

Primero, a través del Alcalde Eliecer Arboleda que es de su cuerda al punto de que en Buenaventura Dilian es vista como “la alcaldesa”, como contó La Silla Pacífico.

El otro puesto en la junta es de la gerente de InfiValle, Marcela Huertas (politóloga y empresaria que trabajó en la alcaldía de Rodrigo Guerrero), que representa con el instituto a la gobernación, como ella le dijo a La Silla.

Además está Adriana Herrera Botta, propietaria de la empresa de autopartes y ensambladora de motos y carros, Fanalca, que fue gerente financiera de la campaña de Dilian Gobernadora y de la segunda campaña de Juan Manuel Santos.  

Por el lado de On Vacation, aunque el presidente del grupo empresarial Carlos Londoño negó tener participación en el muelle, figura como miembro de la junta directiva de la sociedad Martha Rodríguez Hernández, que figura en la Cámara de Comercio de Bogotá como gerente de Tour Vacation.

Y también tiene un puesto Ana Milena Negrette Contreras, una empresaria registrada en la Cámara de Comercio de Montería. La SIlla no pudo conseguir más información sobre ella.

El futuro incierto del muelle

Hasta el momento, según José Pablo Castillo, la sociedad es la que cumple las condiciones para ganarse la concesión y espera que esa movida se concrete en un mes. Aunque él dice que solo participa en el muelle como abogado, es el suplente del alcalde en la junta directiva y el alcalde le agradeció públicamente por su intervención para que Buenaventura recuperara el muelle.

La idea, según le explicó el alcalde, es que ahora la sociedad se encargue de administrar y remodelar el muelle, en un negocio de dos fases. La primera implica la recuperación del actual, y la segunda es que a futuro se reconstruya totalmente.

El problema es que la ANI solo entrega la concesión por dos años, en los que hay que empezar de inmediato la remodelación, que el alcalde anunció el pasado 11 de noviembre. “Las obras empezarán dentro de 15 días”, dijo en rueda de prensa.

Dado que la mayor parte de las acciones hoy las tiene el socio privado y que según le dijeron a La Silla Ruiz, Castillo y el propio alcalde, el Distrito no tiene plata para invertir en el muelle, la carga caería sobre en On Vacation que tendrá que invertir parte de los 4 mil millones en recuperar un puerto que en dos años sólo ganará 2 mil.

La pregunta ahora es qué harán para que después de los dos años el muelle permanezca en manos de la sociedad no sólo para recuperarlo y que deje estar en ruinas, sino para que el negocio sea rentable.  

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