Arturo Char fue elegido presidente del Senado. Su triunfo no puede entenderse sin la historia y los intereses del clan Caribe que representa.
Senador del Atlántico
Arturo Char fue elegido presidente del Senado. Su triunfo no puede entenderse sin la historia y los intereses del clan Caribe que representa.
En 2002, cinco votos le arrebataron al entonces senador Fuad Char su sueño de ser presidente del Congreso.
Aunque hasta su rival local, el fallecido dirigente José Name Terán, le había estado haciendo campaña con toda la bancada costeña, horas antes de aquel 20 de julio el entrante Gobierno de Álvaro Uribe se movió para que esa silla quedara en manos de su aliado Luis Alfredo Ramos, hoy en juicio por parapolítica.
Hoy, si nada extraordinario ocurre, su hijo menor Arturo Char sí logrará esa ‘coronita’.
Lo hará a pesar de todos los ruidos que lo rodean, comenzando por la investigación previa que le abrió la Corte Suprema dentro del caso de compra de votos de la prófuga excongresista Aída Merlano, quien lo señaló de haber sido uno de sus cómplices.
Sellarán su triunfo los votos en bancada de Cambio Radical (su partido), los liberales, los conservadores, La U, el Centro Democrático y el Mira -un total de 80 apoyos-, según lo que nos confirmaron los voceros de estas colectividades.
Eso, en una instalación de Congreso que será histórica porque, por primera vez y debido a la pandemia del covid, los discursos del presidente de la República y de los presidentes de las diferentes cámaras no se harán en el capitolio, sino de manera virtual, a través de las plataformas Zoom (en el caso del Senado) y Google Meets (en el caso de la Cámara).
Pero con su posesión como cabeza de una de las ramas del poder público, en una de las crisis más grandes de la historia de Colombia, Arturo Char no sólo cumplirá el anhelo personal que no pudo su papá.
También, engordará aún más esa aplanadora de la política tradicional que es el clan que conforma junto a “Don Fuad”, como le llaman reverencialmente algunos al patriarca; y a su hermano, el exalcalde de Barranquilla, Álex Char; los caciques regionales más poderosos del país.
La nueva presidencia del Congreso no puede entenderse, pues, sin la historia y los intereses -entre los que están la Casa de Nariño en 2022- de esta dinastía del Caribe, a la que La Silla Vacía le ha seguido la pista de manera constante desde hace más de cinco años con varias investigaciones.
Haga clic sobre las caras para ver los nombres.
Los Char de Barranquilla son reconocidos a nivel nacional, sobre todo, por ser la familia cuna de quien ha sido uno de los alcaldes más populares de la última década en Colombia: Álex Char (mandatario 2008-2011 y 2016-2019), cuyo segundo mandato siempre estuvo marcado con las favorabilidades más altas en diferentes sondeos.
Pero ellos son mucho más que eso: son la dinastía Caribe que, mezclando hábilmente política y negocios, trascendió las fronteras del Atlántico y hoy cuenta con la fuerza política y económica como para jugar fuerte en las presidenciales, justamente en cabeza de ese exalcalde.
Tienen una bancada propia en el Congreso, como sólo la tiene el expresidente y senador Álvaro Uribe, el hombre más poderoso del país. Tienen burocracia en el alto Gobierno.
En su ciudad ejercen una influencia omnímoda, que incluye controlar siete alcaldías del departamento, incluyendo la de la capital; mandar en la Gobernación, que el Concejo de Barranquilla funcione más como subalterno de su grupo y tener influencia en entes de control como la Contraloría.
Toda una aplanadora que se sostiene y se explica en la poderosa mezcla que lograron para generar voto de opinión y voto amarrado por clientelismo con: una maquinaria tradicional (evidenciada, por ejemplo, en el uso de la Alcaldía de Barranquilla en 2015 para conseguirle apoyos a la reelección de Char entre los contratistas -ver historia aquí-, o en la compra de votos de las campañas de algunos de sus congresistas -ver historia acá-).
Y con: una gestión pública reconocida como buena y destacable especialmente por su megainversión en obras civiles -ver historia aquí- que le cambiaron la cara a la ciudad y que ha sido ampliamente difundida y publicitada por medios propios y otros aliados, algunos beneficiados de la millonaria pauta oficial, como hemos contado.
Eso, más todas las simpatías que les genera ser dueños del equipo de fútbol Junior, con el que no consiguen votos directamente, pero sí popularidad y que la gente esté entretenida. Al menos, así era antes de la pandemia del covid cuando los goles del llamado equipo “tiburón” acallaban cualquier mala noticia, como también lo detallamos.
Pero el Junior es apenas una de las propiedades de los Char.
Según la revista Forbes de este año, la familia Char Abdala (Don Fuad, sus hermanos, sus hijos y sobrinos) es una de las diez más ricas del país.
La estrella, y punto de origen, de este grupo empresarial son los supermercados Olímpica, la 14 empresa más grande del país, con más de 350 tiendas, presente en 22 de los 32 departamentos.
Nació en 1955, cuando el padre de Fuad, Ricardo Char Zaslawy, un inmigrante sirio-libanés que llegó al país en 1926 tras la promesa del oro y se casó acá con Erlinda Abdala, otra hija de migrantes; abandonó el pueblo de Lorica -antes el Bolívar Grande, hoy Córdoba- se asentó en Barranquilla y compró un almacén en el centro de la ciudad que se llamaba el Olimpo.
Fue Fuad quien, tras un accidente de tránsito que sufrió su padre, lo convirtió en una cadena de farmacias que, en menos de diez años, ya tenía sedes en varias ciudades del Caribe.
Por esos años, a comienzos de los sesenta, Fuad y sus hermanos iniciaron un proceso que marcaría un punto de quiebre y que determinaría el futuro del grupo empresarial y político: la integración vertical.
Fue así como crearon sociedades en el sector inmobiliario que les ayudaban en la compra de locales y como en 1969 compraron la Cadena Radial del Caribe que rebautizaron con el nombre de Olímpica Stereo, hoy la emisora más escuchada en Barranquilla , con la que podían publicitar sus tiendas sin tener que pagar pauta.
Dentro de esta estrategia de integración vertical para reducir los gastos y multiplicar las utilidades, los hermanos Char Abdala le compraron a la familia Santodomingo, en 1989, la compañía de financiamiento Serfinansa por 1.300 millones de pesos.
El negocio tenía sentido, pues un año antes, con su Olímpica, habían entrado al mundo de los almacenes de grandes superficies (el tipo de mercados que no sólo se dedica a vender alimentos, sino que también vende otros productos como ropa y electrodomésticos) que suelen tener sus propias compañías de financiamiento, con el objetivo de ayudar a sus clientes a financiar sus compras.
El año pasado, como contamos, los Char convirtieron a esa compañía en un banco, con lo cual mostraron su apuesta por crecer en el negocio en el que están las familias más poderosas del país.
En esta misma lógica de integrar sus negocios para reducir costos, el clan ha creado en estos años empresas que potencian su mayor activo que es la Olímpica. Así, tienen compañías en los sectores avícola, empaques, vigilancia, alimentos, entre otros.
Y desde el hoy banco también le han prestado a varios de sus alfiles políticos para campañas.
1972 marca un punto de quiebre en la historia empresarial y política de los Char.
Ese año, Fuad, ya reconocido como uno de los empresarios más importantes de Barranquilla, fue invitado a vincularse al equipo Junior de Barranquilla por sus directivos y allí fue presidente y, con el tiempo, se convirtió en su más importante hincha, directivo y dueño.
El Junior es uno de los grandes activos del grupo, al que se han dedicado, además de todo, por ser unos verdaderos hinchas.
Y los Char han sabido cómo integrarlo a sus otros negocios. Por ejemplo, una persona que quiera abonarse al Junior tiene beneficios en la tasa si paga con una tarjeta de crédito Olímpica, manejada por Serfinanza. El abonado, a la vez, tendrá un dos por ciento de descuento en sus compras en la Olímpica.
El Junior también es clave en la historia de los Char porque marca el ingreso del patriarca Fuad a la política.
Como contamos en nuestro especial sobre el poder del fútbol, en 1984 ese dirigente fue designado gobernador del Atlántico (en esa época los gobernadores no eran elegidos por voto popular) por el entonces presidente godo Belisario Betancur por recomendación de su ministro Jaime Castro, quien había sido dirigente de la Dimayor y conocía a Fuad desde allí como un empresario deportivo.
De la Gobernación, Char papá saltó al Ministerio de Desarrollo Económico durante el Gobierno de Virgilio Barco y, en los noventas, tras apoyar en el liberalismo a César Gaviria -con quien hasta hoy guarda una cercana amistad, al punto que juntos concretaron el año pasado la candidatura de la charista gobernadora del Atlántico Elsa Noguera- en su carrera por la Presidencia, empezó a consolidar un grupo político propio con poder local.
En un principio, los Char representaban una alternativa en un departamento dominado por los gamonales tradicionales.
Con el discurso de la renovación, en 1991 lograron tres grandes victorias junto a un grupo de empresarios atlanticenses: Fuad logró una curul en el Senado con el aval del Partido Liberal y sus dos apuestas para la Alcaldía y la Gobernación -Bernardo ‘el Cura’ Hoyos (hoy condenado por corrupción) y Gustavo Bell, respectivamente- fueron elegidas.
Tres años después, esa imagen de triunfo que empezaba a dispararse fue empañada con el retiro, por parte del Gobierno de Estados Unidos, de la visa de Fuad Char para entrar a ese país.
En 1997, la revista Dinero aseguró, citando fuentes de la Embajada, que se había debido a un cuestionamiento por el crecimiento económico del emporio Char.
Con eso, y ya sin la bandera de la renovación, sino simbolizando la misma política clientelista pero más sofisticada; el grupo va a cumplir treinta años de tener silla en el Congreso. Primero, con el movimiento que creó Fuad, llamado Voluntad Popular, y, luego, en Cambio Radical, partido que el dirigente ayudó a fundar y al que se unió en 2004.
Se mantuvieron en el Legislativo incluso en la pausa que hizo “Don Fuad” en 2006, cuando decidió retirarse del Congreso e irse de embajador a Portugal, nombrado por el entonces presidente Álvaro Uribe, a quien había apoyado en su reelección y con quien hoy también guarda una cercana amistad (los Char respaldaron a la Presidencia a Iván Duque, candidato de Uribe, en segunda vuelta).
Como típica familia política tradicional que considera que las sillas del Congreso son de su patrimonio privado, en ese momento le cedió su curul a su hijo Arturo, quien llegó con el aval de Cambio Radical.
Arturo Char es un administrador de empresas que pasó por la presidencia del Junior y cuya mayor aspiración era dedicarse a la música.
“Él no quería estar en el Congreso, se lo decía a su papá, pero Don Fuad también sabe que a Arturo le gusta el poder y la plata, y le ha dado todo el juego. Hoy Arturo es una cabeza en el grupo con tanto mando como Álex, por ejemplo fue él quien definió las listas de candidatos en las regionales del año pasado”, nos contó un político importante del grupo Char que lo sabe de primera mano y prefirió no ser citado para evitarse líos.
El que se convertirá hoy en el presidente del Congreso llegó por primera vez al Legislativo en una lista de voto preferente en la que también estaba su primo, el exsenador David Char, quien recientemente se acogió a la Jurisdicción Especial para la Paz y allí confesó que para esa campaña hizo alianza con los paramilitares. Aunque, también aseguró en su declaración que para esa campaña supuestamente no hablaba de política con su tío.
Un año más tarde de ese aterrizaje en el Congreso, los Char conseguirían la que es hoy la joya de su corona política: la Alcaldía de Barranquilla.
Para ese entonces, Álex, quien había sido concejal y gobernador por menos de un año,-en una campaña que en principio perdió y luego le fue favorable, tras un reconteo de votos del Consejo de Estado-, ganó la Alcaldía con el apoyo de los caciques tradicionales y rivales de Char: José Name y Roberto Gerlein.
Desde ese 2008 en que se posesionó Álex, los Char no han soltado la Alcaldía y la controlan por completo en alianza con otros políticos, pero manteniendo la absoluta definición de la burocracia.
En estos 12 años de mandato, como también lo hemos detallado, los Char han concentrado la contratación en unas cuantas empresas, algunas dirigidas por amigos suyos.
Pocos meses antes de terminar su segundo mandato, el grueso de la megamillonaria contratación en obras de Barranquilla había quedado en manos de cuatro empresas, algunas de as cuales guardan liga política con el charismo:
A Construir S.A., de los hermanos Daes (ver investigación sobre ellos aquí); Inversiones Jacur, liderada por Faisal Cure Orfale (mencionado por Aída Merlano como supuesto aportante de plata para comprar votos en las legislativas de 2018); Mota Engil Col, filial de la multinacional portuguesa del mismo nombre; y Valorcon, ligada a Julio Gerlein (la pareja y patrocinador de Merlano).
Pero la apuesta por el poder de los Char ha trascendido su feudo en el Atlántico en un camino hacia afuera que han recorrido, principalmente, de la mano con el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, de quien han sido amigos y patrocinadores.
En 2010, fue Vargas el que convenció a Fuad Char de regresar al Senado por Cambio Radical, en parte para fortalecer el partido, para ese entonces ya golpeado por la sombra de la parapolítica, y en parte para terminar de apalancar su estrecha relación con el clan barranquillero, evidenciada públicamente con la escogencia de Elsa Noguera (en ese momento exsecretaria de Hacienda de Álex Char, hoy Gobernadora) como su fórmula vicepresidencial.
“Don Fuad” sacó poco más de 73 mil votos, la segunda votación de la colectividad, y se posesionó en el que sería su último periodo en el Congreso.
Desde finales de ese periodo, a sus hijos, especialmente Álex, se les sentiría más el peso de las decisiones del grupo político.
Así, en 2014, el hoy exmandatario lideró la campaña de reelección de Juan Manuel Santos en el Atlántico -que iba en fórmula con Vargas- y, un año más tarde, cuando se lanzó por segunda vez a la Alcaldía, encabezó la entrega de avales de Cambio Radical por todo el Caribe, expandiendo su grupo más allá de las fronteras del departamento.
Esa colonización charista por todo el Caribe se hizo, principalmente, para engordar las aspiraciones presidenciales de Vargas Lleras e incluyó a todo tipo de personajes cuestionados, como lo detallamos.
Desde el triunfo de Álex en la Alcaldía en el 2015 y con la Gobernación que, aunque en manos del liberal Eduardo Verano, andaba a su ritmo, pues el grupo fue determinante en esa elección y recibió burocracia allí; los Char se convirtieron en el poder hegemónico del Atlántico sin oposición ni críticas.
Como contamos, la hegemonía de los Char trajo un cambio profundo en la política del departamento y la región: se pasó de maquinarias que mezclaban clientelismo de barrio y la compra o el amarre de los votos a través de redes de favores de los gamonales (como lo fue en la época de los Gerlein y los Name) a aplanadoras empresariales, sofisticadas, que le apuntan a garantizar los apoyos a toda costa y que se sostienen básicamente con plata.
Plata con la que pocos clanes cuentan.
Esto llevó a que, tanto para las elecciones legislativas de 2018 como para las locales de 2019, el resto de políticos tradicionales del departamento se tuvieran que aliar con los Char, ante la imposibilidad de competirle a su poder político y económico.
Fue así como en 2018 los Char armaron un ajedrez de alianzas, que también detallamos, con otros políticos para garantizar una bancada gorda propia en el Congreso. Lo lograron y hoy tienen en total 11 congresistas, todos avalados por Cambio Radical.
En octubre del año pasado, lograron lo que pocos caciques consiguen: hacer moñona y quedarse con la Alcaldía capital y la Gobernación de su departamento. En Barranquilla tienen a Jaime Pumarejo y en Atlántico a Elsa Noguera.
No tienen oposición ni en el Concejo ni en la Asamblea y cuentan con vasos comunicantes en la dirección del Icbf departamental y la Contraloría distrital de Barranquilla.
Además controlan otras siete Alcaldías en el Atlántico y una en Antioquia.
También tienen cargos a nivel nacional, como el viceministro de Salud Pública y Prestación de Servicios (uno que ha cobrado especial relevancia en estos tiempos de pandemia) en cabeza de Luis Alexánder Moscoso, exfuncionario cercano al exalcalde barranquillero y a su hermano Arturo; y son amigos de la ministra de TIC Karen Abudinen, exsecretaria de Gestión Social de la Alcaldía (charista) de Elsa Noguera.
Toda esta historia de poder, este imperio levantado en 65 años de vida empresarial y política, incluye, como ya se ha visto, una serie de cuestionamientos, ruidos, sospechas, que rodean a los Char y que, ahora que uno de sus líderes será la cabeza del Congreso, seguro se harán aún más visibles.
Puntualmente son:
Para las elecciones legislativas de 2018, los Char se aliaron por debajo de la mesa (porque estaban en distintos partidos) con la entonces Representante goda, quien había decidido dar el salto al Senado fracturando a la poderosa casa Gerlein que, liderada por los hermanos, Julio y Roberto Gerlein, llevaba más de 50 años siendo uno de los principales poderes políticos y económicos del país.
El día de las elecciones, Merlano fue capturada y, luego condenada, por liderar una organización de compra de votos.
Cuando se fugó a Venezuela, y como lo habíamos contado desde 2017, la Excongresista confirmó que en esas elecciones efectivamente había estado asociada políticamente con los Char.
También, señaló directamente a Arturo Char de supuestamente haberla ayudado a escapar.
Por estos hechos, la Corte Suprema investiga al próximo Presidente del Senado por presuntamente haber cometido los delitos de corrupción electoral y fuga de presos.
David Char Navas, excongresista y sobrino de Fuad Char, fue capturado a finales del 2017 por sus vínculos con el frente José Pablo Díaz del bloque norte de las Autodefensas.
Char Navas se sometió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y se convirtió en el primer agente del Estado no militar en hablar el tribunal creado por el Acuerdo de La Habana.
En sus audiencias públicas, el Excongresista de Cambio Radical confesó haber tenido relación con los paramilitares y haber comprado votos.
Aunque también aseguró en reiteradas ocasiones durante su testimonio que no entró a la política ni compartió actividades electorales con su tío.
David Char llegó al Senado en 2006 en una lista de voto preferente por Cambio Radical, que encabezó Germán Vargas y en la que también estaba Arturo Char.
El año pasado, la Fiscalía citó a imputación al empresario barranquillero Javier Torres por, presuntamente, haber firmado, con un consorcio del que hacía parte la corrupta multinacional brasilera, un contrato falso, por poco más de nueve mil millones de pesos, con una empresa de su propiedad para obras que nunca se hicieron.
Torres, como contamos en esta historia, era amigo del exalcalde Álex Char e, incluso, su esposa Katia Nule es madrina de su hijo.
Esto es clave porque, como se ha conocido, el modus operandi de Odebrecht para repartir coimas en el país era suscribir contratos falsos con empresas cercanas a los políticos.
El exalcalde barranquillero Álex Char tiene un vaso comunicante con el caso del saqueo de la empresa de servicios públicos aseo, agua y alcantarillado, Triple A.
Varios directivos de esta empresa fueron capturados y aceptaron sus cargos por haber desviado recursos de la compañía para enriquecerse por medio de contratos falsos con otras empresas.
Como contamos en esta historia, una de esas empresas pertenecía en esos años a Héctor ‘el Oso Yogui’ Amarís, mano derecha y compañero de parrandas del exmandatario.
En el 2015, en plena campaña a la Alcaldía de Barranquilla, Álex Char recorrió el Caribe entregando los avales de Cambio Radical para esas regionales.
Una de sus avaladas fue la exgobernadora de La Guajira Oneida Pinto, quien duró apenas 18 meses en el cargo, pues fue suspendida porque el Consejo de Estado encontró que estaba inhabilitada cuando se inscribió como candidata. Su salida sumió al departamento en una crisis institucional: en ese cuatrenio La Guajira tuvo ocho gobernadores.
El domingo pasado, Pinto se entregó a las autoridades, pues llevaba más de un año prófuga huyendo de una medida de aseguramiento que pidió la Fiscalía por un proceso que adelanta en su contra por presuntas irregularidades en la contratación cuando fue alcaldesa del municipio de Albania (La Guajira).
Antes de ser el alcalde más popular del país, Álex Char era constructor de casas y, entre 2002 y 2005, su empresa edificó dos conjuntos residenciales sobre un sector de deslizamientos de Barranquilla, que dejaron a unas 400 familias damnificadas.
Por esto, como contamos, el Distrito ha tenido que pagarles, de sus arcas, al menos 5.700 millones a las familias afectadas.
Ninguno de estos cuestionamientos, ruidos o sospechas, ha dañado la alta popularidad de los Char.
Sin embargo, el manejo que sus mandatarios le están dando a la pandemia (Atlántico es uno de los sitios más golpeados por el covid) les ha empezado a rayar este teflón, como detallamos.
La llegada a la Presidencia del Senado de un Char marcará un hito cuyo efecto no se conocerá sino hasta dentro de varios capítulos más de esta novela.
Hoy celebran los Char. Y también el presidente Iván Duque, con un aliado en el Legislativo que va a revisarle los decretos con los que ha estado gobernando sin mucho contrapeso hasta ahora.
En el camino obvio que sigue rumbo a la Casa de Nariño, habrá que ver hasta dónde dura la celebración de este clan, cuya historia es en realidad una radiografía de cómo ha funcionado el poder nacional ejercido desde una región. Una radiografía de país.