El reencauche de Valencia Cossio

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La consulta del Centro Democrático al Concejo de Medellín de ayer dejó a Fabio Valencia Cossio listo para volver a ser uno de los grandes barones políticos de Antioquia, puesto que perdió hace unos diez años.

 

La consulta del Centro Democrático al Concejo de Medellín de ayer dejó a Fabio Valencia Cossio listo para volver a ser uno de los grandes barones políticos de Antioquia, puesto que perdió hace unos diez años.

Desde que llegó al partido uribista hace un par de años el ex ministro del Interior de Uribe ha ido acumulando un poder interno que está a punto de terminar de convertir en un renacido grupo político. Tanto que en Antioquia algunos dicen que las iniciales CD no se refieren al Centro Democrático sino a “Coraje Democrático”, pues el grupo de Valencia en el conservatismo se llamaba Coraje.

Aunque ayer el Centro Democrático definía sus candidatos a concejos y alcaldías en unos 50 municipios, la del concejo de Medellín era el premio mayor: es la segunda ciudad del país y allí el uribismo tiene opciones reales de quedarse con la alcaldía, pues el año pasado sacó el 35 por ciento de los votos al Senado, el 30 a la Cámara y casi el 40 por ciento en la primera vuelta presidencial.

Los cálculos en Medellín son que el uribismo podría poner entre cinco y siete de los 21 concejales, y por eso la consulta de ayer definía quiénes, dentro del partido, se quedaban con esas curules.

Perdieron los uribistas purasangre y ganaron los políticos conservadores de carrera. Y especialmente Valencia.

Los resultados en Medellín

La consulta definía quiénes quedan en la lista cerrada al Concejo y en qué orden, con excepción de la cabeza de lista.

Según los estatutos del partido, ésta la define al dirección nacional, lo que en la práctica quiere decir que el senador Álvaro Uribe puede escogerla libremente. Se han mencionado nombres como el del ex ministro y ex alcalde Juan Gómez Martínez y el del ex precandidato a la alcaldía Juan Fernando Jaramillo, pero aún no hay nada definido.

De ahí para abajo, en cambio, todo ya quedó listo (según los escrutinios de más del 80 por ciento de los votos): en los seis puestos siguientes quedarían tres fichas de Valencia y tres del ramismo, el grupo político del ex senador y ex gobernador conservador Luis Alfredo Ramos (en juicio por parapolítica).

 

En cambio, el uribismo purasangre quedó muy golpeado: apenas en el octavo lugar, con el ex subsecretario de Planeación Ambiental y de Servicios Públicos de Medellín Simón Molina, aparece un aspirante respaldado por ese sector del partido (en este caso, por la senadora Paola Holguín). 

Arriba de él quedó Nataly López, quien contaba con el apoyo del ex congresista Hernán Gómez, quien n ha sido uribista pero la estaba impulsando.

Molina y López podrían ganar un renglón porque el sexto, el ex alcalde conservador de Itagüí Gabriel Jaime Cadavid, fue suspendido por el Centro Democrático debido a las investigaciones que tiene abiertas en la Procuraduría. Sin embargo, la decisión es temporal. E igual, para salir elegido, necesitaría que el partido se quede con ocho curules en el concejo, algo improbable.

Los ramistas metieron a Santiago Jaramillo, asesor y hombre de confianza de la representante ramista Regina Zuluaga, en el tercer puesto de la consulta (es decir, va quedar en el cuarto renglón de la lista); a Nicolás López Correa en el quinto (quedará de sexto si el escándalo que destapó hoy Semana sobre su paso por la Secretaría de Minas de Antioquia en épocas de Ramos no le hace mella); y al ex alcalde conservador de Itagüí Gabriel Jaime Cadavid en el sexto.

Eso quiere decir que los ramistas tienen prácticamente fijo un concejal (Jaramillo) y podrían tener otro más con López.

A Fabio Valencia le fue todavía mejor. El ex jefe de planeación y segundo al mando del Inder (Instituto de Recreación y Deporte) de Medellín, Norman Harry Posada, fue el más votado y se quedó con el segundo puesto de la lista.

María Paulina Aguinaga, una joven profesional en finanzas y relaciones internacionales, que trabajó en Acnur y tiene una maestría en economía de la Universidad de San Francisco (California), que es una cara nueva en los círculos políticos, fue la segunda más votada.

Y Jaime Mejía Alvarán, quien viene del conservatismo de Itagüí pero se fue con Valencia al uribismo, sacó la cuarta mejor votación.

Eso quiere decir que si el uribismo pone cinco concejales, como es bastante probable, tres de ellos serán del ex ministro, quien logró una moñona: le ganó incluso al ex gobernador Ramos, quien llegó al Centro Democrático con una gran popularidad y una maquinaria política aceitada, mientras que Valencia llegó sin ninguna de las dos.

Pero ahora quedaría definitivamente reencauchado en su viejo fortín de Antioquia.

Historia de un reencauche

Valencia hizo una carrera política larga en el conservatismo antioqueño, desde ser su secretario general en los años setenta a convertirse en representante en los ochenta.

En la década de los años noventa dio su gran salto: llegó al Senado, armó una alianza política que le ha traído grandes réditos con Juan Gómez Martínez, miembro de la dinastía propietaria del diario El Colombiano, y cerró la década como el segundo congresista más votado del país (con 130 mil votos) y presidente del Congreso.

Ese poder se desmoronó cuando se la jugó por las negociaciones del Caguán: renunció a su curul en 1999 y, tras el fin del proceso, perdió poder: en 2002, sin lanzarse personalmente al Senado, su caudal cayó a 95 mil votos frente a 230 mil de su rival en el conservatismo antioqueño, Luis Alfredo Ramos.

A pesar de eso, la gasolina le alcanzó para que Álvaro Uribe, quien solía ser su rival electoral en Antioquia, lo nombrara embajador en Italia.

Ese paso por la diplomacia terminó de liquidar su poder electoral, y su regreso al país en 2005, como Alto Consejero Presidencial para la Competitividad, tampoco lo reactivó.

Sin embargo, en 2008 empezó a reencaucharse, de la mano de su antiguo rival (y, desde entonces, jefe político), el entonces presidente Uribe. Éste lo nombró Ministro del Interior y de Justicia a pesar de que consejeros cercanos a él, como Jaime Bermúdez y Ricardo Galán (su jefe de prensa), se opusieron con el argumento de que que representaba todo el clientelismo y la politiquería que Uribe había criticado en la campaña. Sin embargo, la influyente secretaria privada Alicia Arango dijo que se necesitaba alguien como él para mover el referendo reeleccionista en el Congreso.

Desde entonces se convirtió en una figura importante del uribismo: como ministro logró mantener las mayorías en el Congreso para que pasara el referendo y fue un sostén permanente del ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias en el Congreso durante el escándalo de Agro Ingreso Seguro y en su fallida campaña por la candidatura presidencial conservadora.

Tras el triunfo de Juan Manuel Santos en las elecciones presidenciales de 2010, Valencia salió del panorama público, pero siguió moviéndose en Antioquia y volviendo a armar un grupo político. Para las elecciones locales de 2011 fue el único conservador que apoyó al liberal Aníbal Gaviria a la alcaldía de Medellín, lo que marcó su distanciamiento frente a los conservadores que estaban más cerca de Luis Pérez Gutiérrez. Con la victoria de Gaviria, a Valencia Cossio le salió bien esa jugada y su hijo Santiago terminó nombrado en la Alcaldía, además de haber recibido otras cuotas de poder como la dirección del Inder.

El soplo de vida del Centro Democrático

La reaparición de Valencia en el panorama político, como uno de los impulsores del Centro Democrático, fue la que definitivamente lo enrumbó hacia la recreación de un grupo político propio.

Valencia llegó al Centro Democrático sin votos, pero con la vieja amistad de los Gómez Martínez (que ya eran uribistas y aportaban la influencia de El Colombiano) y su conocida astucia política.

Inicialmente fue uno de los miembros del comité político, que luego pasó a dirigir; fue uno de los más activos en la convención uribista de octubre de 2013 en la que ayudó a que Óscar Iván Zuluaga le ganara la candidatura presidencial a Pacho Santos; fue uno de los políticos avezados que más se movió en la conformación de las listas al Congreso y logró que su hijo Santiago, quien renunció a la alcaldía, quedara en el segundo renglón en la lista a la Cámara en Antioquia. Además, la hermana de su viejo aliado Juan Gómez, Ana Mercedes, fue la tercera en la lista al Senado.

Eso consolidó el poder de Valencia dentro del partido, donde es miembro de la dirección nacional.

Valencia también es uno de los miembros de la dirección transitoria de Antioquia, que tiene la particularidad de que tiene apenas tres miembros frente a 24 en Bolívar, 23 en Bogotá, 35 en Cundinamarca o 21 en Caldas. Eso le daba un poder muy grande a cada uno de los tres miembros y más a Valencia porque tiene mucha más trayectoria que los otros dos.

“Fabio logra imponerse fácilmente en la dirección departamental. Y si no, lleva el tema a la nacional y ahí gana”, le dijo a La Silla un miembro del Centro Democrático de Antioquia.

Ese poder le ha dado a Valencia la capcidad de tomar decisiones cruciales para el futuro del partido y, por ejemplo, fue lo que casi lo deja con una ficha en el Consejo Nacional Electoral.

En el caso de Antioquia, ya produjo tal molestia que el tercer codirector, el ex embajador en Perú Héctor Quintero Arredondo, renunció hace dos semanas al cargo.

Y es que apenas el 19 de marzo, el último día que tenían los partidos para anunciarle a la Registraduría dónde iban a hacer consultas, el director nacional Óscar Iván Zuluaga anunció que la lista al concejo se iba a definir por ese mecanismo. Muchos de los aspirantes, especialmente los del lado del uribismo purasangre, esperaban que se armara con un consenso de la bancada de congresistas, y por eso no habían preparado nada para una votación.

En esa orilla, la molestia se ha dado porque sienten que Valencia jugó a ser juez y parte: dicen que él sabía que se iba a definir por consulta y sacó ventaja de la posibilidad de decidir cómo se definía la lista. En la de Valencia explican que la consulta busca incentivar la democracia interna.

Al final, con una consulta en la que solo podían participar las personas inscritas en el Centro Democrático, con algunas dificultades logísticas de la Registraduría (como la falta de protección de las urnas), y con de una votación de menos de 9 mil personas (lo que no daría ni para una curul en el Concejo), Valencia fue el gran ganador.

Con los resultados parciales, seguramente el ex ministro terminará no solo con un hijo representante sino con dos o tres concejales de su cuerda. Y si además sale bien su apuesta por la aspiración de Liliana Rendón a la gobernación, habrá logrado crear un grupo político prácticamente de la nada.

Nota del editor: esta historia se actualizó  alas 10:45 pm, después de que se conocieron los resultados finales del escutinio de la consulta al concejo de Medellín.

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