Una carta de Clara López la semana pasada volvió a alborotar el avispero dentro del Polo Democrático, que ahora está fuertemente enfrentado a raíz de la propuesta de su reciente candidata presidencial de buscar alianzas con partidos de la Unidad Nacional para las elecciones regionales del próximo año.
Ir o no ir con Santos, esa es la cuestión para el Polo
Una carta de Clara López la semana pasada volvió a alborotar el avispero dentro del Polo Democrático, que ahora está fuertemente enfrentado a raíz de la propuesta de su reciente candidata presidencial de buscar alianzas con partidos de la Unidad Nacional para las elecciones regionales del próximo año.
En la carta, la presidenta del Polo plantea que hay “dos visiones distintas sobre el tema de las alianzas” y que el partido debe tener presente, a la hora de escoger su estrategia para el 2015, que hay una “amenaza de la ultraderecha” y que “Zuluaga ganó en 622 municipios del país”.
“La pregunta es: ¿Vamos a hacer alianzas para detener el avance de esa ultraderecha opuesta al proceso de paz que se deberá ejecutar en los territorios? Esa decisión no da espera y participaré en ella defendiendo la más amplia convergencia a partir de la unidad de la izquierda pero yendo más allá de ella, en función de la paz, de la democracia y de la ruta hacia los cambios que hagan que una y otra sean sostenibles”, escribió Clara.
Ese 'yendo más allá de la izquierda' fue el detonante: varios sectores del Polo -incluyendo el Moir de su senador más votado Jorge Robledo, el del vallecaucano Alexander López y buena parte del Polo Social de la propia Clara- se oponen, con el argumento de que aliarse con Santos sería un error político.
El Polo 2015, entre el antiuribismo y el ‘ni ni’
Los que se oponen a la posibilidad de que el Polo termine de aliado de la Unidad Nacional -así sea en ciertas regiones específicas- temen que sus electores los castiguen por la falta de coherencia de ser críticos de Santos y luego terminar de socios electorales.
“Esa candidatura [de Clara] debe ser una candidatura de clarísimo deslinde con Santos o con Uribe, esa candidatura deber ser ni ni”, dijo en entrevista con El Nuevo Siglo el senador Jorge Robledo. “Si entregamos nuestras banderas hasta ahí llegamos; yo a eso no le juego”, le dijo un par de días después a El Nuevo Día.
“Clara ha dicho con claridad que el electorado del Polo debe trancar a Uribe. Nosotros tenemos la posición de que, para continuar el éxito de las elecciones, el Polo debe mantenerse en una condición real de oposición”, dice el secretario general Gustavo Triana, que viene del Moir que lidera Robledo.
Para ese sector una cosa es plantear alianzas con otros grupos de izquierda y de centro izquierda, como la Unión Patriótica (con la que ya estuvieron aliados en elecciones), los verdes o los petristas. Y otra muy distinta hacerlo con los partidos de la Unidad Nacional y el guiño del gobierno Santos.
“Siempre va a haber un coco al que huirle y, si hacemos esas alianzas, estaremos condenados a ser un eterno apéndice del 'mal menor'. Es el síndrome de la noria, de volver a repetir lo mismo una y otra vez”, dice Wilson Arias, el ex representante que está considerando lanzarse a la Alcaldía de Cali. “Para nosotros el modelo económico de Santos es el mismo de Uribe. No aceptamos la invitación de rodear a uno para combatir al otro”.
Varios de ellos creen que la postura de Clara puede costarle políticamente incluso a ella, apenas unos meses después de haber logrado dos millones de votos y en momentos en que ella parte -según varias encuestas- con la más alta favorabilidad para llegar a la Alcaldía de Bogotá.
“Bogotá, de Mockus en adelante, no ha tenido un alcalde de partidos tradicionales. Hay unos 600 o 700 mil votantes que no votan por esos partidos y que definen la alcaldía. Al aliarnos con ellos, es posible perder esos votos porque esos 500 mil votos [de las pasadas elecciones] no son de Clara, ni del Polo, ni de Petro, sino de las circunstancias del momento”, dice el ex congresista Wilson Borja, que viene de la misma tendencia de Clara -el Polo Social- y que ya había firmado una dura carta cuando ella le hizo campaña a Santos.
En el sector de Clara le buscan bajar el tono a la pelea y subrayan que, si el Polo quiere gobernar, debe pensar en concertar con otros partidos para crear una especie de Frente Amplio como el uruguayo. Y que, al igual que en la reelección de Santos, el contexto de los diálogos en La Habana será central en las elecciones de alcaldes y gobernadores.
“Estas elecciones son cruciales para el proceso de paz, porque son las que definen quiénes serán los alcaldes del posconflicto”, le dijo a La Silla Clara López, añadiendo que busca una discusión calmada sobre el tema y no una confrontación.
“No puede tratarse siempre como una regla de tres, porque depende de la realidad política de cada región y de la correlación de fuerzas. Ese debate debe darse desde ya para ver cuál es la mejor política de alianzas, porque eso requiere una planificación cuidadosa y no se puede hacer de sopetón en cinco días”, dijo.
“Tenemos en América Latina a la vuelta de la esquina -en Brasil, Ecuador, Bolivia, Chile y Uruguay- ejemplos de que hay que concertar. Si los liberales no apoyan a Dilma, no hubiera ganado. Han demostrado que concertando se gobierna”, dice Jaime Dussán, quien de todos modos aclaró que “las alianzas son en torno a nosotros, no en torno a ellos”.
Bajo el criterio de Dussán se darían solo en torno a candidatos que le permitan al Polo repetir sus éxitos electorales en bastiones históricos de la izquierda. Como Nariño, que ha tenido dos gobernadores consecutivos de izquierda con el ex polista Antonio Navarro y el independiente Raúl Delgado. O en el Valle, donde ya gobernaron como independientes Angelino Garzón y Jorge Iván Ospina. Y por supuesto Bogotá, que -con Clara- podría enfilar cuatro alcaldías seguidas de izquierda.
El problema de esa teoría es que puede ser ingenua: si la Unidad Nacional -y más específicamente los liberales, que son los más cercanos políticamente- aceptan apoyar al Polo en donde le interesa, es poco probable que no exijan reciprocidad en donde la izquierda no tenga opciones reales pero pueda ayudar a derrotar a un candidato uribista.
La pelea del Polo, tercer acto
El telón de fondo de toda la pelea es el Congreso del Polo que se hará en los primeros meses del próximo año, en donde se definirán temas gruesos como la presidencia y el nuevo comité ejecutivo del partido, si hay cambios en sus estatutos y también la estrategia del 2015. De ahí que un polista describiera esta disputa como “las escaramuzas de posicionamiento” entre los dos grupos.
En realidad, se trata del tercer capítulo de una novela que lleva corriendo desde junio y que el partido aún no ha logrado zanjar.
Arrancó cuando, como contó La Silla, a un sector grande del Polo le molestó que Clara hiciera campaña mano a mano con Santos, apareciendo abrazada con el presidente-candidato y grabando cuñas en las que destacaba sus compromisos con las banderas políticas del partido de izquierda.
La discusión sobre si Clara había roto el acuerdo al hacerle campaña a Santos debería haberse dado dentro del comité ejecutivo del Polo, pero éste solo se reunió por primera vez desde las elecciones hace dos semanas.
El problema es que en esa junta, el tema pasó a segundo plano porque otra pelea distinta estalló: el sector de Clara propuso hacer este 30 de noviembre la elección abierta de delegados para el Congreso del partido, un plazo que a la otra mitad del comité le pareció demasiado apresurado.
Tras una apretada votación de 15 a 14 a favor de la propuesta de Clara, los sectores que perdieron se salieron de la reunión. Tan álgida fue la discusión que el ex ministro Carlos Bula -que viene de la misma tendencia de Clara- escribió una carta calificando al comité como “una sucursal del Comando de la Unidad Multinacional del Presidente Santos”. Ni siquiera alcanzaron a abordar los otros temas que tenían en la agenda del día.
Al final, la tensión bajó porque el Consejo Nacional Electoral decidió -a pedido del Polo- aplazar la fecha en que el partido tendría que elegir a sus delegados hasta un día por determinar aún, pero a comienzos del próximo año.
Eso desactivó el pulso más inmediato, hasta que se hizo pública la carta que Clara había llevado al partido ese mismo 16 de octubre. Rápidamente el tema pasó de ser el apoyo a Santos en 2014 para convertirse en las alianzas con él para 2015.
“Hay mucha incertidumbre. Como con todos los debates duros al interior del Polo, puede que al final todo fluya como que el partido vuele en pedazos”, dice un polista que prefiere no revelar su nombre porque aún no ha fijado su posición sobre el tema.