La revocatoria a Duque que impulsa Roy Barreras y el desmonte de la JEP de Álvaro Uribe son poco viables jurídica y políticamente y no apuntan a los problemas de un país en pandemia.
La batalla de los referendos arranca hoy para resolverse en 2022
Roy Barreras, impulsor del referendo contra Iván Duque; y Álvaro Uribe, impulsor del referendo contra la JEP.
Esta semana arrancó la batalla de los referendos.
El comité del referendo contra Duque, impulsado por el senador Roy Barreras, definió en reunión del miércoles los 400 municipios de todas las regiones del país en los que va a recoger las firmas virtuales y físicas para revocar el mandato del Presidente; y el Centro Democrático, en cabeza de Álvaro Uribe, lleva dos reuniones esta semana para definir el temario de su referendo contra la JEP y la próxima semana anunciará a su comité promotor.
Tumbar al Presidente o cambiar o eliminar la JEP vía referendos pinta inviable por falta de tiempo y de votos.
Ninguna de las dos iniciativas enfrenta los graves problemas que ha desnudado y agudizado la pandemia y pueden costar unos 140 mil millones de pesos cada uno.
Para lo que sí pueden ser viables es para que sus promotores tengan desde ya una agenda vigente para 2022.
El de Roy alimenta la indignación contra Duque y las molestias sociales; el de Uribe, apunta a mover la agenda de su partido que va más allá de la de Duque, y mover la indignación alrededor de la jurisdicción de paz.
“No es otra cosa que el marketing político de adelantar la campaña presidencial”, nos dijo el analista político Carlos Suárez, miembro de nuestra red de expertos y quien ha asesorado campañas nacionales y locales. “Ninguno de los dos referendos tienen posibilidades jurídicas, políticas, de tiempos. Nos pusieron a hablar de eso y agitaron las aguas de la opinión”.
Coincide con él Felipe Botero, profesor de ciencia política de la Universidad de Los Andes y director de Congreso Visible: “la política se trata de pan y circo y ahora lo que ambos ofrecen es circo”, dice. Pero agrega “y lo que en este momento se necesita es pan”.
#ChaoDuque: para ambientar la calle y unir a oposición
En su trámite, el referendo que impulsa el senador Barreras va más adelantado que el de Uribe: la Registraduría ya le avaló su Comité Promotor y están corriendo los 45 días para que la entidad les entregue los formularios con los que necesitan recoger, mínimo, 2 millones de firmas válidas, apenas el paso inicial de un camino largo, pues la revocatoria del Presidente ni siquiera está considera como una opción en la Constitución.
Lograr un referendo en Colombia no es sencillo; la muestra es que de 10 iniciativas que lograron el mínimo de firmas requeridas en los últimos 20 años, solo uno llegó a las urnas: el de Álvaro Uribe cuando era presidente en 2003.
Y en la votación, solo una de las 15 preguntas superó el umbral. Estos son los escalones que deben superar:
1. Recoger unas 2 millones de firmas, equivalentes al 5 por ciento del censo electoral, en un plazo máximo de seis meses; y prorrogable por otros tres sí así lo decide el Consejo Nacional Electoral.
2. Que la Registraduría avale mínimo esa cifra (como siempre se caen firmas por errores, normalmente reúnen más), para lo que tiene 45 días.
3. Que el Congreso apruebe la convocatoria a la votación, que tiene que ser por mayorías de las dos cámaras.
4. Que la Corte Constitucional avale las preguntas. Aunque no hay un término específico, en el último referendo que llegó a ese punto el tribunal se demoró 5 meses.
Ahí se quedan muchos: el referendo para prohibir la adopción de parejas homosexuales se cayó en el Congreso en 2017; y el sonado para la segunda reelección de Uribe se cayó en la Corte en 2010.
Si la Corte considera ajustadas a la Constitución las preguntas, el Gobierno deberá programar una fecha para que la gente vaya a las urnas, que no puede coincidir con otras elecciones. Y debe desembolsarle a la Registraduría la plata para hacer esas elecciones, que pueden ser unos 140 mil millones de pesos cada uno, en plenas vacas flacas.
Barreras, que tiene aspiraciones presidenciales, busca recoger firmas bajo una ‘sombrilla’ de la oposición y de los movimientos sociales.
Su proyecto de referendo (que puede ver acá) no solo incluye una reforma constitucional para poder revocar el mandato presidencial que si tiene éxito terminaría de tramitarse cuando ya le quedará menos de un año a Duque, sino tiene cuatro puntos más, que reflejan peticiones de la movilización:
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La renta básica universal, que alentó la oposición en el Congreso y conecta con preocupaciones por la crisis social y económica por el covid.
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La matrícula cero para los estudiantes de universidades públicas, petición que viene del paro estudiantil de 2018
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El mínimo vital pensional, que impulsan los sindicatos.
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La implementación del Acuerdo de Paz, una petición general a Duque.
“Todas son cuestiones que ha negado el Gobierno”, nos dijo Barreras.
Como el Gobierno ya lo rechazó públicamente, vía la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez; y el uribismo lo tildó de “ilegal”, es muy improbable que el Congreso, donde Duque logró mayorías este año desde que entregó ministerios a su coalición, le dé esa victoria a la oposición.
No obstante, Barreras se ha movido en dos frentes: los políticos y los movimientos sociales.
“Tengo la esperanza de que este ejercicio sea exitoso como plataforma de unidad”, nos dijo el Senador.
Por el lado político, ya se montaron el senador opositor Gustavo Petro y su hijo Nicolás, diputado del Atlántico. Los nodos de su movimiento, la Colombia Humana, planean una reunión este fin de semana con ambos senadores para cuadrar logística y posibles apoyos.
”Espero que sea plataforma de unidad”
Barreras nos dijo que el miércoles se reunió con la bancada de senadores liberales y de Cambio Radical ‘disidentes’, autodenominada social demócrata (LSD), que reúne a congresistas como Andrés Cristo, Luis Fernando Velasco, Rodrigo Lara y Temístocles Ortega.
Después de publicada esta historia, el senador Lara trinó que La Silla Vacía miente, sin mencionar ninguna nota. Minutos después borró sus trinos. Y a través de su jefe de prensa mandó a decir que no hubo tal reunión con LSD.
Y espera que movimientos como En Marcha, del exministro del Interior Juan Fernando Cristo; o Compromiso Ciudadano, de Sergio Fajardo, se sumen al proceso.
Ayer Barreras tuvo un conversatorio en Nariño con militantes del movimiento Dignidad, que armó el senador Jorge Robledo con otros ex polistas. Aunque no confirmaron su adhesión, uno de sus líderes nos dijo que el referendo les gusta. Robledo no se ha pronunciado.
En el comité promotor está el partido afro ADA, que hace poco le propuso a Barreras ser su candidato presidencial -él no ha aceptado-. Su representante legal, Paulino Riascos, nos dijo que buscan mantener su personería jurídica en 2022, para lo que deben lograr curules en la Cámara.
Por el lado de los movimientos sociales, Barreras ya tiene de su lado a la CUT -la central obrera más grande-, la Minga Indígena -con la que ayer ya habló de los puntos- y voceros del Comité Nacional del Paro, como el representante estudiantil del Externado, Alex González, quien será el encargado de recoger firmas entre movimientos juveniles.
“Es una movida más para el Paro Nacional, de que la gente muestre su inconformidad”, nos dijo Fabio Arias, fiscal de la CUT y quien tiene asiento en el Comité del Paro Nacional.
”Es una movida más para el Paro”
Con eso queda claro que la meta es mantener la indignación viva para las elecciones de 2022. Una meta simétrica a la del uribismo, que busca mantener su propia indignación.
El ‘ojo con el 22’ con agenda más allá del gobierno Duque
Según recogió La Silla con tres fuentes del Centro Democrático, el referendo nació cuando Uribe estaba detenido por el proceso de falsos testigos con el impulso del excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, quien integró el comité político de defensa al exsenador en el Partido.
Surgió en respuesta a la propuesta de asamblea constituyente para reformar la justicia que impulsó la senadora y precandidata Paloma Valencia, que nunca tuvo el apoyo ni de toda la colectividad ni del Gobierno, como contamos.
A Uribe, según nos dijo una fuente enterada, le gustó la idea “pero no quería pronunciarse estando en prisión porque no le parecía estético”. Por eso la anunció un día después de que una jueza le levantara la medida de casa por cárcel.
El uribismo tiene un borrador de 13 propuestas que van más allá de la JEP, y resumen una plataforma política más uribista purasangre que duquista, sin economía naranja ni reactivación económica.
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En temas judiciales, los más visibles, insisten en acabar o “reformar” la JEP -cosa que Duque no logró vía Congreso-, para que los militares tengan su propia sala; eliminar “una o dos Cortes”; y sacar a los exguerrilleros de las Farc del Congreso.
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En drogas, que se decomise la dosis mínima, lo que conecta con quienes están preocupados por la seguridad de sus barrios.
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Mantener el subsidio de Ingreso Solidario, que creó el Gobierno durante la pandemia, y que el Estado dé “un bono pensional para los recién nacidos de hogares vulnerables, solo uno por familia”, que ya tienen proyectos de ley andando en el Congreso.
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Para conectar con jóvenes urbanos, compitiendo con la oposición, aumentar las penas a asesinos de líderes sociales y un plan de “protección remunerada” (un reencauche de las familias guardabosques) para ecosistemas del Pacífico, Amazonía y la Orinoquía y así mover la causa ambiental.
Eso pese a que su Partido pidió esta semana el hundimiento de la ratificación del Acuerdo de Escazú, que había sido un logro de los ambientalistas en el Paro Nacional del 2019.
Como es un borrador, algunas propuestas pueden no quedar, pero los temas judiciales sí.
“Se llega al referendo por la necesidad de la reforma judicial. El filtro de las propuestas lo hará el partido”, nos dijo el exviceministro Rafael Nieto, uno de los que ha estado en las reuniones definiendo los temas.
Tanto Nieto como los congresistas Margarita Restrepo, Ernesto Macías y John Harold Suárez coinciden en que para la recolección de firmas moverán su plataforma, además de buscar a partidos políticos y movimientos ciudadanos afines.
”Marca una línea de trabajo político”
Según Macías, esperan acuerdos con el Partido Conservador y sectores de Cambio Radical, como los Char; y La U “ahora que Roy y Benedetti se fueron”.
En principio, eso no pinta fácil porque las mayorías de Cambio y La U, y no solo sus disidentes, rechazaron la reforma a la JEP que propuso Duque en su primer año del Gobierno.
De todos modos, su meta es 2022; como dijo Uribe en su carta al recuperar la libertad y al plantear los derroteros de las presidenciales para su partido: “ojo con el 22”.
Prueba de eso es que, según nos dijo un alto directivo del Partido, la propuesta la ambientarán sobre todo los precandidatos presidenciales, como Nieto y las senadoras Valencia y Paola Holguín.
“En la eventualidad de que el referendo no salga adelante, sí marca una línea de trabajo político”, nos dijo Nieto.
Como las propuestas van más allá de la agenda de Duque, le sirven al uribismo para resaltar sus banderas, más allá de la agenda del Presidente.
”Lo hacemos para expresar inconformidades”
“En honor a todas esas personas que buscan un partido para manifestar esas inconformidades, es que hacemos este referendo”, nos dijo el senador Suárez.
Ninguno de los uribistas consultados nos confirmó que el Gobierno les haya dado un guiño de apoyo, pero todos consideran que lo tendrán, teniendo en cuenta que son propuestas que Duque ha dicho o impulsado pero se le han caído.
“El referendo muestra al Centro Democrático levantándose y mirando a ver cómo moviliza gente para la siguiente elección, porque el gobierno de Duque se ha caracterizado por no hacer mucho”, opina el profesor Botero.
“No tienen narrativa: ¿defender un gobierno? ¿defender una idea implantada de Duque? no tienen, entonces tienen que volver al pasado, esta fue una narrativa de 2018”, dice el analista Suárez.
El reto de imponer agenda
En medio de una pandemia y de la crisis económica más grave de la historia reciente, los referendos buscan poner agendas para llegar con una plataforma sólida y con sus bases movilizadas a 2022.
La pregunta es hasta dónde responden a lo que preocupa a la mayoría de los colombianos, que es la recuperación económica, según mostró la última medición de la Gallup Poll.
”No es otra cosa que el marketing político”
Para el analista Suárez, el corazón de ninguna de las propuestas va a eso. “Es como si por un lado fuera el país real y por el otro los políticos”, advierte.
En las dos orillas, responden que sí.
“El referendo no va a agudizar la situación de la pandemia, sino resolver sus problemas, como dinamizar la economía y solucionar una situación de renta universal”, nos dijo Alex González, del comité promotor del referendo para revocar a Duque.
“Lo que necesitas es recuperar el empleo, esa debería ser la preocupación desde la economía hoy ¿Significa que nuestro referendo es inoportuno? No creo que sean cosas que se opongan, hay unas medidas que discutimos para aliviar esa lógica y dentro del referendo podemos aprovecharlo”, nos dijo Nieto, del referendo uribista.
Su primer reto es convencer a sus propias tropas de que vale la pena trabajarle a sus referendos, así acabar o modificar la JEP o abrir un camino para el muy remoto caso de revocar a Duque, no estén vinculados con la crisis.
”Lo que ambos ofrecen es circo”
Un congresista uribista que pidió no ser citado para no tener problemas con su Partido, y un miembro de Colombia Humana que habló a título personal porque el movimiento no ha definido su postura, nos dijeron por aparte que creen que será difícil conseguir las firmas porque las preocupaciones de la gente son otras.
Incluso si no las consiguen, cada uno fortalece el ‘manual’ de los extremos de cara a las elecciones: pintar una opción binaria, armar cuadros regionales y mojar prensa. El riesgo de distraer la atención de los problemas más sentidos de la gente parece estar en segundo plano.