La sombra del condenado Ramiro Suárez

Silla Santandereana

Ramiro Suárez Corzo, exalcalde de Cúcuta condenado por su participación en el homicidio de un abogado.

Un contrato por $18 mil millones para la generación de empleo en Cúcuta, sirvió para que el exalcalde de esa ciudad mandara allá como si estuviera fuera de la cárcel.

El millonario contrato para la generación de empleo en Cúcuta, que la administración de César Rojas le entregó a la Corporación América Barí, Cambari, una fundación con varios vasos comunicantes con Opción Ciudadana, el mismo partido que lo avaló, se convirtió en el principal brazo del poder de su padrino político, Ramiro Suárez Corzo, a quien no solo le sirvió para mandar en la capital de Norte de Santander desde la cárcel de La Picota, sino también para convertirse en la principal fuerza del Sí durante el plebiscito.

 

Ese proyecto, que fue financiado con plata de la Alcaldía, la Gobernación y Corponor (la Car de Norte de Santander), costó $18 mil millones y consistió en la generación -por seis meses- de 3.800 empleos de medio tiempo relacionados con el mantenimiento al espacio público de la ciudad. 

El representante legal de la Corporación que se ganó el contrato -Carlos Salcedo Salazar- le hizo campaña a la senadora de Opción Ciudadana Doris Vega, dueña del partido que avaló a Cesar Rojas en 2015.

La implementación de ese programa pegó en varias bandas a la vez. 

Por un lado, puso a Rojas a atacar el desempleo, uno de los principales problemas de Cúcuta y eso en términos de gestión lo dejó bien parado en su ciudad. Por otro, le dio la posibilidad de mantener a todos los líderes que lo apoyaron en campaña alineados, y, además, le dio a Ramiro Suárez, quien como lo hemos contado es el poder detrás del poder en la Alcaldía de Norte, la posibilidad de figurar con ciudadanos y mandarlos desde su celda en La Picota.

“Imagínese usted tener la capacidad de dar 3.800 empleos. Esa herramienta es muy brava. Así cualquiera hace política, esté donde esté”, le dijo a La Silla un político de Cúcuta.

El poder de Ramiro Suárez sobre los 3.800 nuevos empleados del municipio vinculados a Cambarí, fundación que se ganó el millonario contrato en una licitación de único oferente, se hizo visible desde el mismo momento en que se empezó a ejecutar el programa. 

Como lo contó La Silla Santandereana, los integrantes del ‘Movimiento RS’, como se autodenonimó en redes sociales un grupo de simpatizantes del condenado exalcalde en Cúcuta, no solo se quedaron con gran parte de los cargos mejor remunerados (los que hacían las veces de coordinadores del proyecto y por los que pagaban un salario mínimo completo), sino que también empezaron a comandar una suerte de avanzadas que además de tener empleo, en una ciudad con el índice más alto de desocupación según el Dane, empezaron a promover las causas de Suárez Corzo. Entre esas, la campaña del Sí en el plebiscito.

En la Cúcuta política se dieron a conocer como “la mancha amarilla” -los uniformes que les entregaron  eran de ese color- y, según tres fuentes que se mueven dentro de círculos políticos de la ciudad, eran conocidos como el grupo de Ramiro Suárez Corzo en las calles de la capital de Norte.

“Sí, claro, cualquier persona que conociera solo lo básico de política sabía que Ramiro era el que mandaba ese grupo. El programa era bueno porque con el desempleo la posibilidad de darle trabajo a alguien es una herramienta política muy buena, Yo conozco varios líderes barriales que me contaron que estaban ahí para hacerle caso a Ramiro”, le dijo a La Silla una de esas fuentes.

“Si ganaba el plebiscito, él volvía a Cúcuta”

Con su dominio sobre los 3.800 empleados que desde junio empezó a manejar Cambari, como lo contamos, Ramiro Suárez empezó a mover toda su maquinaria en la campaña por el Sí al plebiscito. 

Y con la avanzada permanente pagada con plata de la Alcaldía, la Gobernación y Corponor, en esa mini campaña electoral, tuvo coordinadores, hizo reuniones en todos los barrios y hasta llenó plazas.

El exalcalde, quien está recluido en la cárcel La Picota desde 2011, mantuvo contacto con todos ellos a través de Skype.

Diez habitantes de Cúcuta, entre población desplazada, madres cabeza de familia y líderes barriales, que trabajaron con Cambari y que fueron consultados por aparte, le dijeron a La Silla, que hubo dos reuniones en particular en las que habló Ramiro Suárez Corzo y a las que a todos tuvieron que asistir: cuando arrancó el programa y la semana previa al plebiscito, porque “en las demás siempre estaban los coordinadores, que son líderes de Ramiro”, le contó a La Silla una de esas fuentes.

Todas las fuentes nos dieron la misma versión sobre la logística: En horarios laborales la empresa los citaba en la sede de Ramiro Suárez, detrás del Estadio General Santander, en la misma donde funcionó el Cúcuta Deportivo; a la entrada los requisaban y les pedían el celular, que apagaban las personas que hacían las veces de seguridad; y luego empezaba la charla política. 

“En la primera reunión, primero habló gente de Cambarí del programa y de lo bueno que era, y luego el Señor Ramiro Suárez apareció en la pantalla. Él decía que había hecho este programa pensando en nosotros porque sabía que lo más importante era el empleo, que trabajáramos fuerte y que teníamos que aprovechar”, le explicó a La Silla uno de los asistentes. Las versiones de los demás fueron casi idénticas.

En la segunda reunión, la dinámica de la entrada y de la presentación se repitieron. En esta ocasión, cinco fuentes le contaron a La Silla que quien hizo la introducción fue Ronald Duarte, a quien ellos identificaron como el gerente del proyecto, y que luego a través de la pantalla hizo su entrada Ramiro Suárez. 

El condenado exalcalde de Cúcuta les dijo que debían hacer campaña por el Sí, porque si esa opción ganaba, “iba a llegar a Cúcuta en tres o cuatro meses”.

“Él también decía que si llegaba pronto iba a haber más empleo y más proyectos y que por eso debíamos trabajar fuerte para que ganara el Sí”, relató uno de los entonces empleados de Cambari.

Como lo contamos en La Silla, si hubo una maquinaria que se movió en la campaña por el plebiscito en Norte de Santander fue la de Ramiro Suárez, que no solo contó con avanzada preelectoral, sino que el día del plebiscito andó a toda marcha con la instalación de carpas, entregando publicidad, llevando votantes a las mesas, y con refrigerios para votantes. 

Ese día, según explicaron los empleados de Cambari, les tocó llevar a 10 personas más a votar y sacarle fotocopia al certificado electoral de cada uno para que les pagaran el salario de ese mes.

Las sombras

Además de la influencia de Ramiro Suárez sobre los beneficiarios del programa de generación de empleo comandado por una organización sin ánimo de lucro, que se creó en 2005 como promotora cultural, que en 2014 pasó a figurar como promotora de empleo y que el año pasado saltó a las grandes ligas de la contratación en la administración de César Rojas, en la ejecución del contrato se empezaron a presentar problemas con los pagos. 

Si bien todas las fuentes le contaron a La Silla que los primeros meses les pagaban el salario durante los primeros 10 días del siguiente mes, también aseguraron que desde que perdió el Sí en el plebiscito empezaron a demorarse más.

“Cuando ganó el No para que pagaran se complicó mucho la cosa. Nos tocó pelear. Eso fue muy angustiante”, contó otra de las fuentes que pasó por Cambari.

La cosa llegó a tal punto que a mediados de diciembre Asdrubal Orozco, un líder de víctimas en Cúcuta que llegó desplazado de Medellín luego de que los paras le mataran a un hijo y se convirtió en beneficiario del programa, se encadenó al frente de la Alcaldía para pedirle al alcalde César Rojas, que le girara recursos a la fundación para que les pagaran. 

El episodio de Asdrubal fue particularmente llamativo porque César Rojas fue grabado mientras hablaba con él y un grupo de empleados de Cambarí que esperaban su sueldo y liquidación y les alzó la voz.

Después de ese día y de que los videos se hicieran virales en Cúcuta, Asdrubal empezó a recibir amenazas en contra de su vida.

“En llamadas me han dicho que huelo a formol y en la calle me han abordado desconocidos a decirme que me pierda de la ciudad porque no sé con quién me estoy metiendo.Esto a mí nunca me había pasado”, le contó a La Silla.

El 12 de enero denunció esos hechos a la Fiscalía y el 14 recibió un paquete en su casa, que por sospechoso, no quiso abrir. 

“Yo llamé a la Policía del cuadrante y cuando lo abrieron nos dimos cuenta de que era una tarjeta de condolencias con mi nombre por mi muerte”, relató.

La Silla conoció copias de las denuncias que interpuso ese mismo día en la Sijin acompañado por la Policía. Asdrubal está a la espera de que lo protejan porque teme por su vida. 

Después del día en que Asdrubal se encadenó al frente de la Alcaldía, a él y a otra parte de los protestantes les pagaron todo lo que les debían. Sin embargo, a los otros trabajadores, según le contaron a La Silla, no les llegó lo que esperaban. 

“La liquidación les llegó a unos por $290 mil a otros por $320 mil, y nosotros esperábamos mucho más con la liquidación porque se supone que nos pagaban cesantías, vacaciones, y de eso nada se vio. Uno no reclama porque para qué, es mejor quedarse callado en estos casos”, le dijo a La Silla uno de los extrabajadores de Cambari. Cuatro más hicieron las mismas cuentas.

Efectivamente, en el contrato dice que la vinculación salarial incluía todas las prestaciones.

Según el representante legal de Cambarí, Carlos Salcedo, las versiones de los entonces empleados de su corporación no son ciertas y si hay algún caso es aislado.

“Usted tiene que tener la total certeza y seguridad de que aquí se le pagó a todo el mundo. A nadie se le quedó debiendo un peso porque sabemos lo importante que es ese dinero para ellos. Si hay diferencias en las sumas es porque unos trabajaron más tiempo que otros, pero aquí todo se pagó”, aseguró.  

Salcedo además negó que Ramiro Suárez tuviera alguna injerencia en el programa que ejecuta y que en la entrega de empleos existie ra influencia política alguna. 

“Aquí todo se hizo transparentemente. Yo soy un apolítico, que no tiene nada que ver con ese tipo de cosas. Aquí el que quería empleo hacía la fila y lo pedía. Nosotros pagamos hasta el último peso”, reiteró.

Sin embargo, La Silla encontró que Salcedo no solo tiene fotos en su Facebook con la senadora de Opción Ciudadana Doris Vega, sino que además en vísperas de las legislativas de 2014 le escribió en esa red social:  “Será un honor acompañar a una mujer con grandes proyectos para el norte de Santander, que mi Dios me la bendiga”.

Además de ese apoyo en campaña, hay otros hilos en Cambarí que conducen a Ramiro Suárez y Opción Ciudadana.

Luego de que los 10 extrabajadores de Cambari con los que habló La Silla por aparte nombraran a Ronald Duarte, como gerente del programa de generación de empleo, averiguamos quién era y encontramos que es hijo del diputado Opción Ciudadana José Luis Duarte, quien hizo campaña con César Rojas y fue apoyado por Ramiro Suárez, y el hermano del secretario de Tránsito, Jose Luis Duarte Contreras, quien como contó La Silla, llegó al gabinete de César Rojas como cuota directa de Ramiro Suárez.

La Silla intentó hablar con Ronald Duarte sobre su papel en Cambari pero no contestó las llamadas realizadas ni los mensajes dejados en su celular. 

Cuando lo llamamos directamente al número de la corporación, el representante legal Carlos Salcedo inicialmente dijo que si queríamos hablar con él teníamos que llamarlo en horario laboral, en una llamada posterior, en la que esta vez preguntamos por él, negó conocerlo y que estuviera en la ejecución del programa de empleo.

La Silla encontró que en Facebook tanto Ronald, como su papá, el diputado Duarte, son amigos de Carlos Salcedo. 
 
Por su parte, el secretario de Tránsito de Cúcuta, José Luis Duarte Contreras, le dijo a La Silla que sí era amigo de Ramiro Suárez y que el cargo que hoy tenía en la Alcaldía se lo había ganado demostrándole “fidelidad” y “trabajando por la comunidad”. Sin embargo, negó cualquier vínculo de él o su familia con la ejecución del contrato de Cambari.

El alcalde de Cúcuta, César Rojas, tampoco contestó las llamadas que le hicimos y aunque su jefe de prensa quedó en enviarnos respuestas a las preguntas no recibimos ninguna.

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