Tras ruidos y posibilidad de que hubiera varias en cargos relevantes, hoy se retirará la gran mayoría.
Las consultas interpartidistas no pegaron
Hoy vence el plazo para saber dónde hay consultas interpartidistas el 26 de mayo que sirven, entre otras, para definir candidatos de coalición a alcaldías y gobernaciones. Y aunque todavía falta resolver algunas que están en el aire, la situación general muestra que esos mecanismos, que parecía que por fin iban a despegar, no pegaron.
Hace un mes y medio el panorama pintaba diferente y, por ejemplo, El Nuevo Siglo habló de dos consultas a la alcaldía de Bogotá, otras dos en Medellín, una en Cali, otra en Bucaramanga y una más para la Gobernación de Meta.
Formalmente los partidos primero tenían que declarar su interés en hacerla y todos los hicieron
16 partidos políticos y 9 grupos significativos manifestaron su interés ante el CNE de participar en las consultas. Adjuntamos comunicado de prensa. pic.twitter.com/Cu66VTNPk7
— CNE Colombia (@CNE_COLOMBIA) 13 de marzo de 2019
Pero hoy, cuando se vence el plazo para echarse para atrás, quedaron en pie muy pocas consultas. Con eso la posibilidad de que la gente elija candidato entre varios partidos a voto limpio no será mucho mayor que hace 4 años, cuando solo tres partidos (el conservador, el liberal y el Centro Democrático) hicieron consultas, y ninguna fue interpartidistas.
De hecho, anoche parecía hundirse la más fuerte de las que seguían en pie, la del centro y la izquierda a la alcaldía de Bogotá, como explica hoy La Silla Cachaca.
También se echaron para atrás las posibilidades de una de la derecha para la Gobernación de Antioquia; las de las alcaldías de Cartagena y Barranquilla y la Gobernación del Magdalena de los alternativos (como el Polo, Colombia Humana y Compromiso Ciudadano); o la de la derecha y los alternativos por la Gobernación del Valle.
Queda una entre dos candidatos de izquierda a la alcaldía de Pereira y poco más.
En general, ese fracaso de las consultas interpartidistas se debió a por lo menos seis razones, que tienen que ver con el tiempo que falta para que se calienten las elecciones y se defina el partidor.
El ambiente sigue frío
A cinco meses de las votaciones y dos de que se cierre el partidor , el ambiente todavía está frío y es difícil sacar a los electores a votar. Eso desincentiva a quienes le apuestan a ganar sobre todo con el llamado voto de opinión, que se mueve mucho más cuando las emociones están en su punto más alto.
Por ejemplo, la consulta de los alternativos a la alcaldía de Neiva se cayó en parte porque los aspirantes creen que sería un error político porque en las consultas no suele haber votaciones grandes y entonces puede quedar la sensación de que no son fuertes.
En Bogotá, el exsecretario de Gobierno de Enrique Peñalosa, Miguel Uribe, no solo recogió 400 mil firmas y obtuvo el aval liberal, sino que propuso una consulta con la uribista Ángela Garzón. Pero ella se negó pues mientras él puede mover estructuras, a ella la queda más difícil.
El abanico sigue muy amplio
Pero como muchas aspiraciones están apenas empezando a andar, no quieren sepultarlas tan pronto pues sienten que hay trecho para saber qué tan viables son; en otros casos, faltó que los partidos alcanzaran a tomar una decisión interna a tiempo.
Por ejemplo, la consulta alternativa para la gobernación de Norte de Santander naufragó en parte porque el Mais y la Unión Patriótica aún no tenían candidatos; y en Putumayo, donde cuatro fuerzas alternativas firmaron un pacto llamado ‘Convergencia Putumayo’ para aliarse, solo dieron alaves el Polo (al diputado Euler Guerrero) y la Colombia Humana (al antropólogo Andrés Cancimance). Los verdes y el Mais no alcanzaron a hacerlo, aunque tienen como aspirantes al líder cocalero Yule Anzueta y al abogado Javier Pai.
Algo similar pasa con la consulta de la derecha en el Valle del Cauca donde, como nos dijo el senador uribista Gabriel Velasco, encargado de la estrategia para octubre en Valle y Nariño, “seguimos estudiando llegar hasta el final para contrarrestar a Clara Luz.
Allí los uribistas harán en mayo una encuesta limitada a parte de los 20 mil militantes del partido para elegir entre el empresario y exgobernador Francisco Lourido, la diputada Juanita Cataño y el excongresista Francisco Lopreto, que arrancará a inicios de mayo; los conservadores ya avalaron al excongresista, Álvaro López Gil y los cristianos de Colombia Justa están en conversaciones para avalar al exdirector del Contrato Plan del Valle, Carlos Clavijo.
Eso muestra que la idea de las consultas de servir como cedazo para que se reduzca el abanico de aspirantes y se fortalezcan las candidaturas que pasen, como ocurrió en lo local cuando Samuel Moreno le ganó la consulta del Polo a María Emma Mejía para la alcaldía de Bogotá en 2011, tiene límites claros en los intereses de quienes igual sí se piensan aliar.
Hay aspirantes tan fuertes que una consulta no les aporta
En algunos casos, las consultas no tienen sentido porque las aspiraciones pintan con fuerza suficiente para llegar solos hasta el final, sin la necesidad del desgaste de una consulta - o así lo creen los candidatos y los partidos o movimientos que los apoyan
Así ocurre, por ejemplo, de la candidatura uribista de Andrés Guerra a la gobernación de Antioquia, la de una coalición amplia de partidos alrededor de Nicolás García -candidato del gobernador Jorge Rey- en Cundinamarca; o la del exministro Jaime Pumarejo a la alcaldía de Barranquilla como ficha de la casa Char.
Hay miedo a un ‘delacallazo’
Otro de los temores, vinculado a lo temprano de las consultas, es que el resultado sea tan débil en votación que termine desinflando a los candidatos que las ganen, como pasó con Humberto de La Calle tras la consulta liberal a la presidencia de 2017.
Eso se refuerza por la multiplicidad de aspiraciones todavía nacientes, que fue uno de los argumentos para hundir la consulta alternativa para la alcaldía de Neiva; por otras que están esperando que avance la campaña para lanzarse al agua, como David Luna en Bogotá; o que le quite fuerza a los que arrancan con grandes opciones, como Claudia López en Bogotá.
Necesitan mostrar que se aprietan el cinturón
Otro de los grandes motivos para que las consultas no salieran adelante son las críticas a su costo, que crecieron tras la consulta liberal de 2017.
Por ejemplo, la consulta alternativa para la alcaldía de Neiva se hundió porque a varios de los precandidatos les pareció costos y desgastante porque se podían enfrentar a esea crítica. En Bogotá, la uribista Angela Garzón ha dicho que es muy costosa, como contamos.
Como nos dijo el representante conservador caldense Félix Chica, padrino del aspirante a la Gobernación Ángelo Quintero, la consulta entre su partido y La U que se estaba cocinando desde principio de este año para competirle al candidato de la alianza uribista-liberal se hundió porque “no debemos generar un desgaste económico cuando se puede recurrir a otros mecanismos más adelante”.
Quizás porque las consultas se pagan con recursos públicos y la recolección de firmas no, éste último camino está de moda, como hemos contado en regiones como Antioquia.
El ganador queda amarrado
A todo eso se suma que las consultas obligan a que el ganador llegue hasta el final, como ocurrió justamente con De La Calle, so pena de asumir los gastos del Estado por la consulta. Eso le quita flexibilidad a una campaña que todavía está arrancando.