La decisión de confinar a los colombianos hasta el 13 de abril, siendo necesaria para evitar que en unas semanas colapse el sistema de salud, será muy dura para millones de colombianos que viven en la informalidad.
Los próximos 19 días revelarán lo no resuelto en el país
Ahora sí, se vino la cuarentena de verdad. Anoche, el presidente Iván Duque decretó un “aislamiento preventivo obligatorio” desde el martes a la medianoche hasta el lunes 13 de abril para frenar la propagación del Coronavirus. Es una decisión difícil, que muchos le venían pidiendo, y que, siendo necesaria para evitar que en unas semanas colapse el sistema de salud, será muy dura para millones de colombianos que viven en la informalidad. Serán 19 días en los que se pondrán de presente los problemas más profundos y estructurales que no hemos podido resolver como país.
En una alocución a las 10.15 de la noche, Duque le dio la noticia al país. Rodeado de más de diez representantes del sector médico y científico (separados, eso sí, más de un metro entre sí), el Presidente habló de la necesidad del aislamiento social para luchar contra el virus que está cobrando muertos en el mundo entero.
Se refirió al Coronavirus como un enemigo “que quiere” sembrarnos pánico, pesimismo y angustia y cabalgar sobre la indiferencia y la falta de conciencia de algunos, pero que los colombianos enfrentaremos con el “contagio” de la solidaridad, de la colaboración de la disciplina colaborativa.
Invitó a los más acomodados a “adoptar una familia en necesidad”, a afrontar -como él- el reto con “la fe profunda en Dios” y a rezar por los médicos, médicas, enfermeras y trabajadores de la seguridad social porque esas oraciones “serán una voz de protección para ellos”.
Dijo que en los próximos días -como es la costumbre de este gobierno- los ministros explicarán las medidas concretas.
Pero prometió que ningún colombiano vulnerable se quedará por fuera “de la red de apoyo del Estado y de la sociedad” y recordó las medidas que ya ha tomado en ese sentido como darles a los diez millones de colombianos que reciben subsidios del Estado un giro adicional. Así como habilitar alivios para los que tienen créditos hipotecarios, los que no tienen cómo pagar la nómina y el millón de colombianos que han dejado de pagar el agua.
Al final, se despidió citando -mal- el cuento Ulrica, de Borges.
Las implicaciones
Como no suspendió el simulacro de cuarentena en el que está metido medio país desde el viernes, la medida implica que para estos 25 millones de colombianos habrá un solo día, el martes, entre un confinamiento y el otro.
Con tan poco tiempo para prepararse, se puede anticipar que será un día caótico, con todo el mundo tratando de aprovisionarse para tres semanas, pagar cuentas, y tratar de organizarse para lo que viene.
La Silla Vacía confirmó que el Presidente, que había llamado a la coordinación el jueves, no informó de la decisión previamente a otros alcaldes que se habían acogido al simulacro, incluida la alcaldesa de Bogotá. Por lo que no es claro si éstos harán, como el alcalde de Medellín, que apenas terminó la alocución presidencial, flexibilizó la restricción en la ciudad para evitar aglomeraciones el martes que vayan en contravía del propósito del aislamiento social.
Autorizo a los ciudadanos de Medellín para que todo este fin de semana salgan a mercar y se preparen con calma para el Aislamiento Preventivo Obligatorio. Convoco a Consejo Extraordinario de Gobierno para las 7AM.
— Daniel Quintero Calle (@QuinteroCalle) March 21, 2020
En todo caso, el confinamiento obligatorio es una medida que ayudará a evitar que colapse el sistema de salud.
Como contó La Silla ayer, se han ensayado dos modelos para lidiar con la pandemia. La mitigación, que consiste en limitar las interacciones sociales y promover el autocuidado y la supresión, que pretende eliminar todo contacto social a partir de confinamientos largos, con el fin de acabar la transmisión del virus.
Las proyecciones que el equipo de investigación del Imperial College hizo para Reino Unido y Estados Unidos indican que con la mitigación se reducen las necesidades de hospitalización y de camas de cuidados intensivos, y que las muertes pueden reducirse en dos tercios.Es decir: en un caso hipotético en el que las muertes diarias fueran 9, con una estrategia de mitigación podrían bajar a 3.
Sin embargo, para esos dos países las proyecciones del estudio indicaron que, por más óptima que sea la mitigación, el virus genera “un número de casos y muertes que supera la capacidad” de esos sistemas de salud.
Eso, como contamos en La Silla, es algo que muy probablemente pase en Colombia porque de entrada hay falta de camas hospitalarias (el promedio en Corea del Sur y Japón es de 12 camas por cada mil habitantes, y en Colombia es 1,7).
El confinamiento obligatorio es el camino que adoptó China en Wuhan (la ciudad donde comenzó la pandemia); es lo que están aplicando Italia por un mes y España por 15 días, que podrían extenderse; es lo que está ocurriendo en una parte de California, el tercer estado con más casos en Estados Unidos (en Nueva York ya lo están considerando); y es lo que desde ayer comenzó a hacer Argentina, inicialmente por 11 días.
El costo para los más vulnerables
Aunque muchos científicos -como la decena que lo acompañaron en la aloución- recomiendan este camino extremo, el costo social de parar la economía durante tres semanas será alto.
“Como van las cosas, a la vuelta de unos meses el país y el mundo serán más pobres de lo que eran hace un tiempo”, le dijo a La Silla Marc Hofstetter, profesor de economía de Los Andes y que hace parte de Blogoeconomía. “Lo que estamos haciendo es darle dolex a aquellos a quienes les tenemos conectado un cablecito para darles dolex tradicionalmente. A esos son a los que podemos llegarles más o menos rápidamente, pero hacia adelante el reto es enorme porque no está claro que podamos mantener el tren de gastos, simplemente porque todos nuestros ingresos se van a colapsar. El reto es cómo acomodarnos”.
Además, no todas las ciudades tienen presupuesto o facilidades para amortiguar la situación. Por ejemplo, entre las medidas de la alerta amarilla, Claudia López dio más plazo para que habitantes de estratos 1, 2 y 3 paguen el predial, una medida que su Secretario de Hacienda, Juan Mauricio Ramírez, justificó en que en esos estratos es donde se encuentra la mayoría de trabajadores informales.
Fue una medida que también implementó Cali en medio de la emergencia, pero no se generalizó.
Bogotá también tiene la capacidad de complementar la oferta de subsidios que da el Gobierno Nacional, y también como parte de la alerta amarilla creará el Sistema Distrital Unificado de Transferencias para la Contingencia Social, con el que pretende llegarles, por ejemplo, a ancianos, jóvenes y mujeres.
La Alcaldesa explica que es una forma de compensar el hecho de que ya no pueden asistir a los lugares donde la Alcaldía les brindaba sus servicios, y también para que sobrelleven los días duros de la emergencia. Les darán plata, bonos canjeables y subsidios en especie a gente pobre y vulnerable.
Hofstetter, sin embargo, advierte que aunque Bogotá es una ciudad con más recursos y una capacidad institucional más fuerte que le permite tener programas propios, “al tiempo es, por su tamaño, más sensible a las medidas que tomemos”.
Lo que muestra eso, en todo caso, es que la emergencia puede reforzar las brechas entre distintos territorios y por lo tanto, dejar más al descubierto la dificultad que tiene el Estado de llegarle a población vulnerable en las periferias,.
Durante los próximos 20 días, el robo continuado a la salud de decenas de municipios por parte de mafias en llave con políticos locales pasará la cuenta de cobro al país.
También se hará más evidente la precariedad en la que viven millones de colombianos, comenzando por el 45 por ciento de hombres y 48,5 por ciento de mujeres que viven en la informalidad y a los que dejar de trabajar los puede sumir en la pobreza.
Se habla del teletrabajo, pero según el último censo solo el 43 por ciento de los colombianos tenemos acceso a Internet. La precariedad de las viviendas, la violencia intrafamiliar, los problemas de salud mental, el hacinamiento en las cárcelas, la pobreza de los migrantes venezolanos son solo algunos problemas que se harán más visibles en las próximas semanas.
Quizás para ganar una mayor conciencia colectiva sobre esto, además de frenar el virus, sirva la dura etapa en la que nos embarcamos.