Reforma Política terminará beneficiando a maquinarias antiuribistas

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La ponencia para penúltimo debate de la reforma política favorece los cálculos electorales de La U y de Vargas Lleras ante el avance del uribismo en el Congreso.

En el penúltimo debate que arranca hoy en Senado proponen aplazar el cierre de inscripciones de candidatos al Congreso para que partidos hagan coaliciones a 2018. 

El proyecto de reforma política, que tenía como propósito reglamentar el Acuerdo con las Farc para ampliar la democracia a nuevas expresiones políticas más allá de los partidos tradicionales, va a terminar beneficiando sobre todo a las grandes maquinarias electorales que se unirán para enfrentar al uribismo.

Muestra de ésto es el artículo 2 de la ponencia de la reforma, que arranca hoy su penúltimo debate en la Comisión Primera del Senado.

El gana gana

El artículo que apareció en esta nueva ponencia del senador Roy Barreras, de La U, permite que los partidos puedan hacer coalición para las elecciones al Congreso sin importar su tamaño.  

También que si hay miembros de los partidos que “por razones ideológicas” no estén de acuerdo con que su partido haga coalición, estas personas puedan inscribirse por otro partido “sin renunciar a la curul o incurrir en doble militancia”.

”Hay reajustes políticos a la reforma”

Roy Barreras, ponente

Como contó La Silla Vacía, las senadoras liberales disidentes Sofía Gaviria y Viviane Morales habían propuesto algo muy similar en debates anteriores.

Además, para lograr que se aplique en las próximas elecciones, la reforma propone ampliar la fecha de inscripción de candidatos dos meses más, hasta el 11 de enero de 2018, para darle el tiempo suficiente para ser aprobada.

“Hay evidentemente unos reajustes políticos en la reforma, a raíz de la polarización del proceso de paz”, explicó a La Silla el ponente Barreras.

En lo que concierne a él, es un cálculo electoral para evitar que su partido La U y el liberalismo, que en su mayoría apoya el proceso de paz, queden en desventaja frente a la derecha que con el avance del uribismo y Germán Vargas Lleras esperan tener la mitad del próximo Senado.

Contra los pequeños

Con la idea de permitir el acceso a la democracia de nuevos partidos y movimientos de ciudadanos, inicialmente, la reforma permitía que los partidos pequeños (que hubieran obtenido el 15 por ciento o menos de la votación en el Congreso) armaran listas de coalición al Senado y Cámara .

Eso ayudaba a movimientos de izquierda como Progresistas de Petro, la UP, y Marcha Patriótica y también a la alianza de Sergio Fajardo, Claudia López y Jorge Robledo, ya que el primero tiene el movimiento Compromiso Ciudadano que no tiene ninguna representación en el Congreso y los segundos temen que sus respectivos partidos no logren superar el umbral sin ellos dos encabezando las listas.

”Sirve para las intenciones del momento”

Eduardo Enríquez, senador conservador

El nuevo artículo elimina la restricción de porcentaje para hacer las alianzas. Con lo cual, los partidos mayoritarios y con maquinaria podrán aumentar su caudal electoral en 2018 y dificultar aún más la entrada de movimientos y partidos pequeños que representen a las regiones.

Además, les impusieron otra restricción a los nuevos movimientos. La reforma presentada por el Gobierno incluía que si los nuevos movimientos que ganaran las elecciones y demostraran tener 70 mil afiliados obtenían más beneficios paulatinos hasta ser considerados un partido político.

Ahora quieren que sea una ley posterior, y no la que están discutiendo actualmente, la que determine la adquisición progresiva de derechos de los movimientos ciudadanos, lo que haría más difícil que les vaya bien en el 2018 y que la ley reglamentaria esté lista para aplicar a partir de 2019.

 

Permitir la unión de los partidos grandes para sus listas al Congreso en 2018 hace parte de un plan que desde La U, los senadores Barreras y Armando Benedetti han venido revisando con el liberalismo desde julio (de hecho Benedetti lo propuso en un primer debate de la reforma en la Comisión Primera de la Cámara). Sin embargo, solo hasta ahora lo lograron incluir en la ponencia.

Esa fórmula también le sirve al exvicepresidente Germán Vargas Lleras que, como también revelamos, está buscando una coalición para 2018 con el Partido Conservador y sectores cristianos como el del pastor Carlos Alonso Lucio, esposo de la senadora liberal Viviane Morales.

Según el mismo Roy, esa propuesta ayuda a que los partidos “se queden con los congresistas que son y no los que están acá y no quieren”, en referencia a senadores de La U que ya están con Vargas Lleras como Mauricio Lizcano, Milton Rodríguez o José David Name, según sus cálculos.

Al liberalismo también le sirve porque le permitiría dejar en libertad a las senadoras Morales y Gaviria, quienes tienen más afinidad con el uribismo o el mismo vargasllerismo y se han convertido en una piedra en el zapato dentro del Partido.

“Eso sirve para las intenciones electorales del momento”, en referencia a la alianza godovargasllerista, nos dijo el senador azul Eduardo Enríquez Maya, que ha propuesto un “amplio debate” porque “desnaturaliza a un partido con tanta historia”.

Con este incentivo para los partidos grandes, lo más probable es que la reforma -que lleva arrastrándose en el Congreso durante más de cinco meses- logre ser aprobada en las últimas dos semanas que le quedan al Fast Track.

Si sale con este artículo incluido, el principal efecto será que los partidos tradicionales evitarán que el uribismo arrase en las próximas elecciones legislativas pues en coalición podrán sumar sus respectivas maquinarias electorales. Pero, paradójicamente, el proyecto que buscaba ampliar el tipo de voces en el Congreso e incluir las de sectores que jamás han tenido voz en el Capitolio habrá logrado el efecto contrario: consolidar las ya existentes.

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