La salida de Juan Fernando Cristo se suma a las de Clara López y Humberto de la Calle, todos con la premisa de defender la paz de cara a 2018.
Todos quieren defender la paz en la calle y no en el Gobierno
Con la renuncia de ayer de Juan Fernando Cristo al Ministerio de Interior, el Gobierno pierde el tercer alfil que desde el gabinete estaba defendiendo el Acuerdo con las Farc y su implementación. Salieron diciendo que lo defenderán desde la calle y como candidatos presidenciales, lo que podría servir para que gane alguien comprometido con implementarlo pero hace más difícil que esa misma implementación avance en los meses que vienen, que son clave.
Todos a la calle
“Quiero salir a las calles, al país, libre de las ataduras legales que el Gobierno impone. Busco una gran coalición para la paz, a buscar consensos, una coalición ciudadana que defienda el fin del conflicto en Colombia”, dijo Cristo tras la renuncia.
Tres semanas atrás renunció al Ministerio de Trabajo, Clara López, quien tenía un papel importante en la implementación como parte del consejo para el posconflicto y el de reincorporación y seguimiento a los acuerdos, y tenía proyectos en el Sena para vincular laboralmente a los ex guerrilleros, además de que era parte del grupo negociador con el ELN.
”Busco una coalición ciudadana que defienda el fin del conflicto”
“Con el fin de escuchar a la gente para encontrar la ruta y el camino hacia aquello que nos une, pensando en ayudar a conformar una gran convergencia democrática, que lleve a un gobierno de coalición capaz”, dijo Clara tras salir del Ministerio.
Antes fue el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle quien terminó su contrato de asesoría con la Casa de Nariño tras cuatro años. Lo hizo para hacer pedagogía de los acuerdos con empresarios, medios de comunicación y universitarios.
También busca una alianza independiente alrededor de su nombre para la Presidencia, y dijo que propondrá “agrupar a todos los amigos de la paz (...) movimientos independientes, jóvenes, los que se tomaron las calles luego del 2 de octubre”.
López y De la Calle fueron al Congreso para organizar y mantener mayorías en momentos en que las plenarias aprobaban proyectos clave para la implementación, como la ley de amnistía y la justicia especial para la paz (JEP).
Igual que Cristo quien, como Ministro de Interior, tenía un papel fundamental para eso.
Aunque éste tenía lista su salida desde antes del plebiscito de octubre, con la victoria del No se quedó para garantizar que pasara la refrendación del acuerdo renegociado en el Congreso y arrancara su reglamentación vía Fast Track.
Por eso desde diciembre hasta la semana pasada, cuando la Corte Constitucional cambió las reglas de ese procedimiento expedito, de su mano salieron siete leyes clave.
Su conocimiento desde adentro del Congreso (fue senador liberal por 12 años), su cercanía con congresistas de la coalición y el manejo de un equipo que le permitía estar al tanto de las propuestas para cambiar las normas y de la manzanilla lo hicieron uno de los súperpoderosos del Fast Track.
Su importancia quedó clara ayer mismo, con su salida, cuando Santos contó que le pidió que siguiera siendo su delegado en la Comisión de Seguimiento y Verificación de los acuerdos (Csivi), junto con el alto comisionado Sergio Jaramillo y el consejero para el posconflicto, Rafael Pardo.
De todos modos, como Clara y de La Calle, sus aspiraciones presidenciales lo llevaron a salir del Gobierno, lo que dejó a Santos sin estas figuras de amplia trayectoria para defender la reglamentación y la implementación de los Acuerdos.
Eso pasa justo cuando la Corte Constitucional le puso freno de mano al Fast Track, la vía rápida para crear las leyes que aterrizan los Acuerdos, cuando todavía faltan varias de las más importantes.
Y a menos de una semana para que se sepa si las Farc dejan todas sus armas en la fecha prevista o si no, lo que daría un impulso o un golpe a la credibilidad de los Acuerdos.
Cuesta arriba
Lo que viene ahora para la paz en el Congreso no es fácil a pesar de que tras la decisión de la Corte, Cristo dijo que había las mayorías para pasar los proyectos; que el nuevo ministro (su viceministro y copartidario Guillermo Rivera) pedirá la prórroga del Fast Track por seis meses más; y que los congresistas de la coalición han dicho que se mantienen firmes en sacar las normas para implementar el Acuerdo.
Por eso la salida de los tres alfiles es un golpe para Santos, y la de Cristo especialmente ahora que las cosas están más apretadas el Congreso .
Como mostramos con el Fast Track con las reglas anteriores y más favorables al Gobierno, los proyectos han pasado con los votos justos y al menos 20 senadores de la coalición no se aparecían a la hora de votar.
Esa fragilidad de la coalición es la que hace tan sonoras las críticas que ha hecho el director de Cambio Radical, Jorge Enrique Vélez, en torno a que no seguirán siendo los "notarios" del Ministerio del Interior después del fallo de la Corte, pues sin los votos de los 9 senadores de Cambio, podrían hundirse normas clave.
”Hay que escuchar a la gente y encontrar lo que nos une”
Aunque Vélez no dijo que necesariamente votarían en contra de todo, ya el partido había intentado sacar adelante modificaciones a los proyectos, como la de Carlos Fernando Galán a la JEP y a la ley que crea el partido político de las Farc.
Ahora lo podrán hacer sin depender del Gobierno, lo que hace que el trámite sea más engorroso y puedan meter cambios que no reflejen el espíritu de lo refirmado en Bogotá.
Eso puede ocurrir en leyes que todavía no han salido, como la reglamentación de la JEP (que radicó Cristo el miércoles), la de las circunscripciones especiales (que ya tiene ponencia favorable de Roy Barreras, de La U), la reforma electoral o la ley de tierras que aterriza el punto agrario (que no han llegado al Congreso).
Si a eso se le suma que en julio el Congreso arranca su último año de sesiones, en el que por ser preelectoral crece el ausentismo, que Cambio Radical tendrá la presidencia de la Cámara con Rodrigo Lara y el conservatismo (en el que varios pujan por buscar cómo salir de la coalición santista con miras a 2018) la tendrá en el Senado con Efraín Cepeda, el panorama es complicado.
El nuevo equipo
Con los tres precandidatos "defendiendo la paz en la calle", los frentes del Congreso y la relación con a las Farc (indispensable para que la implementación y la dejación de armas no se retrasen) quedan en manos de funcionarios fieles a Santos, pero con menos peso político.
Guillermo Rivera, que desde este lunes se había apersonado de temas que normalmente manejaba su jefe, como los paros del Chocó y Buenaventura, es un político con trayectoria pero menos que la de Cristo, y con una debilidad en el Congreso: no ha sido senador sino solo representante, y eso hace que a los ojos de varios senadores no tenga su mismo peso.
Semanas antes de que se concretara la salida de Cristo y se rumoraba la llegada de Rivera en reemplazo, dos congresistas (uno de la coalición, otro de la oposición) y un funcionario del Gobierno dijeron a La Silla, por aparte, que no lo veían con la misma talla de Cristo.
Pero, poco antes de que Santos hiciera el anuncio, el copresidente de La U, Armando Benedetti, dijo que el más indicado para el cargo era Rivera y que tenía el respaldo del partido.
”Hay que agrupar a todos los amigos de la paz”
En todo caso, el nuevo ministro, como viene de ser viceministro, conoce todo el equipo de Cristo y varios de sus asesores están involucrados en asuntos que manejaba el Ministro. De hecho, apenas Santos anunció su designación, le pidió a los funcionarios que ayudaron a Cristo con el Fast Track en el Congreso que continuaran con él.
Además, conoce la política y el Gobierno pues fue representante liberal por el Putumayo por 16 años, hasta que en 2014 se quemó tratando de llegar al Senado, y entre ese año e inicios de 2016 fue alto consejero presidencial para los derechos Humanos.
Por último, representa y conoce muy bien el movimiento de víctimas, pues justamente con Cristo presentó el proyecto de Ley de Víctimas en 2008, cuando el gobierno Uribe se opuso y no pasó, e insistió y consiguió el apoyo de Santos para sacarla en 2011.
El otro funcionario clave será el secretario general de Presidencia desde hace dos meses, Alfonso Prada quien deberá trabajar con Rivera en atender los paros y manejar la relación con el Congreso, según dijo anoche el Presidente.
Como hemos contado, como Secretario de Presidencia Prada es vocero de Santos frente a los congresistas, hace llave con el equipo de Interior para mantener el quórum en el Congreso y se encarga de atender a los partidos y manejar sus cuotas políticas.
Y para la implementación está el vicepresidente y general Óscar Naranjo. A su llegada Santos reformó nuevamente la Casa de Nariño para darle responsabilidades en la lucha contra las bandas criminales y la supervisión de la implementación del acuerdo de paz.
Con esas tres caras, Santos reemplaza a los tres que se fueron a correr su propia maratón para llegar a la Presidencia defendiendo la paz en las calles (y al ex vice Vargas Lleras, que también se fue a correr esa maratón pero con otras banderas). El problema es que para que la defensa de Clara, De La Calle y Cristo funcione, ellos mismos van a necesitar que el Gobierno muestre resultados, sin ellos allí para ayudar a sacarlos adelante.