El conflicto en ese otro mundo llamado sur de Bolívar

Silla Caribe

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La guerra ha golpeado (y aún golpea) vestida con todas las siglas y uniformes uno de los territorios más inaccesibles del Caribe. Análisis de Luis Trejos, en nuestra red de expertos.
Respecto al conflicto, si en el sur de Córdoba llueve, en el sur de Bolívar no escampa.
En uno de los territorios más inaccesibles del Caribe (ni siquiera tiene vías adecuadas de acceso desde el norte de la región), aún se padece la guerra, especialmente la de la guerrilla del ELN, básicamente por la presencia de rentas ilícitas como cultivos de coca y minería ilegal de oro.
 
¿Cómo se ha vivido e ido transformando la violencia en el sur de Bolívar?
 

Este territorio se encuentra dentro de la subregión del Magdalena Medio, por lo cual las dinámicas de la violencia que allí se desarrollan están vinculadas a circuitos de ilegalidad de Santander y Antioquia y no de la región Caribe como tal.

El primer actor armado ilegal en hacer presencia en este territorio fue la guerrilla del ELN.

Según Nicolás Rodríguez, alias Gabino (actualmente comandante político de esta organización armada), en entrevista realizada por Carlos Medina: “En 1972 Ricardo Lara Parada con una pequeña comisión, luego de haber sido sancionado y destituido de la segunda responsabilidad, se va para Santa Rosa del Sur, Bolívar” (Medina, 1996: 43). 

Lo anterior en el contexto de  consolidación del ELN en las regiones del sur de Bolívar y el nordeste antioqueño, ocurrido entre los años 1969 y 1972.

Posteriormente, en 1978, Manuel Pérez Martínez llegó al municipio de Morales y en la primera mitad de los ochenta, debido a su desarrollo político-militar, se conforma el Frente José Solano Sepúlveda (aún activo). 

Fue tal el control del ELN sobre este municipio de Morales que el exalcalde Pastor García Marín (1997-2000), señaló que: “Los elenos eran los únicos que tenían poder. Ellos arreglaban problemas de linderos, disputas entre vecinos, discusiones entre marido y mujer. Se dedicaron a ser juez y parte” (verdadabierta.com, 2008).        

En 1992, el ELN crea el Frente Héroes y Mártires de Santa Rosa, cuyo nombre es un homenaje a los guerrilleros del Frente José Solano Sepúlveda, muertos por la Policía Nacional en una fallida toma conjunta con las antiguas Farc del municipio en agosto de 1991. 

Desde ese momento se convierten en el actor armado ilegal hegemónico de este territorio, llegando en 1997 a prohibir la inscripción de candidatos y a los pobladores de las zonas rurales participar en las elecciones locales. Esta decisión marcaría un punto de inflexión en su relación con las comunidades, ya que:

“Durante años el ELN había logrado crear un empoderamiento popular. Ellos tuvieron un impacto muy fuerte en el desarrollo de la conciencia de los derechos de las comunidades. Entonces, éstas estaban empoderadas para elegir a sus candidatos a alcaldías y concejos, el ELN saboteó las elecciones. Obviamente eso los puso en contradicción con las comunidades y con las redes políticas locales” (verdadabierta.com, 2008).

A pesar de las amenazas, el día de las elecciones los ciudadanos de Santa Rosa del Sur votaron en medio de la presión armada. Sumado a esto, la práctica reiterada del secuestro, la llegada de la coca y la creciente presencia de las Farc, terminaron por minar su hegemonía armada y allanar el camino para la llegada de los paramilitares.

Desde finales de los noventa, el ELN ha venido siendo golpeado por la acción de la Fuerza Pública, aunque en el 2018 mantuvo continua actividad armada en el sur de Bolívar.

En cuanto a las Farc, su presencia en la región se dio a través del Frente 24 (Bloque Magdalena Medio) que se instala en este territorio a principios de los ochenta, desarrollando su mayor capacidad militar en los noventa y desmovilizándose en el año 2017 en el marco de la negociación de fin del conflicto que adelantaron el Gobierno colombiano y la otrora guerrilla.

En el caso de los grupos paramilitares, después de tres intentos fallidos por tomarse la región se presenta la coyuntura de las protestas en contra de la propuesta de realizar un despeje en esta región con el fin de adelantar negociaciones con el ELN. 

Con este telón de fondo, nace el Bloque Central Bolívar (BCB) en el año 2000, como fruto de la fusión de grupos de Autodefensa que operaban en Santander y el sur del Cesar.

El BCB, tuvo como base de operaciones los corregimientos San Blas y Monterrey del municipio de Simití, desde donde incursionaron a los municipios de Cantagallo, San Pablo y Santa Rosa. Al respecto, el portal verdadabierta.com, reseñó lo siguiente:

“El segundo semestre del año pasado (2007) su consolidación militar en el área fue evidente, a tal punto que esta zona del Magdalena Medio se convirtió en el nuevo centro estratégico de las Autodefensas en el país. A la Serranía de San Lucas fue trasladado desde el Nudo de Paramillo el Estado Mayor de las AUC y un grupo de por lo menos mil hombres” (verdadabierta.com, 2008). 

El 31 de enero de 2006, 2.553 paramilitares del BCB se desmovilizaron en el corregimiento Buenavista del Municipio de Santa Rosa del Sur.

Pero la desmovilización del BCB no significó el fin del crimen organizado en la región, sino que, por el contrario, dio inicio a una compleja trama de reconfiguraciones y mutaciones de las estructuras y grupos armados que no participaron en el proceso de desmovilización, otros que se rearmaron y otros que emergieron.

 

*Fuente: Gutierrez, 2017.

Según el Observatorio de Paz Integral, hasta el año 2012 en la región hacían presencia Grupos Armados Organizados (GAO), como el Clan del Golfo, los Rastrojos y organizaciones criminales locales como los Vagos y los Mellizos. 

En la actualidad, persiste el Clan del Golfo.  Esta presencia gira en función de la captura de rentas ilegales, representadas en cultivos de hoja de coca y procesamiento de clorhidrato de cocaína y minería ilegal de oro.

Al respecto, el portal verdadabierta.com (2008), reseñó que:

El sociólogo Alfredo Molano denunció este año, en su columna de El Espectador, la estrecha relación que existe entre los negocios de la coca y el oro, que explican en gran medida la importancia económica del sur de Bolívar: “Los embarques coronados se transforman en el exterior en oro; oro que ingresa al sur de Bolívar para ser vendido al Banco de la República como producido localmente. Eso es lo que se llama negocio redondo”.

En el caso de la coca, este cultivo llegó a la región en el año 1986 y se convirtió en ese entonces en el principal motor económico de municipios como San Pablo, Cantagallo, Santa Rosa y Simití, promovido por los carteles de Cali y Medellín. 

Con la llegada de los paramilitares, el control de los cultivos pasó a sus manos. Según la Fundación Ideas para la Paz (2011), algunas causas de la persistencia de esta economía ilegal son: su inserción en zonas de colonización campesina en las que los actores armados ejercen presión y un precario contexto socio-económico marcado por el desempleo y altos porcentajes de necesidades básicas insatisfechas.

En cuanto al oro, en esta región, pero especialmente en la Serranía de San Lucas se encuentran asentamientos mineros en los sitios San Pedro y el Golfo donde unos dos mil mineros aproximadamente trabajan en unas 150 minas pequeñas. 

El exalcalde Pastor García Marín considera que lo explotado en los últimos años no representa sino el dos por ciento del potencial total de la Serranía, aunque en 1995 el sur de Bolívar produjo más de 10 toneladas de oro y ocupó el primer lugar de producción en Colombia (verdadabierta.com, 2016).

 

Sur del departamento de Bolívar

En el caso del sur de Bolívar, puede afirmarse que la presencia de las rentas ilícitas descritas aquí son una causal central de la persistencia de actores armados en su territorio, ya que en esta economía encuentran una fuente estable de recursos para financiar su actividad armada, estas circunstancias lastimosamente terminarán afectando directa o indirectamente el desarrollo de las elecciones locales de octubre.

 

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Referencias

Gutierrez, Alan. (2018). Sur de Bolívar. Contexto geográfico, socioeconómico e institucional. Barranquilla: Centro de Pensamiento UNCaribe, Universidad del Norte. 

Medina, Carlos. (1996). ELN: Una historia contada a dos voces. Bogotá: Rodríguez Quito Editores.

verdadabierta.com (19 de enero de 2016) El conflicto y el abandono del sur de Bolívar. En línea: https://verdadabierta.com/el-conflicto-y-el-abandono-del-sur-de-bolivar/

verdadabierta.com (14 de octubre de 2008) Los móviles de la masacre del Salado. En línea: https://verdadabierta.com/los-moviles-de-la-masacre-de-el-salado/

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*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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