Fernando Araújo es el candidato de Marta Lucía, de Pastrana, del más puro y rancio bogocentrismo y le están haciendo su campaña con la Alcaldía de Cartagena. Columna de Carlos Suárez.
Cartagena: gobernada por titiriteros
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Desde hace siete años Cartagena ha tenido once alcaldes y el #Bogocentrismo -a través de burgomaestres encargados- ha gobernado a través de títeres a La Heroica.
Juan Manuel Santos se inventó la figura del “amanuense” para administrar, por encima del querer popular, la ciudad que el abolengo bogotano considera una extensión para vacacionar y hacer eventos.
El actual Gobierno se encontró con el vacío de poder en Cartagena y, para llenarlo, le entregó a la vicepresidenta, Marta Lucia Ramirez, el manejo de La Fantástica.
Por encima de todos los preceptos constitucionales, que poco importan cuando de las regiones -especialmente de la Caribe- se trata, la señora Vicepresidenta está gobernando a Cartagena a través de Pedrito Pereira, un alcalde encargado que, haciendo honor a su nombre de pila, actúa como un menor de edad que hace una sola cosa desde el Palacio de la Aduana: caso.
Quienes conocen las movidas del poder en Cartagena tienen claro, y así lo han comentado desde el inicio de esa interinidad, que ni siquiera las órdenes de servicio de la Alcaldía se firman por Pedrito sin antes pasar por la aprobación de Marta Lucía Ramírez.
Los concejales de la ciudad se han quejado porque a las múltiples reuniones que ha citado Marta Lucía para hablar de los problemas de la ciudad no son invitados a participar porque al diálogo sólo son convocados los llamados “empresarios”.
Así, disfrazada de una campaña de “salvamento”, se pasan por la faja todos los principios de descentralización, independencia y autonomía sin que ninguna autoridad u órgano de control llame la atención al respecto; menos lo hará el Procurador Fernando Carrillo, quien participó como esbirro de Santos para decir que un “otrosí” a un contrato de prestación de servicios es un nuevo contrato y, a partir de esa novedosa “tesis jurídica”, despojó al pueblo cartagenero del alcalde que, equivocadamente o no, había elegido en las urnas.
Esa fue la situación que encontró el actual Gobierno, propiciada por el anterior, y, con base en el mismo precepto centralista, le entregó Cartagena a Marta Lucía.
En gracia de discusión, hasta se podría decir que a Pedrito bien le haría falta ayuda para administrar la ciudad. Sin embargo, bajo el disfraz de un supuesto loable propósito como el que se vende desde la Vicepresidencia: “salvar a Cartagena”, lo que realmente está moviendo quien administra al Distrito -al mejor estilo de los caciques políticos que tanto criticamos todos- es una campaña electoral afincada en la Administración para convertir en alcalde al señor Fernando Araújo, pastranista de vieja data, perteneciente al “empresariado cartagenero”, célebre víctima de los bandidos de las Farc que lo secuestraron cuando era protagonista del conocido escándalo de Chambacú.
Desde que llegó la Vicepresidenta a gobernar a Cartagena, se han organizado foros, encuentros, talleres, conversatorios, reuniones, todos de la mano del empresariado cartagenero, en donde se hace apología al nombre del señor Fernando Araújo como el candidato ciudadano que debe regir los destinos de la ciudad.
Los eventos son convocados y presididos por la Vicepresidenta y cuentan con la juiciosa asistencia de Pedrito, quien, muy atento y disciplinado, permanece en ellos como si nada más tuviese que hacer; eso si, con ello pareciera refrendar su compromiso con el proyecto político que flota en todos esos encuentros: llevar a Araújo a la Alcaldía de Cartagena.
Cartagena sufre los rigores de siete años de interinidad, de administraciones que van y vienen, de alcaldes títeres, ya sea de caciques políticos, de empresarios cuestionados, de hermanos de crianza investigados o, como ahora, de la Vicepresidenta; no en vano, justo en esta semana, conocimos el informe de Cartagena Cómo Vamos y los resultados no pueden ser peores: los índices de pobreza están disparados, la falta de oportunidades es astronómica, la desigualdad es abismal y la pregunta que nos debemos hacer es: ¿Son solamente los políticos los responsables?
Cuando de responsabilidades sobre el desastre que vive Cartagena se trata, hay que decir que la clase política ha expoliado a la ciudad desde hace décadas. Ha usado a Cartagena como coto de caza para despacharse el erario público. Esa es una verdad de a puño pero también cabe preguntarse: ¿El empresariado en dónde ha estado mientras el caos se apoderó del Corralito de Piedra?
La construcción de riqueza, la generación de empleo, la creación de empresas en las que quepan los olvidados brillan por su ausencia; mientras tanto, esos empresarios, los mismos que hoy se muestran como salvadores de Cartagena y ajenos a esta triste realidad, apoyaban públicamente las candidaturas de Campo Elias, de Manolo, de Quinto ... de esos mismos a quienes hoy culpan de una situación caótica, cuya responsabilidad es colectiva y de la que no pueden auto excluirse porque involucra a toda la dirigencia cartagenera que ha sucumbido o ha mirado para otro lado, mientras su soberanía ha sido pisoteada por el centralismo sin recibir nada a cambio.
Mientras escribo esta columna se celebra en Cartagena uno de los tantos eventos organizados por la Vicepresidenta y Pedrito; a ese evento fue “casualmente” invitado como forista uno de los promotores de la campaña “Unidos por Cartagena” (la misma que impulsa a Fernando Araújo como candidato a la Alcaldía) y que justo hoy promociona a dicho movimiento en una columna del renovado Universal, el periódico del que es accionista la familia del candidato Araújo y cuya dirección acaba de asumir Nicolas Pareja, otro de los cacaos que participó en la creación del movimiento que busca impulsar candidato a la alcaldía de Cartagena.
No nos crean tan pendejos y digámoslo claramente: Fernando Araújo es el candidato de Marta Lucía, de Pastrana, del más puro y rancio bogocentrismo y le están haciendo su campaña con la Alcaldía de Cartagena.
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