El presidente Iván Duque se comprometió a gobernar con “un gabinete de excelencia”, como dijo en la posesión de sus primeros ministros en 2018. En ese entonces, basó sus nombramientos en un equilibrio entre el uribismo “purasangre” que lo llevó al poder, el 2.0 que él decía representar y técnicos sin experiencia en lo público. Dos años y medio después y ante la crisis más grave de su gobierno, de esa lógica para armar su grupo de trabajo queda el recuerdo.
Después del paro el gabinete le pertenece más a la coalición que a Duque
La mermelada (entendida como la entrega de puestos a cambio de apoyos en el Congreso) fue un discurso que Duque rechazó durante su campaña y que no pudo sostener durante su mandato.
Antes de llegar a la mitad de su mandato, Duque ya había decidido darle cuotas a su coalición –especialmente La U, Cambio Radical y el Partido Conservador– para tener éxito en su agenda en el Congreso. Con la crisis del paro, la pandemia y la crisis económica encima repitió la fórmula traducida en seis cambios y enroques de ministros en el último mes y medio.
Ahora, 10 de sus 18 ministros son representantes de un partido político o tienen vasos comunicantes con sus miembros. Duque lo hace manteniendo un equilibrio entre el Centro Democrático –su partido y el que lo llevó al poder– a los que les mantiene representación importante en ministerios top como Interior y Defensa; y consintiendo a aliados como La U (dos ministerios), Cambio (tres ministerios) y los Conservadores (cuatro ministerios).
Lo que en el papel garantizaría esa gobernabilidad en momentos de crisis.
Un gabinete que se mantiene con su mayoría de hombres bogotanos con poca representación regional. De todos modos, en los siguientes 14 meses tiene dos retos clave: sacar adelante la reforma tributaria concertada que busca el minHacienda José Manuel Restrepo, a la que ya el Centro Democrático le está haciendo competencia.
Será debatida en el cuarto año del Congreso, conocido como el año de nadie porque los congresistas están en campaña política para su reelección y su aspirante presidencial.
El segundo será mantener la gobernabilidad para calmar la calle y terminar el mandato, en momentos en que el Gobierno ya ganó un pulso con el Comité del Paro al levantarse de la mesa.
La abogada Ximena Lombana tiene vasos comunicantes con Cambio Radical y el Centro Democrático. Por un lado es amiga de vieja data del exvicepresidente Germán Vargas Lleras y fue su directora programática en la campaña de 2018. Además, es hermana del abogado de Álvaro Uribe, Jaime Lombana. Como contamos, su nombramiento llegó dos semanas después de que Duque y Vargas cenaran en Palacio.
Desde ahí, Cambio con sus votos en contra negó la moción de censura del minDefensa, Diego Molano, al igual que La U, los godos y el uribismo; y la semana pasada acompañó la presentación del plan de la nueva reforma tributaria del Gobierno.
Mayolo tiene vasos comunicantes con casi toda la clase política y empresarial del Valle, el departamento más golpeado por el paro. Fue líder estudiantil en la Ola Verde de Antanas Mockus; funcionaria del ministerio de Ambiente de Luis Gilberto Murillo en el gobierno Santos; miembro del gabinete de Maurice Armitage en Cali y por su trayectoria trabajó con hoy amigos de Duque, como el representante de Colombia en el BID, Sergio Díazgranados, uno de los que la recomendó para el Ministerio.
Entre los retos de la Ministra está recomponer la maltrecha relación que, revelamos, hay entre Cultura y el sector. Pero más allá de eso, su nombramiento es un mensaje a la calle: que pueda ser vista como una funcionaria joven que pueda hablarle a esa población inconforme y que represente a Buenaventura.
Con Ramírez como vicepresidenta y Canciller, Duque le quitó una cartera clave al Centro Democrático, que consideraba como suyo ese ministerio donde pasaron Carlos Holmes Trujillo (qepd) y Claudia Blum. Si bien la Vice tiene relaciones difíciles con los godos, este partido la consideraba como una segura aspirante a 2022 y fue el primero que celebró su nombramiento en el Palacio de San Carlos.
Como revelamos antes de su nombramiento el Gobierno Nacional ofreció a La U este ministerio en al menos dos oportunidades: tras una reunión entre Duque y la directora del partido, Dilian Francisca Toro; y a través del ministro del Interior, Daniel Palacios, a varios congresistas. Una semana después, la hoja de vida de este administrador y rector de la universidad de la Costa ya estaba en la Casa de Nariño.
Además de llegar al cargo con cuestionamientos de académicos y científicos por unas denuncias de plagio que Crissien ha negado, entra al gabinete con vasos comunicantes y evidentes con La U: es hermano del exrepresentante Eduardo Crissien, exfórmula a la Cámara del senador José David Name, quien niega que haya impulsado su nombre. El nombrado ministro reconoció en Caracol Radio que es “amigo de años” del congresista barranquillero, así como de otros grupos políticos, como los Char.
La salida del ministro de Deporte y amigo de la universidad del Presidente está cantada desde la debacle de la Copa América, como un fusible para negociar con los partidos. Su más inminente reemplazo es el administrador y urbanista Guillermo Herrera, quien tiene vasos comunicantes con Cambio Radical, ya que fue uno de los arquitectos del proyecto de casas gratis de Germán Vargas Lleras.
Esa cartera ya tenía un fuerte componente político: cuando era Coldeportes fue fortín burocrático del partido de La U, puntualmente de la actual directora Toro, vía la hoy gobernadora del Valle, Clara Luz Roldán. Actualmente, la viceministra de esa cartera, Lina Barrera, es acogida como cuota del Partido Conservador.