La Vicepresidenta fue del Partido Conservador y tiene una relación cordial con la bancada azul, pero no los representa en el Gobierno.
Marta Lucía es más Ramírez que conservadora
Foto: Juan Pablo Bello- Presidencia
En la foto a la salida de la reunión de la bancada conservadora con el presidente Iván Duque, la vicepresidenta y excandidata presidencial de ese partido, Marta Lucía Ramírez, estaba en todo el centro.
Pero esa imagen de unidad, aunque muestra que ese partido es aliado del Gobierno, no significa que lo sea por la Vicepresidenta, que siempre ha marcado una posición independiente frente a los congresistas y que si bien puede coincidir con su discurso en temas como la importancia de la empresa y la propiedad privada o el rechazo al régimen de Nicolás Maduro, no es su representante ante Duque.
Días antes de que se posesionara el Presidente, contamos que esa bancada y la Vicepresidenta habían sanado diferencias del pasado, algo que se mantiene, y que varios congresistas azules la sentían como representación directa en el Gobierno, algo que no ocurrió.
Eso porque Marta Lucía ha reiterado su ya conocida autonomía de los barones azules, de hecho no hace parte del Partido Conservador y por eso parte de la bancada del Congreso no asume su vicepresidencia como representación política.
Marta Lucía a su manera
Aunque como Vicepresidenta no tiene el poder que tuvo su antecesor, Germán Vargas, Ramírez ha usado el margen que sí tiene y la visibilidad de su cargo para avanzar su agenda propia, que no necesariamente coincide con la de la bancada conservadora ni siquiera en sus apuestas electorales para octubre.
Una muestra de eso es el encargo que le dio Duque de ser ‘madrina’ de Cartagena y supervisar el trabajo del alcalde encargado, el ex congresista azul Pedrito Pereira.
En el cuatrienio anterior, Pereira era uno de los pocos congresistas azules con cercanía con Ramírez en plena puja entre ésta y los barones en el directorio azul y ahora, según el analista político Carlos Suárez, no toma ninguna decisión sin el aval de la Vicepresidenta.
Esa incidencia la tiene como superpoderosa de Bolívar, donde además le dio el guiño a la aspiración a la Alcaldía de La Heróica de Fernando Araújo Perdomo, quien es padre del senador uribista Fernando Nicolás Araújo y quien, como miembro del directorio conservador, estuvo en la orilla de la hoy vicepresidenta en la puja interna de los últimos años
Araújo Perdomo, también es cercano al expresidente Andrés Pastrana y al senador y expresidente Álvaro Uribe - del primero fue ministro de Desarrollo Económico y del segundo lo fue de Relaciones Exteriores-, y como tal representa un puente similar al de la misma Ramírez o al de aliados suyos como la directora de la Agencia Presidencial para la Cooperación, Ángela Ospina de Nicholls.
El impulso de Ramírez a Araújo no necesariamente representa lo que quiere la bancada conservadora del Congreso y, si el ex ministro termina con el aval azul, sería más gracias a ella que a ellos.
Eso es similar a lo que ha ocurrido en Floridablanca, el municipio vecino a Bucaramanga con peso político en Santander.
Allí el alcalde Héctor Mantilla logró elegirse en 2015 con el apoyo de Marta Lucía y desde entonces está lejos de la casa política del exsenador condenado por la yidispolítica Iván Díaz Mateus, a la que derrotó y a la que, como contó La Silla Santandereana, hoy enfrenta por la conformación del directorio departamental del Partido Conservador.
De hecho, así como Araújo está arrancando la campaña con un apoyo empresarial importante y no como ficha de un partido, Mantilla se lanzó a la alcaldía tras retirarse del partido, recogiendo firmas y cautivando con un discurso conservador pero independiente.
Es decir, lo mismo que hizo Ramírez en su aspiración presidencial de hace un año, que la llevó a quedar de segunda en la consulta de la derecha y en convertirse en fórmula del uribista Duque: ser más conservadores de ideología y discurso que de estructura partidista, algo que ha creado resquemores entre los barones azules desde hace años.
A eso se suma que mientras Ramírez fue fuerte crítica del gobierno de Juan Manuel Santos, y como vicepresidenta ha puesto el espejo retrovisor hasta el punto de tener que borrar un trino en el que decía que los cierres de las vías 4G se debían al nuevo gobierno cuando no es cierto, la mayoría de los congresistas azules fueron santistas casi hasta el final.
Eso, cuando la Vicepresidenta tiene natural llegada a la opinión, revive las diferencias, como dicen los congresistas azules sin atreverse a dar la cara para no romper la relación.
Una unidad sin representación burocrática
Aunque cuando Marta Lucía llegó al poder hubo acercamientos entre la bancada y ella, según cinco congresistas con los que hablamos, terminaron sin frutos.
Eso porque a la distancia histórica se sumó la política anticuotas de Duque, y las coincidencias entre Ramírez y los congresistas se quedaron en el campo de lo ideológico sin llegar al de la mecánica política, pues hasta ahora no se ha convertido en representación de los congresistas godos en burocracia, con algunas excepciones puntuales, como la del exgobernador del Valle Ubeimar Delgado, que ahora es embajador en Suecia.
Buscamos a la Vicepresidenta para conocer su posición sobre su relación con la bancada, y no pudimos obtenerla hasta el momento de publicar esta nota. Su jefa de prensa le explicó a La Silla que esa relación es buena, similar a la que tiene con los otros partidos que apoyan al Gobierno.
Pero en la bancada parece haber una herida.
Para cinco congresistas conservadores, que pidieron no ser citados para evitar un choque, Marta Lucía ha tratado de fortalecerse sola, con la agenda independiente que la ha caracterizado.
“Ella no ha mostrado una cercanía con la clase política del partido, pero cuando es con el doctor Araújo, con esa clase política, sí”, le explicó a La Silla uno de esos congresistas.
“Nosotros nunca nos acercamos a ella, eso de que había una cercanía apenas ella llegó a la Vicepresidencia no es cierto”, fue más lejos otro.
En contraste, el presidente del Partido y ex senador, Hernán Andrade, dice que su relación con Marta Lucía es buena y fluida, y que eso encaja en que se sienten parte del Gobierno.
“Si usted ve mi agenda está llena de eventos con el Gobierno”, le dijo a La Silla. Y recalcó que aunque no todo es color de rosa, por la falta de burocracia, tienen el interés de estar al lado del Gobierno para que le vaya bien al país.
Algo similar nos dijo el representante huilense Jaime Felipe Lozada, quien considera que la relación es cordial y está basada en sacar iniciativas que le convengan al país; mientras que la representante tolimense Adriana Magaly Matiz dice que se siente totalmente representada por la Vicepresidenta.
La diferencia entre los que están más contentos y los que lo están menos puede tener el trasfondo de las elecciones locales de octubre, en la que se juegan el sustento de su poder cuando no hay un ‘computador de Palacio’ que les asegure burocracia en lo nacional.