Cómo mejorar el uso de las nuevas tecnologías en nuestro sistema educativo
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A medida que aumentan los avances tecnológicos se producen cambios en los flujos de información, de comunicaciones y en los mecanismos de coordinación que crean nuevas formas de hacer las cosas. Ante este escenario presento tres propuestas para el uso de las nuevas tecnologías en nuestro sistema educativo.
Empecemos con los hechos. De acuerdo con las cifras más recientes y completas, solo entre el 20 y el 25 por ciento de los hogares colombianos (entre 5 millones y 6,25 millones de habitantes) tienen acceso a una computadora. El costo del acceso a servicios de banda ancha sobre el PIB per cápita está alrededor del 15 y el 20 por ciento (entre $1,662,913.92 y $2,217,218.56 de pesos anuales).
Solo el 20 por ciento de los hogares con jóvenes tiene acceso a banda ancha. De toda Latinoamérica, Colombia presenta el menor número de estudiantes por computadora. La brecha entre zonas rurales y urbanas es de menos del 10 por ciento y la variación entre colegios públicos y privados es apenas 1 por ciento. Esto es, estamos ante un problema tanto en las grandes ciudades como en las zonas rurales y casi independiente de que el colegio sea público o privado. Por último, el país tiene el menor número de jóvenes especializados en Latinoamérica (12,5 por ciento), que son los que usan una computadora para “escribir documentos, usar plantillas de cálculo y programas gráficos y educativos y programar”.
Debemos preguntarnos: ¿qué nos hace falta para ampliar la cobertura de computadoras y banda ancha en los hogares?, ¿qué uso le estamos dando a las nuevas tecnologías?, y ¿qué opciones tenemos para darles usos más útiles que puedan mejorar las oportunidades de las personas?
La función de los colegios es transmitir conocimientos, capacidad técnica, valores y virtudes, y promover la adaptación a un mundo cambiante. No obstante, se presentan brechas metodológicas, de contenidos, y materiales (expuestas a detalle). En esta línea, considero varias alternativas que se complementan entre sí.
Primero, se requiere formar a los profesores para el uso de nuevas tecnologías y para que mediante estrategias innovadoras fomenten el uso especializado entre los jóvenes. Entre tantas formas que se desarrollan para aprender (cursos de programación a partir de videojuegos, p. ej., Minecraft) que aumentan el interés y motivan a los alumnos a estudiar más, que facilitan el aprendizaje autónomo y que favorecen que los estilos docentes sean más participativos, flexibles y personalizados. Es inaudito que aún presenciemos solamente el uso de tiza y tablero en colegios y universidades.
La gamificación (introducción de elementos de juegos en contextos ajenos a juegos), implementada en 24 escuelas primarias de bajo rendimiento en Chile que comprende dos sesiones semanales en un laboratorio de computación, ha aumentado 0,27 desviaciones estándar los puntajes de matemáticas en el examen nacional estandarizado chileno (un efecto 4,5 veces mayor que el de ampliar la jornada escolar).
El aprendizaje tiene que ser un proceso que apasione al que aprende y, además, que le demuestre su practicidad. ¿Por qué no elaborar proyectos anuales de investigación que muestren a los jóvenes la función de lo que aprenden con el respectivo acompañamiento?
También debemos evaluar con juicio las limitaciones de las nuevas tecnologías y trabajar en ellas. Las nuevas tecnologías también pueden empeorar la inequidad, el acceso, la comprensión y el aprendizaje juicioso. No debemos cegarnos por la promesa de la tecnología pero tampoco podemos ignorarla, “porque los cambios suceden”.
Segundo, es necesario crear incentivos para que aumente el número hogares con acceso a una computadora y banda ancha. Ante la constante reducción de precios de las computadoras, no cuestan lo mismo ahora que hace 10 años, ¿qué tal subsidiar un porcentaje de su precio o dar un crédito para su compra?, ¿qué tal empezar un programa de donaciones?
No debe ocurrir (porque puede) que en un mundo globalizado solo un número reducido de personas tenga acceso a una computadora, a banda ancha, y a usos especializados, pues deja rezagados a los menos favorecidos y por la forma asimétrica en que se reciben las nuevas tecnologías reduce en término medio las oportunidades de las personas.
Tercero, en cuanto al acceso al conocimiento, es decir, a contenidos que enseñar, estas tecnologías nos presentan las mayores oportunidades. Por ejemplo, en vez de quedarnos en un proceso de prueba y error, ¿por qué no ver los contenidos que se enseñan y exigen los mejores sistemas educativos del mundo?, ¿por qué no ver los desarrollos metodológicos de otros países?
No obstante las respectivas diferencias, imitar y adaptar mientras recortamos distancia no debe descartarse. ¿Cuánto habríamos tardado en inventar la computadora sin las ideas de Babbage o Turing? Los avances suceden por la creación conjunta de conocimiento.
En sus recomendaciones de política pública, Microsoft —sin olvidar su interés económico— hace énfasis en el acceso a estas tecnologías y la capacitación para su uso, y propone que las estrategias para solventarlo (aumento de las computadoras, de la banda ancha, y del personal capacitado) sean implementadas en centros comunitarios y centros vocacionales públicos.
Esto incluye incorporar un curso de programación y otro de administración de empresas. El primero para aprender los conceptos de ciencias de la computación, cómo funcionan las nuevas tecnologías, y desarrollar el pensamiento computacional, el pensamiento lógico y la resolución de problemas. El segundo enfocado en "gestión, financiamiento, mercadotecnia, recursos humanos, uso de la tecnología y contratos con el gobierno", para crear las primeras experiencias empresariales. Estas propuestas también pueden implementarse en los colegios.
De acuerdo con el documento Enseñar Ciencias de la Computación de Microsoft (¡deberían pagarme por toda esta propaganda!), los objetivos de un plan de estudios serían:
a. Entender y aplicar los principios y conceptos fundamentales de las Ciencias de la Computación, tales como la abstracción, la lógica, los algoritmos y la representación de los datos.
b. Analizar problemas en términos computacionales, contar con experiencias prácticas de escritura de programas informáticos con el fin de resolver distintas tipologías de problemas.
c. Evaluar y aplicar tecnologías de la información, incluyendo tecnologías nuevas o desconocidas.
d. Actuar como usuarios responsables, competentes, seguros y creativos de las tecnologías de información y comunicación.
Sobre estos tres puntos que hacen parte del Plan Nacional de Estudios de Inglaterra, y continuando con la experiencia de ese país, hay que implementar la obligatoriedad del curso de computación desde primaria, articular distintos sectores de la sociedad civil (principalmente academia e industria) y delimitar unos objetivos específicos para los planes de estudios.
Este proceso se realizó en cuatro años de 2010 a 2014 en Inglaterra y ha dado lugar al uso del pensamiento computacional para entender y proponer soluciones y crear programas, sistemas y contenidos. Reflexionando sobre su viabilidad fiscal, una alternativa a un costo cero o mínimo es que estos cursos sean dados por estudiantes de universidad públicas como tiempo de corresponsabilidad por el pago que realiza el Estado por sus estudios o por un salario que sea menor al que recibe un profesional.
Sin embargo, de acuerdo con mis anteriores columnas, no podemos descuidar otros puntos. Debemos promover la autonomía de los colegios públicos a la hora de tomar ciertas decisiones, crear incentivos, exigir rendición de cuentas y disminuir la influencia de los sindicatos.
Los incentivos que planteo son los siguientes: financiación de acuerdo a los resultados y a la demanda, seguir una estrategia pedagógica, y permitir la competencia entre colegios públicos y privados. Si duplicamos el presupuesto de educación (ejercicio hecho en una de mis anteriores columnas) y financiamos la demanda, obtendremos la mejor educación de la región. Con la propuesta hecha en esta columna lograremos además una educación enfocada en los retos del siglo XXI.
Comentario final: en el libro Algunos Creadores Del Pensamiento Económico Contemporáneo, Diego Pizano sostiene una conversación con el Premio Nobel de Economía Friedrich Hayek. En su desarrollo, Hayek sostiene que para mejorar el funcionamiento del sistema monetario debe darse la posibilidad de que cualquier banco pueda establecerse en cualquier país, incentivando la competencia entre monedas. ¿Por qué no proponer lo mismo para el sistema educativo, que cualquier colegio pueda establecerse en cualquier país, incentivando la competencia entre colegios? P. ej., que el Auckland Grammar School (colegio neozelandés) pueda abrir una sede en Colombia.
Si no es factible por el estado actual de la política educativa, ¿qué barreras podemos eliminar? ¿qué estímulos podemos ofrecer?
Contexto
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