El acceso a la tecnología y el conocimiento dependen de la cultura
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Es preocupante que en Colombia se ha deteriorado lo que los sociólogos denominan “la esfera pública”, el ambiente en el que se lleva a cabo libremente una discusión informada que permite analizar y resolver problemas sociales, políticos y técnicos y ejercer influencia sobre las políticas públicas que los afectan.
El país también se está alejando del conjunto de comportamientos, valores, actitudes, actividades, costumbres, creencias, expectativas y conocimientos que permitan eliminar obstáculos para la adopción y diseminación del conocimiento que está disponible en la frontera tecnológica mundial.
La capacidad de una sociedad de tener acceso a conocimiento y a tecnología está estrechamente relacionada con sus creencias sobre la naturaleza, la sociedad y la difusión e intercambio de ideas. Tanto la esfera pública como la visión cultural de la naturaleza y el conocimiento parecen ser determinantes de la mayor o menor capacidad para aprovechar los conocimientos disponibles en el mundo.
Se esperaba que la esfera pública se hubiera fortalecido y se hubiera vuelto más relevante con el advenimiento y la popularización del Internet, pero lamentablemente han imperado las emociones y no las reflexiones. Abundan los insultos, las etiquetas y la intolerancia en ese medio, que por otra parte le da el mismo valor a los prejuicios, a los conceptos aventurados y a las intuiciones que a los conocimientos y a las ideas bien fundamentadas.
También nos hemos alejado de la exploración científica y de la adquisición de conocimiento para abrazar y difundir creencias y supersticiones. El retorno a ideas como el creacionismo que contradice el progreso en conocimiento científico sobre la evolución de las especies y el origen de los humanos, la intolerancia o el rechazo de conocimientos y educaciones orientados hacia el análisis y el descubrimiento científico y el desarrollo técnico son obstáculos para el acceso a tecnología y a conocimiento.
Igualmente lo es politizar las discusiones técnicas, como ocurre por ejemplo actualmente en la controversia sobre las bondades y defectos del metro elevado y el metro subterráneo, rica en acusaciones y ataques personales y pobre en argumentos técnicos. Antes de que el ex gerente del metro en la alcaldía de Petro llegara con una posición seria y desinteresada sobre el asunto.
Otra víctima de este mismo tipo de tratamiento ha sido el desarrollo rural que se ha pospuesto una vez más porque un importante componente del acuerdo pactado en la Habana con las Farc es el capítulo sobre ese mismo tema, y porque a alguien en el siglo XIX, y posteriormente a otros en 1994, se les ocurrió que los terrenos baldíos solamente pueden ser aprovechados por campesinos. Medio país se opone a la reforma agraria y la otra mitad a que la tierra que se consideraba baldía en un período determinado en el pasado pueda ser utilizada por productores no campesinos.
Cuando se logra la adopción de tecnologías modernas, su utilización está sujeta a restricciones culturales que impiden su aprovechamiento. Los desarrollos de IT en Colombia y posiblemente en otros países en desarrollo están sujetos desviaciones de origen cultural que impiden que contribuyan a la productividad. Por ejemplo, hasta hace muy poco, los usuarios de una de las principales EPS hacían cola en una ventanilla para que le dieran una orden escrita que provenía de un computador, y pasaban a otra ventanilla en donde se volvía a ingresar la información al mismo computador para que les dieran la cita.
Los que usan internet para sus operaciones bancarias están sujetos a medidas draconianas de seguridad que requieren tener simultáneamente claves que deben estar cambiando cada rato y tener acceso a un teléfono celular en el momento de llevar a cabo la operación para recibir otra clave. Para pagar la tarjeta de crédito de una entidad financiera nacional hay que hacerlo en dos pasos en los que se solicita la misma información para hacer el pago en pesos de los gastos en esa moneda y luego para hacer los correspondientes a gastos en dólares.
Los recientes desastres en infraestructura que le han hecho mucho daño al prestigio de la ingeniería en Colombia están menos relacionados con errores de cálculo y más con malas prácticas administrativas o corrupción, que tienen un origen cultural.
Sobre estos temas han salido recientemente artículos que han sido la fuente de los conceptos y comentarios aquí expuestos. El más reciente apareció en The Economist con el título “The Uncultured Science” que se refiere al trabajo de Enrico Spolatore y Roman Wacziarg (por ejemplo “Long Term Barriers to Economic Development”, NBER, Working Paper 19361, Agosto de 2013) y principalmente al libro “A Culture of Growth” de Joel Mokyr (Princeton University Press 2016). Sobre el mismo libro hay un artículo en el Financial Times (Diane Coyle, “A Culture of Growth by Joel Mokyr- why did the Industrial Revolution happen?”.
El análisis y discusión de esta literatura son especialmente valiosos para Colombia que padece simultáneamente de una división política que no concibe el diálogo como elemento útil o inclusive necesario para resolverla, de un retroceso en su apetito por conocimiento y tecnología y un regreso al fanatismo religioso y la superstición. Estos factores inciden negativamente sobre su capacidad del país de crecer y alcanzar su potencial de desarrollo porque crean obstáculos a la transmisión de conocimientos y a la adopción productiva de tecnología.
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