Ministerio de Ciencia-Colombia: la historia de un sueño

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La célebre frase que indica que “quien no conoce la historia está condenado a repetirla” parece aplicar -desafortunadamente- para el caso del MinCiencias. La conveniencia de la transformación de COLCIENCIAS en el Ministerio de Ciencia, el tiempo la evidenciará.

La historia reciente…

Previo a la promulgación de la Ley 1286 de 2009 tuvo lugar una discusión acerca de la figura administrativa más conveniente para la Ciencia, la Tecnología y la Innovación-CTeI en Colombia. Con dos opciones sobre la mesa (un departamento administrativo o un ministerio), los científicos y académicos a quienes consultaron, expusieron los pros y los contras de transformar el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología “Francisco José de Caldas”; finalmente la balanza se inclinó hacia la creación del Departamento Administrativo de CTeI-COLCIENCIAS, debido entre otros al temor de politizar la entidad y convertirla en un fortín burocrático más -siendo ministerio-. La postura del gobierno y de los legisladores de entonces -y los actuales- ante los costos que demandaba un cambio en la figura administrativa (nuevos cargos, nuevas instituciones, nuevas dependencias) fue apoyar dicha figura sin que conllevase adición presupuestal, ni para funcionamiento, tampoco para inversión. Así las cosas, si la transformación del Instituto se daba a “costo cero”, era preferible migrar hacia un departamento administrativo.

El balance de estos casi diez años que alcanzó a cumplir COLCIENCIAS como departamento administrativo, muestra efectos tanto positivos como negativos. Los resultados de la CTeI derivados de la ejecución de programas, planes y proyectos se asocian con un crecimiento en la educación superior (en donde se ubican más del 80 % de los grupos de investigación, desarrollo tecnológico e innovación, e investigadores y creadores).  Los recursos procedentes de las regalías desde donde se destinó un 10 % para inversión, han permitido parcialmente sufragar proyectos y promover la formación de recurso humano a nivel de posgrado. Sin embargo, no se ha logrado comprender que no se trataba de reemplazar, sino de adicionar recursos al precario sistema de CTeI y que las regalías, al proceder de la explotación de recursos no renovables, no son una fuente estable, menos incremental de recursos financieros (como los que se han requerido para fortalecer los sistemas de CTeI del mundo desarrollado). Los recursos de regalías asignados bajo convocatorias públicas y abiertas, evaluadas por pares, son parte del balance positivo de estos diez años.

No obstante, se pudo concluir también que el temor a la politización estaba bien fundamentado. Después de su transformación, llegaron a la dirección de COLCIENCIAS, recomendados políticos que quizá bien intencionados experimentaron en el cargo, con las consecuencias que conlleva la improvisación y la desconexión con la comunidad que representa la entidad. Se logró ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos-OCDE, pero para el caso de la ciencia, “maquillando” indicadores*. Nueve directores en ocho años, eslóganes vacíos que referían una locomotora de innovación que nunca arrancó o un cheque simbólico que anunciaba una meta -ficticia- del 1 % del Producto Interno Bruto-PIB para CTeI, son parte del triste balance del Gobierno Santos para la ciencia colombiana.

En el año 2014, cuando se evidenciaba un nuevo recorte a la ciencia y el presupuesto anunciado para 2015 estaba comprometido en más de un 70 % para las becas doctorales, el profesor Fánor Mondragón, para el momento Vicerrector de Investigación de la Universidad de Antioquia, planteó en la Dirección de Fomento a la Investigación de COLCIENCIAS** la necesidad de reformar el Sistema de CTeI, lo que incluía la búsqueda sostenida de recursos y la generación de una verdadera política de Estado para la ciencia y la innovación en Colombia.

De este modo, el profesor Mondragón además de la idea, estructuró un documento que fue enriquecido por colegas de Colombia y del exterior, así como por COLCIENCIAS, quien lo complementó con un exhaustivo análisis de sistemas de ciencia de distintos países. Considerando todos los aspectos se concluyó que para Colombia era indispensable un ministerio cuyo líder tendría entre otros por tarea, el gestionar los recursos necesarios ante entidades que como el Departamento de Planeación Nacional-DNP o el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, siempre habían tratado a COLCIENCIAS como una dependencia subordinada.

Entre los años 2015 y 2016 se desarrollaron las primeras movilizaciones en la historia del país, encaminadas a reclamar un presupuesto adecuado para las metas propuestas en el sector de la Ciencia. Con el documento ya avanzado en forma y contenido, la comunidad científica y académica se unió en torno a los propósitos de reclamar el presupuesto y de crear una nueva institucionalidad para el sector; aún los más escépticos terminaron apoyando la idea, que jamás consideró la transformación, la fusión o la combinación de COLCIENCIAS con ministerio. 
Una nueva institucionalidad dependía del ejecutivo. Las esperanzas eran mínimas considerando que el presidente Santos jamás tuvo a bien conceder una audiencia a los presidentes de las Academias de Ciencias de Colombia; menos contemplaría la creación de ese ministerio. Sin rendirse, el paso siguiente fue buscar su creación vía legislativa. Así, el profesor Mondragón y su equipo de colegas y amigos, emprendieron la misión de sensibilizar a parlamentarios de distintos partidos, entregándoles el documento con la propuesta de un sistema de CTeI, que incluía como prioridad la creación del ministerio.  Congresistas de los partidos Liberal, Conservador, Verde, de la U, Polo y Centro Democrático recibieron la propuesta justificada para la que se solicitaba su apoyo. Las respuestas fueron variadas: “con un ministerio no solucionaremos tantos problemas”; “no podemos apoyar una iniciativa que no cuente con el visto bueno del presidente”; “es preferible buscar los recursos suficientes para COLCIENCIAS antes de crear más burocracia”, hasta la recibida por parte del entonces representante, hoy senador, Iván Darío Agudelo, quien aceptó llevar la idea, tanto al ejecutivo como al legislativo.

En paralelo, la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales creó la Comisión de Ciencia, Tecnología y Sociedad Innovadora, liderada por el profesor Mondragón, la cual se encargó de promover las discusiones sobre la creación del ministerio, abordando otros aspectos académicos y políticos para el sector, de cara al escenario electoral del 2018. De este modo y tomando como uno de los puntos preponderantes la idea del sistema y del ministerio, la Academia planteó en el documento “Desafíos 2030” (1) lo fundamental para la ciencia y la educación, contemplando el cambio de gobierno, como horizonte. Políticos y aspirantes a diversos cargos de elección popular atendieron la invitación de la Academia; muchos comprendieron la importancia de los planteamientos presentados (sistema, ministerio, COLCIENCIAS, recursos suficientes y sostenidos, meritocracia), pero fue el representante Agudelo quien una vez electo como senador, continuó adelante con el proyecto legislativo de creación del Ministerio de CTeI-MinCiencias, que ya con el apoyo del presidente Duque, se materializó en la Ley 1951 de 2018 (2).

 

Los sinsabores…

El interés del presidente Duque por acercarse a la Academia, los anuncios hechos durante su visita a la misma recién electo, así como la puesta en marcha de la segunda Misión de Sabios, acallaron las voces inconformes de quienes veían con desconfianza la transformación de COLCIENCIAS en el MinCiencias. Sin embargo, un sabor agridulce tuvo la noticia de su creación.  Desde la Academia siempre se insistió en la inconveniencia de transformar o fusionar COLCIENCIAS. No se pretendía contar con el cargo de ministro, se trataba de tener un sistema con ministerio y COLCIENCIAS, conservando este departamento administrativo como la dependencia que ejecutaría las políticas diseñadas por el primero. Tampoco era lo correcto crear un ministerio a “costo cero” (Déjà vu), con una planta de personal de menos de 50 funcionarios y más de 400 contratistas. Una mayor burocracia sin recursos ni para funcionamiento ni para inversión. De no ser por los 78.500 millones logrados en la Mesa de Diálogo con el Movimiento Universitario**, en diciembre 14 de 2018, el MinCiencias, hubiese empezado su operación en 2020, con menos presupuesto que el que tuvo COLCIENCIAS en 2019. 

Por lo anterior, tanto expectativas como incertidumbre son grandes, salvo por la designación de una científica como la primera ministra de CTeI de Colombia. A la doctora Mabel Torres le esperan significativos retos que con seguridad está en todas las condiciones de asumir. Será la voz que convoque a las necesarias discusiones sobre temas trascendentales como el fracking y la minería ilegal, será la garante de las debidas destinaciones del Fondo de Investigación en Salud-FIS cuyos rubros se han desviado para atender necesidades del sector que simulan ser ciencia, será quien, con su voz respetuosa, pero firme, ayude a fijar posiciones y a ilustrar las decisiones basadas tanto en el conocimiento científico como en la ética. Será la responsable de darle forma a la economía naranja retomando el trabajo realizado -con tanto rigor- por las comunidades de arte, diseño y arquitectura, el cual reconoce y valora el conocimiento generado desde la creación. Con su designación basada en el mérito, en segundo plano quedan características importantes, pero no esenciales como ser mujer o afrodescendiente; porque el mérito, la producción científica reconocida por pares y el pensamiento crítico no dependen del género, ni de la raza. Más aún, el feminismo mal comprendido ha conducido a silencios cómplices con mujeres que han mostrado gestiones mediocres, en cargos académicos administrativos estratégicos, que deberían conducirnos a mejores destinos. Lo mismo debería esperar ella de la comunidad académica, a quien le es propia la crítica; lo que no debe traducirse en falta de apoyo a su gestión. Todo lo contrario.

Este 2020 será el año de la puesta en marcha de los planteamientos de la Misión de Sabios, de la reorganización de un sistema de CTeI en cabeza del MinCiencias, será el momento de ver materializado un sueño, que se espera no se convierta en pesadilla, ni siquiera en un mal sueño.

 

Notas: 
- Se necesita más y mejor relacionamiento entre científicos y políticos, buscando gestionar de manera más expedita las reformas y los recursos que demanda el sector.

- Se requiere más pedagogía para políticos y medios de comunicación. Para comenzar: El posdoctorado no es un título académico, es una posición laboral. Por ende, no es correcto afirmar que un profesional cuenta con posdoctorado.

- No es conveniente llevarse el MinCiencias a Medellín como lo propone su alcalde, hasta tanto no sea una institución madura, y ni así. La descentralización institucional debe ser una decisión pensada para todos, no para algunos. Parte de las ventajas avizoradas para este ministerio es su posición estratégica en el Consejo de Ministros y su interacción con las demás instituciones de donde se pueden lograr recursos, lo que ocurre, en gran parte en la capital. Sería deseable que Medellín y Bogotá fortalezcan sus subsistemas de CTeI y más bien se articulen debidamente con el MinCiencias. 

 

Declaración de Interés y Referencias

* Se indicó que Colombia invertía el 0,67 % de su PIB en Ciencia y Tecnología, creando un indicador no reconocido usualmente: Las Actividades de CTeI-ACTI. Dichas actividades incluyen la obra civil (construcciones) en las que se desarrollan actividades de CTeI. En el mundo, el indicador usado es I+D -Investigación y Desarrollo- que refiere al recurso invertido en proyectos de investigación y desarrollo tecnológico sin contabilizar el costo de la infraestructura usada como escenario natural para la ejecución de los proyectos.  Aún Colombia no supera el 0,3 % de su PIB en I+D.

** Declaración de Conflicto de Interés: Fui Directora de Fomento a la Investigación en COLCIENCIAS entre los años 2013 y 2015. Hago parte de la Mesa de Diálogo para la Construcción de Acuerdos para la Educación Superior Pública, como parte de los profesores designados por única vez por las plataformas estudiantiles.

1. https://drive.google.com/file/d/1zQsOrkL34PgcH8l8waAUP-2c2BvfD8Xh/view
2. http://es.presidencia.gov.co/normativa/normativa/LEY%201951%20DEL%2024%…

 

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*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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